¿Qué ver en Saint-Denis? Si te haces esta pregunta, aquí tienes todas las claves para conocer los rincones más atractivos de esta localidad situada al norte de París que nos propone una serie de experiencias menos conocidas y trilladas, pero tremendamente interesantes. Y es que acercarse a Saint-Denis es una escapada perfecta para los viajeros que ya conocen la capital francesa, que se suma a la inabarcable oferta cultural del centro histórico. En definitiva, un viaje más allá del París de la Torre Eiffel, Montmartre o Le Marais que todos conocemos, y que nos acerca a ese otro París, el de los parisinos, a través de diferentes culturas y modos de vida.
Saint-Denis: un retrato multicultural del Grand Paris
Quien busque más vie en rouge se equivoca de itinerario. En Saint-Denis, donde los los turistas son solo una anécdota, la vida se muestra fuera de ruta, sin artificios y seductoramente cotidiana. Sin estereotipos, con un atractivo mestizaje fruto de 150 nacionalidades que refleja la diversidad y el ambiente cosmopolita del Grand Paris. ¿Por qué no visitar esta parte de la periferia parisina? Paul Éluard, considerado el maestro de la poesía surrealista, y el pintor Claude Monet ya lo hicieron en su día.
¿Dónde está Saint-Denis? A dos pasos del centro de París
Saint-Denis es uno de los distritos que forman parte del Grand Paris, una unidad administrativa que pertenece a la región Île-de-France y que engloba la capital y su zona metropolitana. Está situado, por tanto, fuera del bulevar Periférico, la gran autopista que rodea la capital a lo largo de 35 kilómetros y que, con más de un millón de vehículos al día, es uno de los tramos más concurridos de Europa, y forma parte del departamento Seine-Saint-Denis.
Qué ver en Saint-Denis: la Basílica Catedral de Saint-Denis
La primera prueba que constata que desplazarse al extrarradio de una de las grandes damas de la vieja Europa tiene grandes recompensas es la Basílica Catedral de Saint-Denis, un tesoro de la historia y el arte francés. Esta antigua abadía benedictina, consagrada a Saint Denis, uno de los santos más célebres de Francia y primer obispo de París, está considerada la cuna del arte gótico ya que marca las directrices de una nueva forma de entender la arquitectura religiosa que pronto se replicaría en otras catedrales europeas.
El principal precursor de esta obra maestra del primer arte gótico fue el abad Suger, un influyente personaje de la época que la reconstruyó en el siglo XII convirtiéndola en un impresionante himno a la luz, el medio por el que lo divino llega a lo terrenal. Excepcionales vidrieras, bóvedas de crucería, arcos ojivales que permiten salvar mayores espacios, ausencia de muros entre las capillas del presbiterio, rosetones…
Según cuenta la leyenda, Saint Denis fue torturado y decapitado en el año 272 en Montmartre -en la actual calle de los Mártires- por la autoridad romana que temía el avance del cristianismo. Tras su ejecución, se levantó, recogió su cabeza y caminó seis kilómetros hasta la actual basílica que alberga su sepultura. Sea como sea, lo cierto es que la abadía se convirtió en un importante centro de peregrinación que propició el desarrollo de la ciudad a su alrededor.
Otra de las singularidades de esta basílica, que se pasó a ser en catedral en 1966, es que alberga una necrópolis en la que están enterrados la mayoría de los reyes y reinas de Francia, entre ellos Carlos V, Catalina de Medici, Luis XVI y María Antonieta. De hecho, su colección de arte funerario es única en Europa y nos permite ver su evolución desde el siglo XII hasta las grandes obras del Renacimiento.
CONSEJOS VIAJEROS → Para no perderte ni un detalle de la Basílica Catedral de Saint-Denis, puedes contratar con Explore Paris un recorrido temático dirigido por un experto de 1h30 de duración. Y si quieres hacer la visita por libre y evitar las colas que se suelen formar para acceder al templo, aquí puedes comprar las entradas sin sobreprecios ni costes ocultos.
Qué ver en Saint-Denis, París: el mercado de las pulgas de Saint-Ouen
En el departamento de Seine-Saint Denis, también reclama nuestra presencia el mercado de las pulgas de Saint-Ouen, el mercado de antigüedades más grande del mundo. Y es que, más que hablar de un mercado, podríamos definirlo como un mercado de mercados que se extiende a lo largo de 7 hectáreas. Los más conocidos son Dauphine, Paul Bert-Serpette, Malassis y Biron, pero hay muchos más como Antica y Cambo -ambos especializados en mobiliario- o Le Passage, con ropa de segunda mano.
En este universo para hipsters fashionistas y cazadores de tesoros se puede comprar todo tipo de productos de diferentes estilos y épocas: joyas antiguas, objetos de decoración, muebles, libros, artículos de colección, discos, ropa vintage… Visitar galerías de arte contemporáneo, ver interesantes muestras de arte urbano, comer, tomar una copa o escuchar a una banda de jazz en directo son otras de las tentaciones que nos propone Saint-Ouen, una parada imprescindible en este recorrido que recoge qué ver en Saint-Denis. ¿Una curiosidad? Se dice que fue aquí donde se originó el apelativo «mercado de las pulgas«. Hay dos versiones al respecto. La primera tiene que ver con la higiene tanto de los vendedores como de las mercancías, y la segunda con el agobio de un visitante que, al ver tanta gente reunida en un mismo sitio, lo comparó con una colonia de pulgas.
Si no quieres perderte por sus sinuosos callejones y pasillos, pero sí conocer todos sus secretos, te puede interesar contratar una visita guiada de 2 horas de duración. Acceso: estación Porte de Clignancourt (línea 4).
En Saint-Denis la vida se muestra fuera de ruta, sin artificios y seductoramente cotidiana
Qué ver en Saint-Denis: el Estadio de Francia
Todo futbolero que se precie ya sabe que el Estadio de Francia (Stade de France) es todo un icono del deporte francés. Inaugurado en 1998 con un partido Francia-España, tiene más de 80.000 asientos cubiertos y acoge todo tipo de eventos deportivos y espectáculos.
Si quieres conocer el backstage de este mítico estadio, apúntate a esta visita guiada. Podrás disfrutar de una estupenda panorámica desde las gradas, entrar al vestuario de los jugadores, cruzar el túnel que conduce al campo, recorrer su museo, y escuchar todo tipo de anécdotas sobre su historia, su arquitectura y las estrellas que han pisado su césped.
El canal de Saint-Denis y el Parc de la Villette
Además de callejear por encantadoras vías como la Rue du Farbourg Saint-Denis o Petites Ecuries, disfrutar de conciertos y exposiciones o curiosear en mercadillos de todo tipo, Seine-Saint Denis también nos invita a conectar con la naturaleza en sus parques y espacios verdes. ¿Dos ejemplos? El Parc de la Villette y el canal de Saint-Denis, dos citas imprescindibles en este compendio de qué ver en Saint-Denis.
El parque de La Villette, ubicado entre la Porte de la Villette y la Porte de Pantin, es un inmenso e innovador parque urbano diseñado por Bernard Tschumi en el que la naturaleza, la ciencia, el arte y la cultura van de la mano. La Ciudad de las Ciencias y la Industria, la Géode -una excepcional sala de cine con una pantalla hemisférica de 1000 m² ubicada en una gigantesca esfera de acero-, la Ciudad de la Música o el Cabaret Sauvage son algunos de sus atractivos a los que se suman zonas de juegos infantiles y senderos que resultan perfectos para desconectar del frenético ritmo de la ciudad.
Por su parte, el canal de Saint-Denis, que comunica la Villette con el Sena, se ha convertido en un agradable lugar para relajarse ya sea paseando, en bici o recorriéndolo en barco. Aviso para navegantes: desde principios de julio hasta finales de agosto, el festival Verano del Canal (L’Été du Canal) anima las orillas del canal de Saint-Denis y del Ourcq con cruceros, actividades para toda la familia, talleres y conciertos.
CONSEJO VIAJERO →Una magnífica forma para pulsar el ambiente que se vive en esta zona es realizar un paseo guiado de dos horas por la Rue Saint-Denis, un antiguo eje real que conecta el céntrico Grand Châtelet con la ciudad de Saint-Denis. Puedes reservarlo aquí con Explore Paris. Acceso en transporte público: Châtelet (Metro, y RER).
¿Dónde comer en Saint-Denis?
Mi recomendación se encuentra justo enfrente de la Basílica de Saint-Denis y es todo un clásico. Se trata de Le Mets Du Roy, un acogedor restaurante decorado con un gusto exquisito cuyo nombre podría traducirse como «Los alimentos del rey». ¿Qué vamos a encontrar en su carta? Pues básicamente sabores tradicionales elaborados con mucho mimo. Entre sus imprescindibles: el magret de pato, el solomillo de ternera Aubrac y la tarta Tatín con helado de caramelo. (Rue de la Boulangerie, 4. Metro: Basílica, línea 13).
¿Es peligroso visitar Saint-Denis?
Aunque esta ciudad es tristemente conocida por los atentados terroristas de noviembre de 2015, por propia experiencia puedo decir que no es peligroso visitar Saint-Denis y mucho menos de día. Eso sí, como apunta el sentido común y el propio Ministerio de Asuntos Exteriores, es aconsejable adoptar un mínimo de precauciones como no llevar toda la documentación, dinero y tarjetas en un mismo sitio, estar alerta al usar un cajero automático, nada de mochilas a la espalda ni carteras en el bolsillo trasero de los pantalones, evitar zonas poco concurridas… En definitiva, actuar con la misma cautela que debes tener en los alrededores de la Torre Eiffel, por poner un ejemplo. En todas partes hay sinvergüenzas que intentan aprovecharse del despiste de los turistas. Y, para más tranquilidad, contrata un buen seguro de viaje.
Seguro de viaje para viajar a Francia
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¿Cómo llegar a Saint-Denis en transporte público?
Puedes consultar toda la información de las diferentes líneas de metro, RER y tranvías en tiempo real en la web de la empresa pública RATP. Estas son algunas de las opciones que puedes utilizar para llegar a Saint-Denis:
Metro línea 13 →, Basilique de Saint-Denis
RER D → Estación de Saint-Denis
Tranvía línea T1 → Estación Basilique de Saint-Denis
Tranvía línea T5 →Estación Marché de Saint-Denis
Y hasta aquí este recorrido por la periferia norte de la capital francesa en busca de nuevas propuestas culturales y diversas geografías urbanas. Ahora que ya sabes qué ver en Saint-Denis, ¿te animas a descubrir la que será una de las sedes de los Juegos Olímpicos París 2024?
