Si tienes pensado viajar a Estambul, toma nota nota de esta guía práctica actualizada en la que recopilo todo lo que necesitas saber para cumplir tu sueño. En ella encontrarás mucha información y también consejos basados en mi experiencia tras visitarla en cinco ocasiones que te ayudarán a planificar tu viaje a esta fascinante ciudad.
Navegar entre dos continentes, visitar sus mezquitas y escuchar el quejumbroso canto del muecín llamando a la oración. Admirar sus preciosos atardeceres y rendirte ante su belleza… Estambul, sin duda, es una ciudad bendecida por el paso de los siglos que te encantará visitar.
Situación de Estambul
Estambul es la ciudad más grande de Turquía. El estrecho de Bósforo divide en dos partes esta inmensa metrópoli, conectando el mar de Mármara con el mar Negro y separando físicamente Asia de Europa. Es la capital de la provincia de Estambul y su población estimada supera los 14 millones de habitantes.
Estambul desde la Torre Gálata
Requisitos de entrada para viajar a Estambul
Lo primero que debes saber antes de viajar a Estambul es que los ciudadanos españoles pueden entrar o salir de Estambul con pasaporte o DNI indistintamente siempre que ambos documentos tengan una validez mínima de 6 meses a partir de la fecha de entrada en Turquía.
Mi último vuelo con Turkish Airlines
Si usas el pasaporte, comprueba que tienes páginas libres y que en el control policial te estampen un sello en el que figure la fecha de entrada y la leyenda GIRIS (entrada en turco). Ten en cuenta, también, que si tu estancia va a ser superior a 3 meses solo podrás utilizar el pasaporte para entrar en el país. Lo mismo ocurre si accedes a Turquía en tu propio coche o si la entrada se realiza desde Irán, Irak y Siria. (sudeste y este del país)
Información sobre el coronavirus: ¿necesito presentar una PCR?
En este momento (octubre de 2021), no es necesario hacerte una PCR siempre y cuando presentes un certificadooficialdevacunación que indique que ya tienes la pauta completa o que has pasado la enfermedad en los 180 días previos a tu viaje.
Lo que sí es imprescindible es que rellenes un formulario de entrada en las últimas 72 horas antes del viaje. Una vez enviado, obtendrás un documento del Ministerio de Salud de la República de Turquía que deberás presentar antes de volar y al llegar a tu destino. Descárgalo y llévalo siempre contigo. No es necesario imprimirlo.
Ten en cuenta que estos requisitos para viajar a Estambul durante la pandemia pueden cambiar en cualquier momento. Lo mejor es que confirmes qué documentación tienes que aportar antes de viajar.
Sanidad
Aunque no es necesaria ninguna vacuna para viajar a Estambul, te aconsejo que estés al día de las vacunas universales (tétanos, difteria, tifus y hepatitis A+B). Para más información, entra en la web del Ministerio de Sanidad. Como en cualquier viaje, lleva contigo un botiquín básico con analgésicos, antihistamínicos, laxantes, antidiarréicos, protectores estomacales y materiales de cura.
Seguridad en Estambul
Si quieres conocer Estambul, tal vez te preguntes si es una ciudad peligrosa. En absoluto. Basándome en mi experiencia, puedo decir que siempre me ha parecido una ciudad bastante segura. Ni siquiera al alejarme de las zonas más turísticas he tenido la sensación de inseguridad en ningún momento. Siempre he ido con la cámara colgada al cuello y, con la misma precaución que seguiría en cualquier capital europea tanto de día como de noche.
Una de las imágenes más icónicas de Estambul
De todos modos, para confirmar la situación actual, puedes consultar las recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores y, de paso, inscribirte en su registro de viajeros para que puedas ser localizado y asistido en caso de emergencia.
Moneda y tarjetas de crédito
La moneda oficial de Turquía es la lira turca que se divide en kuruş. Existen billetes de 5, 10, 20, 50, 100 y 200 TL, y monedas de 5, 10, 25 y 50 kuruş y de una lira. En este conversor de divisas puedes ver cómo está el de cambio de moneda. A fecha de hoy, 1 € equivale a 2,8 TL.
Liras turcas
Lo aconsejable nada más aterrizar es que cambies algo de dinero en el propio aeropuerto ya que suelen ofrecer cambios competitivos (las oficinas están abiertas 24 horas). Aun así, probablemente encontrarás mejores tarifas en las casas de cambio (döviz). Suelen estar abiertas hasta media noche y las encontrarás sin problemas por todo el centro.
Casa de cambio
Las tarjetas de crédito internacionales más habituales (Visa, MasterCard y American Express) se aceptan en los hoteles, restaurantes y en la mayoría de las tiendas. En muchos lugares verás que podrás pagar en euros pero siempre te saldrá mejor hacerlo en moneda local.
Idioma
El idioma oficial es el turco, una lengua que pertenece a la misma rama que el finlandés y el húngaro y que se escribe con caracteres latinos. En las zonas más turísticas podrás comunicarte en inglés e incluso verás que algunos vendedores chapurrean castellano ya que hay mucho turismo español. Otro tema es cuando te alejas del centro a zonas como Eyüp o Üsküdar donde puede resultar complicado hacerte entender. Para romper el hielo con los locales, nada mejor que aprender algunas expresiones:
Hola: Merhaba. Adiós: Hoşçakalın
Sí: Evet. No: Hayır
Por favor: Lütfen. Gracias: Sağol. Quiero: İstiyorum
¿Cuánto cuesta?: Bu ne kadar?. Es muy caro: Çok pahalı. No entiendo: Anlamıyorum
Oficina de Turismo: Turizm bürosu
¿Dónde?: Nerede?. ¿Está lejos?: Uzak mı?. ¿Cuándo?: Ne zaman?
Hoy: Bugün. Mañana: Yarın. ¿A qué hora?: Saat kaçta?
Mujeres tomando un çay en el ferry
Café: Kahve. Té: Çay. Leche: Süt. Azúcar: Şeker. Pan: Ekmek
Agua: Su. Agua mineral: Maden suyu. Vino: Şarap. Cerveza: Bira.
La corriente es de 220 voltios y los enchufes son iguales que en España.
Volar a Estambul
Actualmente, las compañías aéreas que ofrecen vuelos directos desde España son Turkish Airlines, Iberia y la low cost turca Pegasus Airlines. Curiosamente yo viajé en el vuelo inaugural de Pegasus Madrid-Estambul. Aquí puedes leer mi experiencia con esta aerolínea: reserva del vuelo, tipos de billete, terminal de salida, etc.
Volando con Pegasus Airlines
Viajar a Estambul: aeropuertos y traslados
Estambul cuenta con dos aeropuertos internacionales. El principal es el Aeropuerto Internacional de Estambul (IST) que está situado en el lado europeo de la ciudad. Por su parte, en el lado asiático, está el aeropuerto Sabiha Gökçen (SAW) donde operan principalmente las aerolíneas de bajo coste.
Traslados a Estambul desde el Aeropuerto Internacional
El Aeropuerto Internacional de Estambul, situado a 23 kilómetros de Estambul, es el que está mejor comunicado. Las diferentes opciones para llegar al centro de la ciudad son:
Metro: La vía más rápida es utilizar el metro (línea M1). La estación está en la planta inferior bajo el vestíbulo de salidas. Puedes bajar en las estaciones de Zeytinburnu o Aksaray y desde allí tomar el tranvía hasta Sultanahmet, Eminönü y Kabataş (de Kabataş sale un funicular a la plaza Taksim). La duración del trayecto hasta Sultanahmet es de aproximadamente una hora.
Autobús: Aerobús operado por la compañía Havataş. La duración del trayecto dependerá del tráfico pero calcula una media hora hasta llegar a la plaza Taksim. Funcionan de 4.00 a 1.00h y el precio del billete es de 11 TL. Los autobuses salen del aeropuerto cada 30 minutos.
Si lo que quieres es actuar como un local desde el primer minuto, puedes coger la línea de autobús 96T que te llevará a Taskim por un par de liras. Eso sí, tiene muchísimas paradas.
Taxi: Un taxi del aeropuerto a Sultanahmet ronda las 40 TL y a la plaza Taksim, 50 TL.
Traslados a Estambul desde Sabiha Gökçen
Aunque se encuentra bastante lejos del centro de Estambul (a unos 50 km.), los traslados a/desde este aeropuerto no son complicados. Básicamente, tienes tres opciones: taxi, autobús Havataş y autobuses públicos.
Taxi: Llegar a la Plaza Taksim o a Sultanahmet en taxi te costará alrededor de unas 80-100 liras dependiendo del tráfico. Calcula una hora de trayecto más o menos.
Taxis en el aeropuerto Sabiha Gökçen
Autobús Havataş: Los autobuses de esta compañía se cogen delante de la salida de la terminal de llegadas del aeropuerto. El precio del billete es 13 liras y la duración aproximada del viaje hasta la plaza Taksim es de hora y media. Salen cada media hora desde las 4 de la mañana hasta la 1 de la madrugada. Para ir de Taksim al aeropuerto Sabiha Gokçen, el primer autobús sale a las 3:30 y el último a la 1 de la madrugada. El autobús se coge enfrente del Point Hotel que está situado en un lateral de la plaza.
Autobuses públicos: Las principales líneas de autobuses públicos que pasan por Sabiha Gökçen son la E3, E10, 16S, y 132. La línea E3 une el aeropuerto con la estación de metro Levent (lado europeo), desde allí se puede coger el metro hasta Taksim. La E10, por su parte, va hasta Kadikoy, en la orilla asiática del Bósforo. Una vez allí se puede tomar un ferry hasta Eminönü, Karaköy, Kabataş y Beşiktaş. Estos autobuses se cogen justo detrás del carril donde para el Havataş.
Consejo viajero: si no quieres complicarte con los traslados durante tu viaje, aquí puedes reservar un transfer privado, puerta a puerta y al mejor precio. Un chófer te esperará en el aeropuerto, en el hotel o dónde estés para llevarte a tu destino de forma rápida y segura
Cómo desplazarte por Estambul
Estambul cuenta con un buen sistema de transporte público que tiene que bregar con el caótico tráfico que impera en la que fue capital de tres imperios. Para que sepas cómo moverte por la ciudad, aquí puedes consultar un mapa la ciudad.
Tranvía: Aunque Estambul cuenta con cuatro líneas de tranvía, la más utilizada por los turistas es la T1 que va desde Bağcilar hasta Kabataş. Las paradas de Çemberlitas, Sultanahmet y Eminönü te dejarán muy cerca de los principales puntos de interés: Palacio Topkapi, Santa Sofía, Mezquita Azul, Gran Bazar, Bazar de las Especias… Trata de evitarlos en horas punta porque suelen ir muy llenos a pesar de tener mucha frecuencia. Nota para románticos: hay un pequeño tranvía turístico que recorrer la Istiklal Caddesi hasta la plaza Taksim.
Tranvía en Çemberlitaş
Ferry: Los ferries conectan las orillas europea y asiática, surcan las aguas del Cuerno de Oro y navegan por el estrecho del Bósforo. En la parte europea los muelles más importantes son Eminönü, Karaköy y Beşiktaş, y en la zona asiática, Üsküdar y Kadıköy. Utilízalos para cruzar de una orilla a otra o por el simple placer de navegar.
Autobuses: Es el medio de transporte más barato y son muy útiles para llegar a rincones alejados del tranvía como el Museo de San Salvador de Chora o el barrio de Eÿup (nº 39B. Estación de autobuses de la Universidad).
Metro: Salvo la línea M1 que conecta con el aeropuerto de Atatürk, no tiene demasiado interés ya que circula por el extrarradio de la ciudad.
Funicular: Hay dos funiculares en Estambul. Uno conecta Kabataş con la plaza Taksim y el segundo, conocido como Tünel, Karaköy con Beyoğlu. Perfectos para salvar las fuertes pendientes que hay entre estas zonas.
Funicular subterráneo de Tünel
Teleférico: Justo al lado de la mezquita de Eyüp Sultan está el teleférico que en un par de minutos te llevará hasta el mirador de Pierre Loti.
