Buonvivere Blog Tour: primeras impresiones de estos días en Forlì-Cesena

Buonvivere Blog Tour: primeras impresiones de estos días en Forlì-Cesena

Acabo de volver de Italia y ya la echo de menos. Será por la proximidad geográfica, por el carácter mediterráneo que compartimos, por la historia que cuenta cada una de sus ciudades, por su gastronomía…  No lo sé. Lo único cierto es que en Italia me siento como en casa. ¿Por qué no decirlo? La bota de Europa que me tiene completamente enamorada desde que puse por primera vez mis pies en ella con diecisiete añitos.

Estos días que he pasado recorriendo la provincia de Forlì-Cesena en el #buonvivere blog tour no han hecho sino confirmármelo. Gracias a mi anterior viaje a Cesenatico, ya conocía un pedacito de la costa de Emilia-Romagna. Ahora ya sé qué secretos guarda en su interior.

Piazza Giovanni Paolo II. Cesena

Museo San Domenico. Forlì. Italia

A nivel personal puedo decir que este viaje también ha sido todo un descubrimiento. Como ya comenté en mi anterior post, he tenido la inmensa suerte de compartir esta experiencia con grandes blogueras de viajes de las que he aprendido muchísimo. Como personas y como grandes profesionales de la comunicación viajera. También me ha servido para darme cuenta de que mi inglés es bastante mejor de lo que me temía y de que debo seguir aprendiendo italiano porque es un idioma que me encanta.

El grupo de blogueras del #buonvivere al completo. Piazza del Popolo. Cesena. Italia

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Penny Sadler, Alessandra Catania, yo, Cacinda Maloney, Lanora Mueller, nuestra guía en Cesena, Catherine Sweeney y Megan Smith.

¿Qué he hecho durante estos cinco días? Además de visitar preciosas ciudades como Cesena y Forlì y descubrir rincones llenos de encanto como la pequeña Dovadola, he tenido tiempo para comprobar en primera persona la esencia del buen vivir. Son muchas las actividades que hemos realizado. Buena parte de ellas relacionadas con el mundo de la gastronomía y el vino -que trataré en un futuro artículo-, pero también otras que he decido englobar bajo el epígrafe de mens sana in corpore sano.

Una tarde de vendimia en los viñedos de Altavita

Piadina y embutidos. Trattoria Montepaolo. Dovadola. Italia

Como la experiencia termal que los organizadores de la Settimana del Buon Vivere nos tenían preparada en las Terme della Fratta de Bertinoro. Tras una larga jornada de viaje, con madrugón incluido para coger el avión, te aseguro que disfrutar de su circuito termal y de sus instalaciones fue algo absolutamente reparador. O como la sesión de entrenamiento que llevamos a cabo en el cuartel general de Technogym -empresa líder en el campo del wellness y el fitness-, con un entrenador personal que, todo hay que decirlo, fue muy benevolente con nosotras. Incluso realizamos un taller de belleza en el que aprendimos a crear una crema limpiadora utilizando solo productos bio-ecológicos en la tienda de Bella Bio de Forlì.

Terme della Fratta. Bertinoro. Foto Terme della Fratta

Technogym Village

Taller de belleza con productos bio-ecológicos

¿Un viaje de chicas y para chicas? Exacto. El tema central de este año de la Settimana del Buon Vivere era el papel de las mujeres para construir un mundo mejor y confiaron en nosotras para difundir que, verdaderamente, en estas tierras son expertos en el arte de saber vivir.

Un momento de relax en la casa de turismo rural Castrum Sagliani. Saiano di Cesena. Italia

No puedo concluir este resumen inicial sin mencionar el que para mí fue uno de los momentos más auténticos de este blog tour. La tarde que conocí a Luigi Foscolo Lombardi. Los que me conocéis ya sabéis que, si tengo que escoger entre un monumento espectacular y una buena historia, siempre elegiré lo segundo. Y es que para mí, sin duda, lo mejor de un viaje es la gente que te encuentras en el camino.

Luigi Foscolo Lombardi en su taller de Dovadola. Italia

Este hombre, lutier de profesión y vocación, construye y restaura instrumentos musicales en La Bottega del Legno, su taller de Dovadola. Este espacio, fundado por su abuelo en 1897, es un lugar mágico en el que el tiempo parece haberse detenido. Mires donde mires, ves obras terminadas y otras a medio hacer, violines y contrabajos, herramientas, y listones y tablas de madera. Con su voz pausada y sus manos de artista experimentado, nos mostró su trabajo,  tocó para nosotras y nos regaló deliciosos pensamientos como que para construir un buen instrumento hay que saber escuchar a la madera.

Detalle de La Bottega del Legno, el taller de Luigi Foscolo

También nos relató una de esas historias que consiguen calarte hasta los huesos. Su padre, cuando estaba detenido en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, fue capaz de construir un violín con los pocos medios que tenía a su alcance. El cuerpo con unos trozos de madera, el arco, con una vieja sombrilla. Los oficiales lo destruyeron en numerosas ocasiones hasta que el sonido de sus notas llegó a oídos del general al mando. Él, otro enamorado de la música, sí supo valorar su arte y le suministró una camioneta llena de herramientas y madera para que siguiera con su trabajo. ¿El resultado? Logró crear 45 instrumentos y formar una pequeña orquesta que no entendía de barrotes, alambradas ni nacionalidades.

Con las palabras de Luigi resonando todavía en mi cabeza, acabo la primera entrega de mis andanzas en Forlì-Cesena. Espero haber despertado en ti las ganas de saber más sobre esta provincia italiana que me ha dejado tan buen sabor de boca.

Nota: durante este blog tour nos alojamos en el Centro Residenziale Universitario de Bertinoro, un imponente conjunto monumental situado en la cima de esta bonita localidad. Nuestras habitaciones estaban situadas en el Ex-Seminario Vescovile, un antiguo convento del siglo XVIII completamente restaurado. Y, sí, antes de que me lo preguntes, teníamos wi-fi gratuita.

Postales de Chueca: un recorrido muy personal por uno de los barrios más auténticos de Madrid

Postales de Chueca: un recorrido muy personal por uno de los barrios más auténticos de Madrid

Cuando me preguntan cuál es mi barrio favorito de Madrid, ese del que nunca me canso y que sí o sí recomiendo conocer, siempre contesto que no tengo uno sino dos: Malasaña y Chueca. Dos vecinos bien avenidos del distrito Centro de Madrid.

Como a Malasaña ya le dediqué en su día un reportaje, es justo que ahora haga lo propio con Chueca, una barrio conocido por su carácter tolerante, algo canalla y cosmopolita a más no poder. El barrio de las libertades, el más gay friendly de Madrid. Un soho castizo que en un puñado de calles concentra una oferta comercial y de ocio con cientos de propuestas. Bares de toda la vida, restaurantes de lo más cool, galerías de arte, librerías, museos, mercados… Su nombre es Chueca. Su apellido: diversidad. Lo encontrarás a unos pasos de la Gran Vía, entre las calles Fuencarral y Barquillo.

Boca de metro de Chueca. Madrid

Una buena forma de tomarle el pulso a Chueca es conocer las principales plazas que articulan este barrio. Empezando por la que le da nombre, la Plaza de Chueca, dedicada al compositor de zarzuelas Federico Chueca. Sus terrazas están llenas a cualquier hora del día y la boca de la estación de metro, situada en la misma plaza, es uno de los lugares más típicos para quedar en el centro. Si tu visita coincide con la hora del aperitivo, te recomiendo que te acerques a la Bodega Ángel Sierra, una taberna de las de toda la vida en la que sirven un delicioso vermouth de grifo con un pinchito de pepinillo y anchoa. Si es fin de semana, seguramente tendrás que tomártelo en la calle porque suele estar hasta la bandera. ¿Qué esperabas? Estás en el corazón de Chueca (Calle de Gravina, 11).

Plaza de Chueca. Madrid

Bodega Ángel Sierra. Madrid

Justo detrás de esta plaza, en el nº 24 de la calle Augusto Figueroa, está el Mercado de San Antón, un paraíso de las compras gourmet que empezó siendo un mercadillo callejero en el siglo XIX. El actual mercado, inaugurado en 2001, es uno de los más visitados de Madrid. Un espacio moderno y vanguardista de tres plantas con tiendas de productos frescos y puestos de show cooking y take away. En la tercera planta está el restaurante La Cocina de San Antón que cuenta con una coqueta terraza con vistas a los tejados de la capital.