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La gastronomía de Tenerife ha vuelto un año más a Madrid Fusión para dejar bien claro por qué ocupa un lugar destacado en el mapa de las mejores propuestas culinarias de nuestro país. La respuesta podría resumirse en una sola clave: calidad. La calidad de sus productos, del trabajo de los agricultores y ganaderos tinerfeños, y de los cocineros y profesionales de la restauración que los transforman en una imbatible razón para viajar a esta preciosa isla canaria una y mil veces.
Todo ello bajo la marca Tenerife Gastro Experience y brillando con luz propia en la edición más exitosa de esta cumbre gastronómica que ha reunido a más de 2.000 congresistas, 200 empresas expositoras, 122 ponentes y 13.000 visitantes.
La gastronomía de Tenerife: una cocina de primera división en una isla para comérsela
Papas, mojos, quesos, vinos, mieles, gofio, plátanos, aguacates, barraquitos, papayas, cochino negro, carnede vacaveteada… Estos son algunos de los productos que desfilaron por los stands de Tenerife, y en las diferentes conferencias y show cookings que se realizaron durante estos tres días en los que Madrid se convirtió en el gran foco de la gastronomía a nivel mundial.
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Quedarme con solo una muestra de la gastronomía de Tenerife presentada en Madrid Fusión se me antoja harto complicado, pero, si tuviera que hacerlo, la balanza se decantaría por el lingote de queso blanco de la quesería artesanal Montesdeoca. Caramelizado con miel y acompañado de batata blanca de jable, mojo y crujiente de queso. Un capricho para los sentidos elaborado por el chef Isidro Álvarez durante su show cooking de quesos de Tenerife.
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Otra sorpresa para mi paladar fue descubrir el almogrote, una especie de paté típico de La Gomera que se elabora con queso curado, pimienta, ajo, tomate y aceite de oliva. Toda una delicatessen, sabrosa y ligeramente picante, que despertó uno de mis sueños viajeros: poner rumbo a esta isla para conocer la exuberante naturaleza del Parque Nacional de Garajonay, sus acantilados, playas y valles cubiertos de palmeras, y la cadencia del silbo, el lenguaje aborigen declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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Y, cómo no, los diferentes sabores, aromas y matices de los vinos de Tenerife. Blancos, tintos, rosados, malvasías… El clima y la particular geología volcánica de Tenerife son la base de una variada producción vinícola que combina técnicas respetuosas con el medioambiente y métodos tradicionales. El resultado son vinos únicos que combinan a la perfección con los platos de la cocina tinerfeña y que se agrupan en cinco Denominaciones de Origen: Abona, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güímar, Valle de La Orotava e Ycoden-Daute-Isora. ¿Has maridado alguna vez un malvasía con una buena tabla de quesos canarios? Te aseguro que es una experiencia sublime. Ya lo decía Dante Alighieri: ‘El vino siembra poesía en los corazones’.
Para finalizar este recorrido gastronómico por la isla del Teide, te dejo con un clásico. Y es que el catálogo de sabores y aromas de la cocina canaria estaría incompleto sin el omnipresente barraquito, una bebida muy popular que se elabora con café, leche, leche condensada, canela, corteza de limón y Licor 43. Aunque estos son los ingredientes clásicos para prepararlo, muchos establecimientos tienen su barraquito especial de la casa al que añaden diferentes especias, nata u otros licores. Cada maestrillo tiene su librillo y el barraquito no es una excepción: no hay dos iguales. Y no, no me costaría nada darte la receta pero, créeme, en Tenerife sabe mucho mejor.
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Dónde comer en Avilés: sidrerías y restaurantes que te conquistaránRegia, jacobea, elegante, serena, novelada… Si en su día ya te descubrí los principales atractivos de la capital de Asturias, hoy vuelvo sobre mis pasos para mostrártela desde otro enfoque: el arte. El que custodia una ciudad que en sí misma es una galería al aire libre salpicada de estatuas que narran su historia, museos que preservan su pasado y joyas arquitectónicas únicas en su género. La variada e interesante oferta cultural de Oviedo te está esperando. ¿A qué esperas para conocerla?
El Prerrománico asturiano en Oviedo
Hablar de arte en Oviedo es hablar del Prerrománico, una de las señas de identidad del Principado que en la capital alcanza su máximo esplendor. Basta subir hasta el monte Naranco para comprobarlo. Allí, en la falda del guardián verde de la ciudad y perfectamente integradas en el paisaje, se alzan dos magníficos ejemplos de este estilo característico del antiguo Reino de Asturias: Santa María del Naranco y San Juan de Lillo. Ambos Patrimonio de la Humanidad.
Viaja conmigo en el tiempo. Acabas de aterrizar en el siglo IX en un pequeño reino gobernado por Ramiro I. Tal vez seas un cortesano o formes parte de la plebe. Poco importa para asomarte a uno de los capítulos más fascinantes de monarquía asturiana. A una época en la que el rey decidió erigir un palacio a las afueras de Oviedo para desconectar del ritmo de la corte. Un refugio, que pronto se convirtió en iglesia, rodeado de naturaleza y con unas vistas inigualables de la ciudad: Santa María del Naranco, el Partenón del Arte Prerrománico.
A escasos metros el mismo monarca mandó construir San Miguel de Lillo, una capilla palatina, célebre por sus celosías caladas y por sus pinturas murales, que complementaba el conjunto palaciego. Y allí siguen, abanderando un patrimonio excepcional y sobreviviendo con dignidad al paso de los siglos. Firmes, bellas, armoniosas y únicas, como la propia Oviedo, como la misma Asturias.
No te preocupes si no eres un experto, tanto el Centro de Interpretación como las visitas guiadas te ayudarán a descifrar la historia de estos dos monumentos que por sí solos justifican una visita a Oviedo.
De vuelta al centro, puedes continuar tu periplo por el Arte Asturiano admirando la excepcional decoración pictórica de San Julián de los Prados, la estampa de la altomedieval fuente de Foncalada y la Cámara Santa de la catedral que nos conduce a nuestra siguiente cita: el Camino de Santiago a su paso por Oviedo.
GASTROTIPS → Prueba las deliciosas propuestas de Secreto a Voces: anchoas del Cantábrico, cortes de queso, Vino de Cangas, dados de atún rojo con manzana, gyozas de presa ibérica… Si buscas buenas tapas, arroces, carnes y sidra a raudales, déjate caer por La Pumarada (Gascona, 8).
El Camino Primitivo
También fue un rey asturiano, Alfonso II el Casto, el primer peregrino que recorrió el llamado Camino Primitivo. Una ruta jacobea que parte de la Catedral de San Salvador y que, tras discurrir por calles como San Juan, Covadonga, Independencia y La Argañosa, se adentra en el occidente de Asturias.
En este majestuoso templo, que conjuga trazas prerrománicas, románicas y sobre todo góticas, el monarca mandó construir la Cámara Santa donde se conservan tesoros como la Cruz de los Ángeles, símbolo de Oviedo, o la Cruz de la Victoria junto a importantes reliquias de la cristiandad como el Santo Sudario. Precisamente estas reliquias fueron las que hicieron de la ciudad un paso obligado del Camino como popularizó la letra de una canción francesa de la época que decía «quién va a Santiago y no al Salvador, visita al vasallo y no al señor«.
Aunque el trasladó de la corte a León derivó en el auge del Camino Francés, hoy en día esta ruta del norte sigue siendo transitada por muchos peregrinos y constituye uno de los grandes atractivos culturales de Oviedo.
Oferta cultural de Oviedo: Museo de Bellas Artes de Asturias
Otro imprescindible del Oviedo cultural es el Museo de Bellas Artes de Asturias. Asomado a la plaza de la Catedral, su colección está considerada una de las mejores de España. Más de 15.000 piezas que conforman un interesante discurso artístico que parte del siglo XIV hasta alcanzar las vanguardias contemporáneas. Pintura, escultura, fotografía, artes aplicadas… Diferentes disciplinas en las que sobresalen grandes genios como El Greco, Goya, Dalí, Picasso o Miró, junto a destacados artistas asturianos como Evaristo Valle, José Uría o Luis Menéndez Pidal.
Todo ello enmarcado en 4.500 m² de exposición que se distribuyen en tres joyas arquitectónicas: el magnífico Palacio de Velarde, que alberga las colecciones más antiguas (siglos XIV-XIX), la Casa de Oviedo-Portal, dedicada a la pintura asturiana del XIX, y el edificio de la Ampliación que desde el 2015 concentra el arte contemporáneo de los siglos XX y XXI. Patios, lucernarios, columnas toscanas, sorprendentes juegos de formas y volúmenes… Una mezcla de diseño clásico y contemporáneo para un museo que sorprende tanto en contenido como en continente. Entrada gratuita.
GASTROTIPS → Para un vermú con solera, La Paloma (Independencia, 3) y para endulzar el paladar, los carbayones de la confitería Camino de Blas (Jovellanos, 7) y las moscovitas de Rialto (San Francisco, 12).
El Teatro Campoamor
A finales del siglo XIX, la Casa de Comedias del Fontán se quedó obsoleta para satisfacer la demanda operística de la burguesía ovetense. El escritor Leopoldo Alas «Clarín», entonces concejal, fue quién recogió el guante proponiendo la construcción de un nuevo espacio que acabaría convirtiéndose en el gran escenario lírico de Asturias, el Teatro Campoamor, epicentro cultural de la ‘muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena’ ciudad de Oviedo.
Desde aquel lejano 1892, en el que se alzó el telón con Los Hugonotes de Giacomo Meyerbeer, son muchos los que se han mantenido fieles a su temporada de Ópera, la segunda más antigua de España tras la del Gran Teatre del Liceu de Barcelona, y a sus festivales de Zarzuela y Danza.
Arquitectónicamente hablando, el teatro, que lleva el nombre del poeta naviego Ramón de Campoamor, responde al estilo neoclásico. Un teatro “a la italiana” situado en pleno centro, frente a la Esperanza caminando y a escasos metros del Culis monumentalibus, dos de las muchas obras escultóricas que decoran el paisaje urbano de Oviedo.
Aviso para navegantes: en julio y agosto hay visitas teatralizadas que hilvanan, espacio tras espacio, la longeva historia de este coliseo en el que se celebra la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias.
Oferta cultural de Oviedo: Museo Arqueológico de Asturias
Para finalizar este recorrido cultural, te aconsejo visitar el Museo Arqueológico. Su ubicación no es casual ya que ocupa parte de lo que fue el convento benedictino de San Vicente cuya historia va ligada al origen de la ciudad y a la obra de Benito Jerónimo Feijoo, figura clave de la primera Ilustración española.
