Haciendo míos los versos de Antonio Machado, a lo largo de este 2016 he andado muchos caminos y abierto muchas veredas. Gracias a esta bendita profesión de juntaletras que me ha permitido seguir conjugando el verbo viajar, sí, pero sobre todo porque, a pesar de tener la piel curtida por las sendas que un día pisé y los soles que me alumbraron, conservo intacto mi espíritu de niña inquieta y preguntona. Aquella que nunca duerme bien la noche previa a la partida, que sabe que cualquier destino esconde una historia que merece ser contada, que ama lo desconocido y se reconoce en lo cercano. Que no ha contemplado dos amaneceres iguales ni dos atardeceres parejos.
Como comenté en su día, viajo porque es mi pan y mi sal, porque nunca supe ni quise estarme quieta, porque es el mejor antídoto para no aburrirme de mí misma. ¿Sus efectos secundarios? Amplitud de miras, ser consciente de que el mundo no acaba en mi realidad, aprender a calzarme los zapatos del otro, crecer, mejorar, tratar de sumar y no restar… Nunca un prospecto encerró tantas lecciones de vida.
Ahora, a escasas horas de un nuevo año, toca a hacer balance de lo vivido, de lo viajado. Nadie me obliga a hacerlo. Es más, lo hago para mí. Para disfrutar recordando, para luchar contra el olvido. Para que cuando la memoria falle pueda tirar de archivo y revivir qué supuso este 2016.
Si odias este tipo de resúmenes, es el momento de salir pitando. Si sientes curiosidad por saber dónde he estado y qué he sentido en cada horizonte conquistado, siéntate a mi lado. Comenzamos.
Índice de contenidos
- 1 El Territorio de la Sidra y la gran fiesta del txotx en Guipúzcoa
- 2 Laponia noruega, el lugar donde se cumplen los sueños
- 3 Trip-drop: viaja, da y recibe
- 4 “¿Y nuestros pijamas?” (Costa Brava)
- 5 Helsinki, Turku y Naantali: una nueva escapada a Finlandia
- 6 Vigo y un password, Terras de Pontevedra y un puñado de hórreos
- 7 Tierra Estella, la esencia rural de Navarra
- 8 Oporto, sin más
- 9 Rumbo al sur: la Costa del Sol y la provincia de Sevilla
- 10 Vitoria-Gasteiz, Jerez de los Caballeros, Ámsterdam, Plasencia, Barcelona y una buena calçotada
- 11 La viajera que he sido, la que soy y la que quiero ser, y otros desnudos del alma
El Territorio de la Sidra y la gran fiesta del txotx en Guipúzcoa
Laponia noruega, el lugar donde se cumplen los sueños
No pidas que escoja un momento de mi viaje a la Laponia noruega. Sencillamente no puedo. Allí escuché el sonido del silencio, me enamoré de la fisonomía de los inviernos del norte, dejé que unos huskies guiaran mi trineo atravesando el gran vacío blanco, dormí en un hotel de hielo, me reencontré con el pueblo sami y me emocioné hasta las trancas al contemplar de nuevo una aurora boreal. No. Una sola postal no puede dar cobijo a tanta belleza. Además de imposible, resultaría injusto porque solo por experimentar una de estas vivencias ya vale la pena viajar a este cautivador confín del mundo. Más allá del Círculo Polar Ártico, en una región en la que la naturaleza es dueña y señora de cuanto sucede a su alrededor.
Trip-drop: viaja, da y recibe
En este resumen no podía faltar el el gran proyecto solidario de Trip-drop, una plataforma sin ánimo de lucro que localiza, contrasta y difunde las necesidades de ONGs de todo el mundo para que puedas ayudarles personalmente mientras viajas. No lo olvides: si te implicas con la realidad de los países que visitas y sabes ver más allá de tu ombligo, trip-drop.com es la web que debes consultar antes de cada viaje.
“¿Y nuestros pijamas?” (Costa Brava)
Atravesamos el pueblo. Las indicaciones de centro y playas quedan atrás y temo que se den cuenta. Nos detenemos frente a la entrada de un hotel. Sus preciosas vistas sirven de excusa. Cae la tarde al son de un café y el deberíamos volver no se hace esperar. “Bien, pero antes quiero enseñaros algo”. Un guiño a la recepcionista. Un ascensor que sube a la última planta. Una puerta que se abre y un pastel en la habitación. Caras de sorpresa, abrazos y alguna lágrima. Una escena que nunca olvidaré con las 80 primaveras de mi padre y el Mediterráneo como telón de fondo. Viajé con ellos en busca de los paisajes que nos acompañaron desde que tengo uso razón. Cadaqués, Roses, Portlligat, L’Estartit, El Port de la Selva, el Cap de Creus… En la Costa Brava, ese mágico tramo del litoral catalán que llevo conmigo adonde quiera que vaya.