Interior del Mercado de San Antón. Madrid

Terraza del restaurante La Cocina de San Antón. Chueca. Madrid

Si continuamos bajando hacia la Gran Vía, enseguida llegaremos a los otros dos centros neurálgicos de Chueca: la Plaza Vázquez de Mella y la Plaza del Rey. En la Plaza Vázquez de Mella, con su curiosa combinación de fachadas decimonónicas y otras más modernas, encontrarás uno de los sitios más de moda de Madrid: la terraza del hotel Room Mate Óscar. Este oasis urbano es una de mis terrazas preferidas de Madrid. El sitio perfecto para empezar a exprimir las noches de Chueca con un cóctel en la mano, mientras disfrutas de unas panorámicas increíbles del skyline madrileño.

Plaza Vázquez de Mella. Madrid

El skyline de Madrid desde la terraza del hotel Room Mate Óscar

Vista nocturna de la Plaza Vázquez de Mella. Chueca. Madrid

Por su parte, la Plaza del Rey es otro bonito rincón de Chueca en el que hacer un alto en el camino. Aquí se encuentra la llamada “Casa de las Siete Chimeneas», un histórico edificio madrileño de 1574 que durante un tiempo fue propiedad del Marqués de Esquilache. Hoy en día, es la sede del Ministerio de Cultura de España.

Plaza del Rey. Madrid

Calle de la Libertad. Chueca. Madrid

Hablando de cultura, en Chueca se puede visitar el Museo del Romanticismo que alberga una interesante colección de pinturas, mobiliario y artes decorativas del siglo XIX. Este museo, situado en un precioso palacete de estilo neoclásico, guarda un secreto en su interior: el Café del Jardín. Un lugar encantador para desconectar del bullicio de las calles de Chueca. La entrada es libre (C/ San Mateo, 13). También merece la pena conocer el impresionante conjunto que forman el Convento  de las Salesas Reales y la iglesia de Santa Bárbara. Esta iglesia barroca, con su elegante fachada de estilo rococó, es una de las más bellas de Madrid. Para ser exactos, la calle donde se encuentra, General Castaños 2, pertenece ya al barrio de Justicia pero está muy cerca de la calle Barquillo.

Museo del Romanticismo. Madrid

Convento  de las Salesas Reales e iglesia de Santa Bárbara. Madrid

Muchos madrileños acuden a Chueca atraídos por su potente oferta comercial. Y es que en este barrio puedes comprar y hacer casi de todo. Durante tu paseo, verás que cómo las tiendas de diseño comparten espacio con comercios de toda la vida, como la librería Pérez Galdós, fundada en 1942 por los descendientes del escritor (Hortaleza, 5). Galerías de arte, joyerías, famosas peluquerías cuyos peinados muchos calificarían de imposibles, cadenas de moda, estudios de tatuaje, sex shops… Todo ello en torno a la Plaza de Chueca y las calles Hortaleza y Fuencarral, donde, por cierto, está el famoso Mercado de Fuencarral, un multiespacio comercial con más de 60 tiendas.

Peluquería La Baraque. Chueca. Madrid

Calle Gravina. Chueca. Madrid

Librería Panta Rhei. Hernán Cortés, 7. Madrid

Igual de variada es la oferta gastronómica de este barrio. En Chueca hay tantos restaurantes como nacionalidades en sus calles. Permíteme recomendarte dos de los últimos locales que he descubierto últimamente. El primero es La Candelita. Un restaurante latino que nos trae a la mesa lo mejor de la auténtica gastronomía criolla a unos precios asequibles. ¿Algunas sugerencias de su carta? Tequeños, arepitas, tiradito de atún, ceviche de langostinos, ropa vieja… No dejes de probar sus famosos cócteles caribeños, en especial, sus mojitos (Barquillo, 30).

Cambiando totalmente de registro, mi segunda propuesta es It Dogs. Su pequeña terraza, en la calle Pérez Galdós nº 2, es el lugar perfecto para probar uno de los mejores perritos calientes de Madrid. Lo típico es comértelos acompañados con una copa de cava.

It Dogs. Chueca. Madrid

Chueca y el MADO

Cuando paseas por Chueca, te das cuenta de que nada queda ya del territorio comanche que fue el barrio en los años 80. Su historia reciente está estrechamente relacionada con el colectivo gay de Madrid, un movimiento social que buscaba su espacio en la capital y que lo encontró aquí, en Chueca. Ellos fueron los que transformaron y recuperaron una zona degradada y marginal, dando forma a un barrio conocido internacionalmente como símbolo de la visibilidad, la integración y el respeto. Durante los días del Orgullo Gay de Madrid (MADO), Chueca es el epicentro de estas celebraciones que ya se han convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad. Conciertos, concursos, desfiles, actividades culturales, deportes… Una fiesta abierta a todos bajo la bandera del arcoíris.

Chueca y el MADO

Cómo llegar en metro: Chueca (Línea 5), Gran Vía (Línea, 1), Tribunal (Líneas 1 y 10), Alonso Martínez (Líneas 4, 5 y 10) y Banco de España (Línea, 2).

Rincones de Barcelona: pistas para descubrir el Barrio Gótico

Rincones de Barcelona: pistas para descubrir el Barrio Gótico

Hablar del Gótico es hablar de la historia de Barcelona. Del pasado de una ciudad que vivió encerrada entre sus murallas hasta 1859. De iglesias, plazas y callejones que conforman, junto a la Barceloneta, el Raval, y la Ribera, el primer distrito de Barcelona, Ciutat Vella. Y de su presente. Un barrio atractivo, de fuerte personalidad, que no solo disfrutan los turistas, también los barceloneses. Con una taza de chocolate entre las manos, saboreado la gastronomía local en sus restaurantes, tomando una copa o disfrutando de las noches de la Plaça Reial.

Carrer de la Pietat. Barcelona

Situémonos geográficamente mapa en mano. Nos vamos a mover entre La Rambla, Vía Laietana, la Plaça de Catalunya y el Passeig de Colom. Como trazar un itinerario exhaustivo por esta zona, llena de callejuelas, se me antoja muy complicado y además aburrido -no quiero parecer un GPS parlante-, he decidido articular su recorrido a través de sus plazas más importantes. ¿Me acompañas?

Plaça Nova y Pla de la Seu

Los alrededores de la Plaça Nova son un paraíso para los amantes del arte y la fotografía. Cada rincón tiene un detalle que captar, una foto que tomar. Empezando por la Catedral, con su estructura típica del gótico catalán, sus dos torres-campanario y la preciosa fachada que diseñó el arquitecto Josep O. Mestres inspirándose en un el proyecto inicial del siglo XV. Como las catedrales son mi debilidad, mi recomendación es que la visites con calma. La basílica paleocristiana, el claustro, la cripta de Santa Eulalia, la capilla del Santo Cristo de Lepanto, la de Santa Llúcia…

Enmarcando la Catedral, en el Pla de la Seu, se encuentran la Pia Almoina o Casa de la Canonja, que hoy alberga el Museo Diocesano, y dos construcciones que se apoyan en los restos de la antigua muralla romana: la Casa de l’Ardiaca  y el Palau del Bisbe. El Pla de la Seu es muy popular en Navidad ya que es aquí donde se ubica la tradicional Fira de Santa Llúcia con sus puestos de abetos y belenes.

Catedral de Barcelona

Restos de la muralla romana. Avinguda de la Catedral. Barcelona

A pocos metros encontrarás uno de mis rincones favoritos del Gótico, la Plaça de Sant Iu. En esta placita, presidida por el Museu Frederic Marès, siempre suele haber músicos callejeros que contribuyen a crear una atmósfera muy especial. Si levantas la mirada, verás decenas de preciosos encuadres para fotografiar los laterales de la Catedral.

Museu Frederic Marès. Barcelona

Músicos en el Gótico. BarcelonaVista lateral de la Catedral de Barcelona

Plaça del Rei

La Plaça del Rei alberga algunos de los edificios medievales más importantes de Barcelona: el Palau Reial Major, la capilla de Santa Àgata, el Palau del Lloctinent y la casa Clariana-Padellàs, donde se encuentra ubicado el Museu d’Història de Barcelona. En este escenario de arquitectura gótica, que conserva bajo sus pies los restos de lo que fue la ciudad romana de Barcino, se suelen realizar conciertos de música y representaciones teatrales.