Declarado monumento nacional, este museo custodia la historia de Asturias desde las poblaciones del neolítico hasta el inicio de la Edad Moderna, pasando por la cultura castreña y la ocupación romana en tiempos del emperador Augusto.
¿Un consejo? Tómate tu tiempo para contemplar su espléndida portada barroca y recorre sin prisa el delicioso claustro del antiguo monasterio que en verano acoge un ciclo de conciertos de música clásica. Entrada gratuita.
Y hasta aquí estas propuestas, diversas y cargadas de personalidad, que ejemplifican la pluralidad de la oferta cultural de Oviedo, una ciudad que ama el arte y que se mueve entre el espíritu señorial de otras épocas y el impuso innovador del siglo XXI.
WELLNESSTIP → A solo 8 km. de Oviedo y rodeado de un espectacular entorno, se encuentra Las Caldas Villa Termal, un resort enfocado a la salud, el deporte y el bienestar. Dos hoteles, un Balneario Real de 1776 magníficamente restaurado, clínica wellness, hidroterapia, centro deportivo, restaurante… Si buscas el equilibrio entre cuerpo y mente, este es tu destino.
Hay ciudades a las que les das la mano y se quedan con parte de ti. O tú de ellas. Como Avilés, la villa medieval más bonita de Asturias. Y no, no es una opinión subjetiva. Todo aquel que se lanza a traspasar el cinturón de chimeneas sucumbe a su encantador casco antiguo, al ambiente de provincias, a calles que parecen lienzos, a obras como el Niemeyer, que simbolizan el renacer de su ría, y a una oferta gastro que confirma que estás en la tierrina. A continuación, qué ver en Avilés en siete citas imprescindibles.
Callejea por el casco antiguo
Nada de preámbulos. Viste tu imaginación con ropajes de otras épocas y camina sin prisa por un casco antiguo de origen medieval cuajado de soportales, plazas y casonas señoriales. Declarado Conjunto Histórico Artístico y uno de los mejor conservados de Asturias.
A tu paso encontrarás calles como La Ferrería, la arteria principal del Avilés amurallado y medieval, que nos obliga a detenernos frente al Palacio de Valdecarzana o ante la iglesia de los Padres Franciscanos donde reposa su vecino más ilustre, Pedro Menéndez, Adelantado de la Florida y Gobernador de Cuba. O Rivero, que a lo largo de sus cinco siglos de historia ha visto y ve desfilar a los peregrinos del Camino del Norte.
O mi favorita, la calle Galiana. 252 metros de soportales que hilvanan la plaza Álvarez Acebal y el parque del Carbayedo. Y es que, aunque ya no hay artesanos refugiándose del orbayu ni el ganado pisa su suelo empedrado, su estampa apenas difiere de la que lucía en el siglo XVII como abanderada de la expansión de la ciudad. Lo que sí ha cambiado es el paisanaje que se cita en sus terrazas para picar algo, tomar unos vinos o unas copas. En Galiana, la eterna Galiana.
Calles que enamoran de día y seducen al caer el sol, cuando la luz de las farolas despierta a los que no descuelgan la llamada de Gijón, dueña y señora de la Asturias más canalla. Gente que se mueve por Carbayedo, Rivero y Sabugo, se toma un cóctel de autor en el Meeting Point (Alfonso VII, 3) y se va de conciertos a Le Garage (Plaza del Carbayedo, 50). Gente que se resiste a que las grandes noches de Avilés sean solo un recuerdo de los dorados noventa.
Tómate unas sidras en Sabugo
Si crees que tu retina aún no ha sucumbido al efecto Avilés, acércate al marinero barrio de Sabugo, el único que vivió el Medievo fuera de las murallas. En este antiguo arrabal todo pasaba y pasa por la plaza del Carbayo. Siéntate en una de sus terrazas como un paisano más, culín en mano y al abrigo de la delicada armonía de la iglesia vieja de Sabugo.
Vieja porque en el XIX se quedó pequeña y porque la burguesía emergente de la época quiso plasmar su poder en una nueva: la neogótica y monumental Santo Tomás de Canterbury. Pero no vayas aún a verla porque desde este mentidero vecinal parte otro túnel del tiempo, la calle Bances Candamo. Si la recorres en soledad, podrás pintar de historias su pasado. Las de los pescadores y mareantes que desde aquí salían a la mar, y la de las mujeres que al grito de sardines fresques ponían rumbo al Avilés de intramuros para vender su mercancía.
¿Dónde comemos?
Pues depende de lo que te apetezca. Si quieres empezar por los contundentes clásicos de la gastronomía asturiana, tu sitio es Tierra Astur Avilés (San Francisco, 4). El ambiente está asegurado y, como el resto de sidrerías de este grupo, la carta se basa en productos locales de calidad: quesos, embutidos, ternera asturiana, tortos, rapas… Si buscas cocina de autor, deberías dejarte caer por Apiñon Bistro para catar las originales propuestas del chef Pablo Pérez. Platos, como la merluza agridulce o el salteado de panceta al estilo thai, inspirados en la street food internacional que entran por los ojos y estallan en el paladar (Galiana, 30). Otra plaza fuerte de la nueva cocina avilesina es Brujería, un rincón del barrio de Sabugo en el que Jacobo Rodríguez y compañía hacen auténtica magia a la vista de todos. Imprescindibles: los chipirones, el taco de lomo ibérico y el coulant de zanahoria con helado de coco (La Estación, 18).
Aunque a priori puede parecer imposible hacerse un hueco en territorio sidrero, lo cierto es que en Avilés el mundo del vino siempre ha estado muy presente. ¿Dos recomendaciones para comprobarlo? Sal de Vinos, una agradable vinoteca que también funciona como bar de tapas y restaurante -ojo a la deliciosa longaniza de Avilés (La Muralla, 36), y la enoteca Syrah con excelentes vinos que maridan a la perfección con su selección de tapas (Alfonso VII, 12). En ambos, lo mejor es que te dejes aconsejar para disfrutar del arte del buen beber.
ACTUALIZACIÓN → Aquí tienes un artículo dedicado exclusivamente a dónde comer en Avilés con mis recomendaciones.
Visita el Niemeyer, el gran escenario de Avilés
Óscar Niemeyer le regaló a la ciudad mucho más que su principal obra en Europa, la puso en el mapa cuando pocos la conocían fuera de Asturias. Y lo hizo plasmado su universo creativo en el Niemeyer, un centro cultural multidisciplinar que se articula alrededor de “un gran palco de teatro sobre la ría y la ciudad vieja de Avilés”. Lo comprobarás recorriendo la pasarela que a modo de grapa une el pasado y el presente de la ciudad. A tu espalda, casas bajas con balcones acristalados. Enfrente, las curvas y colores primarios que el arquitecto brasileño soñó para bañar de luz la antes agónica ensenada avilesina.
Una vez allí, juega a descubrir las formas de la naturaleza que encierran las toneladas de hormigón blanco que te rodean. La enorme plaza central, la Cúpula, el Auditorio, la Torre-Mirador… Niemeyer creía que todas las artes estaban unidas y lo rubricó cosiendo, sin apenas líneas rectas, los diferentes edificios que componen su única obra en España. Espacios para la música, el cine, la danza o el teatro que te recomiendo descubrir en una visita guiada. Y sí, mi rincón favorito es la escalera de la Cúpula. Solo este genio de la arquitectura moderna podía dibujar, peldaño a peldaño, unas curvas femeninas que bien podrían desfilar por la arena de Copacabana.
Descubre el arte funerario del cementerio de La Carriona
¿Un cementerio en una lista de imprescindibles de Avilés? Como lees, pero no uno cualquiera, el cementerio de La Carriona, un camposanto en el que la escultura funeraria alcanza la categoría de arte como demuestra su inclusión en la Red Europea de Cementerios Significativos. Inaugurado en 1890, este museo al aire libre atesora la memoria colectiva de la ciudad. La de la burguesía que alzó panteones, capillas y criptas para que su poder económico, fruto del comercio con América, no cayese en el olvido, la de personajes ilustres de distintas disciplinas, y la del pueblo, enterrado en modestas sepulturas. Un consejo: para conocer mejor su patrimonio artístico y monumental, visita antes el Centro de interpretación.
¿Qué ver en Avilés? Sube al mirador del barrio de La Luz
Si quieres hacerte una idea de las dimensiones reales de Avilés y ver cómo luce su silueta desde la distancia, acércate al barrio de La Luz. En concreto al monte de la Xungarosa, una atalaya natural desde la que podrás contemplar una espectacular panorámica que abarca todo el concejo. Deja que tu mirada sobrevuele el horizonte de este a oeste. Los prados ponen el verde, la ría, el azul. No hay duda. Estás en Asturias.
Antes de iniciar el descenso al centro, entra en la preciosa ermita que precede al mirador. Un pequeño templo situado a casi cien metros de altitud en el que se venera a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Luz.
Explora la comarca de Avilés: playa de Salinas y Museo de Anclas Philippe Cousteau
Arena dorada, surferos cabalgando sobre las olas, un ecosistema de dunas con especies vegetales únicas, un paseo marítimo y el más hermoso tributo a las gentes del mar que he visto nunca. Si tuviera que escoger uno de los muchos atractivos turísticos de la comarca de Avilés, este sería, sin duda, la playa de Salinas. La playa y su magnífico colofón: el Museo de Anclas Philippe Cousteau. ¿Uno de mis rincones favoritos de Asturias? Sin duda porque cuanto el asfalto me asfixia mi mente suele volar a este promontorio rocoso en el que la naturaleza estrecha la mano del hombre. Anclas y velas varadas en tierra, el fiero Cantábrico golpeando los acantilados, el viento en la cara, la mirada en el horizonte y el pensamiento libre, a la deriva… Mágico. Sí, esa sería la palabra.
¿Necesitas más ideas sobre qué ver en Avilés? Aquí las tienes. Un paseo por la ría al atardecer, asistir a la subasta de pescado en La Rula, conocer la evolución la que fue la primera villa costera del Cantábrico en el Museo de la Historia Urbana de Avilés, un momento de paz en el parque de Ferrera, contemplar el conjunto de galerías acristaladas que enmarcan la plaza Hermanos Orbón y entrar en el mercado de abastos… Empieza y acaba por donde desees. El resultado será el mismo: terminarás enamorándote de Avilés. A mí me pasó.
¿Dónde dormir en Avilés? Si buscas un alojamiento con encanto en pleno casco histórico, te recomiendo el Hotel Don Pedro. Está situado en la calle de La Fruta, a tan solo 30 metros del Ayuntamiento y cuenta con habitaciones espaciosas y luminosas. A destacar: la amabilidad de su personal.