Vistas del Cuerno de Oro desde el Café Pierre Loti
Taxi: Los oficiales son amarillos, llevan un letrero que pone Taksi y todos tienen taxímetro. Si vas justo de tiempo es una buena opción ya que no resultan muy caros. No peques de incauto, vigila que el taxímetro funcione correctamente y atento al cambio.
Consejo para viajar a Estambul: si tienes poco tiempo para visitar la ciudad y no quieres tener que preocuparte por nada, puedes contratar un tour privado y exclusivo por Estambul con guía en español. Ocho horas para visitar lo que quieras porque tú eres quien decide el itinerario. Puedes contratarlo en este enlace.
İstanbulkart
Si vas a viajar a Estambul y quieres ahorrar en tus desplazamientos, lo mejor es adquirir la İstanbulkart, una tarjeta-monedero válida para todos los medios de transporte público de Estambul. Su precio es de 10 TL y puedes comprarla y recargarla en las principales estaciones de metro, autobús y muelles, en las máquinas expendedoras y en los quioscos que encontrarás por toda la ciudad. ¿Sus principales ventajas? Una sola tarjeta vale para varios viajeros y el ahorro frente al uso del jeton (ficha de viaje) es considerable. El coste de un trayecto usando el jeton es de 4 TL y con la İstanbulkart sale por 2,15 TL. Al finalizar tu estancia puedes devolverla y recuperar parte de su importe o, como suele hacer la mayoría, conservarla como recuerdo.
İstanbulkart
Dónde alojarte en Estambul
¿Me alojo en Sultanahmet o mejor en la zona de Beyoğlu y Taxim? No hay una respuesta definitiva ya que más que un tema económico es una cuestión de preferencias. La principal ventaja de alojarte en Sultanahmet es su proximidad a los monumentos históricos como Santa Sofía, la Mezquita Azul, el Palacio Topkapi o la Cisterna Basílica, entre otros. ¿La de Taxim? Básicamente, el ambiente y su vida nocturna cualquier día de la semana.
Lo que está claro es que inevitablemente acabarás moviéndote por las dos zonas por lo que, en definitiva, es una cuestión de gustos. También puedes buscar alojamiento en la parte asiática si quieres vivir una experiencia más auténtica alejado de las hordas de turistas que invaden la ciudad.
Santa Sofía desde la terraza del hotel Adamar
En mi primer viaje a Estambul, lo tuve claro. Opté por alojarme en Sultanahmet y no me arrepiento. Volver al hotel tras jornadas maratonianas pateando la ciudad de arriba a abajo y salir a dar un paseo por la zona, en mi opinión, no tiene precio. Porque Estambul es preciosa de día pero de noche, sencillamente, es espectacular. Aquí puedes leer mi reseña del Hotel Adamar.
Otros alojamientos en los que me he hospedado son el Marmara Pera, un encantador hotel boutique situado en la zona de (Beyoğlu) y el Marmara Taksim, un cinco estrellas con vistas al Bósforo.
Hotel Marmara Taksim
Dónde comer en Estambul
En mis escapadas a Estambul, he podido comprobar que la gastronomía turca es un carrusel de olores y sabores que parece no tener fin. Una cocina que empezó a destacar durante el Imperio Otomano y que hoy en día recoge en sus platos lo mejor de Oriente y Occidente. Te remito a mi artículo Dónde comer en Estambul para que leas las reseñas de los locales en los que estuve y descubras los must de su gastronomía. ¿Un adelanto? Testi kebab, mercimek çorbası, mezzes, köfte, bocadillo de caballa, mejillones con limón, baklavas, lokum, çay y café turco, raki, yoğurt de Kanlica…
Kebab de pollo
¿Resulta caro comer en Estambul? No. Encontrarás opciones para todos los bolsillos. Desde los tradicionales lokantas y meyhanes, a locales de comida rápida, puestos callejeros y restaurantes de alto nivel. En función del local, lo habitual es dejar el 10% de la factura como propina.
Consejos para visitar las mezquitas de Estambul
En Turquía la religión musulmana es mucho más flexible y tolerante que en otros países islámicos del mundo. Estambul es un buen ejemplo de ello ya que la mayoría de sus mezquitas se pueden visitar. La entrada es gratuita y si se quiere se puede dejar un donativo a la salida para sufragar su mantenimiento.
Como manda la tradición islámica, hay que entrar descalzos. Podemos dejar los zapatos a la entrada o meterlos en una bolsa y llevarlos con nosotros. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Aunque en la entrada nos facilitan todo lo necesario para adecuar nuestra vestimenta, lo más práctico es llevar siempre un pañuelo en la mochila. El resto es simplemente una cuestión de sentido común y respeto. Actúa como si estuvieras en cualquier otro templo: no hagas fotos donde no esté permitido, no te tumbes en el suelo, trata de pasar desapercibido y haz tu visita en silencio.
Antes de entrar en una mezquita debes descalzarteMezquita Azul
Hablando de mezquitas, en Estambul hay más de 3.000 repartidas por toda la ciudad. Aunque la Mezquita Azul, Süleymaniye o la Mezquita Nueva son de visita obligada, te recomiendo que además te acerques a conocer otras menos famosas pero igual de interesantes. Te hablo de la Mezquita de Eyüp Sultan, de la Pequeña Santa Sofía, de Beyazit, de Rüstem Pasa y de la Mezquita de Faith, entre otras. Tal vez pienses que vistas un par, vistas todas pero te equivocas. Cada una tiene una luz especial, unos fieles distintos, una decoración singular, algo que la hace realmente única.
Viajar a Estambul: compras
Estambul ha sido y es una auténtica meca de las compras. En su día fue un importante enclave de la Ruta de la Seda y su tradición comercial siempre ha formado parte de su esencia. Solo tienes que acercarte al Gran Bazar o al Bazar de las Especias para comprobarlo: alfombras y kilims, orfebrería, todo tipo de objetos de cerámica y latón, ropa de cuero, joyas, falsificaciones, marquetería (en especial tableros de ajedrez y backgammon), dulces… Mi consejo es que no dejes de lado las calles adyacentes que los circundan ya que en sus tiendas puedes encontrar el mismo producto más barato. Si decides comprar algo, ten en cuenta que deberás entrar en el juego del regateo ya que la prisa no tiene cabida cuando se trata de comprar.
Bazar de las Especias
Si lo tuyo es la moda, la música y los libros, deberás encaminar tus pasos a los barrios de Galata y Beyoğlu y, si la cartera te lo permite, acércate hasta Nisantasi donde encontrarás las mejores boutiques de la ciudad. Para antigüedades, Çukurcuma y Cihangir. Una última sugerencia: si tienes que llevarle un detalle a alguien, déjate de fruslerías y cómprale una caja de baklavas. Estos pastelitos de hojaldre con nueces o pistachos bañados en jarabe de miel son una delicia. En cualquier pastelería te los prepararán para que lleguen a su destino perfectos.
¿Mi perdición? Los deliciosos baklavas
Crucero por el Bósforo
Surcar las aguas del Bósforo, el estrecho que separa Europa de Asia, es uno de los regalos más fascinantes que nos regala viajar a Estambul. Nada más poner los pies en el puerto de Eminönü te ofrecerán todo tipo de cruceros al grito de «Bosphorus, Bosphorus». Mi consejo es que los desestimes y te embarques en un ferry de las líneas marítimas turcas que te llevará hasta las puertas del Mar Negro en Anadolu Kavaği. El crucero que yo realicé es el Full Bosphorus Cruise operado por la compañía Şehir Hatları y cuya duración total, incluyendo la escala en Anadolu Kavaği, es de 6 horas. Esta empresa pública también realiza una travesía más corta de aproximadamente dos horas de navegación.
Bogäz İskelesiCrucero por el Bósforo
El muelle de salida es el Bogäz İskelesi (Bosphorus Cruises Pier) y la duración del viaje es de 90 minutos por trayecto. Realiza paradas en Eminönü, Beşiktaş, Kanlika, Sariyer, Rumeli Kavaği y Anadolu Kavaği, y el precio de ida y vuelta es de 25 TL (8€ aprox.). Aquí tienes el relato de esta experiencia: Estambul y el Bósforo, navegando entre dos continentes.
Otra opción muy recomendable es este crucero por el Bósforo y el Mar Negro en el que surcarás el famoso estrecho y descubrirás los contrastes de Europa y Asia. Además de contemplar lugares tan emblemáticos como la torre Galata, podrás nadar en el Mar Negro y probar la comida turca. Reserva aquí tu excursión y olvídate de colas e imprevistos
El mejor atardecer de Estambul
En Üsküdar, uno de los barrios más antiguos de la parte asiática, te espera el que para muchos, entre los que me incluyo, es el mejor atardecer de Estambul. El rincón más buscado para presenciar la puesta de sol a orillas del Bósforo es el que se conoce como café de las alfombras. Para llegar hasta allí, lo normal es coger el ferry en el muelle de Eminönü. Una vez estés en el puerto, deberás caminar unos 15 minutos a la derecha en dirección a la Torre de Leandro. No tiene pérdida y te aseguro que es una de las grandes recompensas de viajar a Estambul.
Café de las alfombras y Torre de LeandroPuesta de sol desde Üsküdar
Si dispones de tiempo, callejea por Üsküdar, una barriada que vive sin la contaminación del turismo de masas y que nos recuerda a cada paso que estamos en Asia. Puedes regresar en el último barco para disfrutar de las preciosas vistas nocturnas de Estambul. Más información: Üsküdar, en busca del mejor atardecer de Estambul.
¿Cuántos días necesito para visitar Estambul?
Esta podría considerarse la pregunta del millón y mi respuesta es una reflexión absolutamente personal basada en mi experiencia. En mi primer viaje estuve cinco días completos, una cifra que a priori parecía suficiente y que a todas luces resultó escasa.
Evidentemente en tres días, dos si me apuras, se puede ver lo fundamental pero, si algo me ha quedado claro tras viajar a Estambul, es que es una ciudad a la que no le sientan bien las prisas. Tanta belleza cargada de historia necesita su tiempo para no pasar por ella de puntillas, para tratar de captar la magia de sus mil rostros, para sentir, de regreso, que te traes un trocito de Estambul en la maleta. De todos modos, si no dispones de ese tiempo, no te preocupes. La mayoría de los que han estado sueñan con volver.
De todos modos y para facilitarte al máximo tu viaje a Estambul, permíteme sugerirte algunas excursiones y experiencias inolvidables:
Autobús turístico de Estambul → La mejor forma para descubrir a tu aire esta increíble ciudad que no te dejará indiferente. Dos rutas con 19 paradas y comentarios grabados en español.
Capadocia express → Tour de 1 día en avión visitando el paisaje lunar del Valle de Derbent, las iglesias bizantinas excavadas en la roca del Valle del Goreme, el pueblo troglodita de Uçhisaral y el famoso Valle de Pasabagi donde se encuentran las chimeneas de hadas.
Excursión a las islas Príncipe → Siéntete parte de la realeza otomana con un recorrido en barco por tres de las islas Príncipe: Kinaliada, Heybeliada y Buyukada.
Espectáculo de los Derviches → Descubre la magia y el misticismo de la danza sufí, conocida como Sema, y vive una experiencia espiritual de la mano de los Derviches Giróvagos. Reserva cuanto antes porque las mejores localidades vuelan.
Excursión a Éfeso en avión → Vuela a la ciudad que en la Antigüedad se convirtió en un auténtico centro religioso, cultural y comercial del Imperio Romano. Incluye guía de habla española/inglesa y la recogida en el hotel y traslado de regreso.
Seguro de viajes para viajar a Estambul
Tu seguridad es lo primero, así que, si vas a viajar a Estambul, haz como yo y contrata un seguro de viajes con Chapka. Para estancias inferiores a 90 días, te recomiendo el Cap Trip Plus por su amplia cobertura COVID-19: gastos médicos derivados de la enfermedad, PCR prescrita por un profesional sanitario, prolongación de estancia, regreso anticipado… Además, si lo contratas a través de mi web, obtendrás un 7% de descuento usando el código OBJETIVOVIAJAR. No lo dudes, contrata aquí tu seguro de viajes y disfruta de una aventura asegurada.