Plaça del Rei. Barcelona

Museu d'Història. Barcelona

Plaça Sant Jaume

Vuelve sobre tus pasos y  toma el carrer de la Pietat hasta desembocar en el carrer del Bisbe. Estás en la vía principal de la ciudad romana que une la Plaça Nova y la Plaça Sant Jaume. Sobre tu cabeza, tienes uno de los rincones más fotografiados de Barcelona: el puente que conecta el Palau de la Generalitat con las Cases dels Canonges. Fue construido en 1928 así que no tiene nada de gótico pero… ¿acaso este detalle merma su belleza?

Carrer del Bisbe. Barcelona

La Plaça Sant Jaume, en cierto modo, sigue conservado algo de su pasado como la antigua ágora romana que fue. En ella se encuentran las dos instituciones más importantes de la vida política de la ciudad, el Ayuntamiento y la Generalitat. Si quieres ver esta explanada vacía, lo  tienes realmente complicado. Cuando no hay una manifestación, hay un acto político y, vayas a la hora que vayas, turistas y más turistas.

Ayuntamiento de Barcelona

Palau de la Generalitat de Catalunya. Barcelona

Plaça del Pi y Plaça de Sant Josep Oriol

¿Otra de mis paradas obligatorias? Sin duda. Una gran iglesia gótica, Santa Maria del Pi, coronada por un espectacular rosetón y flanqueada por otra plaza, la de Sant Josep Oriol, donde los pintores cada fin de semana exponen sus obras al público. Si has estado en París, tal vez te recuerde a la Place du Tertre.

Pintores en la Plaça de Sant Josep Oriol. Barcelona

El Gótic y sus pintores. Barcelona

Santa Maria del Pi. Barcelona

Estatua de Àngel Guimerà. Plaça de Sant Josep Oriol. Barcelona

Plaça Reial

Finalizamos este viaje por las plazas del Gótico en su lado sur, a unos pasos de La Rambla. Estamos en la Plaça Reial. Bajo sus porches se esconden restaurantes, bares y, como leerás más adelante, algunos de los locales nocturnos más frecuentados de Barcelona. Sus edificios señoriales, la fuente de las Tres Gracias, sus dos farolas diseñadas por un jovencísimo Gaudí, sus palmeras… El lugar ideal para descansar tras habernos recorrido el Barrio Gótico de cabo a rabo.

Plaça Reial. Barcelona

Ya tengo claro qué visitar en el Barrio Gótico. ¿Dónde comemos?

Si buscas sabores de toda la vida, te recomiendo reservar mesa en Can Culleretes. Cocina tradicional catalana en el restaurante más antiguo de Barcelona. No te vayas sin probar sus canelones (Quintana, 5).

Cocina mediterránea con toques orientales en La Crema Canela, un pequeño local que recuerda a un bistrot parisino. Tiene una terraza abierta todo el año. Ambiente agradable e informal. Mejor ir entre semana (Passatge Madoz, 6).

¿Un gastrobar muy de moda? El Ohla Gastrobar. Está situado en la planta baja del Ohla Hotel con vistas a la Via Laietana. Tapas originales del chef Xavier Franco, galardonado con una estrella Michelín. Menú de mediodía 16€ (Via Laietana, 49).

Si eres vegano, tu sitio está en el Juicy Jones, uno de los primeros restaurantes de este tipo de la ciudad. Bueno, bonito y barato. (Carrer del Cardenal Casañas, 7).

El momento más dulce

No te resistas. Sucumbe a la tentación y déjate caer por alguna de la muchas chocolaterías y tiendas de dulces que pueblan el barrio. Como Caelum (Carrer de la Palla, 8), con sus especialidades monacales dulces y saladas, o la pastelería Fargas donde podrás comprar cacao a la muela, bombones y trufas en un ambiente que te trasladará a la Barcelona modernista de 1827 (Carrer del Pi, 16).

El barrio Gótico, uno de los más dulces de Barcelona

¿Te apetece merendar un chocolate con churros? Localiza la calle Petritxol -paralela a La Rambla- y descubre por qué esta vía peatonal, de apenas tiene tres metros de ancho, se conoce como la calle más dulce de Barcelona. Encontrarás la respuesta en sus granjas -así llamamos a las chocolaterías por estos lares- más tradicionales: la Granja Dulcinea (Petritxol, 2), frecuentada en tiempos por Salvador Dalí, y La Pallaresa, una antigua vaquería donde te recomiendo probar el menjablanc, una deliciosa crema de almendras aromatizada con canela y piel de limón (Petritxol, 11). Seguramente tendrás que hacer cola para entrar en cualquiera de ellas pero la espera, créeme, valdrá la pena.

¿Mejor un helado? Perfecto. En el Gótico encontrarás dos de las mejores heladerías italianas de la ciudad: Gelaaati di Marco (Carrer de la Llibreteria, 7) y Amorino (Portaferrissa, 7).

Una copa y algo más

El Gótico es un barrio al que le gusta la noche y complacer a todo tipo de noctámbulos. Busques la opción que busques, seguro que aquí la encuentras. Los más cerveceros tienen una cita en La Cerveteca, un lugar de culto para entendidos y aficionados con una de las mejores cartas de cerveza de Barcelona (Gignàs, 25). Si te gusta la música retropetarda -así la llaman ellos- y te mueves como pez en el agua en ambientes de lo más kitsch, serás bienvenido en Sor Rita: zapatos de tacón, pelucas, irreverentes altares… Muy fans de Almodóvar (Mercè, 27). ¿Un gin tonic tranquilo en un espacio cargado de historia? L’Ascensor, un imprescindible de la noche barcelonesa (Bellafila, 3).

Cuando estos locales echen el cierre, los sótanos de la Plaça Reial reclamarán tu atención. Tres locales, tres ambientes. En el nº 7, el Sidecar Factory Club con música indie, en el nº 10, un clásico roquero, la discoteca Karma, y en el nº 17 el mítico Jamboree, mucho más que un club de jazz, toda una institución con más de 50 años de historia y miles de sesiones en directo.

……………

¿Un barrio quizá no tan gótico como se presenta? ¿Verdades a medias? Sinceramente, no es que me importe demasiado. Para mí siempre será mi Gótico. Un viaje en el tiempo desde la Barcelona romana a la medieval. Uno de los barrios más encantadores y sorprendentes de mi ciudad.

Aviso para navegantes: la fiesta mayor de Barcelona, la Mercè, está a la vuelta de la esquina (del 20 al 24 de septiembre). ¿Te animas?

Cómo llegar en metro: Las estaciones de metro para visitar el Barrio Gótico son: Plaça Catalunya (L3/L1 y FGC), Liceu (L3), Drassanes (L3) y Jaume I (L4).

Aranda de Duero, la Ribera que me gusta

Aranda de Duero, la Ribera que me gusta

Debo confesar que, hasta ahora, todas las veces que he ido a Aranda de Duero ha sido en calidad de gastroturista. O lo que es lo mismo, atraída por el olor a leña que desprenden los asadores de esta localidad burgalesa donde, doy fe, preparan el mejor lechazo asado que he probado nunca.

Hace un par de semanas, con motivo de la presentación de su nueva imagen de marca ciudad: “Aranda de Duero. La Ribera que me gusta”, regresé a las calles de la capital de la Ribera del Duero dispuesta a conocer esta villa realenga de Castilla y León más allá de sus viñedos y fogones.

Me gustó lo que vi. Me gustan las ciudades castellanas con historia y carácter que no se quedan ancladas en el pasado y que se reinventan día a día para reclamar su espacio dentro del panorama de destinos de interior de nuestro país. En la primavera del año que viene, Aranda de Duero acogerá una nueva edición de las Edades del Hombre en la que la propia Ribera, el enoturismo y la gastronomía se entrelazarán con el arte sacro. Si no quieres esperar hasta entonces, aquí van mis imprescindibles de esta ciudad enclavada a orillas del Duero:

Arquitectura religiosa: las piedras de la historia

Elegante y robusta. Así es la iglesia de Santa María la Real, la joya arquitectónica de Aranda. Su construcción se remonta a principios del siglo XV como respuesta a la necesidad de levantar un templo de mayores dimensiones que la vecina iglesia de San Juan, donde pudieran reunirse los feligreses de una población que no dejaba de crecer. Vale la pena acercarse hasta Aranda solo para contemplar su imponente fachada, una filigrana esculpida en piedra, diseñada por el arquitecto Simón de Colonia, que fue inaugurada por Fernando el Católico en 1515.

