La Laguna Negra, uno de los parajes más bellos de la provincia de Soria

La Laguna Negra, uno de los parajes más bellos de la provincia de Soria

Durante el pasado puente de diciembre, por fin he podido conocer un destino que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Te hablo de Soria, esa pequeña gran desconocida, situada en el este de Castilla y León, que las plumas de Bécquer, Machado y Gerardo Diego inmortalizaron para siempre. Han sido solo tres días que realmente me han sabido a poco pero suficientes para descubrir el gran atractivo de estas tierras vertebradas por el Duero. Quería conocer su encantadora capital, sumergirme en la historia recorriendo el yacimiento arqueológico de Numancia y, sobre todo, comprobar con mis propios ojos si cuanto había leído sobre la Laguna Negra era cierto.

Rumbo a la Laguna Negra

A medida que nos acercábamos a Soria, la carretera se difuminaba entre espesos bancos de niebla que, junto a las bajísimas temperaturas que marcaba el termómetro del coche, casi nos hacen desistir en el intento de subir a la laguna. Pero la ilusión y el espíritu aventurero ganaron la partida y enfilamos los 50 kilómetros que separan Soria capital y el Parque Natural Laguna Negra y Circos Glaciares del Urbión.

El trayecto desde Soria hasta la laguna es realmente bonito ya que atraviesa el pinar del monte Valonsadero y pasa al lado del embalse de la Cuerda del Pozo. Un mar de agua dulce rodeado de bosques y montañas también llamado embalse de la Muedra, en memoria del pueblo que quedó anegado por el pantano en 1941. Este embalse, el único que regula el río Duero en su cabecera, abastece de agua a la ciudad de Soria y en verano es uno de los lugares preferidos por los sorianos ya que se puede practicar todo tipo de deportes náuticos, pescar y además cuenta con una serie de playas como la famosa Playa Pita. Unos kilómetros más adelante, con la compañía de las vacas al borde de la carretera, se llega al pueblo de Vinuesa desde donde parte una pista forestal que desemboca en el aparcamiento de la Laguna Negra.

Plano del embalse de la Cuerda del Pozo. Soria

Embalse de la Cuerda del Pozo. SoriaVacas junto a la carretera. Soria

Cuando llegamos enseguida nos dimos cuenta que no éramos los únicos que habían decidido empezar el puente visitando la Laguna Negra. De hecho, el parking estaba hasta la bandera y nos tocó aparcar en un lateral de la carretera. Nada más bajar del coche empezamos a intuir el encanto del entorno. La frondosa vegetación de los pinos centenarios y hayas, los matices cromáticos, pequeños arroyos casi congelados y un manto de nieve cubriendo los laterales del camino. Una explosión de naturaleza en estado puro.

Aparcando en la Laguna Negra. Soria

Un arroyo entre la nieve. Laguna Negra. Soria

Para entrar en calor, tomamos un café con leche en la pequeña cabaña de madera que hay al inicio de la ruta. Allí nos informaron de la campaña de recogida de firmas que han puesto en marcha los hosteleros de Vinuesa para exigir que la limpieza de la nieve en los accesos a la Laguna Negra se mantenga durante todo el periodo invernal y no sólo en fechas señalas. Por supuesto, firmamos para contribuir a fomentar las visitas a uno de los parajes más hermosos de España que he visto hasta la fecha.

Justo enfrente de la cafetería está la parada del autobús público que recorre los 1.800 metros que hay desde el parking hasta la laguna. El precio de ida y vuelta es de 1,20 euros. ¿Lo cogimos? La respuesta es que sí. Pero no por vaguería sino por llegar antes. Cada vez iba llegando más gente -más de 400 personas según leímos en la prensa al día siguiente- y queríamos disfrutar de la laguna con toda la tranquilidad que fuera posible.

Cafetería de la Laguna Negra. Soria.

El autobús que sube hasta la Laguna Negra. Soria

Desde donde nos dejó el autobús hay poco menos de 300 metros hasta llegar a los pies de la laguna. Imagino que en primavera y verano este trayecto se debe cubrir en un pispás pero la nieve y las placas de hielo que cubrían el sendero, sobre todo en el último tramo, lo hacían prácticamente intransitable. Todos íbamos en fila india, agarrados a las barandillas y casi sin levantar la vista del suelo para evitar una mala caída.

Panel de información de la Laguna Negra. Soria

Ascendiendo por el sendero a la Laguna Negra. Soria

Ni que decir tiene que el pequeño esfuerzo valió la pena. La Laguna Negra, encajada a unos 2.000 metros de altura, entre paredes de oscura roca gris y farallones, es un lugar fascinante y mágico en el que el tiempo parece haberse detenido. Su poderosa grandeza enseguida me envolvió y un escalofrío de emoción recorrió todo mi cuerpo. Estaba helada, teñida de blanco, y todos los adjetivos que había oído de ella se quedaban cortos para expresar tanta belleza.

Laguna Negra. Soria

Vistas de la Laguna Negra. Soria

Hace unos dos millones de años, la Laguna Negra estaba dentro de un glaciar que se iniciaba en las proximidades del Pico Urbión y que descendía por el cinturón rocoso que la circunda hasta llegar al valle del Revinuesa. Los acantilados, al encontrarse más expuestos al sol, fueron sometidos a sucesivos hielos y deshielos que provocaron el desprendimiento de los grandes bloques de piedra que se ven sobre la laguna. Pero la Laguna Negra no es la única laguna glaciar de la sierra de Urbión. Hay dos más, la Larga y la Helada, que se encuentran a mayor altitud.

Pasarelas. Laguna Negra. Soria

Bordeando la laguna hay una serie de pasarelas de madera, salpicadas de miradores, en los que puedes perder la noción del tiempo haciendo fotos y disfrutando del juego de sombras y luces que se reflejan en sus heladas aguas. Nos hubiera gustado llegar al sendero que culmina en una de sus cascadas pero el espesor de la nieve -a mí me llegaba hasta las rodillas- nos lo impidió. Lo que sí pudimos hacer, con mucha cautela, fue llegar hasta la orilla para admirar este espectacular paraje natural desde otra perspectiva y, de paso, dar unos pasos sobre su superficie congelada.

La Laguna Negra helada. Soria

Siguiendo el consejo de los agentes medioambientales, la vuelta la hicimos por la senda del Arroyo de la Laguna ya que el camino estaba en mejores condiciones. Para volver al parking esta vez no cogimos el autobús. Ya no era necesario. Yo tenía mis fotos y la avalancha de personal que seguía llegando a la laguna ya no era un problema. Así que iniciamos el descenso con toda la calma del mundo, disfrutando de un paisaje agreste que guardaré en mi memoria toda la vida.

Iniciamos el descenso. Laguna Negra. Soria

Paisaje del Parque Natural Laguna Negra. Soria

Una de las muchas leyendas que envuelven a esta laguna cuenta que se llama Laguna Negra porque el lago no tiene fondo y de ahí su color oscuro, pero en realidad su nombre obedece al reflejo que provocan en sus aguas las enormes rocas que la cercan. Será cuestión de comprobarlo en primavera, porque volver, pienso volver.

Cómo llegar a la Laguna Negra desde Soria capital:

Desde Soria a la Laguna Negra hay 50 kilómetros. Tienes que coger la N-234 dirección Burgos hasta llegar a Cidones. Al final de este pueblo, hay que tomar el desvío a mano derecha dirección Vinuesa. Cerca de esta localidad ya verás los letreros que indican el camino hasta la Laguna Negra.

Un paseo otoñal por las playas de Barcelona

Un paseo otoñal por las playas de Barcelona

Tal vez porque parece ser que el frío ha decidido instalarse definitivamente en Madrid o por pura y dura morriña, hoy quiero hablarte de una de las cosas que más me gustaba hacer en Barcelona por estas fechas: pasear por sus playas. Los que me conocen saben que no soy muy aficionada a ir a la playa en verano y que no aguanto más de cinco minutos tumbada al sol. Soy más bien de las de un buen baño y al chiringuito a leer la prensa. En cambio, en otoño, la cosa cambia. Me encanta abrigarme y rendirme al placer de pasear por la arena, con los pantalones remangados, dejando que la brisa golpee mi cara y con la mejor banda sonora que puedo imaginar, el rumor de las olas. Un partido de voley-playa con los amigos y una buena paella frente al mar. ¿Quién dijo que las playas sólo son para el verano?

Una mañana de otoño en las playas de Barcelona

Viendo lo estupendo que luce en la actualidad el litoral de Barcelona, cuesta creer que durante mucho tiempo la ciudad viviera prácticamente de espaldas al mar. Y es que hasta la primera mitad del siglo XX, a excepción de la playa de la Barceloneta, buena parte de la costa era un enjambre de fábricas y guetos marginales con unos niveles de degradación considerables. El gran cambio llegó a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992. La celebración de las Olimpiadas no sólo puso a Barcelona en el punto de mira internacional sino que supuso una reestructuración de todo su litoral que se completó con la últimas intervenciones realizadas con motivo del Fórum Universal de las Culturas de 2004. ¿El resultado? Una ciudad abierta al mar con casi cinco kilómetros de playas accesibles que nos que invitan a disfrutar del Mediterráneo durante todo el año.

Barcelona playa a playa

Barcelona cuenta con 10 playas muy bien comunicadas gracias al transporte público. A primera vista pueden parecer todas iguales, con su arena fina y dorada y sus aguas poco profundas, pero si me acompañas en este paseo pronto comprobarás que cada una de ellas tiene su propia personalidad, su ambiente y su público. Te propongo un trayecto de sol y playa, sí, pero también un recorrido por la historia de Barcelona y su relación con el mar.