Completa tu escapada a Avilés con estas visitas guiadas
Si quieres aprovechar al máximo tu estancia en Avilés, aquí tienes una serie de actividades y experiencias muy bien valoradas por otros viajeros:
Tour de quesos y sidra: Conoce la elaboración tradicional del Afuega’l Pitu y participa en una espicha con sidra natural, quesos y chorizos.
Tour de los misterios y leyendas de Avilés: El centro de Avilés tuvo en su día su particular “Jack el destripador”. Atrévete a descubrir leyendas como esta en este tour nocturno.
Tour indiano por Avilés: Cuando volvieron a Asturias tras “hacer las Américas”, los indianos de Avilés dejaron su impronta en la ciudad. Anímate a conocer su historia en este paseo guiado.
Dicen que la Provenza es la región de los sentidos y que su corazón late en Avignon, una pequeña ciudad tomada por el arte que navega entre su monumental pasado medieval y su vanguardista presente. Que fue una segunda Roma. Que es creativa, vital y acogedora. Lo dicen y es cierto. Para animarte a que lo descubras por ti mismo y sepas qué ver en Avignon, qué hacer o dónde comer, aquí tienes estas 48 horas que concentran l’art de vivre del sur de Francia. A orillas del Ródano y bajo la misma luz que cautivó a Van Gogh y Cézanne.
Día 1: Qué ver en Avignon
9h Hoy toca madrugar un poco porque tenemos una agenda muy completa en la capital del departamento de Vaucluse. El punto de partida es la Place du Palais, epicentro del antiguo Avignon. La estampa no puede ser más hermosa. Enfrente, el impresionante Palacio de los Papas, a su lado Notre-Dame des Doms, y en un lateral de la gran explanada, el Petit Palais. O lo que es lo mismo, dos monumentos Patrimonio Mundial de la UNESCO y una catedral románica del siglo XII.
El mayor palacio gótico de Europa, símbolo del poder de la Cristiandad en el s. XIV, sede de nueve papados… Reserva al menos un par de horas para visitar el Palacio de los Papas, un conjunto arquitectónico con trazas de fortaleza que, tras el traslado de la Santa Sede a Avignon, enmarcó la etapa de mayor esplendor de la ciudad.
¿Cómo era en tiempos de la corte papal? El Histopad tiene la respuesta. Una tableta táctil que nos traslada 700 años atrás para descubrir como lucían en la Edad Media sus solemnes y austeras estancias. El resultado, una reconstrucción histórica espectacular con imágenes en 360°, personajes y sonidos que nos acompaña mientras visitamos el salón de audiencias, los aposentos del Papa, la sala del Gran Tinel o los frescos de la capilla Saint-Martial… Y, por si fuera poco, desde la terraza, toda ciudad a tus pies. Por algo es uno de los diez monumentos más visitados de Francia.
11h Y de las piedras centenarias del palacio al verdor del jardín des Doms, un refugio natural de estilo inglés donde la historia sitúa el origen de la ciudad. Subir hasta aquí tiene recompensa: aire puro, terrazas, y unas vistas magníficas que sobrevuelan Avignon y los paisajes que se extienden desde el Ródano hasta el Mont Ventoux. Para bajar, toma la Rue des Escaliers Sainte-Anne que desemboca en uno de los centros culturales más interesantes de Avignon, Utopia, un cine de arte y ensayo que programa películas en versión original, debates y conferencias.
12:30h Para iniciarte en el universo de la gastronomía provenzal y tomarle el pulso a la ciudad, ve al mercado de Les Halles, un paraíso gourmet por el que desfilan los mejores productos del sur de Francia. Aceite de oliva, frutas y verduras, increíbles quesos, especialidades típicas como la tapenade (pasta de aceitunas) o las dulces papalines…
¿Un imprescindible? Exacto y por eso no hay lista de qué ver en Avignon que no invite a traspasar el impresionante jardín vertical que decora su fachada y entrar en este popular marché que nació para sorprender y complacer al paladar. Mi recomendación: quédate a comer en la Cuisine Cent’ Halles y disfruta de los sabores de la Provenza in situ. Cierra a las 13:30h, tenlo en cuenta (Place Pie, 18).
16h Y de postre, dos citas que ejemplifican la variedad museística de Avignon. En solo cinco minutos llegarás a la primera, el Museo Angladon, un precioso palacete del XVIII que alberga la colección privada del modisto y mecenas parisino Jacques Doucet en la que destacan las obras de grandes genios de la pintura moderna como Van Gogh, Picasso, Degas o Cézanne. Todo ello en un singular espacio en el que también tienen cabida las artes decorativas y mobiliario de los siglos XVIII, XIX y XX.
17h La segunda, el museo du Petit Palais que cuenta con una notable colección de pinturas y esculturas de la Edad Media y el Renacimiento italiano. Un secreto: toma un café o un té en el encantador jardín de Autour d’un Thé, un Voyage, y relájate en uno de los rincones más bonitos de Avignon.
18h Tras este interesante recorrido artístico, enfila tus pasos hacía el río para conocer otro de los símbolos de la región: el puente Saint Bénezet, patrimonio Mundial por la UNESCO y conocido en todo el mundo por su famosa canción. Aunque hoy en día solo quedan en pie cuatro de los 22 arcos de esta estratégica construcción del siglo XII, su belleza sigue siendo innegable. Compruébalo con la realidad aumentada de Avignon 3D, una máquina del tiempo en formato app que permite descubrir cómo era este paso de peregrinos y comerciantes en el Medievo.
∗ Totalmente adaptado para personas con movilidad reducida.
Mi momento en Avignon: el puente Saint Bénezet Cae la tarde en el puente Saint Bénezet. El sol inicia su hipnótico baile de colores sobre el Ródano, y un mistral enfurecido golpea mis mejillas empujándome a abandonar sus dominios. Ignoro su mensaje, me aferro a la barandilla y sigo contemplando cómo Avignon despide el día. El peso de la historia me ancla al suelo y este fiel testigo me habla de ella: de sus 900 metros iniciales, de las crecidas del río, de sus reconstrucciones, de cuando era el único modo de alcanzar el mar desde Lyon… Y sin avisar, mi ayer también se hace presente y me traslada a las clases de francés del colegio, y a aquella canción que aprendí de pequeña: «Sur le pont d’Avignon, on y danse, on y danse…»
21h A la hora de cenar, acércate a Le Carré du Palais, un complejo enoturístico que con solo un año de vida ya se ha convertido en un imprescindible de Avignon. Degustar en el bar alguna de sus más de 600 referencias de las D.O.C. Côtes du Rhône y Valle del Ródano, probar los menús maridados de su restaurante gourmet, participar en una cata en la cámara acorazada del antiguo Banco de Francia… Escojas la opción que escojas el resultado será una experiencia superbe enmarcada en un emblemático edificio histórico (Place du Palais, 1).
22.30h Antes de retirarte a descansar, aprovecha para dar una vuelta por el centro y enamórate, un poco más si cabe, de esta dama provenzal. O, si el día te ha sabido a poco, tómate una copa y asiste a un espectáculo en alguna de sus salas permanentes para hacerte una idea de lo que se vive en julio, cuando Avignon acoge uno de los festivales de teatro contemporáneo más importantes de Europa.
Día 2: Qué ver en Avignon
10h La consigna de esta mañana es clara: pasea por el viejo Avignon y piérdete las veces que haga falta para descubrir qué esconde la ciudad intramuros. Iglesias, palacetes, puntos de encuentro que ponen rostro al estilo de vida provenzal como la Place de l’Horloge o Saint-Pierre, callejuelas adoquinadas que llevan el nombre de los gremios de la Edad Media… Hablando de los oficios del Medievo, sería imperdonable no recorrer la Rue des Teinturiers donde no solo corre el agua del canal de la Sorgue, también el eco de los tintoreros que trabajaban aquí, el trinar de los pájaros y los aplausos del teatro Albatros.
Esta especie de museo a cielo abierto está lleno de tiendas de decoración muy al gusto de los parisinos como Vox Populi (Bonnetterie, 35 bis) o CQFD, una concept-store con diseños exclusivamente franceses (Place de la Principale, 16). Otras tentaciones son los chocolates y calissons de La Cure Gourmande (Place du Change, 28), los cosméticos y perfumes de lavanda de Le Château du Bois (Grande Fusterie, 61), y el increíble catálogo de vinilos y cómics de La Licorne (Rue des Fourbisseurs, 64) que casi se mezcla con el olor que desprende Cafés au Brésil -el tostadero más antiguo de Avignon (Fourbisseurs, 64).
¿Dónde quemaría mi tarjeta? En Les Plumes du Paon, una galería-boutique que reúne a una treintena de diseñadores y que forma parte de Les Fabricateurs, un proyecto que agrupa a artistas de distintas disciplinas y que refleja el dinamismo creativo de la ciudad(Rue de la Bonneterie, 91).
12h Si antes de comer te apetece tomar el aperitivo, el sitio que buscas es Mon Bar, un clásico local de barrio, desenfadado y bohemio, donde nadie se siente extraño (Portail-Matheron, 17).
13:30h Hora de ir al Grand Café Barretta, una antigua cafetería que frecuentaba la flor y nata de la burguesía de finales del XVIII. Hoy, tras su reapertura, la clientela salta de la terraza -inmejorable balcón para ver y ser visto- al elegante comedor para catar, entre otros, su selección de cinco quesos con mermelada casera (Place Saint Didier, 12). ¿Otra opción a tan solo cinco minutos? La cocina tradicional de Balthazar, un pequeño bistrot muy popular por su buen servicio y sus acertados precios (Place des Corps Saints, 74).
15h Alimenta ahora tu espíritu visitando la Colección Lambert, un museo de arte contemporáneo que exhibe la excepcional colección que reunió el galerista parisino Yvon Lambert entre de la década de los sesenta y principios del siglo XXI. Basquiat, Miquel Barceló, Sol LeWitt, Andrés Serrano… Todos los grandes nombres de la pintura, escultura y fotografía están aquí, en los palacetes de Caumont y Montfaucon (Rue Violette, 5).
16h Más allá de la belleza que encierran sus más de cuatro kilómetros de muralla, Avignon guarda varios ases en la manga que nos obligan a cruzar el Ródano. Lugares como la islade laBarthelasse, el pulmón verde de la ciudad, a la que se puede llegar en barco y de forma gratuita desde el embarcadero de St. Bénezet. O Villeneuve-lès-Avignon, un pintoresco pueblo en el que podrás probar el aceite de oliva que produce uno de los molinos más antiguos de la Provenza, el Chartreuse (Maison Bronzini, Rue de la République, 74).