Iglesia de Santa María la Real. Aranda de Duero. Burgos

Detalle de la portada de la iglesia de Santa María la Real. Aranda de Duero. Burgos

Su interior, de traza gótica flamígera y con planta de cruz latina, no desmerece la portada que le precede. El púlpito plateresco de madera de nogal, el retablo mayor, la magnífica escalera del coro con reminiscencias mudéjares…Sí, me encanta la arquitectura religiosa. Más el continente que el contenido, la verdad. Entrar en un templo, recorrer cada una de sus naves, levantar la mirada para admirar sus columnas y bóvedas, sentarme en un banco y viajar en el tiempo, mientras imagino todo tipo de intrigas cortesanas, dime y diretes vecinales y plegarias en busca de consuelo.

Nave central de la iglesia de Santa María con el púlpito a la derecha. Aranda de Duero. Burgos

Una de las bóvedas de Santa María. Aranda de Duero. Burgos

La hermana pequeña de Santa María es la iglesia de San Juan Bautista. También gótica. También levantada sobre un antiguo templo románico. En su interior acoge el Museo Sacro donde se expone buena parte del patrimonio religioso de la diócesis de Aranda de Duero.

Retablo renacentista. Museo Sacro de San Juan Bautista. Aranda de Duero. Burgos

Arquitectura civil: plazas, casonas y soportales

Me gusta descubrir las curiosidades históricas de las ciudades que visito. Datos como que Aranda de Duero cuenta con el plano urbano más antiguo de España, fruto de un pleito que proponía un cambio en su trazado que conllevaba el derribo de algunas casas y, por ende, el perjuicio de las bodegas que sostenían sus cimientos. O que en tiempos de Enrique IV se convocó el Concilio de Aranda para combatir la ignorancia y la vida disipada de algunos clérigos, mientras la princesa Isabel y Juana La Beltraneja se disputaban la Corona de Castilla.

Plano de Aranda de Duero. Burgos

Al margen de estos retazos de su historia, la Aranda del siglo XXI sigue siendo un cruce de caminos en el que se dan cita todos elementos de una clásica localidad castellana. Casonas y palacios que albergaron a la hidalguía local como la Casa-Palacio de los Berdugo, ejes comerciales peatonales como la calle Isilla, plazas y calles que nos recuerdan en sus nombres los productos que en ellas se vendían (plaza del Trigo, calle Boticas, calle La Sal, Aceite, La Miel…). Y, por supuesto, una Plaza Mayor porticada por donde toda Aranda se pasea para ver y ser vista y se deja caer por sus terrazas al aire libre cuando el tiempo lo permite.

Un rincón de la Plaza Mayor de Aranda de Duero. Burgos

Calle Boticas. Aranda de Duero. Burgos

Alrededores de la iglesia de Santa María la Real. Aranda de Duero. Burgos

Bodegas subterráneas: el tesoro escondido de Aranda

Me gustan las ciudades que atesoran tesoros únicos y Aranda de Duero es una de ellas. Lo guarda en las entrañas de su casco urbano, desde hace más de quinientos años. Te hablo del entramado de bodegas subterráneas que horadan su subsuelo. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada, en su día llegó a haber 1575 sitios o suelos de bodegas. Actualmente hay 130 y algunas de ellas, como la Bodega de las Ánimas, están abiertas al público. Otras, en cambio, son privadas y si siguen tan bien conservadas es gracias al trabajo de las peñas arandinas. Si tienes ocasión, como yo, de que un vecino te invite a conocer alguna, no lo dudes. Es el mejor regalo que puede hacerte pues para ellos estas obras de ingeniería popular son su bien más preciado. Un tesoro que espera paciente ser declarado Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Castilla y León.

Entrada de la bodega de las Ánimas. Aranda de Duero. Burgos

Bodega subterránea de Aranda. Foto de Miguel A. Munoz Romero. RVEDIPRESS

Sabores arandinos: la tierra del lechazo y de los Ribera

Lechazo asado.
La ribera que inspiraImprescindible con mayúsculas. Nadie en su sano juicio debería abandonar Aranda de Duero sin probar el que probablemente sea el mejor de sus embajadores: el lechazo asado. En Aranda lo preparan a la antigua usanza, en horno de leña y a fuego lento, y lo sirven  acompañado de una deliciosa torta de aceite y una ensalada típica de la zona. ¿Un buen momento para catarlo? Sin duda, durante las Jornadas del Lechazo Asado que tradicionalmente se celebran cada mes de junio. ¿Alternativas al cordero? Sopa castellana, morcillas de arroz, congrio a la arandina, escabechados de caza…

En una tierra como ésta, en la que las viñas dominan el paisaje y en la que la cultura del vino se transmite de generación en generación, no podrás resistirte a degustar una buena copa de vino con Denominación de Origen Ribera del Duero. Joven, crianza, reserva, gran reserva… Estás en una de las mejores regiones vinícolas del mundo, descubre por qué.

Como tengo costumbre, releo este reportaje antes de publicarlo y, decididamente, : Aranda de Duero es la Ribera que me gusta.

Más información: Turismo de Aranda de Duero

Cómo llegar en coche desde Madrid: El acceso a Aranda de Duero se realiza desde Madrid por la autovía N-I, dirección Burgos. Está a 159 km. de la capital o, como dicen los arandinos, “en el kilómetro 159 del Paseo de la Castellana”.

Más allá del blog tour a Cesenatico: la precuela boloñesa y demás historietas

Más allá del blog tour a Cesenatico: la precuela boloñesa y demás historietas

Todo viaje tiene un previo, un desarrollo y un después. Ahora estoy en el momento remember de mi blog tour a Cesenatico y, tal y como prometí, me dispongo a relatarte un puñado de historietas que pueden ser dignas de ser contadas (o no). Vaya por delante que voy a saltarme un poco el estilo narrativo que acostumbro a utilizar y que voy a contártelo como si te tuviera enfrente en la barra de un bar. En petite comité. O lo que es lo mismo, pienso ofrecerte la extended version que tuvieron que soportar amigos y familiares a mi regreso. ¿Mi intención? Acordarme de ello cuando pinte canas y hacerte partícipe de cómo un retraso en un vuelo puede acabar convertido en el guión de una película con aspiraciones a ser filmada por los Coen. Además, si mis abnegados allegados se echaron unas risas bien aparentes, no es justo que tú, que me lees y das vida a esta bitácora, te quedes al margen de la fiesta. Si quieres salir corriendo, ahora es el momento. ¿Te quedas? ¡Genial! Arrancamos.

Chapter 1 

El vuelo (Creo que hubiéramos llegado antes nadando)

Cast: Sara, Kiba y yo

El modo más rápido para llegar a la hermosa Cesenatico es en avión. En 2h30m aproximadamente, te plantas en Bolonia desde Madrid y desde allí tienes que coger el tren (otras dos horas y pico) para disfrutar de la bella vita. El viaje es largo sí pero, tras mis dos entradas anteriores, espero haberte convencido de que esta población costera de Emilia-Romagna vale la pena y mucho.

Nosotras lo teníamos todo calculado. Aterrizaríamos en Bolonia a las 18:15. Teniendo en cuenta los 20 minutos que tarda el Aerobús en llegar a la estación de Bologna Centrale, coger el tren a Rimini de las 18:58 sería imposible pero al de las 20:06 llegaríamos de sobra. ¡Ilusas! El primer grupo de transporte aéreo en España, tercero en Europa y sexto del mundo en términos de facturación (no lo digo yo, lo dice su web), decidió regalarnos un bonito retraso de hora y media. Cuadrante al carajo.

Llegar, lo que se dice llegar, llegamos

Nos plantamos frente a la máquina expendedora de billetes a las 20:14 -miré la hora en el móvil, señoría. El último tren a Cesenatico, vía Ferrara y Ravenna, salía en dos minutos. Comprar el billete, localizar la vía…Ni Speedy Gonzales lo hubiera conseguido. Ya era un hecho. Estábamos literalmente tiradas en Bolonia. ¿Contactar con la organización del blog tour? Descartado, menuda faena hacerles recorrer 200 km para venir a buscarnos. ¿Un taxi? No creas que no se nos pasó por la cabeza, pero pagar 150€ para llegar al camping como que no. Además, ya me imaginaba la escena. Aparecemos a las mil, lógicamente ya no nos espera nadie, y acabamos despertando al vigilante de seguridad para contarle la película de que somos dos blogueras españolas que tenemos reservado un Riviera Cottage. Demasiado friki hasta para mí…

Chapter 2

Kiba’s eye  (De suero fisiológico a soluzione fisiologica va un mundo)

Cast: Kiba, el farmacéutico espeso y yo

Podríamos habernos cabreado, maldecir porque las horas que íbamos a pasar en Cesenatico menguaban por momentos etc., etc. Pero no. Yo estaba en plena borrachera de sueño, un curioso  fenómeno que me ocurre cuando voy mal dormida pero me lo estoy pasando genial- y decidí tomármelo toooodo con mucha calma. Al fin y al cabo estaba de viaje, tenía tabaco y Sara, esa chica que había conocido en persona seis horas antes en Barajas, resultó ser un encanto de niña que, como yo, no estaba dispuesta a que ninguna compañía aérea le fastidiase la escapada.