Mapa de las playas de Barcelona

Si iniciamos este paseo por el sur, la primera playa que nos encontramos es la de Sant Sebastià, una de las más antiguas y tradicionales de la ciudad. Como curiosidad te diré que aquí se instalaron los primeros establecimientos de baño que se abrieron en Barcelona a mediados del siglo XX. Uno de los más populares eran los baños de San Sebastián ya que fueron los primeros en crear una zona de baño en la playa que podían frecuentar tanto hombres como mujeres. ¡Toda una revolución en aquellos tiempos!

Playa de Sant Sebastià. Barcelona

Hoy en día, la fisonomía de esta playa está marcada por la presencia del hotel W Barcelona que desde 2009 ya forma parte del skyline de la ciudad. A muchos les parece una atrocidad ya que atenta contra la ley de costas y a otros, en cambio, les encanta ver esta enorme vela ondeando estática sobre el cielo de Barcelona. Polémicas al margen, lo cierto es que desde las inmediaciones de este hotel se divisa una preciosa panorámica de la costa. Tip de viaje: hablando de vistas espectaculares, en el Passeig Joan de Borbó puedes coger el Teleférico del Puerto, un trasbordador aéreo que enlaza el puerto con el Mirador de Miramar, en la ladera de Montjuic.

Hotel W Barcelona

Panorámica del litoral barcelonés

Teleférico del Puerto. Barcelona

Tras rebasar los 420 metros de la playa de Sant Miquel, llamada así por la cercana iglesia de Sant Miquel del Port, llegamos a la playa de la Barceloneta, una de las más populares y animadas de Barcelona. Como está muy cerca del centro, aquí los turistas acuden en masa ya que está llena de chiringuitos y locales para tomar una copa. También cuenta con muchos equipamientos deportivos y de ocio como pistas de voley-playa y zonas de juegos infantiles, además de varias tiendas que alquilan equipos de surf y bicicletas.

Voley-playa en la playa de la Barceloneta. Barcelona

La playa de la Barceloneta toma su nombre del barrio más marinero de Barcelona ya que los pescadores fueron los primeros en establecerse en esta zona de la ciudad. Afortunadamente, la Barceloneta aún conserva ese aire de pueblo que siempre la ha caracterizado. Calles estrechas, fachadas ennegrecidas por el salitre, ropa tendida en los balcones…. Un barrio humilde, sí, pero, pero muy auténtico y atractivo, en el conviven comercios de toda la vida, viejas bodegas y bares, junto a algunos de los mejores restaurantes de la ciudad para comer pescado y marisco fresco. Dos tips gastronómicos: en el restaurante Can Solé, todo un clásico de Barcelona, preparan un delicioso arroz caldoso con bogavante. No es barato pero merece la pena (C/ Sant Carles, 4). Una opción mucho más económica la encontrarás en Can Paixano, una tasca muy conocida por su bocadillos y sus vinos espumosos a precios populares. Lo malo es que siempre está hasta la bandera (Carrer de la Reina Cristina, 7).

Playa de Somorrostro. Barcelona

Siguiendo rumbo hacia el norte, nos encontramos con la playa del Somorrostro. Hasta el 2010 este tramo del litoral formaba parte de la playa de la Barceloneta pero el ayuntamiento decidió, en un acto de memoria histórica, cambiarle el nombre para recordar que aquí hubo un barrio chabolista en el que malvivían miles de barceloneses. Entre ellos Carmen Amaya, la bailaora de flamenco más famosa de todos los tiempos. Este barrió fue derribado en 1966 coincidiendo con la visita de Franco a Barcelona para asistir a unas maniobras navales.

Por suerte, aquellos días ya han quedado para la posteridad y la imagen que nos ofrece es bien distinta. Una playa moderna y cosmopolita que se extiende a los pies del pez metálico diseñado por el arquitecto Frank Gehry. Tip de viaje: si quieres vivir una experiencia original y divertida, a pie de playa está el Icebar, un bar de hielo en el que podrás tomarte una copa a 5 grados bajo cero. ¿Más opciones? Los clubs Shoko y Sotavento.

Icebar. Playa de Somorrostro. Barcelona

Entre las playas de Somorostro y la Nova Icària está el Port Olímpic que se construyó para albergar las competiciones de vela de los Juegos Olímpicos del 92. Desde entonces, se ha convertido en una de las zonas de ocio más populares de la ciudad tanto de día como de noche gracias a su variada oferta de restaurantes y a su animada vida nocturna. Aquí están  los dos rascacielos más altos de Cataluña, el Hotel Arts y la Torre Mapfre.

El Hotel Arts, laTorre Mapfre y el pez dorado de Frank O. Gehry. Barcelona

Puerto Olímpico. Barcelona

Pasado el Port Olímpic, llegamos a la playa de la Nova Icària que se creó a raíz de la urbanización de la Vila Olímpica. Al igual que la Barceloneta, es una de las más frecuentadas del litoral de Barcelona tanto por los turistas como por los locales. Es el mejor lugar para ver y ser visto y una de las playas mejor equipadas: punto de información, consigna, duchas y lavabos públicos adaptados, equipamientos deportivos, zonas de juego para los más pequeños…. Tip gastronómico: justo encima de la playa, en el paseo, está El Chiringuito Las Sardinitas de Moncho’s, un local al que suelo acudir siempre que puedo para comerme una paella frente al mar. Si te dejas caer por allí, pide una ración de calamares. Están buenísimos.

Playa de la Nova Icària. Barcelona

Paella del Chiringuito Las Sardinitas de Moncho's. Barcelona

La playa del Bogatell también es fruto del legado olímpico que impulsó la apertura de la ciudad al mar. Su público es mayoritariamente gente joven y deportista que accede a esta playa en bici para correr, jugar al ping-pong o al voley-playa. Prácticamente encontraremos el mismo ambiente en la siguiente playa, la Mar Bella, donde también acude mucha gente para hacer deporte, estudiantes de las facultades cercanas y los vecinos del barrio del Poblenou. Cuenta con una base náutica que organiza salidas en crucero, kayak y catamarán por el litoral de la ciudad y con un complejo deportivo. Tip de viaje: si te gusta practicar el nudismo, hay una zona protegida por una pequeña colina cerca del espigón de Bac de Roda que también frecuenta el público gay.

Playa del Bogatell. Barcelona

Playa Mar Bella. Barcelona

Las dos siguientes playas, Nova Mar Bella y Llevant, son las que están más alejadas del centro y por tanto las más tranquilas y familiares de toda la costa. Dos buenas elecciones para los que buscan un momento de relax frente al mar sin aglomeraciones. La playa de Llevant está justo al lado del Fórum que cuenta con su propia zona de baños. Una playa artificial de agua salada a mar abierto con tumbonas de piedra y zona de juegos infantiles, marcada por la presencia escultórica de la placa fotovoltaica del Fórum. Tip de viaje: en la Nova Mar Bella hay un parking gratuito para dejar el coche.

Niños jugando en la playa de Llevant. Barcelona

Y hasta aquí este recorrido por las playas de Barcelona. Un litoral que forma parte del día a día de la ciudad durante todo el año y que espero haberte animado a conocer en tu próxima visita a Barcelona.

Cómo llegar a las playas de Barcelona

Aunque hay muchas líneas de autobuses que llegan hasta la Vila Olímpica, la forma más rápida para llegar a las playas es el metro, en concreto, la línea 4 pasa muy cerca de las playas.

Brujas, la niña bonita de Flandes

Brujas, la niña bonita de Flandes

Se ha escrito tanto sobre Brujas que se hace realmente complicado hablar de esta pequeña joya flamenca sin caer en los tópicos. La Venecia del Norte, una ciudad de cuento, un destino romántico, un indispensable de la vieja Europa… Para mí, Brujas es la niña bonita de Flandes. Una señorita presumida y coqueta a la que, por cierto, el paso de los años le sienta divinamente.

Lo pude comprobar cuando volví a visitarla el mes pasado en compañía de mi experto en Flandes, el fotoperiodista Rafa Pérez. Igual que la primera vez, Brujas me transmitió una sensación de absoluta perfección, como si alguien la hubiera diseñado sobre el papel dejando que los avatares de la historia hicieran el resto. Los canales, sus callejuelas adoquinadas, los edificios medievales, sus puentes…

La torre de Nuestra Señora desde el puente de San Juan Nepomuceno. Brujas

Si quieres conocer uno de los destinos más populares de Bélgica, acompáñame en este viaje. No solo voy a enseñarte mis rincones preferidos, también habrá tiempo para hablar de leyendas, cerveza, patatas fritas y, cómo no, chocolate.

Brujas de plaza en plaza

La Plaza Mayor. El mejor lugar para empezar a recorrer el centro histórico de Brujas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la Plaza Mayor (Markt). Estamos en el corazón de la ciudad, una gran espacio abierto dominado por el Campanario, en el que destacan, además, las coloridas casas de los gremios y hermosos edificios como el Palacio Provincial que en la actualidad acoge el Historium, un nuevo museo que nos permite viajar en el tiempo hasta la Brujas medieval. Casi en el centro de la plaza se erige la estatua de Jan Breydel y Pieter De Coninck, dos héroes populares que en 1302 desarrollaron un papel fundamental en la defensa de la ciudad frente a la invasión francesa.

La Plaza Mayor. BrujasEstatuas de Jan Breydel y Pieter De Coninck en el Markt. Brujas

Si quieres disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad, puedes subir a la torre del Campanario (Belfort). El esfuerzo es considerable ya que hay nada menos que 336 escalones pero según cuentan vale la pena porque las panorámicas que desde allí se divisan son fantásticas. El Belfort es una de las tres torres que perfilan el cielo de Brujas y que te ayudarán a orientarte entre el irregular trazado de calles y puentes de la ciudad. Las otras dos corresponden a la iglesia de Nuestra Señora -donde se encuentra la famosa escultura de Miguel Ángel La Virgen con el Niño-  y a la Catedral de San Salvador.