Siempre hay un tren que desemboca en Madrid. Siempre hay un vuelo que aterriza. Siempre hay alguien dispuesto a desentrañar sus secretos, a hacer suya esta ciudad, e incluso hay gente como yo que decide quedarse a vivir en ella. Sea cual sea tu caso, si has planeado recalar este otoño en este cruce de caminos que luce con orgullo su estatus de capital, te interesará saber qué agenda cultural te espera. Exposiciones, obras de teatro, musicales, conciertos… Y a modo de bonus track, unas personalísimas sugerencias para explotar al máximo tu estancia en la que ya considero mi segunda casa. ¡Bienvenido a los Madriles!
El Museo del Prado se suma a los actos de conmemoración del IV Centenario de la muerte del Greco con la exposición El Greco y la pintura moderna. En ella se muestra la gran influencia del autor cretense como precursor de la pintura de los siglos XIX y XX, y la importancia del redescubrimiento de su obra en la revolución de los conceptos pictóricos que supusieron las vanguardias históricas. Esta exposición cuenta con una selección de veinticinco obras de El Greco junto con otras setenta de autores modernos como Manet, Cézanne, Picasso, Kokoschka, Bacon o Pollock. ¿Dónde? Museo del Prado (Paseo Prado, s/n). ¿Cuándo? Hasta el 5 de octubre.
El Museo Reina Sofía exhibe hasta el 13 de octubre la retrospectiva más completa organizada hasta la fecha de Richard Hamilton, uno de los pioneros del Pop Art. Esta muestra está formada por más de 250 pinturas, fotografías, dibujos y grabados producidos entre 1949 y 2011 que muestran el interés de este artista londinense por la cultura de masas y el diseño gráfico. Él mismo, poco antes de fallecer, fue quien concibió esta exposición para el Reina Sofía en la que, además de sus obras más emblemáticas, se pueden contemplar cinco instalaciones de gran envergadura entre las que destaca su primera instalación-exposición, Growth and Form. ¿Dónde? Museo Reina Sofía (Santa Isabel, 52). ¿Cuándo? Hasta el 13 de octubre.
Tras haber conseguido todos los premios y distinciones a los que un pintor de su época podía aspirar, Joaquín Sorolla se marchó en busca de nuevos retos al otro lado del charco, realizando su primera exhibición en Nueva York, en la Hispanic Society of America. Buena parte del trabajo que llevó a cabo en su periplo americano forma parte de la exposición Sorolla y Estados Unidos que presentará numerosas obras de este artista valenciano nunca vistas antes en España. Esta muestra, que nos permitirá disfrutar del mejor Sorolla y profundizar en su gran proyección internacional, es gratuita. ¿Dónde? Fundación Mapfre. Sala Recoletos (Paseo Recoletos, 23). ¿Cuándo? Del 26 de septiembre al 11 de enero de 2015.
EN LOS ESCENARIOS
Si de algo puede vanagloriarse Madrid es de su amplia y variada oferta teatral que combina propuestas de gran formato, musicales y salas independientes. Aquí tienes algunas sugerencias «on stage»:
El gran estreno de la temporada llega por fin a la capital para inundar el Nuevo Teatro Alcalá de plataformas imposibles, pelucas, lentejuelas, plumas y toneladas de maquillaje. Por si no has visto la película que dirigió Stephan Elliott, te diré que narra las locas aventuras de tres amigos que recorren el desierto australiano en un destartalado autobús al que bautizan Priscilla, representando su atrevido espectáculo drag. Un viaje en busca del amor y la amistad envuelto en una banda sonora que recoge éxitos imprescindibles de la música disco como el I will Survive de Gloria Gaynor, It’s Raining Men, popularizada por The Weather Girls, Boogie Wonderland de Earth, Wind & Fire o What’s Love Got To Do de la incombustible Tina Turner.
40 artistas en escena, 500 trajes espectaculares y el verdadero protagonista, un autobús totalmente robotizado a escala real que hizo que fuera necesario demoler una parte del teatro para conseguir meterlo en escena. Aclamado por la crítica y ganador de premios Oscar, Tony y Olivier, este musical ya ha seducido a más de 3 millones de espectadores en Broadway, Londres, Sidney, Suecia, Toronto, Italia y Argentina, antes de llegar a España con la puesta en escena original con la que se estrenó en Londres. Aquí tendrán una espectadora más porque yo no pienso perdérmelo. ¿Dónde? Nuevo Teatro Alcalá (Jorge Juan, 62). ¿Cuándo? A partir del 2 de octubre.
Y de una novedad al que ya se ha convertido en todo un clásico de la Gran Vía madrileña: El Rey León. Todo un fenómeno a nivel nacional que ha cautivado a casi millón y medio de personas y que se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la ciudad. Yo lo he visto y puedo asegurarte que este éxito de Disney en versión musical merece muchísimo la pena. Sencillamente es espectacular. ¿Dónde? Teatro Lope de Vega (Gran Vía, 57). ¿Cuándo? En cartel.
Peter Brook, el gran maestro del teatro contemporáneo, vuelve a España para inaugurar el XXXII Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid con su última creación, The Valley of Astonishment. Esta obra -en inglés con sobretítulos en español- se presenta como un viaje caleidoscópico a los misterios y maravillas del cerebro humano; una montaña rusa de sensaciones a través de nuestros miedos, fantasías y deseos más profundos. Solo estará en cartelera cuatro días así que si te interesa, reserva ya tu entrada. ¿Dónde? Teatros del Canal (Cea Bermúdez, 1). ¿Cuándo? Del 23 al 26 de octubre.
En noviembre y durante tres semanas, Madrid volverá a ser el centro europeo de la danza gracias a este veterano festival que alcanza su vigésima octava edición. La programación de este año acogerá más de medio centenar de representaciones y una veintena de compañías, procedentes no sólo de España sino también de Japón, China, Reino Unido, Francia y Colombia, entre otros países. Figuras relevantes, promesas emergentes… La danza se adueña de Madrid con este certamen internacional en el que la música y el baile se funden sobre los escenarios. ¿Dónde? Diferentes sedes. ¿Cuándo? Del 5 al 24 de noviembre.
En tiempos de crisis florecen grandes ideas como ésta: microobras de teatro de entre diez y quince minutos sobre un mismo tema, representadas en espacios pequeños para aforos de no más de quince personas por pase y seis sesiones al día. Este es el concepto que nos propone Microteatro por dinero. Tú eliges tanto el tiempo que quieres pasar en el teatro así como el precio que quieres pagar ya que cada obra se abona de forma individual.
Este proyecto que nació como un experimento en 2009 se ha consolidado como una exitosa alternativa al teatro convencional. ¿El secreto de su éxito? Su particular manera de entender la relación entre texto, interpretación y espectadores, y una programación que se renueva cada mes. Dicen los que lo han probado que es adictivo. Hay sesiones de tarde, golfas, y los sábados y domingos sesiones infantiles. ¿Cuándo? Consulta la cartelera. ¿Dónde? En la calle Loreto y Chicote, 9. En pleno triBall, la zona más cool de la capital.
XI SEMANA DE LA ARQUITECTURA
En el mes de octubre y durante diez días, la arquitectura se convertirá en el centro de todas las miradas con una nueva edición de la Semana de la Arquitectura. Este evento, organizado por la Fundación Arquitectura del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), pretende dar a conocer y difundir la arquitectura a través de un completo programa de actividades que incluye, entre otros, exposiciones, conferencias, rutas por la ciudad y talleres infantiles.
Además, un buen número de edificios singulares abrirán sus puertas para ser visitados de forma gratuita: la sede COAM, la sede REPSOL, el Observatorio Astronómico, la Real Academia de Medicina, el Ateneo de Madrid, el Instituto Cervantes, el Museo Arqueológico Nacional, el Cuartel de Conde Duque, el Matadero… Esta es una de las citas culturales más interesantes que se celebran en Madrid en la época otoñal. Toma nota si te gusta el mundo de la arquitectura y el urbanismo. ¿Dónde? Sede COAM (Hortaleza, 63). ¿Cuándo? Del 3 al 12 de octubre.
ESTAMPA CONTEMPORARY ART FAIR
Por tercer año consecutivo y en colaboración con el Ayuntamiento, Matadero Madrid acogerá Estampa, una feria que ya se ha consolidado como un referente europeo dentro del sector de las ediciones de arte contemporáneo en todas sus facetas: fotografía, grabado, arte digital o libros de artista. En esta ocasión, la XXII edición del Salón de Arte Múltiple Contemporáneo tendrá a Miquel Barceló como artista invitado. Una gran oportunidad para coleccionistas que pueden escoger entre un amplio abanico de precios y estilos.¿Dónde? Matadero Madrid(Paseo de la Chopera, 14). ¿Cuándo? Del 9 al 12 de octubre.
CONCIERTOS
Durante este otoño, la ciudad que nunca duerme recibirá la visita de numerosos artistas. Como es imposible enumerarlos todos, aquí van algunas sugerencias:
Crystal Fighters. 21 de septiembre. Teatro Circo Price.
Morrissey. 9 octubre. Barclaycard Center (antiguo Palacio de Deportes).
Kylie Minogue. 13 de octubre. Barclaycard Center.
Malú. 18 de octubre. Barclaycard Center.
Sidecars. 21 de octubre. Clamores.
Pink Tones. 24 de octubre. La Riviera.
Kiko Veneno. 24 de octubre. Círculo de Bellas Artes.
Anastacia. 25 de octubre. Palacio Municipal de Congresos
Elton John. 1 de noviembre. Barclaycard Center.
James Blunt. 15 de noviembre. Teatro Circo Price.
Marianne Faithfull. 10 de diciembre. Teatros del Canal.
EN CUALQUIER MOMENTO
Da igual si tu visita es de fin de semana o si dispones de más días para recorrer la ciudad donde se juntan los caminos, en mi opinión hay una serie de momentos que no debes perderte más allá de probar el típico bocadillo de calamares. Como diría Sabina, si no quieres sentirte extraño como un pato en el Manzanares, al menos deberías:
Dar una vuelta por El Retiro o en su defecto por los jardines del Campo del Moro o del Parque del Capricho. El Pardo, la Casa de Campo y la Quinta de los Molinos son otras opciones. El otoño les sienta genial.
Tomarte un buen chocolate con churros -o porras, ahí no me meto- a la mínima que refresque un poco. Los clásicos te dirán que vayas a San Ginés (Pasadizo de San Ginés 5, muy cerca de la Puerta del Sol). No me opongo a esta recomendación pero la mía te conduciría hasta La Antigua Churrería (Bravo Murillo, 190). De momento son los mejores que he probado.
Patear de arriba a abajo la Gran Vía, desde Alcalá a la Plaza de España, para sentir cómo late el corazón de Madrid a la sombra de emblemáticos edificios como el Metrópolis, el Capitol o el Grassy. Por mucho que recorras una y mil veces el broadway madrileño siempre descubrirás algo nuevo.
Pasar el domingo en El Rastro.
Callejear por los barrios de Chueca y Malasaña, dos vecinos bien avenidos del distrito Centro de Madrid. El primero es un soho diverso, tolerante y cosmopolita a más no poder. El cuartel de las libertades, donde todo el que llega es bien recibido. El segundo, un barrio que va mudando su cara en función de las horas del día y que se reinventa a sí mismo con el paso de los años. Ahora es la meca del vintage y de la librerías que funcionan como espacios culturales. ¿Qué les une? Ambos esconden muchos rincones que cualquier mente inquieta desearía conocer, con su oferta gastronómica podríamos recorrer el mundo plato a plato y son perfectos para exprimir las noches de la capital.
Contemplar la puesta de sol desde el Templo de Debod. Con o sin contaminación, es magnífica.
Dejarte caer por las animadas terrazas de la Plaza de Olavide (Chamberí).
Ver Madrid a vista de pájaro subido en el teleférico y jugar a descifrar el skyline de la capital entre preciosas panorámicas. Algo que muchos madrileños reconocen no haber hecho nunca.