En esas estábamos cuando nos acordamos que antes de coger el tren queríamos pasar por una farmacia a comprar suero para la preciosa mascota de cuatro patas de Sara. Kiba tenía una pequeña infección en el ojo y nosotras, a estas alturas, todo el tiempo del mundo.

Kiba, la mascota viajera de Sara

Al lado de la estación había una así que allá fui, arengada por Sara que decía que mi italiano era buenísimo. Enseguida me di cuenta que el “a little” que me respondió el farmacéutico boloñés en respuesta al manido “do you speak english?” fue más que generoso. No me entendía ni pa trás. A modo de resumen: probé con “acqua per gli occhi”, “physiologic saline solution”, le dije que tenía un pequeño “dog”, él interpretó “doc” y acabó preguntándome que si me había enviado el doctor por qué no me había dicho el nombre del medicamento… Apuff… Por mucho que lo intentaba no podía aguantar la risa. La situación era almodovariana. Tirada en Bolonia, sin saber dónde iba a dormir, comprando suero para un perro y frente a un tipo que me miraba como si fuera una marciana. No sé cómo pero acabé repitiendo de forma compulsiva “suero fisiológico”, alternándolo con algún “guau, guau” para ver si así lo pillaba. Hasta que se obró el milagro y el hombre me espetó con toda su pachorra: ”Ahhhh… Soluzione fisiologica”. No sabía si darle un beso o matarle. No hice ni una cosa ni otra. Sonreí y salí a la calle victoriosa con mi colirio en la mano.

Chapter 3

Una hamburguesa de camuflaje, Autopromotec y una expedición casi imposible (Cuando todo parecía perdido… va la cosa y empeora)

Cast: Sara, Kiba, dos buenos samaritanos, Alberto y yo

El tema de la cena lo solucionamos en un pispás. En toda estación que se precie tiene que haber un McDonald’s y la de Bolonia acataba esta premisa. Eso sí, en la puerta lucía una bonita señal de cani non ammessi. En situaciones normales hubiésemos buscado una alternativa, pero como ésta de normal no tenía nada, activamos el modo ponerse el mundo por montera, metimos a Kiba en su trasportín y que fuera lo que Dios quisiera (versión para creyentes) o lo que decida el Karma (para seguidores de Me llamo Earl). Ni se enteraron de la presencia de Kiba…

Ahora venía la prueba final de nuestro particular Pekín Express a la italiana: encontrar alojamiento. A priori no parecía nada del otro mundo y presumimos que ganaríamos nuestro amuleto sin complicaciones. ¡Zas en toda la boca! No contábamos con un duro rival: Autopromotec 2013, una feria bienal de equipamientos y productos para el automóvil que no tenía otra fecha para celebrarse que justo ese fin de semana. No bastaba con el handicap de que aceptaran a nuestro adorable perrito, además teníamos que luchar por una cama a las once de la noche.

Tras varios intentos frustrados, empecé a pensar en un plan B, C y D. El B: mandar un S.O.S. por Twitter. El C: como era viernes y estábamos en una de las ciudades universitarias por excelencia de Europa, muy mal se nos tendría que dar para no encontrar algún couchsurfero por el centro de Bolonia. El D: volver al aeropuerto y dormir allí con Alberto. Y es que el tercer integrante de la Camping People ya sabía, por la hora de llegada de su vuelo, que le iba a tocar dormir en el aeropuerto por narices. Antes de que preguntes, . Fue el último en salir de Madrid y el primero en llegar al Cesenatico Camping-Village. De hecho, lo sacamos de la cama cuando por fin llegamos a nuestro destino a la mañana siguiente. Así somos los blogueros. Gente abierta y sin complejos… Si hay que conocer a alguien en pijama, se le conoce y punto. Y más aún si resulta ser un crack como él. Conocimiento previo: un puñado de MD en Twitter.

Avión, tren, barco, taxi...

Sigo. Cuando la esperanza de ver una sábana se apagaba por momentos, apareció nuestro particular ángel de la guarda nº 1. Un encantador italiano que paseaba a su cachorro. Fue él quien nos habló de una pensión cercana. Tras arrastrarnos por los 800 metros que nos separaban de ella -el cansancio era ya demoledor-, conocimos a nuestro ángel de la guarda nº 2. Estaba detrás del mostrador, materializado en forma de recepcionista. No pienses que no doy el nombre de la pensión por no hacerles publicidad gratuita. Al revés, según las normas, no admiten perros y no quiero causarle ningún problema a este buen samaritano que hizo la vista gorda con Kiba. Si quieres saber cuál era, te lo digo en privado.

Y hasta aquí nuestra precuela boloñesa. A la mañana siguiente alcanzamos nuestro objetivo y nos incorporamos, por fin, al blog tour #cesenaticobellavita. Económicamente hablando, llegar a Cesenatico fue una ruina. Personalmente y pese a todo, una gozada. Hacía tiempo que no me reía tanto. Bendita sensación, por cierto. Ya puedes levantarte de tu butaca y encender el móvil. La comedia ha terminado.

THE END

Nota mental 1: Lo poco que pude ver de Bolonia me gustó mucho. Tengo que volver.

Nota mental 2: Que nadie se confunda. La organización de este blog tour fue espléndida. Ellos no tuvieron nada que ver con nuestra odisea boloñesa.

Nota mental 3: Si me dieran un Oscar al mejor guión, en mi speech, obviamente, compartiría la preciada estatuilla con el fantástico elenco de co-protagonistas que me acompañaron en esta aventura: Sara, Alberto y Kiba.

 

Con mis compañeros de viaje. CesenaticoUn jump desde Cesenatico

Blog tour internacional Cesenatico Bellavita: fotogalería de una travesía por el Adriático

Blog tour internacional Cesenatico Bellavita: fotogalería de una travesía por el Adriático

Que no llueva mañana, que no llueva mañana, que no llueva mañana… Finalmente, nuestro mantra funcionó y, a modo de despedida, Cesenatico nos regaló una mañana de domingo apacible y soleada. Perfecta para navegar. Cuando llegamos al puerto-canal, a las nueve de la mañana, el sol, remolón y tímido, se hacía de rogar. Aun así, la ausencia de nubarrones en el cielo presagiaba que esta vez el paraguas no saldría de la mochila.

El Barchèt. Cesenatico

Allí estábamos los tres integrantes de dos piernas de la Camping PeopleSara, Alberto y la que narra el cuento- y nuestra mascota de cuatro patas, Kiba. Aunque escudriñaba el barco con recelo y husmeaba inquieto en tierra firme, sus ojos le delataban. Le podía la curiosidad y con su mirada parecía decirnos: “me da miedo el agua sí pero, si hay que subir al barco, se sube”. Kiba, nosotros, el resto de bloggers y nuestras maletas. ¿Maletas? Sí. Sara y yo teníamos el vuelo de regreso a Madrid a las 18:45 y, tras la experiencia del vuelo de ida -próximamente en tu pantalla-, decidimos cargar con ellas hasta que llegara el momento de coger el tren rumbo a Bolonia. Queríamos exprimir las horas que nos quedaban en suelo italiano y volver al camping para recogerlas suponía una pérdida de tiempo que no quisimos asumir.

Subiendo las maletas al barco. Así es la vida bloguera... Cesenatico

Hora de izar las velas. Cesenatico

Con Kiba a bordo. Cesenatico

Tras asistir a la ceremonia de izado de las velas a la antigua usanza, embarcamos en una de las joyas del Museo della Marineria de Cesenatico: un trabaccolo de 1925 construido en Cattolica, una localidad de la provincia de Rímini. ¿Su nombre? Barchèt. ¿Sus medidas? 13.40 metros de eslora y 3.80 metros de manga. ¿Su magia? Está perfectamente conservado y solo sale a navegar una vez al año. Salvo este 2013, claro.