La Plaza Burg. Si desde el Campanario tomamos la calle Breidelstraat, enseguida llegaremos a la Plaza Burg. Esta plaza es en mi opinión una de las más bonitas de la ciudad ya que nos ofrece una preciosa combinación de estilos arquitectónicos. El gótico del Ayuntamiento -uno de los más antiguos de los Países Bajos-, el edificio renacentista de la Antigua Escribanía, el barroco del Palacio Episcopal… La perfección de la que te hablaba al principio.

Plaza Burg. Brujas

Proosdij (Palacio Episcopal) Plaza Burg. Brujas

A la derecha del Ayuntamiento está la Basílica de la Santa Sangre. Es aquí donde se guarda y se venera la reliquia de la Santa Sangre que según la tradición contiene la sangre de Cristo. Seas creyente o no, la verdad es que impresiona ver cómo al finalizar la misa los devotos hacen cola para subir al pequeño altar y acercarse a la reliquia. En silencio. Frente a la atenta mirada de la persona encargada de su custodia.

Basílica de la Santa Sangre. Brujas

Devotos de la reliquia de la Santa Sangre. Brujas

Plaza de los Curtidores y Plaza Jan van Eyck. Reconozco que estas dos plazas son mi debilidad. La primera porque es un lugar fantástico para hacer un alto en el camino y disfrutar del animado ambiente de sus terrazas  y del desfile continuo de personas que la cruzan de una esquina a otra.

Pintor en la Plaza de los Curtidores. Brujas

La Plaza Jan van Eyck, por su parte, fue el centro de la actividad económica durante el periodo borgoñón ya que aquí estaba el puerto de Brujas. Buena parte de su encanto se debe a que está rodeada de históricos edificios que nos trasladan a aquella época como la Antigua Aduana o la Casa de los Estibadores. En el centro se alza la estatua del pintor flamenco Jan van Eyck que da nombre a esta plaza. Si quieres admirar uno de sus cuadros más famosos, la Virgen del Canónigo Van der Paele, solo tienes que acercarte al Museo Groeninge que recoge distintas obras maestras de la pintura flamenca y en especial de la escuela de los primitivos flamencos (Dijver, 12).

Plaza Jan van Eyck. Brujas

En la esquina entre la Jan van Eyckplein y la Academiestraat está la Casa Poortersloge, la Logia de los Burgueses. Si te fijas en la fachada verás la estatua de un oso. Y es que según cuenta la leyenda, cuando Balduino «Brazo de Hierro», primer Conde de Flandes, llegó a Brujas se las tuvo que ver con un gran oso blanco. Tras una violenta lucha, consiguió acabar con él y para que su gran hazaña no cayera en el olvido declaró al animal símbolo de la ciudad.

El famoso oso en la fachada de la Casa Poortersloge. Brujas

¡Chsss! Entramos en el Beguinaje…

En medio del ajetreo de turistas, los coches de caballos y las bicicletas, hay un oasis de paz y tranquilidad esperándote. Es el Beguinaje Ten Wijngaarde, un recogido jardín alrededor del cual se alinean las casas que antaño dieron cobijo a las beguinas. Hoy en día, algunas de sus casas están habitadas por una comunidad de monjas benedictinas. Como verás en las imágenes, el beaterio nos recibió con lluvia. ¿Un inconveniente? Más bien una suerte porque siempre recordaré este momento como uno de los más mágicos vividos en Brujas. El sonido del agua repiqueteando en los adoquines, el olor a hierba fresca, la luz que se filtraba por las ramas de los árboles, la soledad… Si vas a visitarlo, ten en cuenta que la puerta de entrada cierra, sin excepciones, a las 18.30h.

Begijnhof Ten Wijngaarde. Brujas.

Monja benedictina saliendo de misa. Beaterio de Brujas

Si salimos del beaterio por la parte posterior, llegaremos al que está considerado por aclamación popular el lugar más romántico de Brujas, el Minnewater. Conocido como el “Lago del Amor”, en el medievo era un embarcadero en el que atracaban los navíos que aseguraban el transporte regular de mercancías entre Brujas y Gante. Hoy es un bonito enclave poblado de cisnes que linda con el parque Minnewater.

Minnewater. Brujas

¿Por qué hay cisnes en los canales de Brujas? Otra leyenda tiene la respuesta. Tras la muerte de María de Borgoña, Maximiliano de Austria trató de imponer un nuevo impuesto a la ciudad y el pueblo, en represalia, ejecutó a uno de sus consejeros, Pieter Lanchals, cuyo apellido en neerlandés significa «cuello largo». A partir de ese momento, Maximiliano ordenó que la ciudad mantuviera los cisnes de sus canales y lagos hasta la eternidad. Curiosa venganza, ¿no?

Cisnes en el Minnewater. Brujas

Muelle del Rosario (Rozenhoedkaai)

Del lugar más romántico de Brujas pasamos ahora al más fotografiado, el Muelle del Rosario. No es más que un recodo del Dijver, uno los principales canales de la ciudad, pero la estampa que nos ofrece, con el Belfort al fondo, es Brujas en estado puro. Fotografiarlo es una delicia. Tanto de día, cuando lo bañan los rayos de sol, como antes de anochecer, bajo la tenue luz artificial que tiñe todo el conjunto.

El Muelle del Rosario, la imagen más fotografiada de Brujas

El Muelle del Rosario. Brujas

El Muelle del Rosario en la hora azul. Brujas

Un paseo por los canales

Muy cerca del Muelle del Rosario está uno de los cinco embarcaderos de Brujas que ofrecen paseos en barca por los canales desde marzo hasta noviembre. Lo más probable es que vayas súper apretado porque en tu barca no cabrá ni un alfiler pero no pienses que es una turistada más. Durante los 40 minutos que dura la travesía, redescubrirás la ciudad desde una perspectiva diferente y recorrerás los lugares más hermosos de Brujas. Tu cámara, como la mía, echará humo.

Paseo en barca. Brujas

Canal Groenerei. Brujas

Brujas desde otra perspectiva

El momento más dulce

No te resistas, es inútil. En Brujas hay más de 50 boutiques de chocolate y las encontrarás a cada paso. No sé si sucumbirás ante los típicos «brugsche swaentjes» o te decantarás por las innovadoras creaciones que elaboran sus maestros chocolateros pero, créeme, caerás en la tentación. Para no resultar empalagosa, te dejo solo dos pistas. La primera, el Choco-Story, el Museo del Chocolate. Un dulce recorrido por la historia del cacao y el chocolate desde los mayas hasta la actualidad (Wijnzakstraat, 2). La segunda, Sukerbuyc, un clásico en la ciudad. Mirar sus escaparates y empezar a salivar es todo uno. Chocolates, mazapanes, bombones… Por si te sabe a poco, en la acera de enfrente tienen un salón de té inglés, De Proeverie, en el que puedes probar otra una de sus especialidades, el chocolate caliente (Katelijnestraat, 5). Y, recuerda, cualquier momento es bueno para tomarte un gofre.

Brujas es la capital del chocolate

Mejllones al vapor y mucho más

Viendo la gran cantidad de estrellas Michelín que atesoran sus restaurantes, no es de extrañar que Brujas se esté convirtiendo en el nuevo centro gastronómico de Europa. Aquí podrás disfrutar de los platos más típicos de la cocina flamenca entre los que destacan el waterzoi, un guiso caldoso de verdura y pollo o pescado, las carbonades a la flamenca y, cómo no, los clásicos mejillones al vapor. Nosotros los probamos en el Restaurante Huyze die Maene (Markt, 17) y te puedo asegurar que estaban deliciosos.

Mejillones al vapor. Restaurante Huyze die Maene. Brujas

¿Y qué decir de sus famosas patatas fritas? Son las mejores que he probado nunca. Según me contó el simpatiquísimo dueño de Casa Patata (Rozenhoedkaai, 6), su secreto está en freírlas dos veces. La primera a fuego lento para que queden tiernas y la segunda bien fuerte para que crujan. Para conocer a fondo la historia de una de las comidas más populares de Bélgica, puedes visitar el Frietmuseum (Museo de la Patata Frita). Lo encontrarás en el nº 33 de la calle Vlamingstraat.

Casa Patata. Brujas

Si leíste mi anterior reportaje sobre Lovaina, ya sabrás que Bélgica tiene la mayor variedad de cervezas del mundo. Una de las más populares de Brujas es la Brugse Zot, una cerveza de alta fermentación a base de malta, lúpulo y una levadura especial que se elabora en la cervecería De Halve Maan, la más antigua de la ciudad (Walplein, 26). Otra cerveza muy apreciada por los brujenses es la Bourgogne des Flandres de la cervecería del mismo nombre (Kartuizerinnenstraat, 6).

Y hasta aquí este recorrido por la pequeña Brujas. Me he dejado muchas cosas en el tintero pero ha sido a propósito. Prefiero que seas tú quien descubra si es una ciudad tan mágica como dicen. Tal vez no encuentres tu cuento de hadas pero seguro que alguna historia te traerás a la vuelta.

Nota: Como ya hice en mi anterior reportaje sobre Lovaina, además de a los organizadores de este viaje (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas), quiero darle las gracias una vez más a Rafa Pérez por acompañarme en esta aventura flamenca.

Información práctica sobre Brujas

Cómo llegar a Bélgica

Hay 5 compañías aéreas que conectan España con Bélgica: BrusselsAirlines, Iberia, Air Europa, Ryanar y Vueling. Todas vuelan al aeropuerto de Bruselas, excepto Ryanair que vuela al aeropuerto de Charleroi (a 60 km de la capital).