Darte un capricho en el Mercado de San Miguel o en el San Antón. O en ambos a ser posible.
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¿Te he tentado con estas propuestas? ¿Sí? Perfecto. Nos vemos en Madrid este otoño.
Si tienes pensado viajar a Estambul, tal vez te interese saber cómo fue mi experiencia al reservar y volar con Pegasus Airlines. Cuando busqué información acerca de esta low cost turca, apenas encontré nada más allá de los clásicos portales de compra de vuelos. Incluso cuando comentaba que iba a volar con Pegasus, mucha gente ni siquiera conocía esta compañía. De ahí nace este artículo en el que, además, voy a hablarte de los requisitos de entrada para viajar a Estambul y cómo llegar del aeropuerto de Sabiha Gökçen al centro de Estambul. Comenzamos.
Volar con Pegasus
Como comenté en su día, Pegasus Airlines fue la opción más económica que encontré para volar a Estambul desde Madrid en 2014. En clase essentials y con asiento asignado -se paga aparte-, el total de los vuelos para dos personas fue de 281.47€ (ida y vuelta). El precio inicial era más pero, como hicimos la reserva el día 14 de febrero, nos aplicaron la promoción Valentine’s Day Discount, y por el segundo pasajero solo nos cobraron la mitad del billete. Otra coincidencia fue que volamos el 24 marzo por lo que inauguramos la nueva ruta Madrid-Estambul Sabiha Gökçen de esta aerolínea.
Reservar con Pegasus Airlines
Reservar los vuelos es muy fácil ya que el sistema te va guiando paso a paso, ofreciéndote la posibilidad de escoger asiento o el tipo de comida que quieres consumir durante el vuelo: estándar, vegetariana, Kosher, sin gluten, baja en grasas, etc.
Una vez hayas formalizado tu reserva, recibirás tu billete electrónico que deberás presentar junto con tu DNI o pasaporte en el momento de hacer el check-in. Si tienes alguna duda, puedes llamar al teléfono de atención al cliente de Pegasus Airlines España: +34 650 476 937.
Tarjeta de embarque de Pegasus Airlines
NO VIAJES SIN SEGURO Eso sí, antes de empezar a planificar tu viaje a Estambul, recuerda siempre que tu seguridad y tranquilidad es lo primero. Mi consejo: por lo que pueda pasar, haz como yo y contrata un seguro de viajes con Chapka. Para estancias inferiores a 90 días, te recomiendo el Cap Trip Plus por sus amplias coberturas. Además, si lo contratas a través de mi web, obtendrás un 7% de descuento usando el código OBJETIVOVIAJAR. No lo dudes, contrata aquí tu seguro de viajes y disfruta de una aventura asegurada.
Tipos de billetes de Pegasus Airlines
Pegasus cuenta con 4 tipos de billetes que puedes personalizar para incluir los servicios adicionales que desees en función de tus necesidades: Basic, Essentials, Advantage y Comfort Flex. Todos ellos permiten llevar un bulto de mano y sumar puntos de vuelo con el programa de fidelización Pegasus BolBo.
Basic: Es la tarifa más económica. Solo está disponible en vuelos internacionales y solo te permite llevar un bolso de mano de tamaño no superior a 55x40x20 cm.
Essentials: Incluye una maleta facturada de 15 kg en vuelos nacionales y de 20 kg en vuelos internacionales.
Compara y compra el billete que más se ajuste a tus necesidades
Advantage: Con los billetes advantage, podrás elegir los asientos (excepto los que disponen de espacio adicional para las piernas), obtener 20 kg de franquicia de equipaje gratuito, disfrutar de un sándwich y utilizar los servicios de entretenimiento a bordo Fly & Watch.
Comfort Flex : La tarifa más completa de Pegasus, además de todo lo anterior, incluye la selección de asientos XL y permite cambiar y anular los billetes sin penalización hasta dos horas antes de la salida del vuelo. En caso de anulación, reembolsan el importe íntegro del billete, exceptuando el cargo por servicios. En el caso de cambios o anulaciones realizados en menos de dos horas antes del vuelo, solo se reembolsan las tasas del aeropuerto.
También es importante destacar que, si contratas la opción Pegasus Flex al adquirir tu billete, podrás cambiar la fecha y la ruta sin pagar recargos.
Pegasus BolBol
Pegasus BolBol es el programa de fidelización de Pegasus que permite obtener BolPoints con cada vuelo que compres y canjearlos para futuros vuelos o invertirlos en servicios adicionales como reservar asientos, pagar equipaje extra o cambiar la reserva sin restricciones de tiempo o de cupos.
Puedes darte de alta en este programa de forma gratuita con tu número de teléfono y, si compras tu billete en la app móvil de Pegasus, conseguirás el doble de puntos.
Volar a Estambul desde el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas
Estambul cuenta con dos aeropuertos internacionales. El principal es el Aeropuerto Internacional de Estambul (IST) que está situado en el lado europeo de la ciudad. Por su parte, en el lado asiático, está el aeropuerto SabihaGökçen (SAW) donde operan principalmente las aerolíneas de bajo coste como Pegasus.
Aeropuerto Internacional Sabiha Gökçen
Los vuelos de Pegasus Airlines salen de la terminal T1 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y la facturación se realiza en la planta P1. Las llegadas se realizan en la planta P0 de la misma terminal. Actualmente hay tres vuelos diarios.
Mostradores de facturación de Pegasus Airlines
Respecto a la experiencia a bordo, puedo decir que no se nota que estés volando con una low cost. Ambos vuelos salieron a la hora prevista, el personal me pareció eficiente y amable, los asientos son bastante cómodos y el Boeing 737-800 en el que volamos estaba prácticamente nuevo (la edad media de su flota es de menos de cuatro años).
Embarcando con Pegasus Airlines
Todo listo para el vuelo inaugural de Pegasus
Avión de Pegasus Airlines
Un último apunte: Desde Sabiha Gökçen -su hub en Estambul-, Pegasus ofrece conexiones a numerosas ciudades turcas como Ankara, Diyarbakir, Kayseri (Capadocia), Nevsehir, Antalya, Trabzon o Izmir.
Requisitos de entrada para viajar a Estambul (actualizado)
Los ciudadanos españoles pueden entrar o salir de Estambul con pasaporte o DNI indistintamente siempre que ambos documentos tengan una validez mínima de 6 meses a partir de la fecha de entrada en Turquía.
Volando con Pegasus Airlines
Si usas el pasaporte, comprueba que tienes páginas libres y que en el control policial te estampen un sello en el que figure la fecha de entrada y la leyenda GIRIS (entrada en turco). Ten en cuenta, también, que si tu estancia va a ser superior a 3 meses solo podrás utilizar el pasaporte para entrar en el país. Lo mismo ocurre si accedes a Turquía en tu propio coche o si la entrada se realiza desde Irán, Irak y Siria.
Cómo ir del aeropuerto de Sabiha Gökçen al centro de Estambul
Aunque se encuentra bastante lejos del centro de Estambul (a unos 50 km aproximadamente) y no está tan bien comunicado como Atatürk, los traslados a/desde este aeropuerto no son complicados. Básicamente, tienes cuatro opciones: taxi, autobús Havataş, autobuses públicos y contratar un servicio de transfer
Taxi: Llegar a la PlazaTaksim o a Sultanahmet en taxi te costará alrededor de unas 80-100 liras (34€ aprox.) dependiendo del tráfico. Calcula una hora de trayecto más o menos.
Autobús Havataş: Los autobuses de esta compañía se cogen delante de la salida de la terminal de llegadas del aeropuerto. El precio del billete es 13 liras y la duración aproximada del viaje es de hora y media. Salen puntualmente cada media hora desde las 4 de la mañana hasta la 1 de la madrugada. Se paga a bordo. Si tu destino final es Sultanahmet, desde Taskim puedes coger un taxi o bien el metro vía Kabataş.
Para ir de Taksim al aeropuerto Sabiha Gökçen, el primer autobús sale a las 3:30 y el último a la 1 de la madrugada. El autobús se coge enfrente del Point Hotel que está situado en un lateral de la plaza.
Autobuses públicos: Las principales líneas de autobuses públicos que pasan por Sabiha Gökçen son la E3, E10, 16S, y 132. La línea E3 une el aeropuerto con la estación de metro Levent (lado europeo), desde allí se puede coger el metro hasta Taksim. La E10, por su parte, va hasta Kadikoy, en la orilla asiática del Bósforo. Una vez allí se puede tomar un ferry hasta Eminönü, Karaköy, Kabataş y Beşiktaş. Estos autobuses se cogen justo detrás del carril donde para el Havataş.
Transfer: Si no quieres complicarte con los traslados, aquí puedes reservar un transfer privado, puerta a puerta y al mejor precio. Un chófer te esperará en el aeropuerto, en el hotel o dónde estés para llevarte a tu destino de forma rápida y segura.
Para finalizar y con el objetivo de facilitarte al máximo tu viaje a Estambul, permíteme sugerirte algunas excursiones y experiencias inolvidables:
Baño turco Aga Hamami→ No podrás decir que has estado en Estambul si no experimentas el placer de un baño turco en el hammam Aga Hamami, uno de los más populares de la ciudad. ¡Ni lo dudes!
Autobús turístico de Estambul → La mejor forma para descubrir a tu aire esta increíble ciudad que no te dejará indiferente. Dos rutas con 19 paradas y comentarios grabados en español.
Capadocia express → Tour de 1 día en avión visitando el paisaje lunar del Valle de Derbent, las iglesias bizantinas excavadas en la roca del Valle del Goreme, el pueblo troglodita de Uçhisaral y el famoso Valle de Pasabagi donde se encuentran las chimeneas de hadas.
Excursión a las islas Príncipe → Siéntete parte de la realeza otomana con un recorrido en barco por tres de las islas Príncipe: Kinaliada, Heybeliada y Buyukada.
Espectáculo de los Derviches → Descubre la magia y el misticismo de la danza sufí, conocida como Sema, y vive una experiencia espiritual de la mano de los Derviches Giróvagos. Reserva cuanto antes porque las mejores localidades vuelan.
Excursión a Éfeso en avión → Vuela a la ciudad que en la Antigüedad se convirtió en un auténtico centro religioso, cultural y comercial del Imperio Romano. Incluye guía de habla española/inglesa y la recogida en el hotel y traslado de regreso.
Todo lo que necesitas saber para viajar a Estambul:
Tal vez pueda parecer una tontería, pero posar mis pies en Asia estaba marcado con mayúsculas en la lista de deseos que forjé antes de viajar a Estambul. Una ciudad bendecida por el paso de los siglos, por el arte de quienes la levantaron tan bella, por sus gentes y, sobre todo, por un caprichoso diseño que la obliga a navegar entre dos continentes. El lugar elegido fue Üsküdar, uno de los barrios más antiguos de la parte asiática, a menudo dejado de lado por aquellos que no van más allá de donde dictan las guías, pero que me regaló grandes momentos y uno de los instantes más mágicos vividos en la que fue capital de tres imperios: el mejor atardecer de Estambul.
Aunque la forma más usual y rápida para cruzar al lado asiático es coger el ferry desde el puerto de Eminönü, nosotros embarcamos en Eyüp para recorrer el Cuerno de Oro en toda su extensión y captar nuevas imágenes de una ciudad que ya no era extraña a nuestros ojos. Fue casi una hora de travesía, saltando de orilla a otra, camuflados entre el pasaje local que subía y bajaba en cada uno de los muelles para continuar con sus vidas. Sütlüce, A. Saray, Hasköy, Kasimpaşa, Eminönü, Karaköy…
Navegar por el Cuerno de Oro hasta Üsküdar supone revivir el pasado y contemplar el presente de una ciudad que despliega sus alas en sus riberas y que combina credos y culturas a golpe de barrios. El musulmán Eyüp, Balat, donde residen los judíos, Fener, el barrio griego desde los días de Constantino… Y, cómo, no atravesar los puentes que cruzan este puerto natural, al tiempo que desfilan ante ti las siluetas de los minaretes de Süleymaniye o Santa Sofía, la Torre Gálata y soberbios palacios como el Topkapi o el Palacio de Dolmabahçe ya en la orilla europea del Bósforo.