Una vez a bordo, pusimos rumbo a mar abierto. Fotos y más fotos, charlas viajeras con los demás bloggers y con la tripulación, subir mis impresiones a las redes sociales… ¡Alto! Me habían mencionado en un tuit: “The crew sayd at @objetivo_viajar: ‘we aren’t on cruise! Why you have a luggage?” Yo no me percaté que uno de los marineros me había hecho ese comentario al subir las maletas al barco y fue la simpatiquísima Liliana Monticone quien inmortalizó en 81 caracteres el momento “¿si no estamos en un crucero por qué llevas equipaje?”.

Anécdotas 2.0 al margen, la travesía, como puedes imaginar, fue magnífica. Más aún para una sirena varada en Madrid que extraña muchísimo el Mediterráneo que baña Barcelona. Seguramente por esa ansia de mar que a veces me invade, en un momento dado decidí desconectar. Olvidar por unos minutos que si estaba allí era porque estaba trabajando. No más Facebook, ni Twitter, ni Pinterest… Era mi momento. Íntimo y personal. El Adriático y yo. Y en mi cabeza, sin previo aviso, empezaron a sonar las notas de una de las canciones más maravillosas que han escuchado mis oídos, Caruso, interpretada por el maestro entre maestros, Luciano Pavarotti. Esta fue la banda sonora que mi mente escogió para detener el tiempo.

Iniciamos la travesía por el Adriático. Cesenatico

Me encanta navegar. Cesenatico

Cesenatico desde el mar

Navegando con expertos. Cesenatico

Vista de Cesenatico desde el Barchèt. Cesenatico

Charlas viajeras y el mar. No se puede perdir más. Cesenatico

Embarcaciones en el puerto-canal de Cesenatico

Sara, Kiba y yo. El que se esconde tras la cámara es Alberto de XprimeViajes

Regresando a Cesenatico tras una experiencia increíble. Cesenatico

Descubriendo Cesenatico en el blog tour internacional #cesenaticobellavita

Descubriendo Cesenatico en el blog tour internacional #cesenaticobellavita

Mi primer blog tour internacional. Suena bien, ¿verdad? Para mí ha sido una experiencia única, cargada de grandes momentos imposibles de olvidar. Y es que en el fin de semana que pasé en Cesenatico, rodeada de bloggers procedentes de Irlanda, Hawaii, Nueva Zelanda California o Italia, entre otros países, por primera vez me sentí realmente parte de esta comunidad de locos viajeros que pretende acercar el mundo a todo aquel que quiera leernos.

Antes de empezar a relatar lo que dio de sí estos tres días en la ribera de Emilia-Romagna, quiero dar las gracias al Consorcio Cesenatico Bellavita -organizadores de este blog tour-, al Cesenatico Camping-Village y, en especial, a Alessandra Catania de 21Grammy por enseñarnos con tanto cariño todo lo que Cesenatico tiene que ofrecer. Y, por supuesto, a mis compañeros de aventuras, dos blogueros encantadores que se suman a mi pequeña gran familia viajera: Sara de Mindful Travel by Sara y Alberto de XprimeViajes. Y no me olvido de ti, precioso Kiba. Has sido una mascota genial y el centro de todas las miradas en este blog tour.

Vista del puerto-canal de Cesenatico

Si has seguido nuestro periplo italiano por Twitter, bajo el hashtag #cesenaticobellavita, ya sabrás que nuestra llegada a Cesenatico fue, digámoslo así, un poco rocambolesca. Olvídalo de momento. Ya lo trataré en un futuro post que he decidido titular “La precuela boloñesa” (tantas anécdotas, situaciones almodovarianas y risas deben ser compartidas). Ahora me pongo en modo periodista de viajes y voy a hacer mi trabajo: enseñarte Cesenatico.

Para empezar, situémonos en el mapa. Cesenatico es una localidad italiana de la provincia de Forlì-Cesena, situada junto al Adriático, entre Ravenna y Rimini. Un destino turístico tradicional de la ribera de Emilia-Romagna, cuyo atractivo va mucho más allá de sus siete kilómetros de costa. De hecho, este era uno de los objetivos de este blog tour: difundir la vertiente menos conocida de Cesenatico. Su rico pasado histórico, su política de promoción cultural, su estrecha vinculación con el mar… Pedazos de un atractivo puzzle, con piezas tan importantes como el carácter campechano y hospitalario de sus gentes y la tranquilidad que emana su pintoresco centro histórico, que pronto me dejaron claro que el ambiente que se respira en Cesenatico no es otro que la bella vita.

Vista del canal con la iglesia de San Giacomo al fondo. Cesenatico

La identidad marinera de la que fue en su día una aldea de pescadores se materializa de forma espectacular en el centro de Cesenatico. Aquí, dividiendo la ciudad en dos, se encuentra su famoso puerto-canal, un capricho estético capaz de fulminar la tarjeta de memoria de cualquier cámara sin apenas esfuerzo. El artífice de su aspecto final fue el mismísimo Leonardo da Vinci que en 1502 acudió a Cesenatico para cumplir el deseo del Duque de Toscana, César Borgia, que anhelaba agrandar y fortalecer el puerto.

En sus márgenes, cada tramo tiene una foto, una historia que contar, un momento para ser vivido. Terrazas en las que rendirse ante un helado, restaurantes típicos, pequeñas galerías de arte, el Ayuntamiento -destruido completamente por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y cuya reconstrucción no se salvó da la polémica ya que muchos hubieran deseado que conservara su estilo original-, los pilares bizantinos que conectan las dos riberas del canal, la casa del escritor local Marino Moretti, la iglesia de San Giacomo…

Una estampa del puerto-canal de Cesenatico

Ayuntamiento de Cesenatico

Casa Marino Moretti. Cesenatico

La memoria de Anita y Giuseppe Garibaldi también nos acompaña en nuestro paseo. En la casa en la que el héroe nacional y su mujer encontraron refugio tras escapar de Roma, en los bustos que se alzan en la vía que lleva su nombre, y en la Piazza Carlo Pisacane, donde se encuentra el primer monumento erigido en Italia en su honor. Una estatua que nos traslada a la noche del 2 de agosto de 1848, momento en el que Garibaldi, con apenas 200 hombres, zarpó de Cesenatico para ir al rescate de Venecia, capitaneando una flota de trece barcos pesqueros.

Corso Giuseppe Garibaldi. Cesenatico

Piazza Carlo Pisacane. Cesenatico

Detalle del monumento a Garibaldi. Piazza Carlo Pisacane. Cesenatico

Aún así, por muy atractivas que sean las riberas, los ojos siempre vuelven al canal para perderse entre las embarcaciones que flotan en el agua. Diez de ellas, las situadas en la parte más antigua del canal, pertenecen a la sección flotante del Museo della Marineria, el único en Italia que dispone de una “sala de exposiciones” al aire libre tan fantástica como esta. Barcos tradicionales que antaño surcaron la zona media y baja del Adriático y en cuyas coloridas velas se aprecian los símbolos de las diferentes familias de pescadores que faenaron en Cesenatico. Lo que no sabíamos es que al día siguiente navegaríamos en uno de ellos…

Las embarcaciones de la sección flotante del Museo della Marineria. Cesenatico

No imagino una mejor sala de exposiciones que esta. Puerto-canal de Cesenatico

Embarcación Giovanni Pascoli. Sección flotante del Museo della Marineria. Cesenatico

Ya en el interior del museo, realizamos una detallada visita por cada una de sus secciones. Allí descubrí que en el 1500 Cesenatico era el puerto más importante del Adriático después de Venecia, que los dos tipos de barcos de pesca más utilizados en los tiempos de la navegación a vela eran el trabaccolo y el bragozzo, y muchos más aspectos de la intrínseca conexión de esta población con el mar. Como curiosidad, te diré que en este museo te invitan a tocar todo lo que quieras y a hacer tantas fotos como desees. ¡Buena filosofía! También tuvimos ocasión de visitar el Antiquarium, donde nos sumergimos en el tiempo para revivir la vida cotidiana de Cesenatico en la época de los romanos.