Cómo ir del aeropuerto de Bruselas a Brujas

La mejor opción es el tren. Lo puedes coger en el mismo aeropuerto en la planta -1 de la terminal de llegadas. El trayecto hasta Brujas dura aproximadamente 1h. 25 min. y cuesta 19,60€ (suplemento Diabolo incluido). Ten en cuenta que el tren no es directo por lo que deberás hacer trasbordo en la estación de Bruselas Nord. Puedes consultar los horarios y comprar tus billetes con antelación en la web de los ferrocarriles belgas.

Llegar al centro de Brujas y oficinas de turismo

Desde la estación de tren hasta el centro de Brujas hay unos 15 minutos caminando. Si prefieres coger el autobús, la parada está a la salida de la estación. Hay muchas líneas que te llevarán al casco histórico. En Brujas hay 3 oficinas de turismo. Una en la misma estación de tren, otra en el Markt (Historium) y la tercera en el Concertgebouw ( ‘t Zand, 34).

Brugge City Card

Si quieres conocer Brujas a fondo, te sugiero que compres la Brugge City Card, una tarjeta turística con la que podrás entrar de forma gratuita en 26 museos, visitar los principales monumentos de Brujas y dar un paseo en barca por los canales, entre otras ventajas. Hay dos versiones, la de 48h y la de 72h. Puedes comprarla a través de su web o en las oficinas de turismo. 

Dónde dormir en Brujas

Brujas cuenta con una importante red de alojamientos que se adaptan a todo tipo de viajeros: hoteles, bed and breakfast, hostales, residencias vacacionales…  Nosotros nos alojamos en el Martin’s Brugge, un 3 estrellas muy correcto con Wi-Fi gratuita. Lo mejor es que está situado en pleno centro, a unos 100 metros de la Plaza Mayor.

 

Lovaina: un deseado reencuentro en Flandes

Lovaina: un deseado reencuentro en Flandes

Que una de las estatuas más famosas de Lovaina sea la de un estudiante que está leyendo un libro mientras vierte sobre su cabeza un vaso de cerveza ya dice mucho del carácter de esta ciudad. Es Fonske, la fuente de la sabiduríay nos habla del pasado y el presente de esta ciudad vitalista y animada a más no poder. 40.000 estudiantes. Ellos son los que marcan el ritmo de Lovaina, el motor que hace vibrar a la ciudad universitaria por excelencia de Flandes.

Fonske y la Iglesia de San Pedro. Lovaina

La primera vez que estuve en Lovaina fue en 1997. Hace dos semanas y casi por sorpresa, volví a pisar de nuevo en sus calles. Digo casi por sorpresa porque cuando me presenté al concurso que convocó Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas para viajar a Lovaina y Brujas en compañía del fotoperiodista Rafa Pérez no pensé que iba a ser yo quien protagonizase esta aventura flamenca. Pero así fue. Lovaina y yo volveríamos a encontrarnos. Lo primero que hice tras conocer la noticia fue buscar las viejas fotos de aquel primer viaje. Uno a uno, los recuerdos en 10×15 fueron tomando forma, enfocándose en mi memoria. ¿Seguiría siendo Lovaina aquella ciudad joven, bonita y divertida que yo recordaba?

Qué ver en Lovaina

No tardé mucho en saberlo. Nada más bajar de la estación, a medida que caminaba por la Bondgenotenlaan rumbo al casco histórico, empecé a notar lo mismo que sientes cuando te reencuentras con un viejo amigo. La capital de la provincia de Brabante Flamenco, en esencia, seguía siendo la misma. Con nuevas muestras de arquitectura moderna, sí, pero conservando intacta su condición de ciudad acogedora y cercana que se mueve al compás de sus miles de bicicletas.

Diestsestraat. Lovaina

Callejeando por Lovaina

Así la sentí cuando llegamos a la Grote Markt y giré sobre mis pasos para contemplar su preciosa fisonomía. El objetivo de este viaje era aprender a plasmar las mejores vistas de Lovaina con la ayuda de mi experto y eso es lo que traté de hacer, sin perder de vista el ojo de Rafa, centrándome en lo que él miraba. Así, a través del visor mi cámara, fui descubriendo nuevas perspectivas de uno de los ayuntamientos góticos más famosos del mundo. Su armonioso conjunto, las esbeltas torres que lo flanquean y, sobre todo, el fabuloso encaje escultórico que forman las 236 estatuas que tapizan su fachada. Reyes, científicos, artistas, santos patronos… Todos aquellos que han desempeñado un papel fundamental en la historia de esta ciudad están aquí representados y nos retan a levantar la mirada para tratar de adivinar quién es quién. Un consejo: si tienes tiempo, visítalo por dentro, recorre sus salones y déjate sorprender por lo monumentales lienzos y retratos que cubren sus paredes.

Ayuntamiento de Lovaina

Detalle de la fachada del Ayuntamiento de Lovaina

La imponente Iglesia de San Pedro es otro de los edificios que presiden la Plaza Mayor. Esta iglesia gótica fue construida entre 1425 y 1497 bajo la supervisión del arquitecto Sulpicius Van Vorst quien también colaboró en la construcción del Ayuntamiento. Viendo lo magnífica que luce hoy en día, cuesta imaginar la devastación que sufrió durante los bombardeos de las dos guerras mundiales. Si tuviera que escoger una de las muchas obras de arte que alberga en su interior, sin duda, la elegida sería La última cena del pintor flamenco Dirk Bouts.

Iglesia de San Pedro. Lovaina

Terrazas de la Grote Markt. Lovaina

Tras un alto en el camino en una de las animadas terrazas de la Grote Markt y acercarnos a fotografiar la Biblioteca Central, continuamos nuestro recorrido en la Naamsestraat para tratar de captar el ambiente universitario que se respira en esta larga calle, cuajada de residencias y facultades como el Colegio del Espíritu Santo, el Pabellón Universitario o el Colegio Arras. Aquí la presencia de los estudiantes que llegan a Lovaina atraídos por el prestigio de su Universidad y por su famoso ambiente juvenil se nota en cada esquina. Muchos al ser viernes van cargados de maletas porque vuelven a casa, otros acarrean carpetas arriba y abajo o se reúnen en las plazas para charlar, wasapear y planear el fin de semana.

Biblioteca Central Universitaria. Lovaina

Estudiantes en el Colegio Arras. Lovaina

Bicicletas en el Pauscollege. Lovaina

Durante el curso escolar los estudiantes duplican la población de Lovaina

Al sur de la ciudad está el Groot Begijnhof, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en mi opinión uno de los más bonitos beaterios de Flandes. Callejuelas empedradas, casas de ladrillo, conventos, plazoletas, jardines, puentes que salvan el río Dijle… Seis hectáreas en las que el silencio es casi absoluto. Durante su apogeo llegó a albergar a unas 360 beatas, mujeres que en la época de las cruzadas se quedaron viudas, huérfanas o solteras y que se juntaban aquí para vivir en comunidad y que a diferencia de las monjas no estaban obligadas a cumplir los votos de pobreza. Desde que lo adquirió la Universidad, se utiliza para a alojar a estudiantes, empleados y profesores extranjeros.

Groot Begijnhof. Lovaina

El Groot Begijnhof de Lovaina

Aunque es mucho más pequeño, de hecho es solo una calle principal y dos callejones sin salida, también merece la pena visitar el Klein Begijnhof. No solo por ver la treintena de casas de estilo flamenco tradicional que aún se conservan en este beaterio sino porque al lado se encuentra la Iglesia de Santa Gertudis. Su torre, incluyendo la aguja, se construyó íntegramente en piedra, sin utilizar ni un solo clavo de unión, y por eso está considerada una de las siete maravillas de Lovaina.

Klein Begijnhof o Beaterio Pequeño. Lovaina

Iglesia de Santa Gertrudis desde el río. Lovaina

Cambio de tercio, nos vamos de cervezas

Uno, dos, tres, veinte… Si has llegado a contar hasta 45 bares, no lo dudes, estás en la Oude Markt. No sé si como dicen es la barra de bar más larga de Europa, pero te puedo asegurar que la hilera de terrazas que copan la plaza con más marcha de Lovaina parece eterna. Es más, seguro que si Fonske pudiera bajar de su pedestal correría hasta aquí para disfrutar de una buena cerveza y, de paso, hacerle compañía a la Kotmadam, una estatua que rinde homenaje a todas las caseras que además de alquilar habitaciones a los estudiantes los cuidaban como si fueran sus propios hijos.

Oude Markt. Lovaina

De Kotmadam. Oude Mark. Lovaina

Cartel de uno de los bares de la Oude Markt. Lovaina

Pero no creas que la ruta cervecera de Lovaina acaba aquí. Más bien empieza. Si quieres descubrir por qué a esta ciudad se la conoce como la capital de la cerveza tienes muchos más sitios a los que acudir. ¿Algunos ejemplos? Puedes visitar la fábrica de Stella Artois, intentar alcanzar la barra de The Capital, un local nuevo situado en la Grote Markt donde tienen ni más ni menos que 3000 tipos de cervezas, o dejarte caer por la cervecería Domus para tomarte una de sus cervezas artesanales y realizar una visita guiada en la que te sorprenderá ver cómo la cerveza fluye directamente de la fábrica al surtidor del bar.