La primera imagen que percibí de Üsküdar no distaba mucho de otros escenarios de Estambul salvo por el mitin electoral que nos encontramos nada más pisar el puerto. Mezquitas perfilando el horizonte, casas arracimadas, callejuelas empinadas, el trasiego de todo tipo de embarcaciones…
A priori, solo la silueta de la Torre de Leandro, varada en una diminuta isla en medio del mar, a unos 200 metros de la orilla, marcaba la diferencia con lo visto hasta el momento. Los turcos llaman a este pequeño baluarte -construido en el siglo XVIII sobres los restos de una antigua torre bizantina- Kiz Kulesi, la torre de la doncella, en alusión a una de las dos leyendas nacidas en este símbolo de Estambul desde donde partían las rutas comerciales que se internaban en Asia.
Como yo soy mucho de cuentos y fábulas, no puedo resistirme a relatártelas. La primera es una historia de amor que protagonizan Leandro, un joven griego, y Hero, sacerdotisa de la diosa Afrodita. Como ambos vivían separados por el estrecho, Leandro cada noche cruzaba a nado el Bósforo guiado por el resplandor de la antorcha que ella encendía, hasta que una noche de tormenta, la tea se apagó y el joven murió ahogado. Cuando Hero se enteró de los sucedido, decidió arrojarse a las aguas y seguir la misma suerte que su amado. La segunda no es menos trágica que la anterior. Según cuentan, un emperador bizantino mandó encerrar allí a su hija para evitar que se cumpliera una profecía que predecía la muerte de la doncella por la picadura de una serpiente. Desgraciadamente, el fatal vaticinio se cumplió y la princesa murió como habían presagiado los oráculos. Leyendas al margen, hoy en día la torre alberga un café-restaurante en el que, por lo visto, se celebran numerosas pedidas de mano.
Callejeando por Üsküdar
Mi primera impresión sobre la orilla asiática del Bósforo fue totalmente errónea y gratamente sorprendente. Üsküdar no es un barrio más de Estambul. Es una amalgama de realidades que nos recuerda a cada paso que estamos en Asia. No solo por la ausencia de turistas, sino por el ambiente que se respira en sus calles, propio de una zona periférica que sigue conservando su esencia. Aquí no encontrarás boutiques de lujo ni locales de moda pero sí arquitectura otomana en cada esquina, casas de madera, mercados populares de frutas, pescado, dulces y especias a precios mucho más asequibles que en los grandes bazares, vendedores ambulantes y niños pescando mientras ven pasar los barcos que se dirigen hacia las Islas Príncipes. El día a día de una barriada que vive sin la contaminación del turismo de masas.
En el pasado, Üsküdar se conocía como Crysopolis, la Ciudad de Oro. Algunos apuntan a que su nombre hacía referencia a los impuestos que se pagaban al pasar por el estrecho. Otros al reflejo del sol sobre el mar al atardecer, y los más novelescos a una antigua leyenda que cuenta que allá por el siglo IV los persas olvidaron los talentos de oro que traían de Anatolia.
Empezamos nuestro recorrido junto al animado puerto de Üsküdar, esquivando a los manifestantes que comentaba al principio, hasta alcanzar la Plaza del Muelle. Aquí se alza la Mezquita de Mihrimah Sultán que se empezó a edificar en 1547 por encargo del sultán Solimán el Magnífico para su hija. Como nos recuerda la placa que hay a la entrada, su artífice fue Mimar Sinan, el gran maestro de la arquitectura otomana, y es uno de los ejemplos de külliyes -complejos religiosos y culturales construidos principalmente por las hijas de los sultanes- que podemos encontrar en esta zona.
Muy cerca de aquí está la mezquita Yeni Valide, otro külliye erigido por el Sultán Ahmet III en honor de su madre, y un poco más adelante, a orillas del Bósforo, la pequeña Mezquita de Şemsi Paşa que también fue construida por Mimar Sinan.
Üskudar, el mejor atardecer de Estambul
Tras deambular un par de horas por las calles que sin aparente orden ni concierto se arremolinan por todo el barrio, volvimos a la costa para cumplir el objetivo viajero que nos había llevado hasta Üskudar: contemplar la puesta de sol a orillas del Bósforo.
Para ello enfilamos el paseo que discurre paralelo al mar confiando en que desparecieran las nubes que teñían el cielo de gris. A nuestro paso encontramos varios restaurantes que tenían sus propios miradores pero no era lo que andábamos buscando. Queríamos llegar a la altura de la Torre de Leandro para localizar lo que se conoce como el café de las alfombras, unas gradas de cemento con esterillas y cojines en el suelo y un puñado de mesas en primera línea de mar. Y en cada uno de los extremos dos pequeños quioscos donde comprar té, algún refresco, pipas y poco más. Un escenario sencillo, diría que hasta humilde, comparado con el espectáculo que estábamos a punto de presenciar.
Recuerdo como si fuera ahora mismo que hacía frío y que me senté hecha un ovillo tratando de calentar mis manos entre sorbo y sorbo de té. Los minutos previos a la puesta de sol solo hacía que preguntarme si las nubes me dejarían disfrutar del que para muchos, entre los que me incluyo, es el mejor atardecer de Estambul.
Así fue. Justo antes del ocaso, el cielo se abrió y para lo que sucedió a continuación faltan palabras. Como dije en su momento, nunca imaginé tan hermosa paleta de colores ni un telón de fondo más perfecto para enmarcarla. Se hizo el silencio, el cielo se tornó naranja y el sol inició su descenso hasta desaparecer por completo como si de una coreografía ensayada al milímetro se tratase.
Pido disculpas porque la calidad de las imágenes no es la que hubiese deseado pero, sinceramente, en aquel puñado de minutos este blog quedaba muy lejos y no quería perderme ni un instante de lo que acontecía frente a mí ajustando mi Nikon para captar la foto perfecta. Es más, aunque la hubiese conseguido, un puñado de píxeles nunca serían capaces de captar tanta belleza: una infinita vista del skyline de Estambul, navegando entre lo antiguo y lo moderno, entre el atardecer y la hora azul. Y de fondo, la llamada a la oración de las mezquitas.
Preferí quedarme con la procesión de sensaciones que recorría mi mente. Estaba asombrada, maravillada, boquiabierta… Y, sobre todo, consciente de que nunca olvidaría este atardecer que acababa de regalarme Estambul.
Cómo llegar a Üsküdar
Lo normal es coger el ferry en el puerto de Eminönü. El trayecto dura 20 minutos y el precio del billete cuesta poco más de una lira turca. Además, está integrado en la red de transportes de Estambul, por lo que podrás pagarlo con la Istanbulkart.
Horarios de los barcos a Üsküdar
Şehir Hatları. En marzo el último barco regresaba a Eminönü a las 23:00h. por lo que puedes aprovechar para cenar en Üsküdar y disfrutar de las vistas nocturnas de Estambul durante la travesía de vuelta.
Cómo llegar al café de las alfombras de Üsküdar
Una vez estés en el puerto camina unos 15 minutos a la derecha junto a la orilla del Bósforo (Harem Üsküdar Sahil Yolu) en dirección a la Torre de Leandro. No tiene pérdida.
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Si eres un lector habitual de este rincón viajero, ya sabrás que soy una apasionada del mar. Me crié jugando en las playas de Barcelona, al son de Mediterráneo, un tema de Serrat que canturreo cuando extraño su presencia. Por eso ahora quiero hablarte de una de mis ciudades favoritas a la que apodo con cariño mi casa del norte. ¿Quieres conocerla? Está en Asturias y aquí te la muestro: qué ver en Gijón.
En mi anterior escapada por la costa asturiana, Gijón quedó como un destino pendiente, como una espinita clavada en mi corazón marinero. Ahora, tras conocer la capital de la Costa Verde, esa astilla viajera ha desaparecido. Se diluyó en las aguas del mar que la abraza, en el casco antiguo que guarda su memoria, entre cachopos, bocartes y sidrinas, aprendiendo un puñado de palabras en asturiano y disfrutando del calor de los gijoneses.
¿Me gustó lo que vi? Tanto como para decir que Gijón me presta (me encanta). Mis razones, a continuación.
Qué ver en Gijón: los mejores planes para una escapada
Gijón y el mar
Gijón es una ciudad que vive mirando al mar, a un enérgico y poderoso Cantábrico que a veces acaricia su costa y otras la golpea bruscamente en forma de temporal. Un mar que ha marcado su historia a lo largo de más de 5000 años y que le ha regalado un puñado de playas, urbanas o escondidas entre acantilados, que aparecen o desaparecen al ritmo que marca la marea y que los gijoneses disfrutan sin atender a los dictados del calendario.
La playa principal, y en mi opinión la más bonita, es la de San Lorenzo. Tiene forma de concha, está bordeada por un precioso paseo marítimo de casi tres km. y dicen que es uno de los mejores lugares de España para practicar surf. En ella se encuentra La Escalerona, una de las construcciones más famosas de la ciudad cuya terraza se asemeja a la proa de un barco. La Playa de Poniente, por su parte, es un extenso arenal situado en la parte oeste de la ciudad, junto al puerto deportivo, que se creó en la década de los 90.
Lamentablemente, no tuve tiempo de visitar el resto de playas de Gijón pero te puedo asegurar que contemplar el mar apoyada en la barandilla del paseo fue uno de los regalos más preciados que he traído en mi maleta de vuelta. Ya lo dije al principio, lo mío con el mar es pura adicción.
Qué ver en Gijón: el barrio de Cimavilla
Cada ciudad tiene un rincón especial que la hace única. En el caso de Gijón se llama Cimavilla, el antiguo barrio de pescadores, marisqueras y cigarreras, en torno al cual Gijón desplegó sus alas. Un cerro cargado de historias marineras, de vestigios arquitectónicos y de plazuelas donde corre la sidra. Un barrio que concentra la esencia de Gijón y pide a gritos ser fotografiado.
Yo pude conocerlo durante un recorrido guiado de dos horas que me mostró lo mejor de su pasado y lo más destacado de su presente.
Así fui descubriendo rincones como la Iglesia Mayor de San Pedro, que remata los jardines de Campo Valdés junto a las Termas Romanas. Este yacimiento-museo alberga los restos de los baños públicos que existieron en la ciudad y una parte de la muralla del siglo III d.C.
También me resultó muy interesante recorrer las salas del Museo Casa Natal de Jovellanos. Además de recuerdos del hijo más ilustre de Cimavilla, y de pinturas y esculturas de artistas asturianos contemporáneos, este museo guarda un tesoro en su interior. Se trata del Retablo del Mar, la obra maestra del escultor Sebastián Miranda que ensalza en madera la ancestral tradición pesquera de este barrio.
La Torre del Reloj, la plazuela de la Corrada, la calle del Rosario con sus casas típicas, la Capilla de La Soledad -antigua sede del Gremio de Mareantes- o la Cuesta del Cholo son otros de los nombres propios que hacen de Cimadevilla un barrio realmente atractivo. Por no hablar de sus plazas, llenas de sidrerías y animadas a cualquier hora. Un buen ejemplo es la Plaza de Arturo Arias, más conocida como la Tabacalera.
Tras callejear por las empinadas cuestas del barrio, enfilamos la calle Artillería para subir al Parque del Cerro de Santa Catalina desde donde se divisan unas fantásticas vistas de la costa gijonesa. Aquí se encuentra el que está considerado el símbolo universal de Gijón: el Elogio del Horizonte de Eduardo Chillida. Una enorme escultura de hormigón que emerge en la península de Cimavilla y que yo interpreté como un gran abrazo que acoge entre sus brazos la ciudad que discurre a sus pies. Una curiosidad: Chillida concibió esta escultura para ser contemplada desde su interior ya que se crea un efecto caracola que permite escuchar el eco del mar y que se magnifica al estar asentada sobre un antiguo búnker militar.