Helsinki, Turku y Naantali: una nueva escapada a Finlandia
En abril regresé al norte de Europa para asistir al Finnair’s Press Day, el encuentro anual en el que esta aerolínea finlandesa presenta a los medios de comunicación sus principales novedades. Además de reencontrarme con una vieja conocida como es Helsinki, descubrí el encanto de Turku, la antigua capital de Finlandia, una atractiva ciudad donde la vida transcurre en tono nórdico, la misma cadencia que reina en su archipiélago formado por más de 40.000 islas e islotes. Y también su vecina Naantali, la ciudad del sol de Finlandia, donde me relajé disfrutando de su fórmula de turismo sostenible y slow. Imposible olvidar aquellos atardeceres en el muelle de mi hotel. Sola, en silencio, sintiendo el frío en el rostro y el abrigo del Báltico.
Vigo y un password, Terras de Pontevedra y un puñado de hórreos
“¿La clave de wifi? mirandoalmar.” Sucedió en un restaurante de Vigo, entre navajas de buzo, centollas, arroces y vinos, y a esta sirena, demasiado tiempo varada en tierra, se le iluminó el alma. No podía ser de otra manera en una ciudad nacida del mar, donde las historias de corsarios y tesoros siguen vivas. Surqué su ría, contemplé las Cíes desde lo alto, pateé su Casco Vello, recorrí sus playas, me entregué a su noche. ¿No hay mucho que ver en la mayor urbe de Galicia? A otra con ese cuento.
Hórreos que juegan con la marea, piedra, teja, cruceiros y viejos relatos de meigas. Otra imagen marinera esta vez en Combarro, en Terras de Pontevedra, en el corazón de las Rías Baixas. Una mancomunidad turística que me ayudó a paliar la gran deuda que tengo con Galicia entre arte rupestre, espacios naturales y gastronomía con mayúsculas.
La monumental y acogedora Estella-Lizarra, espacios naturales como el Nacedero del Urederra, hallazgos subterráneos como la Cueva de los Cristinos, pueblos que demandan una escapada rural, los peregrinos del Camino de Santiago… Estas son las postales viajeras que traje conmigo de Tierra Estella, una merindad de la llamada Zona Media que resume lo que es Navarra. Tierra de trufas, sales únicas, quesos y mieles. De pacharán, vinos que no necesitan presentación, espárragos y chuletones. ¿Comí bien allí? La duda ofende.
Oporto, sin más
‘Quem gosta vem, quem ama fica’ (A quien le gusta viene, quien ama se queda). Nada más que decir, ya habrá tiempo para hacerlo. Por ahora, simplemente, Oporto, donde se quedó un pedacito ‘do meu coração’.
Rumbo al sur: la Costa del Sol y la provincia de Sevilla
Proponerme viajar al sur y venirme arriba es todo uno. No puedo evitarlo. Me encanta su gente, me engancha su clima, su cocina, su patrimonio, su mar. Por eso disfruté cada paso dado en la Costa del Sol. Conociendo Málaga, avistando Ronda desde el Tajo, viendo como el sol se desplomaba en el Torcal de Antequera, practicando kayak en Nerja, dejando que me mimaran en un hammam.
En el sur también descubrí que si Sevilla tiene un color especial (epíteto tan trillado como acertado), a su provincia habría que adjudicarle todo un aircoíris. Un tramo del Rocío en carriola, senderismo en la Sierra Norte, marismas y arrozales, enclaves arqueológicos, cigüeñas blancas y flamencos… Es cierto, hay otra Sevilla que reclama ser descubierta y que no merece ser eclipsada por el brutal embrujo de la capital andaluza.
Vitoria-Gasteiz, Jerez de los Caballeros, Ámsterdam, Plasencia, Barcelona y una buena calçotada
La capital de Álava me ganó con el trazado medieval de su casco histórico, con su Anillo Verde, su oferta cultural, su ambiente nocturno. Euskadi es uno de mis destinos preferidos y este próximo año mi mira está puesta en Bilbao, que ya toca dejarse caer por allí.
Jerez de los Caballeros, por su parte, con su aspecto de pequeña ciudad con alma de pueblo, de enrevesadas y empinadas calles cargadas de historia en las que aún resuenan los ecos de la Orden del Temple, y con los verdes lienzos de prados, encinas y alcornocales que dan forma a la extensa dehesa extremeña.
De Ámsterdam poco puedo decir puesto que solo pasé una mañana en sus calles y, sencillamente, no tengo base para una opinión. Lo que sí puedo afirmar es que en Palencia probé la que dicen es la mejor tortilla de patata de España, que experimenté qué se siente al saltar de un avión a 4.000 metros de altura en el túnel de viento de Windobona, que Barcelona para mí siempre será la mejor ciudad del mundo y que este 2016 se cerró con el mejor sabor de boca: una calçotada en Valls.