La barra de The Capital. Lovaina

Sabores artesanales en la cervecería Domus. Lovaina

La hora azul en Lovaina

Para concluir este reportaje sobre Lovaina, te dejo con estas dos fotografías tomadas en la llamada hora azul. Esos minutos mágicos en los que ya se ha puesto el sol y el cielo va oscureciéndose poco a poco al tiempo que se encienden las luces de la ciudad.  No lo hago porque esté orgullosa de ellas, al contrario, me queda muchísimo por aprender y practicar. Solo trato de mostrarte lo bonita que luce Lovaina al anochecer. Un motivo más que espero te anime a conocer esta encantadora ciudad en tu próximo viaje a Flandes. Por su historia, su arquitectura, su gastronomía, su ambiente… Porque Lovaina lo merece.

La Grote Markt en la hora azul. Lovaina

El Ayuntamiento y la iglesia de San Pedro antes de anochecer. Lovaina

Nota: Además de a los organizadores de este viaje (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas), quiero darle las gracias a Rafa Pérez por su compañía, su paciencia y, sobre todo, por enseñarme a ver Lovaina con otros ojos.

INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJAR A LOVAINA

Cómo llegar a Bélgica

Hay 5 compañías aéreas que conectan España con Bélgica: BrusselsAirlines, Iberia, Air Europa, Ryanar y Vueling. Todas vuelan al aeropuerto de Bruselas, excepto Ryanair que vuela al a Charleroi (a 60 km de la capital). Yo volé desde Madrid con Air Europa (2h 25 min.)

Cómo ir del aeropuerto de Bruselas a Lovaina

La mejor opción es el tren. Lo puedes coger en el mismo aeropuerto en la planta -1 de la terminal de llegadas. El trayecto directo hasta Lovaina dura unos 20 minutos y cuesta 8,10€ en los que está incluido el suplemento Diabolo (suplemento que se cobra para todos los trayectos en tren con llegada hasta o salida desde el aeropuerto de Bruselas). Puedes consultar los horarios y comprar tus billetes con antelación en la web de los ferrocarriles belgas.

Moverse por Lovaina

Aunque puedes utilizar los autobuses de la compañía De Lijn para desplazarte rápidamente por la ciudad, mi consejo es que te olvides de ellos y descubras Lovaina a pie. Al ser una ciudad pequeña todo está muy cerca. ¿Un ejemplo? Desde la estación de tren al centro solo hay diez minutos caminando. Además, no tiene pérdida si tomas la Bondgenotenlaan, una calle comercial que en línea recta te dejará en plena Grote Markt. Al lado del Ayuntamiento está la Oficina de Turismo (Naamsestraat, 3) .

Dónde dormir en Lovaina

En Lovaina encontrarás diferentes opciones de alojamiento que se adaptan a todo tipo de bolsillos: hoteles, bed and breakfast, albergues juveniles…  Yo me alojé en el Park Inn, un hotel moderno y funcional situado justo detrás de plaza Martelarenplein, en el renovado barrio de la estación.

Más información: Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas

Forlì, un mañana en el corazón de la Romagna

Forlì, un mañana en el corazón de la Romagna

Continuando con la serie de reportajes dedicados a la provincia italiana de Forlì-Cesena, nos acercamos ahora hasta Forlì, una de las ciudades que pude conocer durante el #buonvivere blog tour y que te recomiendo visitar si tienes previsto viajar a Emilia-Romagna.

Forlì está a 73 km. de Bolonia y el trayecto en tren entre ambas ciudades dura aproximadamente unos 40 minutos. Su céntrica posición, en el valle del Po y en plena Via Emilia  -la calzada romana de la que toma nombre la región a la que pertenece-, ha contribuido notablemente a su carácter de cruce de caminos y encrucijada cultural. No en vano, si por algo se caracterizaba esta calzada era por unir los principales centros urbanos de esta región que pronto pasaron a ser considerados, como la propia Forlì, ciudades del arte.

Al igual que Cesena, Forlì es una ciudad a escala humana, de unos 120.000 habitantes, cuya principal baza es el patrimonio artístico, arquitectónico y cultural que posee. Fruto de la historia, sí, pero también del esfuerzo que se te está llevando a cabo para rehabilitar muchos de sus monumentos y recuperar otros espacios de la ciudad.

Piazza Aurelio Saffi. Forlì

En Forlí, la vida gira en torno a la Piazza Aurelio Saffi, donde convergen los cuatro corsos principales que atraviesan la ciudad: Corso Díaz, Corso Garibaldi, Corso della República y Corso Mazzini. Cada una de estas avenidas aporta su granito de arena para crear un casco antiguo con mucho encanto, salpicado de comercios, restaurantes y tiendas de moda que comparten acera con impresionantes palacios y antiguas iglesias. El ambiente que se respira, más aún en una lluviosa y encapotada mañana de domingo, es de absoluta tranquilidad, acorde con el relajado y placentero rimo de vida que, de hecho, caracteriza a toda la zona de Emilia-Romagna.

Corso G. Garibaldi. Forlì. Italia

Palazzo Monte di Pietà. Forlì. Italia

La Piazza Aurelio Saffi es el corazón de la ciudad y en ella podemos ver una interesante combinación de estilos arquitectónicos. La belleza austera de los edificios que la rodean, como el Ayuntamiento (Palazzo Comunale), que data del siglo XIV, el Palazzo delle Poste o la Iglesia del Suffragio, hacen de esta plaza, una de las más grandes de Italia, un lugar muy especial en el que el peso de la historia puede sentirse a cada paso.

Palazzo Comunale. Forlì.

Palazzo delle Poste. Forlì. Italia

En el centro de la plaza se encuentra el monumento a Aurelio Saffi, afamado estadista y triunviro durante la República Romana en 1849, y, a su derecha, la Basílica de San Mercuriale, el monumento más representativo de Forlì. Esta antigua abadía cuenta con un imponente campanario románico que recuerda al de San Marcos en Venecia y con numerosas obras de arte en su interior entre las que destacan los cuadros del pintor forlivés Marco Palmezzano.

Basílica de San Mercuriale. Forlì. Italia

Saludando al párroco de la Basílica de San Mercuriale. Forlì. Italia

Detalle de una de las capillas de la Basílica de San Mercuriale. Forlì

Una de las cosas que más me llamó la atención en esta visita fugaz a Forlì fue descubrir el llamado Itinerario del Ventenio. Sinceramente, antes de este viaje, desconocía que Forlì también era conocida como «la ciudad del Duce». En realidad, Mussolini nació en Predappio, a unos diez kilómetros, pero se centró en Forlì para saciar sus ansias de monumentalismo triunfal.

Estación de tren de Forlì. Italia

De este modo, en Forlì podemos encontrar numerosos ejemplos de arquitectura racionalista, un movimiento artístico que se desarrolló en la Italia de los años 20 con el objetivo de diseñar un nuevo estilo que se adaptase mejor al régimen fascista. Uno de los edificios que quizás mejor evidencian esta tendencia, que fomenta la construcción de grandes monumentos públicos como expresión de poder, es la estación de tren de Forlì, diseñada por el ingeniero Ezio Bianchi en 1924. En aquellos años, la estación era la puerta de entrada a la ciudad, la nueva frontera, y ante ella se levantó una amplia avenida, hoy Viale della Libertà, en la que podemos encontrar más ejemplos de arquitectura fascista como el Istituto Técnico Industriale A. Mussolini, el Collegio Aeronautico o la Casa del Balilla. Como podrás imaginar, el contraste de esta zona con el casco viejo de Forlì es brutal. No tiene nada que ver, son como dos ciudades distintas.

Izq. Istituto Tecnico Industriale A. Mussolini. Dcha. Casa del Balilla. Forlì

Como te comentaba al principio de este artículo, Forlì es uno de los centros culturales más importantes que podemos encontrar en Emilia-Romagna. Numerosas galerías de arte, centros de exposiciones, bibliotecas y museos forman parte de su fisonomía y contribuyen a fortalecer su imagen de ciudad del arte. Por razones de agenda, solo pudimos visitar uno de estos espacios, el Museo San Domenico (Piazza Guido da Montefeltro, 12).

Museo San Domenico. Forlì.

Este museo está situado en un gran complejo conventual formado por cinco edificios -el Palazzo Pasquali, la iglesia de Santiago Apóstol, el Convento de los Dominicos, el Convento de los Agustinos y Sala Santa Caterina-, y alberga una completísima pinacoteca con obras que van desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. Cuadros de Marco Palmezzano, Livio Modigliani, Baldassarre Carrari, Nicolò Rondinelli… También resulta muy interesante la decoración pictórica de la zona del refectorio del antiguo Convento de los Dominios. Sus frescos, aún estando en precario estado de conservación, son magníficos.

Frescos del refectorio del Convento de los Dominicos. Forlì.

Si te estás preguntando si una mañana basta para conocer Forlì, la respuesta es no. Nosotras nos dejamos en el tintero otros imprescindibles de Forlì como son la fortaleza di Ravaldino, el Duomo, el Oratorio di San Sebastiano o el Santuario di Santa Maria delle Grazie. No importa. Ya tengo excusa para volver.

Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.

Más información: Turismo Forlivese (en italiano y en inglés).

Cesena, el legado de los Malatesta

Cesena, el legado de los Malatesta

Cesena es uno de los motivos por los que he vuelto, una vez más, enamorada de Italia. Una ciudad que se mueve al ritmo de las dos ruedas -casi imposible captar una imagen suya sin que una bicicleta se cuele en tu encuadre-, de rancio abolengo, de edificios únicos y de gente amable y cercana. Una ciudad que sabe a piadina y a squacquerone. Que hay que degustar a paso lento, sorbo a sorbo. Como se debe tomar el Sangiovese, uno de sus vinos más preciados.

Bicicletas en Cesena. Italia

Callejeando por Cesena. Italia

Si tienes previsto visitar esta ciudad, lo primero que debes saber es que Cesena es una localidad que puedes recorrer a pie ya que sus principales puntos de interés están muy cerca. Así que olvídate del transporte público, hazte con un buen mapa en la oficina de turismo (Piazza del Popolo, 15) y descubre a tu ritmo los mejores rincones de la que es, junto a Forlì, una de las dos capitales de la provincia de Forlì-Cesena.