El tiempo pasado en el Cerro de Santa Catalina fue otro de mis momentos estrella en Gijón. Puse la mente en blanco, respiré profundamente y dejé que la brisa del viento y el batir de las olas se filtraran por cada poro de mi cuerpo para llevarme conmigo un trocito del Cantábrico.
Nuestra visita guiada acabó en la Plaza del Marqués, frente al Palacio de Revillagigedo y bajo la atenta mirada de la estatua del Rey Pelayo que luce en su mano derecha la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias.
A partir de aquí continué caminando sin rumbo fijo en compañía de Marta Aguilera, para descubrir otros rincones de la ciudad como la Plaza Mayor, sede del Ayuntamiento, el Árbol de la Sidra y la Capilla de San Juan Bautista, la Capilla de San Lorenzo y, cómo no, las famosas Letronas de Gijón situadas al lado del puerto deportivo.
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Aunque no forman parte del conjunto de Cimavilla ya que se encuentran alejadas del centro, sería injusto no nombrar las otras dos joyas de la ciudad: el Jardín Botánico Atlántico y la Laboral Ciudad de La Cultura. Este monumental edificio ideado por el arquitecto Luis Moya, donde confluyen cultura, arte, ocio y educación, fue el escenario elegido para celebrar los talleres y ponencias del #TBMGijón.
En Gijón se vive bien y se come mejor
Si algo me ha quedado claro tras visitar Gijón es que es una ciudad amable, que vive de puertas afuera, que combina con acierto su carácter marinero con su faceta más moderna e innovadora y que además es un destino turístico sostenible ya que ostenta la certificación Biosphere Destination.
Respecto a la gastronomía, en Gijón es una forma de vida. No es de extrañar teniendo en cuenta que su condición de municipio costero les permite preparar exquisiteces como sopas de pescados y mariscos, pulpu con patatines, fritos de pixín, cachopos, bocartes o calamares de potera, entre otras muchas especialidades locales. ¿Un lugar para comer? Mi recomendación sería la Sidrería Los Espumeros, en Cimavilla. Todo lo que sale de su cocina es casero y sus cachopos son una delicia.
Aunque no tuve tiempo de visitar un llagar, sí pude comprobar que la sidra en Gijón es mucho más que una bebida, es un símbolo de identidad. La excusa perfecta para compartir cualquier momento entre culín y culín. Eso sí, como dicen los del terreno, quien escancia no come. Si estás interesado en profundizar en el mundo de la sidra, puedes apuntarte a la Ruta de la Sidra Gijón, un producto turístico que te permitirá disfrutar de todos los matices de la cultura de la sidra.
Las noches de Gijón
Como no puedo hablarte en primera persona ya que le agotamiento me impidió disfrutar de la noche gijonesa, te remito al estupendo artículode JR Álvaro González, Gijón, all night long, que recoge los mejores pubs para salir de marcha, entre los que no falta La Plaza, cuna del movimiento Xixón Sound.
Me dio mucha rabia porque iba con la lección bien aprendida pero no importa. Ya tengo una excusa más para volver. Espero que tú, tras conocer qué ver en Gijón, también lo hagas.
Una de las cosas que más me gusta hacer cuando viajo a una ciudad es reservar un tiempo para recorrer las zonas menos turísticas, aquellas que normalmente no aparecen el las listas de qué ver en tres días y que suelen mostrar una visión mucho más cercana a la realidad que los tópicos que pueblan nuestro imaginario colectivo. Estambulno iba a ser una excepción y por ello una soleada mañana de viernes encaminé mis pasos hasta Eyüp. Había leído que está considerado el barrio musulmán más auténtico, el más conservador y fiel a las tradiciones. Un territorio sagrado para el Islam cuyo epicentro es la mezquita que le da nombre.
Eyüp está situado fuera de las murallas de la antigua Constantinopla, a orillas del Cuerno de Oro, ese capricho en forma de ría que divide la parte europea de la ciudad en dos. A un lado, el viejo Estambul de Fatih, Sultanahmety Eminönü. En la otra ribera, la Estambul más moderna de Beyoğlu que se viste en las tiendas de moda de la Istiklal Caddesi, se maquilla y tira de iPhone.
Tras mirar todas las opciones para llegar a Eyüp, me decanté por ir en autobús. Es menos complicado tomar el ferry que discurre por el Cuerno de Oro pero, ya que la idea inicial era vivir como un local más, me lancé a la aventura de encontrar el nº 39B que sale de la estación de autobuses de la Universidad. Fue un poco caótico porque muchas paradas no indican qué buses pasan por allí, pero en Estambul siempre hay alguien dispuesto a ayudarte en un inglés de estar por casa o echando mano del lenguaje universal de los signos. Una vez localizado todo fue sobre ruedas. Tanto el conductor como el resto de pasajeros enseguida repararon en que éramos los únicos extranjeros y se desvivieron por darnos todo tipo de indicaciones. ¿Acaso pensabas que exageraba cuando hablaba de la extraordinaria amabilidad de los turcos?
Qué ver y hacer en Eyüp
Cuando llegamos a nuestro destino nos encaminamos al corazón de esta barriada: la Mezquita de Eyüp Sultan. Según cifras oficiales, en el área metropolitana de Estambul hay más de 3.000 mezquitas y aunque, por supuesto, no las visité todas, sí que puedo decir que junto a la de Rüstem Paşa fue de las que me calaron más hondo. No por su arquitectura porque no es de las más grandes ni deslumbrantes de la ciudad, sino por el fervor religioso que la envuelve. Y es que esta mezquita ocupa el cuarto lugar en la jerarquía de espacios sagrados del Islam después de La Meca, de Medina y de la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, y por tanto es un veneradísimo enclave que atrae a numerosos peregrinos.
Nada más cruzar el umbral de la entrada te das cuenta de que estás en un sitio muy especial. No estás visitando una mezquita más. Estas entrando en el lugar donde las crónicas cuentan que murió y fue enterrado Ayyub Al-Ansari, el portaestandarte del profeta Mahoma, en el asalto islámico a Constantinopla del año 670. Su tumba permaneció perdida durante siglos hasta que el sultán Mehmet II logró localizarla en 1453 y construyó en torno al sepulcro este complejo religioso.
La espiritualidad que emana Eyüp Sultan es difícil de explicar con palabras. Decenas de mujeres orando en el gran patio central, hombres entregados al ritual de la ablución para desembarazarse del estado de impureza, niños vestidos de blanco que parecen sacados de un cuento de las mil y una noches y que acuden con sus familias para celebrar el día de su circuncisión, devotos apostados frente a la cancela de plata que custodia la tumba… Y rezos y más rezos resonando en cualquier rincón. Letanías que captaban mis oídos pero que mi mente occidental no alcanzaba a comprender.
El azar quiso que nuestra llegada coincidiera con el momento de la oración del mediodía por lo que nos tocó esperar para entrar. Aproveché esos minutos para leer un folleto sobre el Islam, distribuido por la Oficina de Asuntos Religiosos de Estambul, que cogí en la Mezquita Azul. Tal vez fue por puro instinto pero sentí la necesidad de intentar comprender un poco más el mundo que en aquel momento giraba a mi alrededor. Así descubrí que la Oración del Viernes es opcional para las mujeres pero obligatoria para los hombres, que los tiempos de las oraciones se calculan según el movimiento del sol de manera que cambian en función de las estaciones y que si los musulmanes varones se colocan para rezar hombro con hombro es porque así simbolizan la igualdad de todos los creyentes. ¿Otro dato que me llamó la atención? En el Islam, cada ser humano nace libre de pecado. No existe el pecado original y cada persona es responsable de sus propios actos.
El edificio que podemos contemplar hoy en día data del siglo XIX ya que la edificación original quedo destruida por un terremoto. Aún así está considerado una obra maestra del estilo otomano y su combinación de mármol blanco, oro y trabajados azulejos es realmente bonita. A diferencia de otras mezquitas, la zona reservada para las mujeres en Eyüp Sultan está situada en la planta superior.
Tras este breve pero sobrecogedora aproximación a la cultura islámica, que debo confesar revolvió mis emociones, pusimos rumbo a nuestro siguiente destino: el Café Pierre Loti y el precioso cementerio que discurre a lo largo de la colina de Eyüp. El origen del cementerio y del propio barrio está precisamente en la construcción de esta mezquita ya que muchos seguidores del precepto coránico eligieron esta zona para su última morada al considerar que era todo un privilegio yacer cerca de la tumba de la mano derecha de Mahoma. Con el paso de los siglos, la necrópolis fue copando toda la ladera convirtiendo esta montaña en un auténtico museo funerario al aire libre.
Si no te apetece subir a pie la calzada que discurre por el camposanto y finaliza en lo alto de la colina, puedes utilizar el teleférico que en un par de minutos te llevará hasta el mirador de Pierre Loti. Es más que probable que tengas que sufrir largas colas pero merece la pena si quieres ahorrarte la subida. Además, está integrado en la red de transportes de Estambul, por lo que podrás pagarlo con la Istanbulkart.
Una vez allí, comprobarás que la fama de este mirador es bien merecida: las vistas del Cuerno de Oro enmarcado por la colosal Estambul son únicas.
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Tampoco te resultará fácil resistirte a la tentación de conseguir una mesa en la terraza del Café Pierre Loti, uno de los más frecuentados la ciudad y en mi opinión uno de los rincones más encantadores de Estambul. Tras haberlo visitado y disfrutado saboreando un delicioso té, comprendí porqué el novelista y aventurero francés Julien Viaud, conocido con el seudónimo de Pierre Loti, acudía hasta aquí en busca del favor de las musas. Imposible encontrar un lugar mejor para inspirarse que éste, frente a la relajada belleza de un puerto natural marcado por el peso de la historia, por los cientos de navíos romanos, bizantinos y otomanos que surcaron sus aguas. Un brazo de mar llamado Cuerno de Oro cuya imagen me acompañará para siempre.
Me hubiera encantado permanecer allí hasta la puesta del sol para comprobar si, como dicen, sus aguas se tiñen de color dorado, y seguir imaginando como sería la ciudad en el siglo XIX, tal y como la conoció Pierre Loti. Pero las ganas de callejear un poco más por Eyüp hicieron que nos levantáramos de la mesa y nos despidiéramos de este precioso rincón con una sonrisa en los labios.
La bajada sí la hicimos por el camino que recorre el cementerio, entre cipreses, algarrobos y castaños, parándonos cada dos por tres ante las lápidas y tumbas que se desparraman ladera abajo. Observando el paisaje y el paisanaje. La cálida luz de Estambul colándose por las ramas de los árboles, retazos del Cuerno de Oro, un mujer de avanzada edad leyendo sentada sobre una tumba, familias enteras subiendo las empinadas cuestas para compartir unos minutos con sus seres queridos… La vida y la muerte dándose la mano.
Tras volver a la gran plaza que se extiende junto a la mezquita, que seguía tan transitada como unas horas antes, nos olvidamos del mapa para deambular sin rumbo fijo por Eyüp. Para captar más imágenes de su día a día, para profundizar en su atmósfera y para impregnarnos del ambiente cotidiano de un barrio marcado por la profunda religiosidad que profesan sus habitantes. Un barrio que en sí mismo parece otra ciudad pero que no deja de ser un rostro más de la mágica Estambul.
Tras mostrarte hace unos meses todos los atractivos que hacen de Lovaina un destino imprescindible en la región de Flandes, hoy quiero hacer hincapié en una de sus principales señas de identidad: su arraigada cultura cervecera. Y es que su pasión por la cerveza define tanto a esta ciudad como puede hacerlo su carácter universitario, su rico patrimonio histórico-artístico y el ambiente estudiantil que se respira en sus calles. Para ello he diseñado una pequeña ruta cervecera que espero te anime a visitar esta pequeña joya flamenca, situada a tan solo 20 minutos en tren desde Bruselas.