La viajera que he sido, la que soy y la que quiero ser, y otros desnudos del alma
En estos meses de nuevo encontré tiempo para lanzar mis reflexiones en voz alta. Para soltarme la melena y colocar bajo mi microscopio la figura del rey de los viajes. Un divertimento literario, una hipérbole mayúscula llena de típicos y tópicos, que se pergeñó con ironía, desenfado y un toque gamberro. Nació para robar sonrisas, y a tenor de su acogida, creo que cumplió su objetivo.
También me puse solemne y nadé sin guardar la ropa para analizar la viajera que he sido, centrarme en la que soy y soñar despierta con la que quiero ser. Incluso me atreví a conjugar el más adictivo y generoso de los verbos: viajar. Me cito a mí misma: “aquel que te da absolutamente todo a cambio de algo tan básico como el respeto. Por las gentes, culturas y credos que halles a tu paso, por la naturaleza que te rodee, por este mundo en el que nos ha tocado vivir, tan cuajado de defectos como henchido de virtudes. Respeto, una sustantivo que no debería tener ni un ápice de abstracto y sí un universo de realidad.”
Así fue, así lo recuerdo y así lo viví. Un año en palabras, un puñado de fotos y mil sensaciones que quedaron en la recámara. Mi adiós al 2016 y mi nice to meet you, 2017. Una película a punto se estrenarse con un elenco de lujo: nosotros. ¿Mi deseo? Que su metraje sea lo suficientemente largo para permitirnos alcanzar nuestros sueños, afrontar nuevos retos y, sobre todo, pese a los baches del camino, seguir en la carretera con una sonrisa por bandera.
Feliz año nuevo y recuerda, #viajaydejaviajar.
Me gustó este aporte. Te felicito. Continuaré leyendo tu blog, Gracias.
Muchísimas gracias, Jonas. Bienvenido a mi rincón viajero. Un saludo
Feliz año y que 2017 siga siendo un año muy viajero!!! Ha sido un placer conocerte por fín!!! Un abrazo
Lo mismo te deseo, Fran. Eres tan genial, divertido y amable como suponía tras tantos años de comunicación online. Estoy deseando que nos volvamos a ver. Un abrazo enorme 😉
Fantástico 2016 viajero el que has tenido, aunque estoy convencida que tu 2017 no se quedará atrás y ya estoy deseando que nos lo cuentes, que es un gustazo leerte juntaletras!!!
Me han encantado tus historias como siempre, tanto me quedo con tu espectacular viaje a la Laponia Noruega como con ese recuerdo entrañable de la sorpresa a tus padres, que seguro que fue muy emocionante!!!
Hay que disfrutarlo todo en esta vida… te deseo de corazón un muy feliz 2017!!!
Mil gracias, Núria. Ojalá este 2017 me tenga reservados muchos más viajes para poder seguir enseñándoos el mundo tal y como yo lo veo. Feliz año para ti también. Un fuerte abrazo
Feliz 2017! Que sea tan viajero y experimental o más, como el que estamos dejando atrás.Cómo me gusta tu escritura! Que gran número de experiencias viajeras en un año!Pero reconozco que la que más me ha atrapado es la de Laponia Noruega, ya me atrapaste en tu charla , cuando nos hiciste cerrar los ojos y leyéndote otra vez lo has conseguido, espero experimentar todo lo que describes en muy poco tiempo! Un abrazote me quedo también con el superhastag #viajaydejaviajar un fuerte abrazo! Me alegra que este 2016 haya puesto en mi camino gente tan increíble como tú. Muuuua
Mil gracias, Irene. Sin duda, lo mejor de la vida es las personas que hallamos en el camino. Gracias también por venir a charla. Ver vuestras caras me tranquilizó un mundo. Ojalá que ese sueño lapón supere todas vuestras expectativas. Un fuerte abrazo y feliz año nuevo, pareja.
Feliz Año! Y que nos sigas contando tus viajes para convertirlos también en los nuestros!
Precioso mensaje, Mariví. Mil gracias por estar siempre. También al otro lado de esta pantalla. ¡Feliz año, bonita!
Sigue así viajera. ¡Disfrutando de la vida como tú sólo sabes! Feliz año
Trataré de que así sea pero ya sabes que cambiaría cualquier destino por estar más tiempo contigo, con vosotros. ¡Feliz año, amiga mía!
Enhorabuena bella viajera….gracias por acercarnos de una forma mágica a cada rinconcito del mundo…
Feliz año!!!
Gracias a ti por acompañarme siempre en esta aventura. ¡Feliz año, Elsa!