Un buen punto de partida para empezar a desentrañar los secretos de Cesena es la propia Piazza del Popolo. Esta plaza fue construida a principios del siglo XV por orden de la Casa Malatesta, una familia italiana que gobernó esta ciudad y a la que Cesena debe buena parte de su rico patrimonio artístico y monumental. Cuando la visité, un sábado por la mañana, verdaderamente hacía honor su nombre. Era día de mercado y era prácticamente imposible disfrutar de su fisonomía con tanta gente fisgoneando entre las paradas. Puestos de ropa, caramelos, bolsos y maletas… Un mercadillo en toda regla. Suerte que pudimos regresar unas horas más tarde para recorrerla ya vacía.

Sábado de mercado en la Piazza del Popolo. Cesena. Italia

Piazza del Popolo. Cesena. Italia

Aquí, además del Ayuntamiento, situado en el Palazzo Albornoz, se encuentra uno de los símbolos más universales de la ciudad, la Fontana Masini, una preciosa fuente construida en piedra blanca de Istria en 1588, diseñada por Francesco Masini, un arquitecto local que pertenecía a una de las familias patricias más ilustres de la ciudad.

Fontana Masini. Piazza del Popolo. Cesena. Italia

Justo detrás de esta fuente, una empinada calle empedrada nos lleva hasta las inmediaciones de la Rocca Malatestiana, una de las fortalezas más imponentes que podemos encontrar en Emilia-Romagna. Aunque se empezó a construir por iniciativa de Galeotto Malatesta en 1380, hasta 1480 no finalizaron las obras de este complejo defensivo que domina la ciudad. Precisamente gracias a su ubicación, sobre la colina de Garampo, nos ofrece unas espectaculares vistas de la ciudad cuando recorremos su cinturón de murallas. En días despejados, incluso se puede ver el mar Adriático ya que está a tan solo 15 kilómetros. En su gran patio interior destacan dos torres: la Torre Palatium -sede del Museo de Historia de la Agricultura- y la Torre Maestra que alberga una interesante colección de armaduras de la época.

La Rocca Malatestiana. Cesena. Italia

Recorriendo las entrañas de la Rocca Malatestiana. Cesena. Italia

Cesena desde las murallas de la Rocca Malatestiana

Si volvemos sobre nuestros pasos y salimos de la Piazza del Popolo por la siempre animada Vía Zeffirino Re, enseguida llegaremos al Palazzo del Ridotto y al Duomo di San Giovanni Battista. En el Palazzo del Ridotto, una gran escultura de bronce honra la figura de Pío VI. Como nos explicó nuestra guía, Elena Righi, Cesena se conoce como la «ciudad de los tres papas» aunque en realidad solo dos nacieron aquí:  Pío VI y Pío VII. Eso sí, también fue sede del obispado de Pío VIII y de ahí su sobrenombre.

Músico callejero en la Vía Zefferino Re. Cesena. Italia

Palazzo del Ridotto. Cesena. Italia

Por su parte, el Duomo de Cesena nos muestra una fachada exterior, sobria, sencilla y típicamente románica, que poco tiene que ver con los tesoros que alberga en su interior. Como la Capilla de la Madonna del Popolo, una de las más bonitas que he visto durante este viaje, con sus columnas corintias de mármol policromado y sus frescos de Corrado Giaquinto.

Piazza Giovanni Paolo II y Duomo di San Giovanni Battista. Cesena. Italia

Capilla de la Madonna del Popolo. Duomo di San Giovanni Battista. Cesena

Muy cerca de aquí se encuentra uno de esos rincones que por sí solos ya justifican la visita a esta ciudad. Te hablo de la Biblioteca Malatestiana. Este espacio, levantado en 1447 por voluntad de Malatesta Novello, está considerado la obra maestra de las bibliotecas humanístico-conventuales ya que ha llegado intacta hasta nuestras días conservando la misma estructura y el mobiliario que lucía en el siglo XV. No puedo mostrarte ninguna foto de su interior porque está prohibido fotografiar la sala absidal de tres naves en la que se conservan sus 340 valiosos códices. De hecho, para no alterar el microclima ni las condiciones de temperatura y humedad de la sala, aquí jamás se ha empleado la electricidad, ni siquiera una vela, y solo se puede entrar en grupos reducidos y siempre bajo la atenta mirada de su vigilante. Pude contemplarla solo un par de minutos, pero te aseguro que el fue el momento más fascinante que viví en Cesena. Sentí como nunca el peso de la historia sobre mis hombros. La tímida luz de la mañana entrando por los ventanales, el silencio, los manuscritos reposando en el mismo lugar que fueron dejados… Casi 600 años de historia frente a mí. Dos curiosidades más: fue la primera biblioteca pública de Italia y forma parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO. El precio de la entrada es de 5€ pero es una visita guiada.

Donde sí está permitido tomar fotografías es en el resto de dependencias que forman parte de esta biblioteca, como la Biblioteca Antica, donde se conservan cerca de 250.000 volúmenes, entre ellos 287 incunables y manuscritos que van del siglo XVI al siglo XIX.

Biblioteca Antica. Cesena. Italia

Manuscrito de la Biblioteca Antica. Cesena. Italia

La última parada que realizamos en Cesena nos llevó hasta el Teatro Alessandro Bonci (Piazza Mario Guidazzi). Se inauguró en 1846 y hoy está considerado uno de los mejores teatros de la región gracias a la perfección de su acústica.

Piazza Mario Guidazzi y Teatro Alessandro Bonci. Cesena. Italia

Interior del Teatro Alessandro Bonci. Cesena. Italia

Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.

Buonvivere Blog Tour: primeras impresiones de estos días en Forlì-Cesena

Buonvivere Blog Tour: primeras impresiones de estos días en Forlì-Cesena

Acabo de volver de Italia y ya la echo de menos. Será por la proximidad geográfica, por el carácter mediterráneo que compartimos, por la historia que cuenta cada una de sus ciudades, por su gastronomía…  No lo sé. Lo único cierto es que en Italia me siento como en casa. ¿Por qué no decirlo? La bota de Europa que me tiene completamente enamorada desde que puse por primera vez mis pies en ella con diecisiete añitos.

Estos días que he pasado recorriendo la provincia de Forlì-Cesena en el #buonvivere blog tour no han hecho sino confirmármelo. Gracias a mi anterior viaje a Cesenatico, ya conocía un pedacito de la costa de Emilia-Romagna. Ahora ya sé qué secretos guarda en su interior.

Piazza Giovanni Paolo II. Cesena

Museo San Domenico. Forlì. Italia

A nivel personal puedo decir que este viaje también ha sido todo un descubrimiento. Como ya comenté en mi anterior post, he tenido la inmensa suerte de compartir esta experiencia con grandes blogueras de viajes de las que he aprendido muchísimo. Como personas y como grandes profesionales de la comunicación viajera. También me ha servido para darme cuenta de que mi inglés es bastante mejor de lo que me temía y de que debo seguir aprendiendo italiano porque es un idioma que me encanta.

El grupo de blogueras del #buonvivere al completo. Piazza del Popolo. Cesena. Italia

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Penny Sadler, Alessandra Catania, yo, Cacinda Maloney, Lanora Mueller, nuestra guía en Cesena, Catherine Sweeney y Megan Smith.

¿Qué he hecho durante estos cinco días? Además de visitar preciosas ciudades como Cesena y Forlì y descubrir rincones llenos de encanto como la pequeña Dovadola, he tenido tiempo para comprobar en primera persona la esencia del buen vivir. Son muchas las actividades que hemos realizado. Buena parte de ellas relacionadas con el mundo de la gastronomía y el vino -que trataré en un futuro artículo-, pero también otras que he decido englobar bajo el epígrafe de mens sana in corpore sano.

Una tarde de vendimia en los viñedos de Altavita

Piadina y embutidos. Trattoria Montepaolo. Dovadola. Italia

Como la experiencia termal que los organizadores de la Settimana del Buon Vivere nos tenían preparada en las Terme della Fratta de Bertinoro. Tras una larga jornada de viaje, con madrugón incluido para coger el avión, te aseguro que disfrutar de su circuito termal y de sus instalaciones fue algo absolutamente reparador. O como la sesión de entrenamiento que llevamos a cabo en el cuartel general de Technogym -empresa líder en el campo del wellness y el fitness-, con un entrenador personal que, todo hay que decirlo, fue muy benevolente con nosotras. Incluso realizamos un taller de belleza en el que aprendimos a crear una crema limpiadora utilizando solo productos bio-ecológicos en la tienda de Bella Bio de Forlì.

Terme della Fratta. Bertinoro. Foto Terme della Fratta

Technogym Village

Taller de belleza con productos bio-ecológicos

¿Un viaje de chicas y para chicas? Exacto. El tema central de este año de la Settimana del Buon Vivere era el papel de las mujeres para construir un mundo mejor y confiaron en nosotras para difundir que, verdaderamente, en estas tierras son expertos en el arte de saber vivir.

Un momento de relax en la casa de turismo rural Castrum Sagliani. Saiano di Cesena. Italia

No puedo concluir este resumen inicial sin mencionar el que para mí fue uno de los momentos más auténticos de este blog tour. La tarde que conocí a Luigi Foscolo Lombardi. Los que me conocéis ya sabéis que, si tengo que escoger entre un monumento espectacular y una buena historia, siempre elegiré lo segundo. Y es que para mí, sin duda, lo mejor de un viaje es la gente que te encuentras en el camino.