Pero antes pongámonos en situación y recordemos que estamos en Bélgica, un país que gracias a sus más de seiscientas variedades de cerveza se ha convertido en un cita más que obligada para los amantes del zumo de cebada. Sabor, carácter y variedad son las grandes bazas de la cerveza belga que toma forma en infinitas presentaciones: cerveza trapense, cerveza Lambic, Gueuze, negra, blanca, de chocolate, de frambuesa… Pintjes de todo tipo, graduaciones, colores y texturas que nunca defraudan a quien las prueba.
Lovaina, capital de la cerveza
Que uno de los eslóganes de Lovaina sea Leuven, the place to be(er) ya nos pone sobre la pista de que los lovanienses se toman su cerveza realmente en serio. No es de extrañar tendiendo en cuenta que su encantadora y vitalista ciudad ostenta el título de capital de la cerveza yque pocos lugares pueden presumir de tener una tradición tan centenaria como Lovaina. ¿Un ejemplo? Durante la Edad Media su elaboración casera ya era un oficio organizado.
En el siglo XX, más de treinta fábricas permanecían activas y aunque hoy en día la mayoría han desaparecido, esta refrescante bebida sigue siendo en Lovaina un próspero negocio que sacia la sed de los locales y atrae viajeros a partes iguales. Iniciamos la ruta.
La fábrica de Stella Artois
Nada más bajar de la estación de tren, es posible que te sorprenda un agradable aroma a malta. Proviene de la cercana fábrica de AB InBev -la mayor cervecera del mundo- donde se elabora la cerveza más típica de Lovaina, la mítica Stella Artois.
La historia de Stella Artois está íntimamente ligada al devenir de Lovaina. Como nos recuerda su logotipo, esta cervecería se fundó en 1366. Fue bajo el nombre de Den Hoorn y en 1537 ya se había convertido en la empresa más importante de toda la ciudad. Más tarde, en 1708, Sebastian Artois se convirtió en su maestro cervecero y poco después pudo comprar la cervecería y ponerle su apellido. Finalmente, en 1928 se creó una versión especial para Navidad que incluyó el nombre de Stella en su denominación. Su éxito fue tal que a partir de ese momento decidieron comercializarla durante todo el año.
En la actualidad, la visita a esta factoría (Vuurkruisenlaan, 4) es una apetecible peregrinación para los devotos de la más popular de las bebidas belgas. Aunque hay diferentes tipos de recorridos, el más habitual es el denominado classic tour. Tiene una duración aproximada de una hora y finaliza, como no podría ser de otra manera, degustando una Stella Artois. Su precio: 8,5€.
Cervecería Domus
En pleno centro histórico, muy cerca del magnífico Ayuntamiento, encontrarás la fábrica de cerveza artesanal Domus. Toda ruta cervecera que se precie tiene que hacer aquí un alto en el camino aquí para probar la Nostra Domus, una deliciosa cerveza ambarina, y la Con Domus, una lager sin filtrar. Durante el invierno, coincidiendo con las fiestas de Navidad, Domus fabrica la Nen Engel, una cerveza negra de sabor agridulce.
Aparte de sus famosas cervezas, lo que convierte a Domus en una cervecería única es que la cerveza fluye directamente de la fábrica al surtidor de la taberna adyacente a través de una tubería. ¡Más fresca y natural imposible! Podrás comprobarlo si te apuntas a las visitas guiadas que realizan bajo petición para visitar sus instalaciones y conocer el proceso de fabricación paso a paso (10€).
Aunque la experiencia de tomarte una cerveza directamente de fábrica ya es motivo más que suficiente para dejarte caer por la taberna de esta cervecería, te aconsejo que si tu visita coincide con la hora de comer o cenar pruebes algunas de sus especialidades como el estofado de ternera que preparan con la Nostra Domus o su sabroso solomillo acompañado de las patatas fritas. El ambiente es muy agradable y los precios de la carta son asequibles. (Tiensestraat, 8. Lunes cerrado).
The Capital
No sé si, como afirman en su web, The Capital tiene la selección de cervezas más grande del mundo, pero lo que está claro es que las cifras que se manejan en esta cervecería situada en plena Grote Mark son impresionantes: 3000 cervezas. 2500 de origen belga. Encontrar sitio aquí es bastante complicado porque siempre está muy concurrido. Si consigues alcanzar la barra, descubrirás más de 20 grifos esperándote. El resto de cervezas, como podrás ver a través de las placas de cristal del suelo, las guardan en la bodega del piso inferior y las suben con un elevador industrial. ¿Una curiosidad? Si te apetece picar algo, debes saber que la oferta gastronómica corre a cargo de un chef español. Tapas nacionales y cervezas belgas. ¿Qué más se puede pedir? (Grote Markt, 14).
Oude Markt
Aunque hay muchos más bares y cafés en los que degustar una exquisita cerveza como De Blauwe Kater,Fiere Margriet o De Metafoor, sin olvidar los fakbars (bares que llevan las asociaciones de estudiantes), este itinerario estaría incompleto sin mencionar la Oude Markt.
Esta plaza que los locales presentan como «el bar más largo del mundo» no conoce apenas horarios ni nacionalidades. Sobre todo los jueves, el día de fiesta por excelencia de los estudiantes en Lovaina. Pero no solo los discípulos de Erasmo de Rotterdam se reúnen aquí, también es el punto de encuentro de muchos lovanienses, especialmente cuando el tiempo acompaña y resulta imposible resistirse a la tentación de saborear una cerveza en alguna de sus terrazas. Y es que, salvo por una escuela superior y dos farmacias, toda la plaza esta copada por casi 40 cafés y restaurantes.
Zythos Bier Festival, el festival de la cerveza
Aunque cualquier momento del año es bueno para visitar Lovaina y saborear sus magníficas cervezas, el último fin de semana de abril es especial ya que se celebra el Festival Zythos de la Cerveza. En este evento, que ya ha alcanzado fama internacional, se dan cita un centenar de cerveceros belgas dispuestos a calmar la sed de los asistentes con más de 500 tipos de cervezas. Nuevas, grandes clásicos y exclusivas, servidas en pequeños vasos de 15 cl. Esta gran fiesta, cuyo objetivo es dar a conocer la cerveza belga, se celebrará este año los días 26 y 27 de abril en el Brabanthal de Lovaina. La entrada es libre y hay un servicio de transporte gratuito desde la estación de Lovaina.
Informado quedas. Si eres un incondicional de la cerveza, tu próximo destino debería ser Lovaina. Yo ya te he servido en bandeja los mejores rincones donde esta bebida es la gran protagonista. Solo me resta desearte buen viaje y … ¡Salud!
Nota: Este post forma parte de mi viaje a Flandes, organizado por Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas.
Espectacular. Esta es la palabra que llevo repitiendo desde que aterricé en Madrid hace tres días. Siempre que me preguntan qué me ha parecido Estambul esa es la respuesta. Espectacular.
Antes de ponerme a escribir este artículo con mis primeras impresiones sobre Estambul, he releído mi anterior entrada. Una maleta cargada de sueños que en su mayoría se convirtieron en realidades, en momentos únicos que me acompañarán toda la vida. Este viaje ha sido el inicio de una historia de amor que, como intuía antes de partir, no ha acabado en un adiós sino en un hasta la vista. Si esto fuera una carta abierta a Estambul, después del saludo inicial vendría un profundo y sentido «acabo de volver a Madrid y ya te echo de menos».
Los cinco días completos que a priori tal vez parecían demasiados se han quedado cortos. Volaron como las gaviotas sobre el Puente Gálata. 14 horas al día a una media de casi 6 kilómetros caminando dan para mucho. Mezquitas, museos, bazares, miradores, paseos en ferry… Tiempo suficiente para ir tachando de la lista sus imprescindibles, pero escaso para vivir la ciudad más allá de los clásicos. Ese era el pensamiento que rondaba por mi cabeza cuando me ajustaba el cinturón de seguridad en el avión de vuelta. Deseo volver a Estambul sin el lastre de la primera vez, sin las prisas por verlo todo que te hacen acelerar el paso. Anhelo regresar no como periodista, bloguera, viajera o turista sino como alguien que simplemente desea retomar el diálogo con una ciudad que le ha calado muy hondo.
Durante una semana he comprobado que todos los elogios, mimos y requiebros que recibe Estambul son más que merecidos. Capital de tres imperios, encrucijada entre Europa y Asia, un lugar único en el mundo… Estambul es un deslumbrante cóctel de historia, paisajes y paisanajes que te atrapa desde el momento en que pisas sus calles. Una inmensa alfombra tejida de sonidos, colores, olores y sabores que hay que conocer dando brincos por el mapa. De Constantinopla a Bizancio, sin olvidar el rostro más moderno y europeísta del Estambul actual.
La sensación inicial que me produjo esta megalópolis turca fue de cierto desconcierto. Al principio te sientes desorientada, desamparada ante su enorme extensión que da cobijo a más de 16 millones de habitantes. Pero es solo cuestión de tiempo. Poco a poco, te vas colando por las rendijas de la ciudad, te familiarizas con su sistema de transportes y empiezas a moverte por ella como pez en las aguas del Mármara. En ese momento, cuando las piezas del puzzle empiezan a encajar, es cuando todo empieza a fluir, te relajas y activas todos tus sentidos para no desperdiciar ni uno de los regalos que Estambul te tiene preparados.
Como una niña con zapatos nuevos
Perpleja ante tanta belleza. Todavía me siento así al teclear estas letras. El aluvión de imágenes y sensaciones que revolotean en mi cabeza es abrumador. Tanto que es difícil ordenar las ideas. Es como el tráfico en Estambul. Anárquico pero funcional. El orden dentro del caos.
Aún así, con los sentidos todavía embotados, tiro de mi cuaderno de notas y me lanzo a relatarte un puñado de momentos que hicieron que me enamorara de esta ciudad.
La llamada a la oración. Puede sonar a tópico pero la primera vez que escuchas el quejumbroso canto del muecín llamando a la oración no se olvida. Más aún si te coge por sorpresa, bajo la lluvia y en la Plaza de Sultanahmet, entre Santa Sofía y la Mezquita Azul. O esperando para entrar en la Mezquita de Eyüp Sultan, entre el constante trasiego de personas que acuden a uno de los puntos de peregrinación más sagrados del mundo musulmán.
Navegar entre dos continentes. Surcar las aguas del Bósforo, el estrecho que separa Europa de Asia, hasta las puertas del Mar Negro es una experiencia fascinante. Cruzar de babor a estribor para contemplar el Palacio de Dolmabahçe o la Mezquita de Ortaköy, pasar por debajo del Puente del Bósforo, presenciar cómo todo el pasaje da un respingo al oír a una turista gritar dolphins, dolphins, vercómo los edificios pelean por tener vistas al estrecho,desembarcar enAnadolu Kavaği y subir hasta la fortaleza de Yoros y perder la mirada allí donde el Mar de Mármara se funde con el Mar Negro…
Una de las mejores puestas de sol que he presenciado. Me esperaba en Üsküdar, en el lado asiático y llegué en vapur como una estambulita más. Busqué el café de las alfombras, pedí un çay y me hice un ovillo para tratar de esquivar el frío. Estaba nublado pero Estambul no me falló. Justo antes de atardecer, el cielo se abrió y para lo que sucedió a continuación faltan palabras. Nunca imaginé tan hermosa paleta de colores.
Disfrutar de la amabilidad de un pueblo. Tal vez sea el recuerdo más grato que me traigo de vuelta. Las gentes de Estambul son afables y encantadoras hasta decir basta. No te hablo de los captadores de turistas que consiguen que pierdas los nervios si tratas de cruzar la zona de restaurantes del Puente Gálata. Te hablo del señor que empuja un carro cargado de botellas de agua y te sonríe cuando te acercas mapa en mano. De la familia que regenta un minúsculo café cerca del muelle de Ayvansaray y con la que te entiendes con un merhaba y un par de señas. Del anciano que se sienta a tu lado en el tranvía y busca cualquier excusa para cruzar un puñado de palabras. De los vecinos de los barrios más alejados que se desviven por indicarte el camino a seguir.