¿Más ideas para esta última tarde? Un crucero fluvial para ver la silueta de Avignon desde una nueva perspectiva, una clase de cocina provenzal en la Maison de la Tour (Rue de la Tour, 9), surcar las aguas del Ródano en kayak…
20h Para concluir esta escapada y despedirte de Avignon con buen sabor de boca, prueba la cocina creativa de L’Agape, un cálido restaurante en el que el chef Julien Gleize reinterpreta con acierto algunos clásicos de la gastronomía gala basándose en productos frescos de proximidad (Place des Corps-Saints, 21).
¿Cómo llegar a Avignon?
La forma más rápida y cómoda para llegar Avignon -y al resto de los principales destinos de Francia- son los trenes de alta velocidad de Renfe-SNCF en Cooperación. Todo son ventajas: llegas al centro de la ciudad, sin esperas y en confortables butacas equipadas con mesa y tomas eléctricas, puedes llevar hasta tres maletas y, además, te desplazas en el medio de transporte que realiza menores emisiones de CO2. Si a ello le sumas el toque romántico que siempre va asociado a viajar sobre raíles y los paisajes que acompañan el trayecto, la opción de coger un avión queda totalmente descartada.
¿Dónde dormir en Avignon?
¿Dónde dormir en Avignon? Durante mi viaje a Avignon me alojé en el Hotel de L’Horloge, un magnífico cuatro estrellas situado en pleno centro. Confortables habitaciones, coquetas salas de lectura, wifi gratuita y lo mejor, un completo y sabroso petit déjeuner provençal (Rue Félicien David, 1).
Seguro de viaje para viajar a Francia
Tu seguridad es lo primero, así que, aunque te muevas por Europa, haz como yo y contrata un seguro de viajes con Chapka. Para estancias inferiores a 90 días, te recomiendo el Cap Trip Plus por su amplia cobertura COVID-19: gastos médicos derivados de la enfermedad, PCR prescrita por un profesional sanitario, prolongación de estancia, regreso anticipado… Además, si lo contratas a través de mi web, obtendrás un 7% de descuento usando el código OBJETIVOVIAJAR. No lo dudes, contrata aquí tu seguro de viajes y disfruta de una aventura asegurada.
Como ves, 48 horas en esta ciudad de Francia dan para mucho. Ahora que ya sabes qué ver en Avignon, la pregunta es obvia. ¿A qué esperas para conocer este precioso rincón de la Provenza?
Sus espectaculares paisajes vestidos de azul y verde fascinan. Su rico patrimonio sorprende. Su gastronomía -la de siempre y la que reinventa la nueva cantera de cocineros asturianos-, engancha tanto como el placer de compartir unas sidras a la vera del mar o disfrutar del ambiente de una fiesta de prao. La cálida acogida de su gente enamora y el encanto de ciudades como Oviedo, Avilés y Gijón deja huella. Y es que quien pisa la tierrina acaba seducido por su cultura tradicional y por el soplo de aire fresco que aportan las nuevas opciones de ocio del Principado. Quien pisa esta tierrina no la olvida y marcha con una sonrisa en los labios en la que se puede leer un «quiero volver».
Que lo diga yo, una enamora confesa de Asturias, puede resultar y es subjetivo. Pero no soy la única que opina así sobre este rincón norteño encajado entre Galicia y Cantabria. Según un informe elaborado por el portal Electomanía, esta comunidad autónoma es la mejor valorada por los españoles y encabeza el ranking de las regiones más queridas de nuestro país. Una notable posición que, por supuesto, también se refleja en otro dato cuantitativo: Asturias ha vivido este verano el segundo mejor año turístico de su historia.
Las cifras avalan su gran potencial, sí, pero son los sentimientos los que convencen. Y créeme cuando te digo que Asturias no se visita, se siente. Escuchando el discurso del mar, comiendo fabada, tocando la historia, oliendo el frescor que deja el orbayu y contemplando entornos urbanos que se dirían lienzos.
Oviedo, Avilés y Gijón: la corte del Principado
Tres ciudades separadas entre sí por apenas 30 kilómetros. Tres princesas para un Principado. Tres piezas indiscutibles de un precioso puzzle llamado Asturias que he tenido la suerte de volver a pisar hace un par de semanas.
Tal vez entre ellas exista cierta rivalidad, pero a los ojos del viajero se complementan para cubrir con nota la cara más urbana de este paraíso natural. Un rostro cargado de historia y arte que navega entre el prerrománico asturiano de Oviedo -con las depuradas y armónicas formas de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo a la cabeza-, las avilesinas curvas del Niemeyer y la vanguardia del edificio civil más grande de España: la Laboral Ciudad de la Cultura de Gijón.
Un trío de ases, diverso y cargado de personalidad, que ejemplifica la pluralidad de este territorio y que nos invita a destilar su esencia desde la experiencia, como un paisano más.
Mi momento en Oviedo, una capital que custodia su pasado para sorprender en el presente
Callejear por su impoluto y peatonal casco histórico lleno de reminiscencias medievales, saludar a las más de cien estatuas que se cruzan en mi camino, conmoverme ante el fascinante dúo medieval que custodia el monte Naranco, coleccionar rayos de sol en el Campo de San Francisco, tomar el vermú en La Paloma, ir de sidras por Gascona, soñar con veladas de ópera en el Teatro Campoamor, merendar en la confitería Rialto…
Todas estas experiencias típicamente ovetenses, me encantan, sí, pero una destaca del resto: pasear de buena mañana por los alrededores de la plaza de El Fontán, casi en soledad y pulsando el lento despertar de la capital asturiana, como hacen los carbayones más madrugadores. Para recrearme en sus preciosos rincones y paladear la tranquilidad que brinda una pequeña ciudad como esta, donde todo el mundo parece conocerse y el tiempo discurre sin prisa.
Oviedo, Avilés y Gijón: tras los pasos del peregrino
Arte, naturaleza, un patrimonio intangible heredado a lo largo de los siglos… Nadie duda del brutal atractivo de los Caminos de Santiago del Norte Peninsular, declarados Patrimonio Mundial en 2015. Un entramado de rutas de peregrinación cuyo legado, en forma de templos, calzadas, hospitales y albergues, aumenta el valor de un viaje a Asturias que, por supuesto, debe hacer parada y fonda en Oviedo, Gijón y Avilés.
Como el denominado Camino Primitivo, que recorrió por primera vez Alfonso II el Casto y que parte de la majestuosa catedral de Oviedo -hito imprescindible para comprender el dicho de «quién va a Santiago y no al Salvador, visita al vasallo y no al señor»-, para continuar adentrándose, concha a concha, en el occidente asturiano.
O el Camino del Norte, que bordea el litoral cantábrico uniendo en su sexta etapa Gijón y Avilés. En la primera, también conocida como la Villa de Jovellanos, detente en el Muséu del Pueblu d’Asturies para sumergirte, entre hórreos, paneras y casonas hidalgas, en el patrimonio cultural del pueblo asturiano.
En Avilés, por su parte, el Camino atraviesa su casco antiguo, declarado conjunto histórico artístico, hasta enfilar los altos de San Cristóbal. Si quieres ahondar en la evolución de la que fue la primera villa costera del Cantábrico, tienes una cita en el Museo de la Historia Urbana de Avilés.
Mi momento en Avilés, la villa medieval más bonita de Asturias
Una ciudad a escala humana que rezuma aires del medievo. Un casco antiguo cuajado de soportales, iglesias y casonas señoriales. Calles que parecen decorados. Una recuperada ría que invita a pasear hasta llegar a esa gran plaza abierta al mar que es el Centro Niemeyer, locales gastro, el mirador de la ermita de Nuestra Señora de la Luz, el cementerio de La Carriona, la cercana playa de Salinas… Y un cinturón de chimeneas al que, egoístamente, acabas hasta cogiendo cariño porque desalienta a los turistas desinformados y preserva Avilés como es, la joya medieval más preciada de Asturias.
Bajo la luna y bañada por la luz de las farolas. Si tuviera que escoger un momento en la Villa del Adelantado, sería este. Recorriendo los kilómetros de soportales que hilvanan su centro histórico en calles como Galiana, La Ferrería, Bances Candado o Rivero, deteniéndome a los pies de la iglesia vieja de Sabugo que custodia el antiguo barrio marinero, fijándome en el pavimento que cambia de piedra a loseta… Cuando la ciudad duerme, pero yo no.
Oviedo, Avilés y Gijón: tres anfitrionas del buen comer
A Asturias uno va, entre otros motivos, a comer. A comer muy bien y en cantidades que obligan a dejar aparcada la dieta en el túnel del Negrón. La oferta, avalada por la calidad de la marca Alimentos del Paraíso Natural, es tan variada que resulta inabarcable en una sola escapada, y viaje a viaje descubro nuevas propuestas gastronómicas. Toma nota y, cuando no puedas más, recuerda que nun ye fame ye viciu. Porque aquí se viene a yantar hasta quedar fartuco, o lo que es lo mismo, a asturianizarse bocado a bocado.
¿Tres sugerencias en Oviedo? Probar el galardonado cachopo de La Corte de Pelayo mientras contemplas una bonita vista del Teatro Campoamor, disfrutar de la cocina fusión y el gusto por los detalles de Secreto a voces, y sucumbir a la cocina tradicional de La Pumarada, todo un clásico del Bulevar de la Sidra.
En Avilés, dos propuestas innovadoras y una que siempre es una apuesta segura. Apiñón Bistró, para ser testigo de la desbordante creatividad del chef Pablo Pérez y su deliciosa street food (Galiana, 30), Brujería, un rincón del barrio de Sabugo en el que Jacobo Rodríguez y compañía hacen auténtica magia a la vista de todos dispensando un trato inmejorable (La Estación, 18), y Tierra Astur Avilés que, como el resto de sidrerías de este grupo, basa su carta en productos locales de calidad: quesos, embutidos, ternera asturiana, tortos y rapas…
Para conocer qué se cuece en Gijón, pásate por Zascandil, el nuevo restaurante de José Luis Camacho que me conquistó con su entrecot de vaca vieja, por Casa Trabanco -un llagar tradicional y familiar fundado en 1925-, por Okaeri, donde descubrí un universo de sabores healthy entre tazas de té (Joaquín Fernández Acebal, 14) y, si el tiempo lo permite, por La Terraza de La Laboral, la nueva apuesta del restaurante La Cocina que dirige con mimo el cocinero Sergio Rama.