Luigi Foscolo Lombardi en su taller de Dovadola. Italia

Este hombre, lutier de profesión y vocación, construye y restaura instrumentos musicales en La Bottega del Legno, su taller de Dovadola. Este espacio, fundado por su abuelo en 1897, es un lugar mágico en el que el tiempo parece haberse detenido. Mires donde mires, ves obras terminadas y otras a medio hacer, violines y contrabajos, herramientas, y listones y tablas de madera. Con su voz pausada y sus manos de artista experimentado, nos mostró su trabajo,  tocó para nosotras y nos regaló deliciosos pensamientos como que para construir un buen instrumento hay que saber escuchar a la madera.

Detalle de La Bottega del Legno, el taller de Luigi Foscolo

También nos relató una de esas historias que consiguen calarte hasta los huesos. Su padre, cuando estaba detenido en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, fue capaz de construir un violín con los pocos medios que tenía a su alcance. El cuerpo con unos trozos de madera, el arco, con una vieja sombrilla. Los oficiales lo destruyeron en numerosas ocasiones hasta que el sonido de sus notas llegó a oídos del general al mando. Él, otro enamorado de la música, sí supo valorar su arte y le suministró una camioneta llena de herramientas y madera para que siguiera con su trabajo. ¿El resultado? Logró crear 45 instrumentos y formar una pequeña orquesta que no entendía de barrotes, alambradas ni nacionalidades.

Con las palabras de Luigi resonando todavía en mi cabeza, acabo la primera entrega de mis andanzas en Forlì-Cesena. Espero haber despertado en ti las ganas de saber más sobre esta provincia italiana que me ha dejado tan buen sabor de boca.

Nota: durante este blog tour nos alojamos en el Centro Residenziale Universitario de Bertinoro, un imponente conjunto monumental situado en la cima de esta bonita localidad. Nuestras habitaciones estaban situadas en el Ex-Seminario Vescovile, un antiguo convento del siglo XVIII completamente restaurado. Y, sí, antes de que me lo preguntes, teníamos wi-fi gratuita.

Postales de Chueca: un recorrido muy personal por uno de los barrios más auténticos de Madrid

Postales de Chueca: un recorrido muy personal por uno de los barrios más auténticos de Madrid

Cuando me preguntan cuál es mi barrio favorito de Madrid, ese del que nunca me canso y que sí o sí recomiendo conocer, siempre contesto que no tengo uno sino dos: Malasaña y Chueca. Dos vecinos bien avenidos del distrito Centro de Madrid.

Como a Malasaña ya le dediqué en su día un reportaje, es justo que ahora haga lo propio con Chueca, una barrio conocido por su carácter tolerante, algo canalla y cosmopolita a más no poder. El barrio de las libertades, el más gay friendly de Madrid. Un soho castizo que en un puñado de calles concentra una oferta comercial y de ocio con cientos de propuestas. Bares de toda la vida, restaurantes de lo más cool, galerías de arte, librerías, museos, mercados… Su nombre es Chueca. Su apellido: diversidad. Lo encontrarás a unos pasos de la Gran Vía, entre las calles Fuencarral y Barquillo.

Boca de metro de Chueca. Madrid

Una buena forma de tomarle el pulso a Chueca es conocer las principales plazas que articulan este barrio. Empezando por la que le da nombre, la Plaza de Chueca, dedicada al compositor de zarzuelas Federico Chueca. Sus terrazas están llenas a cualquier hora del día y la boca de la estación de metro, situada en la misma plaza, es uno de los lugares más típicos para quedar en el centro. Si tu visita coincide con la hora del aperitivo, te recomiendo que te acerques a la Bodega Ángel Sierra, una taberna de las de toda la vida en la que sirven un delicioso vermouth de grifo con un pinchito de pepinillo y anchoa. Si es fin de semana, seguramente tendrás que tomártelo en la calle porque suele estar hasta la bandera. ¿Qué esperabas? Estás en el corazón de Chueca (Calle de Gravina, 11).

Plaza de Chueca. Madrid

Bodega Ángel Sierra. Madrid

Justo detrás de esta plaza, en el nº 24 de la calle Augusto Figueroa, está el Mercado de San Antón, un paraíso de las compras gourmet que empezó siendo un mercadillo callejero en el siglo XIX. El actual mercado, inaugurado en 2001, es uno de los más visitados de Madrid. Un espacio moderno y vanguardista de tres plantas con tiendas de productos frescos y puestos de show cooking y take away. En la tercera planta está el restaurante La Cocina de San Antón que cuenta con una coqueta terraza con vistas a los tejados de la capital.

Interior del Mercado de San Antón. Madrid

Terraza del restaurante La Cocina de San Antón. Chueca. Madrid

Si continuamos bajando hacia la Gran Vía, enseguida llegaremos a los otros dos centros neurálgicos de Chueca: la Plaza Vázquez de Mella y la Plaza del Rey. En la Plaza Vázquez de Mella, con su curiosa combinación de fachadas decimonónicas y otras más modernas, encontrarás uno de los sitios más de moda de Madrid: la terraza del hotel Room Mate Óscar. Este oasis urbano es una de mis terrazas preferidas de Madrid. El sitio perfecto para empezar a exprimir las noches de Chueca con un cóctel en la mano, mientras disfrutas de unas panorámicas increíbles del skyline madrileño.

Plaza Vázquez de Mella. Madrid

El skyline de Madrid desde la terraza del hotel Room Mate Óscar

Vista nocturna de la Plaza Vázquez de Mella. Chueca. Madrid

Por su parte, la Plaza del Rey es otro bonito rincón de Chueca en el que hacer un alto en el camino. Aquí se encuentra la llamada “Casa de las Siete Chimeneas», un histórico edificio madrileño de 1574 que durante un tiempo fue propiedad del Marqués de Esquilache. Hoy en día, es la sede del Ministerio de Cultura de España.

Plaza del Rey. Madrid

Calle de la Libertad. Chueca. Madrid

Hablando de cultura, en Chueca se puede visitar el Museo del Romanticismo que alberga una interesante colección de pinturas, mobiliario y artes decorativas del siglo XIX. Este museo, situado en un precioso palacete de estilo neoclásico, guarda un secreto en su interior: el Café del Jardín. Un lugar encantador para desconectar del bullicio de las calles de Chueca. La entrada es libre (C/ San Mateo, 13). También merece la pena conocer el impresionante conjunto que forman el Convento  de las Salesas Reales y la iglesia de Santa Bárbara. Esta iglesia barroca, con su elegante fachada de estilo rococó, es una de las más bellas de Madrid. Para ser exactos, la calle donde se encuentra, General Castaños 2, pertenece ya al barrio de Justicia pero está muy cerca de la calle Barquillo.

Museo del Romanticismo. Madrid

Convento  de las Salesas Reales e iglesia de Santa Bárbara. Madrid

Muchos madrileños acuden a Chueca atraídos por su potente oferta comercial. Y es que en este barrio puedes comprar y hacer casi de todo. Durante tu paseo, verás que cómo las tiendas de diseño comparten espacio con comercios de toda la vida, como la librería Pérez Galdós, fundada en 1942 por los descendientes del escritor (Hortaleza, 5). Galerías de arte, joyerías, famosas peluquerías cuyos peinados muchos calificarían de imposibles, cadenas de moda, estudios de tatuaje, sex shops… Todo ello en torno a la Plaza de Chueca y las calles Hortaleza y Fuencarral, donde, por cierto, está el famoso Mercado de Fuencarral, un multiespacio comercial con más de 60 tiendas.

Peluquería La Baraque. Chueca. Madrid

Calle Gravina. Chueca. Madrid

Librería Panta Rhei. Hernán Cortés, 7. Madrid

Igual de variada es la oferta gastronómica de este barrio. En Chueca hay tantos restaurantes como nacionalidades en sus calles. Permíteme recomendarte dos de los últimos locales que he descubierto últimamente. El primero es La Candelita. Un restaurante latino que nos trae a la mesa lo mejor de la auténtica gastronomía criolla a unos precios asequibles. ¿Algunas sugerencias de su carta? Tequeños, arepitas, tiradito de atún, ceviche de langostinos, ropa vieja… No dejes de probar sus famosos cócteles caribeños, en especial, sus mojitos (Barquillo, 30).

Cambiando totalmente de registro, mi segunda propuesta es It Dogs. Su pequeña terraza, en la calle Pérez Galdós nº 2, es el lugar perfecto para probar uno de los mejores perritos calientes de Madrid. Lo típico es comértelos acompañados con una copa de cava.

It Dogs. Chueca. Madrid

Chueca y el MADO

Cuando paseas por Chueca, te das cuenta de que nada queda ya del territorio comanche que fue el barrio en los años 80. Su historia reciente está estrechamente relacionada con el colectivo gay de Madrid, un movimiento social que buscaba su espacio en la capital y que lo encontró aquí, en Chueca. Ellos fueron los que transformaron y recuperaron una zona degradada y marginal, dando forma a un barrio conocido internacionalmente como símbolo de la visibilidad, la integración y el respeto. Durante los días del Orgullo Gay de Madrid (MADO), Chueca es el epicentro de estas celebraciones que ya se han convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad. Conciertos, concursos, desfiles, actividades culturales, deportes… Una fiesta abierta a todos bajo la bandera del arcoíris.

Chueca y el MADO

Cómo llegar en metro: Chueca (Línea 5), Gran Vía (Línea, 1), Tribunal (Líneas 1 y 10), Alonso Martínez (Líneas 4, 5 y 10) y Banco de España (Línea, 2).