La luz de Santa Sofía. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al poner los pies en la obra más colosal y sagrada de la época bizantina. Pese a los andamios, pese a las hordas de cámaras de fotos que me rodeaban. El sueño de Justiniano emociona por sus dimensiones y por la atmósfera que allí se respira. Conmueve incluso desde la distancia. Así me pasaba cada mañana cuando tras desayunar subía a la terraza de nuestro hotel o cuando disfrutaba de su imponente silueta desde el mar.
Un café con vistas. Probablemente, Pierre Loti sea el café más famoso del Cuerno de Oro. Sentada en una de sus mesas descubrí por qué este escritor francés acudía aquí en busca del favor de las musas. ¡Cómo no inspirarse con estas vistas!
Ver la vida pasar en el Puente Gálata. Más que con la torre me quedo con el puente, esa estructura de acero que sirve de nexo de unión entre el viejo y el nuevo Estambul y que hacen suya los pescadores a cualquier hora del día. El penetrante olor a mar, el ir y venir de los barcos que cruzan el Bósforo y, de nuevo, los atardeceres. Si Estambul tiene alma, creo que está aquí.
Me dejo en el tintero muchos más momentos únicos y rincones que me han maravillado como la Cisterna de Yerebatan, los increíbles mosaicos de San Salvador de Chora, la pequeña Santa Sofía, el palacio Topkapi, la Mezquita de Rüstem Paşa, los bazares, Solimán, la trepidante y bulliciosa Istiklal Caddesi, el dulzor de los baklavas… Pedacitos de una ciudad que navega entre lo occidental y lo oriental, lo antiguo y lo moderno, donde se entremezclan culturas y credos y que próximamente espero enseñarte como se merece. Perderme, encontrarme y perderme de nuevo era mi objetivo inicial. Ahora tengo uno más: volver a Estambul.
Desde 1997, cada mes de febrero Teruel revive la historia de sus famosos amantes proponiéndonos un viaje en el tiempo. Concretamente al siglo XIII. Un viaje cargado de emociones que discurre al son que marcan las campanas, los tambores y los sentimientos. Un viaje al medievo. Al Teruel de 1217. Si me acompañas, trataré de desvelarte todas las claves de esta cuidada recreación histórica declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Vuesa merced, sea bienvenido a las Bodas de Isabel de Segura.
Para ponerte en situación, te mostraré las cifras que se mueven en Las Bodas: 17.000 personas vestidas al modo medieval, 5.000 organizadas en 150 haimas que recrean grupos de la época, 200 puestos de mercado medieval y más de 150 actores aficionados que dan vida a esta historia de amor en los diferentes actos que se desarrollan durante todo el fin de semana.
Así es como Teruel en pleno rinde homenaje a Isabel y Diego en una de las puestas en escena más multitudinarias de España. El escenario para representar la leyenda de los Amantes no puede ser mejor: un casco histórico que conserva su trazado medieval original, salpicado por un conjunto mudéjar que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Bodas de Isabel: una leyenda que merece ser contada
Dicen que es una de las más bellas historias de amor jamás contadas. Escúchala con atención y saca tus propias conclusiones.
Teruel. Siglo XIII. Dos jóvenes vástagos de la nobleza local que se aman desde niños pretenden casarse. Ella es Isabel, la única hija de la familia Segura. Él, Diego, que por ser el segundón de los Marcilla no dispondrá de herencia. El vil metal hace que Don Pedro, padre de Isabel, se oponga al enlace. Aún así, Diego consigue un plazo de cinco años para hacerse rico y marcha a la guerra. Pasan los meses, pasan los años y no llegan noticias del caballero. La familia de Isabel la presiona para que contraiga matrimonio pero ella alega que le había prometido a Diego un lustro de espera. Finalmente, tras el falso anuncio de la muerte de Diego, accede a casarse el día que cumple el plazo con el poderoso Pedro de Azagra, hermano del Señor de Albarracín.
Es entonces cuando regresa Diego a Teruel sin saber las noticias que le esperan. La villa entera está celebrando las nupcias de la pareja. Desesperado y con el corazón roto acude al encuentro de Isabel para pedirle un beso antes de marchar pero ella, aunque lo sigue amando, se lo niega por pertenecer ya a otro hombre. Diego no puede soportar tanto dolor en su corazón y cae muerto. Al día siguiente, en su funeral, una mujer aparece entre la multitud. Es Isabel de Segura que quiere darle a su amado el beso que le negó en vida. Tras besarle, ella también cae fulminada y se desploma sobre el cuerpo de Diego. Ante tal demostración de amor las familias de ambos deciden enterrarlos juntos. A partir de ahora serán conocidos como los Amantes de Teruel.
Hoy pueden visitarse sus restos en un mausoleo adosado a la iglesia de San Pedro. Allí reposan los amantes bajo las magníficas esculturas que Juan de Ávalos regaló a la ciudad.
Dos escenas de las Bodas de Isabel en imágenes
La comitiva nupcial desde la Puerta de Daroca hasta la Catedral, la boda de Isabel de Segura con Pedro de Azagra, la llegada de Juan Diego de Marcilla, la petición del beso… Aunque todas las escenas que recrean la historia de los amantes son dignas de ser presenciadas, tras mi experiencia en Las Bodas, debo reconocer que las dos que más me emocionaron fueron las exequias fúnebres de Diego y muerte de Isabel, y la Oda a los Amantes.
Y es que el domingo por la mañana, bajo un sol espléndido y gracias a la acreditación que me facilitó la Fundación Bodas de Isabel -entidad pública que organiza esta recreación-, tuve una visión privilegiada de cuanto iba a acontecer en Teruel.
La solemne llegada de la comitiva de los funerales de Diego a una Plaza de la Catedral en la que no cabía ni un alma me trasladó de un plumazo ocho siglos atrás. El llanto de las plañideras, el ruido ensordecedor de los tambores rompiendo el silencio, Diego llevado a hombros entre la multitud… Y la aparición de una Isabel rota que lentamente se acerca a su amado para sellar su amor con un beso. ¿Solté alguna tímida lagrimita? Sí. No me duelen prendas en admitirlo.
Desde la Catedral, los dos amantes son trasladados a la vecina Plaza de la Marquesa. Durante el recorrido se repite la misma tónica: no hay un hueco libre, todo el mundo quiere captar una imagen de la pareja. A su llegada, Isabel y Diego son recibidos con pétalos de rosas y desde uno de los balcones del Museo Provincial se lleva a cabo la escena final. El hervidero de gente que copa la plaza escucha atentamente el Romance de Ciego que repasa la trágica historia de estos enamorados, e Isabel y Diego hacen acto de presencia mientras suena una preciosa oda medieval en su honor. El punto y final a esta escena es muy emotivo: una invitación a besarse para honrar a los amantes bajo el estruendo de los tambores. Así lo hacen todos los presentes. Ya no hay lágrimas, solo sonrisas, besos, abrazos y aplausos. Y es que como reza el romance: «el amor se siente vivo más allá de la existencia.»
Una fiesta que se vive en la calle
Estas escenas centrales son solo una parte de los 90 actos que se llevan a cabo durante Las Bodas. Hay más representaciones teatrales, danzas medievales, desfiles, espectáculos para los más pequeños, torneos en la Plaza de Toros, exposiciones de instrumentos de tortura, talleres, demostraciones de cetrería, conciertos… Si a eso le sumas las haimas, los numerosos puestos del mercado medieval y las tabernas que te encuentras a cada paso podrás imaginar que el ambiente es increíble. Tanto que a veces es difícil dar un solo paso.
Y es que la implicación de los turolenses en esta fiesta es absoluta. Literalmente, se vuelcan en ella. Prueba de ello son los 150 grupos que forman parte de la Federación de Asociaciones de las Bodas de Isabel de Segura que plantan sus haimas y sus campamentos por toda la ciudad para evocar la vida cotidiana del Teruel medieval. Oficios, órdenes militares, miembros de la iglesia, parroquias, barrios… Todos ellos son colectivos documentados y su participación en Las Bodas conlleva el cumplimiento fiel del rigor histórico. De hecho, para entrar a formar parte de la federación, deben entregar una memoria donde se explica el origen del grupo y su papel en el siglo XIII.
Aquí me vas a permitir un pequeño punto y seguido. Y es que si he podido vivir Las Bodas de Isabel desde dentro ha sido gracias a uno de estos grupos, los Mesegueros. Ellos me abrieron su haima para mostrarme su día a día en este viaje al pasado y hasta me facilitaron un precioso vestido para no desentonar con el entorno. Compartí con ellos sus guisos, sus risas y me contagiaron su pasión por una fiesta a la que la mayoría de edad le ha sentado de maravilla ya que, según los organizadores, ha sido una de las más exitosas de los últimos años.
Algunas curiosidades de Las Bodas de Isabel
¿Sabías que Las Bodas tienen hasta su propia cerveza? Así es, la Cervisia Ambar. Una cerveza de características medievales especialmente fabricada para esta ocasión que, como manda la tradición, fue bendecida por el obispo y ofrecida a los novios durante los esponsales. El resto de los mortales pudimos probarla tanto en las posadas públicas como en la propia Abadía de San Arnoldo de Ambar que se levantó en la Plaza de la Catedral respetando los austeros cánones benedictinos. A lo largo del fin de semana, los monjes de esta congregación realizaron todo tipo de plegarias y confesiones y recorrieron el centro de la ciudad impartiendo sus indulgencias cerveceras a vecinos y visitantes bajo el lema Ora, Ambar et Labora.
¿Quiénes dieron vida a Isabel y Diego? Como cada año, se realizó un casting para escoger a los actores que han participado en Las Bodas. No hacía falta tener experiencia, solo ganas de vivir la fiesta. Carmen Jara, una estudiante de magisterio, fue la elegida para interpretar a Isabel. Por su parte, Ángel J. Loras, un polifacético policía local de Teruel, fue quien se puso en la piel de Diego de Marcilla.
¿Qué es Europa Enamorada? Fuera de nuestras fronteras, Teruel está liderando un proyecto con otras ciudades como Verona, Sulmona o Montecchio Maggiore denominado Europa Enamorada cuyo objetivo es impulsar una ruta europea de turismo romántico que conecte todas las ciudades que estén marcadas por una historia de amor universal.
Consejos para disfrutar de las Bodas de Isabel
Si con lo que has leído hasta ahora he conseguido animarte para no perderte la próxima edición de Las Bodas de Isabel de Segura, toma nota de mis sugerencias:
Alojamiento. Aunque Teruel cuenta con una buena oferta hotelera, el fin de semana de Las Bodas el número de plazas siempre es inferior a la demanda. Si quieres reservar una habitación en la ciudad deberás hacerlo varios meses antes o te resultará imposible. Incluso los alojamientos de los pueblos más cercanos cuelgan el cartel de completo. Las Bodas se celebran el tercer viernes de febrero.
Comida. Para comer en un restaurante, aplica la regla anterior y reserva mesa con antelación. Si prefieres comer en la calle, perfecto. Encontrarás tabernas y puestos de comida a cada paso. Fíjate bien porque hay haimas solidarias en las que podrás comer divinamente y de paso contribuir a una causa benéfica. Algo imperdonable: irte de Teruel sin probar su exquisito jamón.
Ropa. Si tienes ocasión de vestirte de medieval, hazlo. En el mercadillo hay varios puestos que alquilan trajes aunque ya te digo que barato no resulta. Si no te apetece vestirte, recuerda que estamos hablando de febrero en Teruel. Hace mucho frío. Que no te confunda un día soleado porque en cuanto atardece el mercurio se desploma y llegar a bajo cero es lo más normal. Así que bien abrigado y a ser posible con ropa de repuesto. Con tanta hoguera sí o sí acabarás oliendo a humo.
¿La fiesta sigue por la noche? Seguir sigue, otra cosa es que aguantes con un programa diurno tan completo. Este año se han programado actuaciones en directo en la llamada haima cultural y se ha instalado una carpa nocturna situada junto al Palacio de Congresos.
Y dicho esto, solo queda formularte la pregunta del millón. ¿Nos veremos en las próximas Bodas de Isabel? O como dicen los del terreno, ¿vendrás a medievales? Teruel, la Ciudad del Amor, te espera.
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