Y si te ha sabido a poco, acércate a Casa Gerardo, en Prendes, para descubrir el secreto de una buena fabada de la mano de los hermanos Morán y su estrella Michelin.
Mis momentos en Gijón, la ciudad más vibrante de Asturias
Sí. Esta vez hablo de momentos porque me resulta imposible quedarme solo con uno. ¿Por qué me presta tanto Xixón? Porque se asoma a un Cantábrico que alivia mi corazón marinero, por la magia de Cimavilla, por su brillante combinación de pasado y presente, porque se mueve, porque se quiere, porque es cultura, por su animada vida nocturna, sus paisanos, y, sobre todo, porque es un potente imán que me atrae con fuerza cuando busco un lugar en el que sentirme bien.
¿Dónde puedes encontrarme si coincidimos? En lo alto del cerro de Santa Catalina, ensimismada con el sonido del mar bajo las 500 toneladas de hormigón que Eduardo Chillida transformó en el Elogio del Horizonte. De culines en el antiguo barrio de pescadores y marisqueras. En el puerto deportivo o paseando por la playa de San Lorenzo al atardecer. En el Savoy, exprimiendo la noche en directo… ¿Dónde quedamos?, ¿en la Plaza del Marqués junto al rey Pelayo o en La Escalerona?
Oviedo, Avilés y Gijón. Tan distintas como similares, tan auténticas como se espera, tan sorprendentes que harán que desees volver para sentir de nuevo la belleza del Asturias.
Apaga el móvil, cierra los ojos e imagina un lugar en el que la naturaleza, la tranquilidad y el buen gusto se alían para enmarcar experiencias únicas. Acabas de salir de la sauna y estás tomando una cerveza bien fría junto a un precioso lago de aguas cristalinas. El sonido del silencio acaricia tu piel, tu vista se relaja entre azules y verdes, y la suave temperatura te invita a no moverte del cercado de madera que custodia una pequeña hoguera. Sigue siendo de día y no sabes qué hora es. No importa. Estás en la gloria. Estás en el Wilderness Boutique Manor Rapukartano, todo un referente en la hostelería de lujo de la Región de los Mil Lagos de Finlandia.
Desmontando el Wilderness Boutique Manor Rapukartano
La carta de presentación que nos regala Rapukartano no puede más atractiva: un encantador complejo dibujado con trazos de madera y diseño escandinavo, situado a orillas del lago Kuorevesi, que se integra a la perfección en el paisaje rural de Vilppula.
Y es que una de las grandes bazas de este hotel es el escenario natural que lo rodea y que resume la esencia de esta región situada en la parte central del sur del país. Bosques, ríos y lagos, aire puro, ausencia de turismo de masas… Un edén emplazado en la mayor zona lacustre de Europa que exuda paz por los cuatro costados y que nos invita a disfrutar del verano con mayúsculas.
Desayunos a los que el reloj no ha sido invitado, paseos en bici, tardes de sauna, una cena con vistas al lago, un cóctel en el embarcadero, días eternos que se funden con noches bañadas por el sol…
La dolce vita, sí, pero a la finlandesa. O lo que es lo mismo, siguiendo una filosofía basada en la naturaleza, el confort y el lujo nórdico que huye de la ostentación para centrarse en lo realmente importante: crear espacios que transmiten tranquilidad e invitan al descanso.
TE INTERESA → Si quieres vivir esta experiencia sin preocuparte de nada, pregunta en tu agencia de viajes por el programa Destellos de los 1.000 lagosdel turoperador español CATAI. Jyväskylä, la Art Town de Mänttä, alojarte en Rapukartano, marcha nórdica, paseos en bici y más en la Región de los Mil Lagos de Finlandia. ¿Un plus? También tendrás tiempo para conocer Tallin, la capital de Estonia.
Un buen ejemplo son las espectaculares suites a dos alturas equipadas con sauna y bañera de hidromasaje, y el resto de habitaciones premium y standard del edificio Merta. Un diseño presidido por el uso de la madera que se repite en el resto de instalaciones del complejo: en las acogedoras zonas comunes, el embarcadero, la terraza junto al lago, el jacuzzi exterior y, cómo no, en las saunas, el tesoro finlandés más exportado.
Da igual la opción que escojas, sauna de humo, de madera o eléctrica. Si completas el ritual bañándote en el lago, te convertirás en un incondicional de esta placentera y tradicional práctica de purificación de cuerpo y mente.
Primero construye la sauna y después la casa»
– Antiguo proverbio finlandés
Los sabores del Wilderness Boutique Manor Rapukartano
Saludable, sabrosa y sorprendente. Así es la propuesta culinaria de este hotel que tiene en el Bear’s Den el mejor marco para ser degustada. Un encantador espacio con vistas al lago en el que el jefe de cocina Jarmo Räisänen despliega su innovadora carta reinterpretando con acierto la cocina escandinava tradicional. Sus pilares: productos frescos de temporada y de kilómetro cero que transforma en bocados gourmet.
Nuestra cocina es muy importante para nosotros. Queremos que nuestros huéspedes experimenten algo único «
– Pasi Heinonen, manager
Räisänen, además de formar parte de la Asociación Finlandesa de Chefs, es un reputado rôtisseur y sus elaboraciones a la parrilla lo confirman. Alce, reno, oso… Carnes que comparten mantel con finas cremas de setas, verduras ecológicas, deliciosos pescados y cangrejos de río, y tentadores postres en los que no faltan las omnipresentes bayas. En definitiva, una experiencia gastronómica de altura en la que el bucólico paisaje que se filtra por los amplios ventanales reclama su protagonismo como un comensal más.
TOMA NOTA → Este verano, Finnair, la aerolínea nacional de Finlandia, aumenta el número de frecuencias entre España y Helsinki operando 40 vuelos semanales desde Barcelona, Madrid, Málaga, Alicante y Palma de Mallorca. Con tantas facilidades, ¿te vas a resistir a elegir Finlandia como destino vacacional?
Actividades en la naturaleza
Junto a este plan de desconexión y relax, el Wilderness Boutique Manor Rapukartano, en colaboración con reputadas empresas locales, ofrece durante todo el año un atractivo calendario de actividadesdeportivas. En verano es el turno de remar en un bote tradicional, hacer excursiones en 4×4 o practicar piragüismo y marchanórdica. Cuando el paisaje se tiñe de blanco, las raquetas, la pesca en el hielo y las travesías en motodenieve toman el relevo en este bello rincón de la Región de los Mil Lagos.
Además de las actividades guiadas, el paisaje que rodea el hotel es perfecto para hacer senderismo gracias al llamado Jokamiehen Oikeus, una ley por la que todo el mundo tiene derecho a disfrutar de la naturaleza y que, por tanto, permite recorrer el país con total libertad. ¿Más opciones? Una visita a los museos Serlachius, uno de los complejos museísticos más importantes de Finlandia.
Noches blancas en Rapukartano
A pesar de no estar situado por encima del círculo polar ártico, que es donde el sol de medianoche brilla en todo su esplendor, las noches de verano también son blancas en el Wilderness Boutique Manor Rapukartano. El documento gráfico es esta foto tomada a las tres de la madrugada. Una imagen que trata de captar en un puñado de píxeles los amarillos, naranjas y rojos que pintaban el cielo en ese momento desdibujando la frontera entre el atardecer y el amanecer. Mágico, ¿verdad?
Informado quedas. Si buscas unas vacaciones inolvidables en la Región de los Mil Lagos, el Wilderness Boutique Manor Rapukartano es la mejor sugerencia que puedo hacerte para disfrutar del verano como un finlandés más. Seductores paisajes, tranquilidad, acogedoras instalaciones, un staff cercano y amable…Todo ello en el país más feliz del mundo. Todo ello a poco más de 3 horas en avión desde España.
Alojamiento → El Wilderness Boutique Manor Rapukartano cuenta con tres categorías de alojamiento: suites para 4-5 personas equipadas con sauna y jacuzzi, habitaciones premium con terraza o balcón, y habitaciones standard con baño en el vestíbulo. Todas ellas están insonorizadas, disponen de acceso a Internet gratuito y están decoradas siguiendo el estilo cálido y acogedor que prima en todo el complejo.
Servicios → Instalaciones adaptadas para huéspedes con movilidad reducida. Registro de entrada y salida exprés. Wifi gratuita en todo el establecimiento. Zona privada de playa. Cuatro tipos de sauna. Jacuzzi, barbacoa y terraza al aire libre. Bar & Cocktail. Menús dietéticos (bajo petición). Zona TV/salón de uso compartido. Masajes, tratamientos de belleza y terapias antiestrés. Salas de reuniones y eventos para 12-100 personas. Información turística y reserva de excursiones. Actividades durante todo el año. Parking privado. Servicio de conserjería y aparcacoches. Traslados al aeropuerto. Alquiler de coches. Zona de fumadores. No se admiten mascotas.
Nota: Esta reseña se enmarca en un press trip a la Región de los Mil Lagos de Finlandia organizado por CATAI y Finnair.
NO VIAJES SIN SEGURO
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¿Planes alternativos en Gante? Sí, porque tras navegar por sus canales, emocionarte con su arquitectura medieval y sucumbir al placer del chocolate y la cerveza, querrás volver a esta ciudad que muestra como ninguna la esencia de Flandes. Sin la presión de la primera ver. Para verla cara a cara y no tras el visor de la cámara, para no tener que tachar sus imprescindibles a contrarreloj.
Simplemente para vivirla como un stroppendrager más. Tomar ese café que no llegaste a pedir, entablar aquella conversación que quedó pendiente, regalarte el lujo de ver la vida pasar junto al Lys… Pero, sobre todo, porque tiene lo que a Brujas, su hermana más famosa, le falta. Un toque de cercanía, autenticidad y naturalidad que la hace única, que te deja con ganas de más.
Para ese más, para esa segunda visita, he compilado esta lista de momentos que viví hace poco. La razón es simple, uno siempre quiere volver donde se sintió bien, y yo no soy una excepción. De todos modos, tranquilo, encontrarás las mismas imágenes de postal. Solo pretendo que las vivas de un modo diferente. Comenzamos.
Planes alternativos en Gante
Ver la restauración del Cordero Místico en el MSK
Si contemplar la Adoración del Cordero Místico entre los muros de San Bavón emociona, imagina qué supone ser testigo de la restauración de la obra más importante de la historia del arte en Flandes. Para ello solo tienes que acercarte al Museo de Bellas Artes (MSK) entre semana. Dos tercios del políptico siguen en la majestuosa catedral que Carlos V no llegó a ver terminada pero el resto tablas está aquí, recuperando su esplendor gracias a un equipo de expertos que lleva trabajando en la obra cumbre de los hermanos Van Eyck desde 2012.