Rincones de Barcelona: pistas para descubrir el Barrio Gótico

Rincones de Barcelona: pistas para descubrir el Barrio Gótico

Hablar del Gótico es hablar de la historia de Barcelona. Del pasado de una ciudad que vivió encerrada entre sus murallas hasta 1859. De iglesias, plazas y callejones que conforman, junto a la Barceloneta, el Raval, y la Ribera, el primer distrito de Barcelona, Ciutat Vella. Y de su presente. Un barrio atractivo, de fuerte personalidad, que no solo disfrutan los turistas, también los barceloneses. Con una taza de chocolate entre las manos, saboreado la gastronomía local en sus restaurantes, tomando una copa o disfrutando de las noches de la Plaça Reial.

Carrer de la Pietat. Barcelona

Situémonos geográficamente mapa en mano. Nos vamos a mover entre La Rambla, Vía Laietana, la Plaça de Catalunya y el Passeig de Colom. Como trazar un itinerario exhaustivo por esta zona, llena de callejuelas, se me antoja muy complicado y además aburrido -no quiero parecer un GPS parlante-, he decidido articular su recorrido a través de sus plazas más importantes. ¿Me acompañas?

Plaça Nova y Pla de la Seu

Los alrededores de la Plaça Nova son un paraíso para los amantes del arte y la fotografía. Cada rincón tiene un detalle que captar, una foto que tomar. Empezando por la Catedral, con su estructura típica del gótico catalán, sus dos torres-campanario y la preciosa fachada que diseñó el arquitecto Josep O. Mestres inspirándose en un el proyecto inicial del siglo XV. Como las catedrales son mi debilidad, mi recomendación es que la visites con calma. La basílica paleocristiana, el claustro, la cripta de Santa Eulalia, la capilla del Santo Cristo de Lepanto, la de Santa Llúcia…

Enmarcando la Catedral, en el Pla de la Seu, se encuentran la Pia Almoina o Casa de la Canonja, que hoy alberga el Museo Diocesano, y dos construcciones que se apoyan en los restos de la antigua muralla romana: la Casa de l’Ardiaca  y el Palau del Bisbe. El Pla de la Seu es muy popular en Navidad ya que es aquí donde se ubica la tradicional Fira de Santa Llúcia con sus puestos de abetos y belenes.

Catedral de Barcelona

Restos de la muralla romana. Avinguda de la Catedral. Barcelona

A pocos metros encontrarás uno de mis rincones favoritos del Gótico, la Plaça de Sant Iu. En esta placita, presidida por el Museu Frederic Marès, siempre suele haber músicos callejeros que contribuyen a crear una atmósfera muy especial. Si levantas la mirada, verás decenas de preciosos encuadres para fotografiar los laterales de la Catedral.

Museu Frederic Marès. Barcelona

Músicos en el Gótico. BarcelonaVista lateral de la Catedral de Barcelona

Plaça del Rei

La Plaça del Rei alberga algunos de los edificios medievales más importantes de Barcelona: el Palau Reial Major, la capilla de Santa Àgata, el Palau del Lloctinent y la casa Clariana-Padellàs, donde se encuentra ubicado el Museu d’Història de Barcelona. En este escenario de arquitectura gótica, que conserva bajo sus pies los restos de lo que fue la ciudad romana de Barcino, se suelen realizar conciertos de música y representaciones teatrales.

Plaça del Rei. Barcelona

Museu d'Història. Barcelona

Plaça Sant Jaume

Vuelve sobre tus pasos y  toma el carrer de la Pietat hasta desembocar en el carrer del Bisbe. Estás en la vía principal de la ciudad romana que une la Plaça Nova y la Plaça Sant Jaume. Sobre tu cabeza, tienes uno de los rincones más fotografiados de Barcelona: el puente que conecta el Palau de la Generalitat con las Cases dels Canonges. Fue construido en 1928 así que no tiene nada de gótico pero… ¿acaso este detalle merma su belleza?

Carrer del Bisbe. Barcelona

La Plaça Sant Jaume, en cierto modo, sigue conservado algo de su pasado como la antigua ágora romana que fue. En ella se encuentran las dos instituciones más importantes de la vida política de la ciudad, el Ayuntamiento y la Generalitat. Si quieres ver esta explanada vacía, lo  tienes realmente complicado. Cuando no hay una manifestación, hay un acto político y, vayas a la hora que vayas, turistas y más turistas.

Ayuntamiento de Barcelona

Palau de la Generalitat de Catalunya. Barcelona

Plaça del Pi y Plaça de Sant Josep Oriol

¿Otra de mis paradas obligatorias? Sin duda. Una gran iglesia gótica, Santa Maria del Pi, coronada por un espectacular rosetón y flanqueada por otra plaza, la de Sant Josep Oriol, donde los pintores cada fin de semana exponen sus obras al público. Si has estado en París, tal vez te recuerde a la Place du Tertre.

Pintores en la Plaça de Sant Josep Oriol. Barcelona

El Gótic y sus pintores. Barcelona

Santa Maria del Pi. Barcelona

Estatua de Àngel Guimerà. Plaça de Sant Josep Oriol. Barcelona

Plaça Reial

Finalizamos este viaje por las plazas del Gótico en su lado sur, a unos pasos de La Rambla. Estamos en la Plaça Reial. Bajo sus porches se esconden restaurantes, bares y, como leerás más adelante, algunos de los locales nocturnos más frecuentados de Barcelona. Sus edificios señoriales, la fuente de las Tres Gracias, sus dos farolas diseñadas por un jovencísimo Gaudí, sus palmeras… El lugar ideal para descansar tras habernos recorrido el Barrio Gótico de cabo a rabo.

Plaça Reial. Barcelona

Ya tengo claro qué visitar en el Barrio Gótico. ¿Dónde comemos?

Si buscas sabores de toda la vida, te recomiendo reservar mesa en Can Culleretes. Cocina tradicional catalana en el restaurante más antiguo de Barcelona. No te vayas sin probar sus canelones (Quintana, 5).

Cocina mediterránea con toques orientales en La Crema Canela, un pequeño local que recuerda a un bistrot parisino. Tiene una terraza abierta todo el año. Ambiente agradable e informal. Mejor ir entre semana (Passatge Madoz, 6).

¿Un gastrobar muy de moda? El Ohla Gastrobar. Está situado en la planta baja del Ohla Hotel con vistas a la Via Laietana. Tapas originales del chef Xavier Franco, galardonado con una estrella Michelín. Menú de mediodía 16€ (Via Laietana, 49).

Si eres vegano, tu sitio está en el Juicy Jones, uno de los primeros restaurantes de este tipo de la ciudad. Bueno, bonito y barato. (Carrer del Cardenal Casañas, 7).

El momento más dulce

No te resistas. Sucumbe a la tentación y déjate caer por alguna de la muchas chocolaterías y tiendas de dulces que pueblan el barrio. Como Caelum (Carrer de la Palla, 8), con sus especialidades monacales dulces y saladas, o la pastelería Fargas donde podrás comprar cacao a la muela, bombones y trufas en un ambiente que te trasladará a la Barcelona modernista de 1827 (Carrer del Pi, 16).

El barrio Gótico, uno de los más dulces de Barcelona

¿Te apetece merendar un chocolate con churros? Localiza la calle Petritxol -paralela a La Rambla- y descubre por qué esta vía peatonal, de apenas tiene tres metros de ancho, se conoce como la calle más dulce de Barcelona. Encontrarás la respuesta en sus granjas -así llamamos a las chocolaterías por estos lares- más tradicionales: la Granja Dulcinea (Petritxol, 2), frecuentada en tiempos por Salvador Dalí, y La Pallaresa, una antigua vaquería donde te recomiendo probar el menjablanc, una deliciosa crema de almendras aromatizada con canela y piel de limón (Petritxol, 11). Seguramente tendrás que hacer cola para entrar en cualquiera de ellas pero la espera, créeme, valdrá la pena.

¿Mejor un helado? Perfecto. En el Gótico encontrarás dos de las mejores heladerías italianas de la ciudad: Gelaaati di Marco (Carrer de la Llibreteria, 7) y Amorino (Portaferrissa, 7).

Una copa y algo más

El Gótico es un barrio al que le gusta la noche y complacer a todo tipo de noctámbulos. Busques la opción que busques, seguro que aquí la encuentras. Los más cerveceros tienen una cita en La Cerveteca, un lugar de culto para entendidos y aficionados con una de las mejores cartas de cerveza de Barcelona (Gignàs, 25). Si te gusta la música retropetarda -así la llaman ellos- y te mueves como pez en el agua en ambientes de lo más kitsch, serás bienvenido en Sor Rita: zapatos de tacón, pelucas, irreverentes altares… Muy fans de Almodóvar (Mercè, 27). ¿Un gin tonic tranquilo en un espacio cargado de historia? L’Ascensor, un imprescindible de la noche barcelonesa (Bellafila, 3).

Cuando estos locales echen el cierre, los sótanos de la Plaça Reial reclamarán tu atención. Tres locales, tres ambientes. En el nº 7, el Sidecar Factory Club con música indie, en el nº 10, un clásico roquero, la discoteca Karma, y en el nº 17 el mítico Jamboree, mucho más que un club de jazz, toda una institución con más de 50 años de historia y miles de sesiones en directo.

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¿Un barrio quizá no tan gótico como se presenta? ¿Verdades a medias? Sinceramente, no es que me importe demasiado. Para mí siempre será mi Gótico. Un viaje en el tiempo desde la Barcelona romana a la medieval. Uno de los barrios más encantadores y sorprendentes de mi ciudad.

Aviso para navegantes: la fiesta mayor de Barcelona, la Mercè, está a la vuelta de la esquina (del 20 al 24 de septiembre). ¿Te animas?

Cómo llegar en metro: Las estaciones de metro para visitar el Barrio Gótico son: Plaça Catalunya (L3/L1 y FGC), Liceu (L3), Drassanes (L3) y Jaume I (L4).