Fachada del Museo della Marineria. Cesenatico

Trabaccolo Il Cidia (izq.) y bragozzo Il Vigo (dcha.). Museo della Marineria. Cesenatico

Museo della Marineria. Cesenatico

Visitando el Museo della Marineria. Cesenatico

Tras este baño cultural, pudimos conocer, y nunca mejor dicho, otro de los platos fuertes de Cesenatico: su gastronomía. Una cocina marinera tradicional, a base de pescados y mariscos frescos, en la que también hay espacio para las carnes y, cómo no, la pasta. Nuestro anfitrión fue el Ristorante-Pizzería Capo del Molo que nos regaló un elaborado bufet de degustación, regado con caldos de la región de Emilia-Romagna.

Aperitivos salados. Ristorante-Pizzeria Capo del Molo. Cesenatico

Realmente delicioso. Ristorante Capo del Molo. Cesenatico

Degustando un vino de la región de Emilia-Romagna. Ristorante-Pizzeria Capo del Molo. Cesenatico

El momento más dulce. Ristorante Capo del Molo. Cesenatico

Fue una velada fantástica, llena de conversaciones viajeras, de la que salimos con mote y todo: Sara, Alberto y yo pasamos a ser The Camping People. ¿La razón? Éramos los únicos que estábamos instalados en el Cesenatico Camping-Village. De hecho, los demás bloggers estaban alojados de forma individual en el resto de hoteles que conforman el Consorcio Cesenatico Bellavita.

Que no llueva mañana, que no llueva mañana, que no llueva mañana… Con este mantra nos fuimos a dormir. Toda la mañana del sábado había llovido y temíamos que la climatología nos volviera a jugar una mala pasada y nos impidiera salir a navegar. No fue así, el tiempo nos dio un respiro y el domingo a primera hora pudimos disfrutar de una maravillosa travesía por el Adriático, a bordo de un barco de 1925. Lo dejo aquí de momento. Esta experiencia me gustó tanto que he decidido que merece un post propio en forma de fotogalería.

Relajándonos mirando el mar. Cesenatico

Tras la excursión en barco y bajo un sol radiante, nos lanzamos a deambular por Cesenatico mapa en mano. Uno de los rincones que más me llamó la atención es la Piazzeta delle Conserve. Está situada en una preciosa zona peatonal de calles pavimentadas con piedras y adoquines y se llama así porque conserva una estructura circular a modo de pozo que se utilizaba, desde el siglo XVI hasta finales del XX, como nevera para conservar el pescado y otros alimentos. En la propia plaza y en sus aledaños, hay un pequeño mercado con puestos de frutas y verduras, denominado kilómetro cero, donde los fabricantes venden sus productos directamente al consumidor. Más naturales y frescos, imposible.

Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Mercado de frutas y verduras. Cesenatico

Así nadie puede resistirse a comprar. Puesto de la Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Puesto de quesos en la Piazzeta delle Conserve. Cesenatico

Otra de las cosas que me sorprendió es la cantidad de bicis y, por tanto, ciclistas que hay en Cesenatico. Mires donde mires hay una bici. Transportando niños, a señoras a la compra, a turistas por las calles… Cesenatico es totalmente llano y, visto lo visto, desplazarse en bicicleta también forma parte de la relajada bella vita.

Niño en bici. Cesenatico

Bici en Cesenatico

Ir en bibi no tiene edad. Cesenatico

Una bella vita que lamentablemente llegaba a su fin y de la que me despedí saboreando la comida que nos prepararon los pescadores en las instalaciones del Museo della Marineria: un risotto que todavía recuerdo y unas sardinas a la parrilla que nos sirvieron acompañadas con la famosa piadina, un pan ázimo característico de esta zona realmente riquísimo.

Preparando un delicioso risotto en las instalaciones del Museo della Marineria. Cesenatico

Y de segundo, sardinas a la parrilla

Aquí finaliza la primera de mis entradas sobre este blog tour. Si te he convencido de que Cesenatico es mucho más que una città di mare, objetivo cumplido.

        Próximas entradas del blog tour internacional Cesenatico Bellavita: 

 

 

Chinchón: Goya, las tropas francesas, John Wayne y una copa de anís

Chinchón: Goya, las tropas francesas, John Wayne y una copa de anís

No sé exactamente cuántas veces he estado en Chinchón. No es por falta de memoria, es que cada vez que mis amigos y familiares se dignan a visitarme -menos de lo que me gustaría, por cierto-, el nombre de Chinchón siempre revolotea en el ambiente. Los más románticos, por llamarlos de alguna manera, suelen decantarse por Aranjuez o Alcalá de Henares. Los gastroturistas, en cambio, lo tienen claro: si vamos a hacer una excursión que sea a Chinchón.

Y es que si por algo es conocida esta localidad de la vega del Tajuña es por ser uno de los principales focos gastronómicos de la Comunidad de Madrid. Hablar de Chinchón es hablar de cocina tradicional castellana con mayúsculas. De cordero y cochinillo, de jamones y embutidos, de sopas de ajo y potajes, de judías chinchoneras, de hornazos y tetas de novicia y, cómo no, de su tradicional anís -existen documentos de 1700 que ya cantan sus virtudes-, de sus caldos con D.O. Vinos de Madrid y de la calidad y sabor de famosos sus ajos.

 Plaza Mayor de Chinchón

Pero Chinchón no solo se alimenta de su oferta gastronómica. Es el cuarto destino turístico más importante de la Comunidad de Madrid. Una villa medieval, coqueta y campechana, que resurgió de sus cenizas tras el paso de las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia y que Alfonso XIII convirtió en ciudad en 1916.

Qué ver en Chinchón

La Plaza Mayor

La Plaza Mayor es uno de los grandes atractivos de Chinchón. Su precioso perfil se fue configurando con el paso del tiempo hasta que en 1963 quedó tal y como la vemos ahora: con sus soportales y cerrada por casas de tres plantas y balcones de madera. La singularidad legal de estos claros -así se conocen a las balconadas- es muy curiosa. La propiedad de los balcones es distinta a la de las casas donde se encuentran. Así, cuando hay algún evento público en la plaza, los propietarios de las casas deben acatar la servidumbre de paso y dejar pasar a los dueños de los balcones. Y es que esta plaza, además de ser el corazón de Chinchón,  a lo largo de la historia ha servido como escenario para celebrar de todo tipo de actividades: ferias de ganado, corridas de toros, autos sacramentales, corral de comedias, bailes…

Aquí está el Ayuntamiento, la Oficina de Turismo -situada en el antiguo lavadero de la Plaza Mayor- y buena parte de los restaurantes de Chinchón. Un consejo: si quieres disfrutar de la plaza en todo su esplendor, visítala durante el fin de semana. Es el único momento en que está cerrada al tráfico y no se permite aparcar en ella.

La Plaza Mayor de Chinchón ha sido declarada la 4ª maravilla de la Comunidad de Madrid

Oficina de Turismo de Chinchón

Torre del Reloj

Si desde la Plaza Mayor subimos por la empinada calle de Morata, a través de las dos columnas de los franceses, enseguida llegaremos hasta la Plazuela del Palacio. Aquí, además de disfrutar de unas magníficas vistas del casco antiguo, podremos descubrir qué se esconde tras el dicho popular que dice que «Chinchón tiene una torre sin iglesia y una iglesia sin torre«.

Calle de Morata. Chinchón

La torre sin iglesia es la Torre del Reloj, lo único que se salvó de la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, destruida durante la Guerra de la Independencia.

 Torre del Reloj. Chinchón

Vista de Chinchón desde la Plazuela de Palacio

Teatro Lope de Vega

Al lado de la Torre del Reloj está el Teatro Lope de Vega. Fue construido en 1891 por la Sociedad de Cosecheros sobre las ruinas del antiguo Palacio de los Condes que fue arrasado en la Guerra de Sucesión española. Su nombre rinde homenaje a Lope de Vega, uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español, que escribió la comedia El Blasón de los Chaves de Villalba durante su estancia en el palacio.

Teatro Lope de Vega. ChinchónQue no te confunda su sobrio y austero aspecto exterior, por dentro es muy bonito y acogedor. A modo de telón tiene un lienzo de Luis Muriel que recrea la estampa de Chinchón desde uno de los balcones de la Plaza Mayor.

Interior del Teatro Lope de Vega. Chinchón

Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

¿Un cuadro de Goya en Chinchón? Así es. Para admirarlo solo tienes que adentrarte en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo que empezó a construirse en 1534 y que mezcla detalles góticos, platerescos, renacentistas y barrocos.

Interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. ChinchónEsta iglesia tampoco se salvó de los terribles sucesos de 1808 y sufrió graves daños que afectaron especialmente a la cubierta y a los ornamentos. Para animar las labores de reconstrucción, el capellán de esta iglesia, Camilo Goya, pidió a su hermano que realizara un lienzo para el altar mayor. El resultado es La Asunción de la Virgen, un cuadro de más de tres metros que está considerado una de las obras religiosas más importantes de Francisco de Goya. El 19 de julio del año pasado se cumplieron doscientos años de la colocación de este cuadro en el frontal del retablo. Por cierto, esta iglesia cumple la segunda parte del dicho: no tiene torre.

La Asunción de la Virgen de Francisco de Goya. Chinchón

Castillo de los Condes y otros enclaves de Chinchón

Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1974, Chinchón tiene más rincones que merecen ser visitados. Como el Castillo de los Condes, de propiedad privada, el Monasterio de los Agustinos -reconvertido en Parador de Turismo-, la Casa de la Cadena, donde se alojó el rey Felipe V, el convento de las M.M. Clarisas o las ermitas de San Antón, San Roque y Santa Ana.

Castillo de los Condes. Chinchón

CHINCHÓN, UN ESCENARIO DE PELÍCULA

Los que ya me conocen saben que, además de viajar, el cine es una de mis grandes pasiones. Por eso, siempre que el destino me lo permite, me gusta incluir alguna referencia al séptimo arte. En el caso de Chinchón es casi una obligación porque desde la posguerra su fisonomía ha servido como telón de fondo para muchas de películas que han paseado la imagen de esta villa por todo el mundo. En esta breve reseña de Chinchón como plató cinematográfico no pueden faltar La vuelta al mundo en 80 días (ganadora del Oscar a la mejor película en 1956) o Rey de Reyes, que transformó los cerros y laderas de Chinchón en Tierra Santa.

Pero el gran revuelo llegó en 1963. Henry Hathaway decidió trasladar el viejo oeste a la Plaza Mayor para rodar El fabuloso mundo del circo. En aquellos días, Chinchón se convirtió en una pequeña delegación de Hollywood con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale paseando por sus calles. Los lugareños aún recuerdan las curdas que se pillaba El Duque copa de anís va, copa de anís viene.

En 1964 fue Orson Welles quien fijó su cámara y su estómago en Chinchón. Primero con Campanadas a medianoche y un año más tarde con Una historia inmortal, un mediometraje que recreaba el Macao del siglo XIX. En ambos rodajes, el director de directores alquiló una casa en Chinchón y se dejó ver en sus numerosos mesones. Su favorito era el Mesón Cuevas del Vino (C/ Benito Hortelano, 13) y, según cuentan en su página web, cada día comía el mismo menú: judías chinchoneras y churrasco a la parrilla.

Otros títulos como El ruiseñor de las cumbres, Deprisa, deprisa, Espérame en el cielo, Lope y Pájaros de Papel también forman parte de la historia cinematográfica de esta localidad. Tampoco podemos olvidar a uno de sus vecinos más queridos. El actor José Sacristán también echó mano de Chinchón para dirigir e interpretar películas como Cara de acelga y Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?.

Visitas guiadas en Chinchón

La Oficina de Turismo organiza visita guiadas para particulares y grupos que recorren los principales puntos de interés de esta localidad. Además, el Ayuntamiento también ofrece la posibilidad de realizar una visita nocturna teatralizada que bajo el lema «El alma de Chinchón» revive  los acontecimientos que marcaron el rumbo de esta villa. Próximas fechas: 11, 18 y 25 de mayo. 1, 8, 15, 22 y 29 de junio. 28 de septiembre. 5, 12 y 19 de octubre.

Informado quedas. Si aún no conoces Chinchón, esta es tu oportunidad para descubrir una hermosa ciudad, rodeada de olivos y viñas, donde pasado y presente se dan la mano. Y lo mejor: a sólo 47 kilómetros de Madrid.

Mercado de La Boquería: historia, aromas y sabores

Mercado de La Boquería: historia, aromas y sabores

Como ya apunté en mi anterior entrada sobre La Rambla, el Mercado de La Boquería es una visita obligada para todo aquel que recala en la Ciudad Condal. Por muchas razones. Porque su historia va ligada íntimamente a la propia historia de la ciudad, porque está considerado uno de los mejores mercados del mundo y, sobre todo, porque perderse entre sus pasillos es una de las mejores formas de tomarle el pulso a una ciudad como Barcelona.

Mercado de La Boquería. Barcelona

Y es que aunque la excelente calidad y variedad de productos que aquí se pueden encontrar es la baza más importante de este mercado, La Boquería no sería un lugar tan especial sin las gentes que lo pueblan. Tenderos de tercera y cuarta generación con años de experiencia a sus espaldas, reputados chefs en busca de productos únicos -como dice el dicho popular, lo que no se encuentra en La Boquería, no existe-, gourmets a la caza de exquisiteces solo aptas para algunos bolsillos, turistas que disparan sus cámaras de forma compulsiva, vecinos del barrio que van a hacer la compra de la semana y barceloneses que no resisten la tentación de entrar a echar un vistazo y que siempre acaban comprando algo por el puro placer de decir al llegar a casa «esto lo he comprado en La Boquería».

Paradas de La Boquería. Barcelona

La presentación de las paradas atrae todas las miradas

La historia del primero de los mercados municipales que tuvo Barcelona se pierde en la noche de los tiempos ya que desde 1217 está documentada la presencia de vendedores de carne en las puertas amuralladas de la antigua Barcelona. Tras muchas idas y venidas, el mercado, tal y como lo conocemos hoy en día, fue inaugurado en 1840 en el solar que ocupaba el antiguo convento de Sant Josep de los carmelitas descalzos. De ahí que a este mercado también se le conozca como Mercado de Sant Josep. En un principio iba a ser una gran plaza con soportales a imagen y semejanza de la Plaça Reial pero finalmente el arquitecto Josep Mas i Vila decidió edificar un mercado cubierto por una estructura de hierro. Desde entonces, el mercado ha pasado por varias ampliaciones y remodelaciones entre las que destaca el precioso arco de marcado estilo modernista que preside la entrada principal del mercado desde 1913.

Vista lateral de La Boquería. Barcelona

En cuanto la rebases, todos tus sentidos se dispararán de inmediato ante el despliegue de aromas, colores y sabores que desprenden los más de 300 puestos que lo conforman. Un laberinto gastronómico que te recomiendo recorrer sin prisas para no perderte ningún detalle. Fíjate en la magnífica estructura de hierro que lo cubre, en la exquisita presentación de sus paradas, en el río de vida que transcurre a tu alrededor. No cometas el error de quedarte solo al principio en los puestos que venden bandejas de fruta listas para tomar a un euro o zumos de mil sabores. Intérnate en sus entrañas para disfrutar del bullicio que reina en la pescaderías que ocupan la zona central del mercado y recorre sin rumbo fijo sus once pasillos. A tu paso encontrarás carnicerías, fruterías, paradas de salazones, de olivas y conservas, legumbres, huevos, dulces y, según la época del año en el que lo visites, la más extensa variedad de setas que puedas imaginar. Incluso hay una tienda de souvenirs por si quieres llevarte un recuerdo de tu paso por La Boquería.

Una de las muchas pescaderías de La Boquería

Charcutería de La Boquería. BarcelonaBandejas de fruta y zumos listos para tomar. La Boquería

Chocolates y frutos secos. La Boquería

Piruletas. La Boquería

Souvenirs La Boqueria. Barcelona

Otra de mis recomendaciones es que te quedes a comer en el mercado. Además del clásico Bar Pinotxo del que ya hablé en mi anterior entrada, tienes muchas más opciones para hacer un alto en el camino y reponer fuerzas como el Quim de la Boqueria, el Bar Central o el Quiosc Modern. Sentado en cualquiera de sus taburetes podrás llevarte a la boca un trocito de este templo de la gastronomía y tu experiencia en La Boquería tendrá el broche de oro que se merece.

Bar Quiosc Modern. La Boqueria.

Aviso para navegantes: si quieres conocer a fondo la historia y los secretos de La Boquería, debes saber que todos los sábados de 10:00 a 11:30 se realizan visitas guiadas por el mercado que finalizan con una degustación de productos típicos. Su precio: 10€ por persona

Dirección: La Rambla, 89 bis – Plaça de la Boqueria

Cómo llegar: Metro L3, parada Liceu. Bus 14, 59 y 91.

Web: www.boqueria.info

Horario: De lunes a sábado, de 8 a 20.30h.