Tras esta experiencia, que cualquier esteta calificaría de única, te espera un espacio que combina sin complejos las obras de los antiguos maestros con piezas contemporáneas. El resultado: un sorprendente paseo por la evolución de las artes plásticas desde la Edad Media hasta la primera mitad del siglo XX que se complementa con exhibiciones temporales.
Gante a través del arte urbano
Si preguntas a cualquiera que haya estado en Gante sobre arte urbano, seguro que te envía a Werregarenstraat, una callejuela que ofrece sus muros a todo aquel que quiera tirar de spray. Pero esta explosión de creatividad en forma de de tags y dibujos, que tal vez mañana ya no estén, es solo una pequeña muestra del interés de esta ciudad por potenciar y poner en valor este tipo de expresiones artísticas. Murales, grafitis, más zonas de tolerancia… Todas ellas forman parte de Sorry, not Sorry, un proyecto promovido por el departamento de cultura que ha acabado configurando una ruta que nos invita a conocerla a través del street art.
A pie, en bici o en transporte público. Siguiendo un mapa físico o vía app. Tú decides como prefieres ver estas obras de naturaleza temporal o permanente firmadas por grafiteros internacionales y reconocidos artistas locales como ROA, A Squid Called Sebastian (ASCS), BLUE the warrior o Mr. Mong. Una prueba más de que Gante ha sido y es una increíble fuente de inspiración.
Los jueves, a comer veggie
Siguiendo el refrán de donde fueres, haz lo que vieres, olvida la carne y el pescado y súmate a los jueves vegetarianos, una iniciativa que desde 2009 anima a la población a seguir un estilo de vida saludable y sostenible. Sí, también sostenible. Consumir productos vegetales un día a la semana, además de mantener a raya el colesterol, ayuda a reducir el efecto invernadero.
Para pensar y paladear en verde lo tienes muy fácil porque la ciudad está volcada con esta sana filosofía. Tres sugerencias: las ensaladas, bocadillos, sopas y demás propuestas veganas de Mie Vie (Serpentstraat, 28); BEO Versbar, un acogedor mercado biológico situado en el centro en el que puedes probar todo tipo de platos y deliciosos smoothies (Heilige Geeststraat, 30), y el restaurante Volta donde te espera el menú veggie que prepara el chef Davy De Pourcq con verduras orgánicas de su propia huerta. Es un pequeño lujo pero te aseguro que merece la pena (Nieuwe Wandeling, 2b). Además, en la capital vegetariana de Europa hay cadenas como Tasty World y EXKi que sirven comida rápida saludable.
Compras alternativas. Hay vida más allá del chocolate
Sé que vas a comprar un cargamento de chocolate y más de un souvenir al uso pero, si quieres salirte del guión, recuerda que bajo su velo medieval late el Gante más vanguardista y underground. Para encontrarlo, además de callejear por la Veldstraat, hay que darse una vuelta por las tiendas de Burgstraat, Hoornstraat o Serpentstraat. ¿Ideas?
Moda:Jo De Visscher, la flagship store de una de las diseñadoras belgas más conocidas (Hoornstraat, 6), y Mieke, con su colección de marcas independientes que apuestan por la ropa sostenible o, como dicen ellos, por la non evil fashion. Aquí descubrí el concepto calzado vegano (Burgstraat, 87).
Libros y vinilos:Paard Van Troje, libros, cafés y actuaciones en directo en una de las mejores librerías de la ciudad (Kouter, 113). De Poort, la meca del cómic (Nederkouter, 137). Vynilla, discos nuevos y joyas de coleccionista (Sint-Kwintensberg, 38).
Vintage y diseño:A’pril, objetos de decoración y originales regalos en una preciosa tienda del XIX (Burgstraat, 27). The Fallen Angels, carteles vintage, juguetes, postales y todo lo que se te ocurra con aire retro (Jan Breydelstraat, 29). Piet Moodshop, artículos de diseño seleccionados por el interiorista Christophe Verbeke (Sint-Pietersnieuwstraat, 94).
Los gofres de Max, al infierno de cabeza
Lo mires por donde lo mires, Gante tiene madera de hedonista. No contenta con sus brutales lienzos del Medievo, su ambiente y sus propuestas culturales, la más flamenca de la región escala posiciones para convertirse en el gran destino gastronómico de Bélgica. El tradicional waterzooi, la potente mostaza de Tierenteyn-Verlent, las mermeladas de Callas Confiture, los quesos de Het Hinkelspel, un RoomeR en el aperitivo, la cocina de vanguardia de sus reputados chefs…
Como el jueves has sido “bueno”, ahora toca pecar. Pero nada de pecados veniales, no, a lo grande. Tu destino, el número 3 de Goudenleeuwplein. Tu objetivo, probar el mejor gofre de la ciudad. Espolvoreado con azúcar glas, crujiente y con un toque de mantequilla. Te lo preparará Yves, descendiente directo de Max Consael que en 1839 creó esta delicia conocida como los “gofres de Bruselas”. Dos siglos los separan pero su receta es la misma, como las planchas que utiliza para hornearlos, como el exquisito trato que dispensan los camareros.
Vale, perfecto, pero… ¿qué hay de alternativo en este plan? Siéntate en una mesa junto a la ventana, apaga el móvil, olvida el reloj y mimetízate con el encantador art noveau que te rodea. Con cada bocado retrocederás en el tiempo hasta llegar a los años 20, como veinte son los cuadraditos que saboreas. Si acabas viendo en blanco y negro, no es por la glucosa, es porque te has dejado llevar por la magia de Max.
Dos sugerencias más para sibaritas. El café, en Barista (Hippoliet Lippensplein, 25); bombones zen, en Yuzu (Walpoortstraat, 11a).
¿Cervezas? Las que quieras, pero no olvides las jenevers
Trapense, de abadía, rubia, ámbar, negra flamenca, ale amarga, la omnipresente Lambic… En Bélgica, un país con más de 1500 variedades, es normal que quieras probar el mayor número de cervezas.
Lo que no sería tan normal es que pasarás por alto las ginebras de Gante. El hombre que buscas es Pol. Lo encontrarás en t Dreupelkot, un pequeño y céntrico local por cuya barra desfilan más de doscientas clases de ginebra, entre ellas 50 de la casa. Aunque también hay sitio para las tradicionales, el personal -al que no le importa esperar en la cola lo que haga falta- se vuele loco con las de sabores. Vainilla, cactus, tiramisú, nueces, café, coco, limón, chocolate, naranja sangrienta… Por mucho que las sirvan en vaso de chupito, no te vengas muy arriba porque algunas llegan a los 53° y el canal está muy cerca (Groentenmarkt, 12). Gezondheid!
Gante iluminada, por supuesto, pero también all night long
He dejado para el final el mejor consejo que puedo darte: pasa al menos una noche en Gante. No seas de los que le dedican solo unas horas y apenas llegan se dan cuenta de su error.
Quiero que recorras sus calles al anochecer y me digas si no es una de las ciudades mejor iluminadas que has visto nunca. Y es que el premiado plan de alumbrado que se puso en marcha en 1998 en el centro, para abarcar años más tarde los barrios periféricos, cumple con nota su objetivo: realzar un paisaje urbano que, tras coquetear contigo de día, te desarma sin remedio mientras duerme el sol. El castillo de los Condes, la iglesia de San Nicolás, el Belfort, la Ópera, el puente de San Miguel, Graslei y Korenlei…
Deberás hacerlo como Cenicienta, antes de la medianoche, porque a las doce en punto la iluminación decorativa deja paso al alumbrado funcional. Dicen que es por reducir el consumo energético pero, como estamos en un cuento de hadas, yo creo que es para adecuar la luz al as que Gante guarda en su manga, sus noches eternas.
Como sucede en la encantadora Lovaina, de lunes a viernes mandan los universitarios por lo que toca ir a su feudo, la zona de Overpoortstraat. Si buscas música electrónica y famosos Djs, acude a la discoteca Decadence. Para ambiente cien por cien Erasmus y happy hours, The Porter House, Pi-Nuts, y Pink Flamingo´s, kitch y divertido como él solo. Gante es la ciudad con mayor número de estudiantes de Bélgica, más de 70.000. Dicho de otro modo, la fiesta está asegurada día sí y día también.
El fin de semana, en cambio, la movida se traslada al centro. Como t Dreupelkot ya lo he mencionado, una noche de lo más ecléctica podría empezar entre los troles y cervezas de De Trollekelder o dejando tu zapato en prenda si pides la Max de 1,2 litros de Dulle Griet. Si aguantas, lo suyo es continuar en el popular Bar des Amis o en el alternativo Kinky Star, y acabar en dos locales que no pasan de moda, el Charlatan y el Club 69.
Y hasta aquí esta visión alternativa de Gante, un encantador alambique en el que se destila el Flandes más auténtico. Una ciudad cuyo atractivo, te aseguro, no solo es monumental. Y sí, ese ‘no solo’ es el que te hará volver.
Hipster, dinámico, cool, divertido… Cualquiera de estos adjetivos le viene como anillo al dedo a Grünerløkka, el barrio más trendy de Oslo. Un oasis inconformista, situado en el noreste de la capital de Noruega, que nos invita a perdernos por sus calles y dejar volar el tiempo en originales cafeterías, tiendas de ropa vintage, galerías, restaurantes, mercadillos y zonas verdes. Seguir la huella de Munch, pasear por las encantadoras riberas del Akerselva y disfrutar del arte urbano en Vulkan son otros ejemplos del potencial de este antiguo barrio obrero que fascina por su espíritu creativo.
Créeme, si quieres alejarte de los caminos trillados y vivir experiencias cien por cien locales, reserva un hueco en tu agenda para descubrir Grünerløkka, una barriada muy poco convencional en la que el respetable se mueve en bici o en transporte público y los coches son casi una anécdota. Por algo estás en la Capital Verde de Europa 2019.
Aquí lo que prima es un relajado ambiente diurno protagonizado por vecinos que sonríen cuando te ven cámara en mano, vendedores que disfrutan haciendo su trabajo y turistas -muy pocos a mi parecer- bien informados. Cuando cae el sol la cosa cambia. Este baluarte de la modernidad de la ciudad del Tigre ruge hasta la madrugada en sus salas de conciertos y locales de moda. ¿Preparado para recibir una potente inyección de cultura urbana? Qué ver y hacer en Grünerløkka a continuación.
De compras por Grünerløkka: un shopping diferente
¿Harto de ver las mismas tiendas en cada ciudad? Perfecto porque aquí pocas franquicias internacionales vas a encontrar. En Grünerløkka lo que se lleva son pequeños comercios independientes que aportan un vendaval de aire fresco con sus originales propuestas. Como Velouria Vintage, donde peregrinan los devotos de lo retro (Thorvald Meyers Gate, 34), Dianas Salonger (Markveien, 56), o Manillusion, con divertidas prendas y complementos que navegan entre el vintage, el look rockabilly y el estilo pin-up (Markveien, 38) .
En Grünerløkka ofrecemos alternativas a la gente como contrapunto a la monotonía que representan las grandes cadenas de ropa» – Lisa Karlsen, propietaria de Manillusion
Otros nombres propios del barrio son Robot, donde de nuevo puedes pasar horas entre ropa y accesorios vintage a precios asequibles (Korsgata, 22); Chillout, una tienda de viajes con cafetería perfecta para planificar escapadas y equiparte (Markveien, 55); Kollekted by, feudo de jóvenes talentos y diseñadores consagrados que muestran las últimas tendencias en interiorismo noruego (Schous Plass, 7) o Dapper, que funciona como barbería tradicional, tienda de ropa y hasta vende bicicletas. ¡Puro espíritu Grünerløkka! (Nordre Gate, 13).
TOMA NOTA → Si eres más de mercadillos, tienes una cita en el parque Birkelunden. Todos los domingos ropa de segunda mano, vinilos, joyas, libros y objetos de decoración que encajarían a la perfección en un Cuéntame nórdico.
Tiendas gourmet, moda infantil, artesanía, joyerías, galerías de arte… Busques lo que busques, seguro que lo encuentras en las calles de Grünerløkka.
Descubre el Grünerløkka de Munch
Antes o después de caer en la tentación consumista, deberías prestar atención al que fue su vecino más ilustre, el pintor Edvard Munch. Tal vez no lo sepas pero el padre del expresionismo creció en las calles de Grünerløkka y también pasó aquí sus últimos años. Aunque no podrás visitar las casas en las que vivió -Thorvald Meyers Gate, 48 y Fossveien, 7, entre otras-, el buen estado de conservación de los edificios de esta zona te transportará al Oslo de finales del XIX. Recuérdalo cuando hagas un alto en el camino en la plaza Olaf Ryes por donde correteaba este genio sin saber aún que lo era.
Para repasar su obra en profundidad, acércate al Museo Munch cuya colección reúne casi la mitad de sus pinturas incluyendo dos versiones de El Grito. Está a unos 20 minutos caminando desde esta plaza y en tu paseo bordearás el Jardín Botánico, uno de los pulmones verdes de la ciudad.
Otra interesante propuesta es que visites la sala que le dedica la Galería Nacional donde se exhiben algunas de sus obras maestras como Cenizas, Pubertad, La danza de la vida y la versión más conocida de El Grito. Para cerrar el círculo de este diseccionador de almas -así se autodefinía-, puedes visitar su tumba y la de Henrik Ibsen en el cementerio de Vår Frelsers Gravlund, un precioso parque en el que la muerte y la vida van de la mano.
Comer en Grünerløkka
El alma del vecindario también se refleja en su oferta gastronómica, tan diversa como variopinta es la gente que lo frecuenta. Y es que Grünerløkka sabe a cocina saludable, a pan recién horneado, a hummus, burritos, pho bo, hamburguesas, focaccias, tapas y a cafés que no probarás en otro sitio.
Por ponerte un ejemplo, si solo nos centramos en Thorvald Meyers Gate, una de sus arterías principales, la ruta gastro te llevaría a probar la carta gourmet de Bass Oslo (26) y los quesos de Ostebutikken (nº 27), pasando por las sabrosas hamburguesas de Munchies (36A), las quesadillas y tacos de Mucho Más (36) y las delicias orgánicas de la panadería Godt Brød (49) -con mesas corridas para trabajar y un bonito patio trasero. Casi nada.
Para complementar el repaso a los fogones de Grünerløkka, te lanzo tres sugerencias para esos momentos «me apetece algo especial«.
Tim Wendelboe: ¿Qué vas a esperar de una tienda dirigida por el mejor barista del mundo? Café con mayúsculas, de esos que recuerdas mucho tiempo. Te hablo de potentes espressos, macchiatos, cafés negros helados y, redoble de tambores, del delicioso cappuccino al freddoque sirven en una copa de cóctel. Detrás del mostrador, un equipo que sabe extraer lo mejor de cada grano; delante, un micro tostador sin apenas sitio donde sentarte, y en esencia, toda una institución en la materia (Grüners Gate, 1).
Retrolykke kaffebar: No sé si fue el aroma a café, la nostalgia de un diseño retro que me devolvió a la infancia o la charla que mantuve con su encantadora propietaria pero me quedé prendada de esta explosión de color en la que puedes comprar todo lo que tienes a la vista. Menaje, mobiliario, ropa vintage, adornos… (Markveien, 35).
Cuando le pregunté por qué escogió Grünerløkka para establecer su pequeño negocio, Tonje Fagerheim no titubeó:
No podría estar en otro sitio. Este barrio recoge la filosofía del Retrolykke kaffebar, un lugar en el que todo el mundo encuentra su espacio, se siente cómodo y al que le gusta volver»
The Nighthawk Diner: Si atraviesas el umbral del nº 15 de Seilduksgata, pensarás que te has teletransportado a una cafetería americana de película -barra larga, espejos, asientos de escay y jukebox incluida. Un local perfecto para desayunar a lo grande y ver la vida pasar a través de sus ventanales.
¿DÓNDE TOMAR UNA COPA?
Bar Boca: Pequeño y veterano, este acogedor bar de estética años 50 guarda un secreto a voces: sus famosos cócteles. Repasar la carta del Boca te llevará más de una luna y toda una galaxia si les sueltas un «sorpréndeme». Harás feliz al camarero de turno y te plantará un nuevo brebaje en la barra antes de que pestañees. De día, como puedes ver en la foto, todo es mucho más relajado (Thorvald Meyers Gate, 30).
Parkteatret: Inaugurado como cine en 1907, Parkteatret es un bar de culto y una de las salas de conciertos más importantes de la ciudad. Encontrar mesa en su terraza puede parecer misión imposible a cualquier hora pero, si lo consigues, estarás en un magnífico escenario para ver cuanto acontece en Grünerløkka (Olav Ryes Plass, 11).
Un paseo por las riberas del Akerselva
No puedes irte de Grünerløkka sin dar un tranquilo paseo por las márgenes del río Akerselva que atraviesa la ciudad marcado una frontera natural entre el este y el oeste de Oslo. Además de imágenes de postal, a su valor paisajístico se le suma su condición de zona cultural protegida ya que conserva parte de su legado como motor de la industrialización de Noruega. Antiguas fábricas, fundiciones y aserraderos que han vuelto a la vida en forma de centros culturales, bares y oficinas con una receta de cohesión social y creatividad que funciona bajo el paraguas del respeto medioambiental.
Mi consejo es que recorras este pulmón verde durante las primeras horas de la mañana. Caminando, corriendo o en bici, tú decides.
Por cierto, si en tu camino te encuentras con un cisne blanco flotando en el río, fíjate bien porque tal vez no es lo que parece.
NO VIAJES SIN SEGURO
Tu seguridad es lo primero, así que, si vas a viajar a Noruega o a cualquier otro destino extranjero, haz como yo y contrata un seguro de viajes con Chapka. Para estancias inferiores a 90 días, te recomiendo el Cap Trip Plus por sus amplias coberturas. Además, si lo contratas a través de mi web, obtendrás un 7% de descuento usando el código OBJETIVOVIAJAR. No lo dudes, contrata aquí tu seguro de viajes y disfruta de una aventura asegurada.
Vulkan, el vecino verde que Grünerløkka se merecía
Cruzando el río Akerselva por Ingens Gate, llegarás al barrio de Vulkan que también dejó atrás su pasado industrial para convertirse en un innovador ejemplo de arquitectura sostenible. En esta zona, la creación artística no solo nace en sus escuelas de arte, también toma la calle en forma de grafitis. Un estallido de creatividad firmado por artistas noruegos e internacionales, como la italiana Alice Pasquini -autora de Untitled– o el ilustrador y muralista británico Phlegm, que escogió un hastial de la calle Brenneriveien para plasmar su Crocodile.
Si esta muestra de street art te ha sabido a poco, usa este mapa interactivo para localizar los mejores grafitis de Oslo.
Cuatro planes imprescindibles en Vulkan
Blå: Este antiguo almacén de oro y diamantes es uno de los grandes clubs alternativos de Oslo. Famoso por sus conciertos y su terraza a la vera del Akerselva, los domingos muda de cara y se transforma en un mercadillo, similar al de Birkelunden, en el que puedes encontrar prácticamente de todo (Brenneriveien, 9c).
DogA: El Centro Noruego de Diseño y Arquitectura siempre organiza interesantes eventos y exposiciones temporales. Su diseño interior es netamente nórdico y además cuenta con una restaurante vegano con vistas al río, el Funky Fresh Foods (Hausmanns Gate, 16).
Mathallen: Productos gourmet noruegos e importados, comida preparada, quesos, alimentos eco, puestos de comercio justo, cervecerías, restaurantes, clases de cocina…. Todo esto te espera en Mathallen, un templo de la cultura gastronómica que reúne buena parte de los sabores del mundo (Vulkan, 5).
Si te apetece una caña con un buen pintxo de tortilla o unas croquetas, pásate por Barramón. ¿O acaso pensabas que en el mercado de moda de Oslo no iba a haber presencia española?
Hendrix Ibsen: Gran selección de cafés, más de 40 tipos de cerveza, vinilos… Hendrix Ibsen es el local que todos querríamos tener cerca de casa. Un inspirador punto de encuentro en el que se celebran conciertos, exposiciones y lanzamientos de libros, y que, además, funciona como espacio de coworking. No se lo digas a nadie pero dicen que tiene el mejor café nitro de toda la ciudad (Vulkan, 20).
TOMA NOTA → Si quieres alojarte en esta zona, a un paso de Grünerløkka, te recomiendo el Scandic Vulkan, un hotel muy chic que me conquistó por su filosofía eco (calefacción geotérmica, placas solares, etc.). Otra opción, el Ps:hotell, que también recicla la energía de las cámaras frigoríficas y de los ascensores.
Y hasta aquí esta selección de planes que te harán sentir parte de la atractiva escena cultural de la capital noruega. En Grünerløkka, un Oslo «diferente» que te espera para sorprenderte.
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