Feynan Ecolodge. Reserva de la Biosfera de Dana. Jordania

Feynan Ecolodge. Reserva de la Biosfera de Dana. Jordania

Durante mi viaje a Jordania tuve el placer de alojarme en el Feynan Ecolodge, uno de los mejores hoteles ecológicos del mundo. Un lugar que se ilumina a la luz de las velas, sin apenas electricidad, sin cobertura alguna que te distraiga e impida que te centres en lo que realmente importa: disfrutar del espectacular y sereno paisaje que te rodea, la Reserva de la Biosfera de Dana. Un establecimiento único, premiado por su aportación a la conservación de la naturaleza y por su compromiso con las economías locales y el turismo sostenible, en el que el verdadero lujo es poder vivir una experiencia de cinco estrellas.

Reserva de la Biosfera de Dana. Jordania

Desmontando el Feynan Ecolodge

Diseñado por el famoso arquitecto Ammar Khammash, el Feynan Ecolodge es uno de los buques insignia de la compañía jordana EcoHotels cuyos alojamientos se distinguen por practicar un ecoturismo responsable y cuya filosofía se centra en tres pilares: contribuir a la conservación del medio natural, provocar el mínimo impacto ambiental posible y proporcionar beneficios socioeconómicos a la población local.

Feynan Ecolodge. Dana. Jordania

En concreto, el funcionamiento del Feynan Ecolodge permite que alrededor de 90 familias (unas 450 personas) tengan una fuente de ingresos adicional. Esto es posible porque todo el personal empleado forma parte de las comunidades beduinas que viven en la Reserva de la Biosfera de Dana. Desde los conductores que cubren los 8 kilómetros que separan la entrada al complejo de la carretera pavimentada en sus propias camionetas, a las mujeres que elaboran todas las velas que lo iluminan cada noche. Igual ocurre con el suministro de alimentos que provienen de las aldeas cercanas.

Los conductores que trabajan en el Feynan Ecolodge son beduinos locales

Terraza y paneles solares. Feynan Ecolodge. Dana. Jordania

CONSEJO VIAJERO Si eres un lector habitual de este blog, ya sabrás que no me canso de repetir lo importante que es viajar con un buen seguro de viajes. Yo siempre viajo asegurada con InterMundial por su amplia cobertura internacional. Si haces números, comprobarás que el coste diario del seguro compensa con creces su precio y más teniendo en cuenta lo extraordinariamente cara que puede resultar una consulta médica en este destino. Además, si lo contratas a través de mi web tienes un 20% de descuento usando el código OBVIAJAR10. Lo puedes conseguir pinchando aquí

Las mujeres de las comunidades locales elaboran todas las velas que iluminan el Feynan Ecolodge. Jordania

Para lograr la mínima huella medioambiental y operar en armonía con su entorno, este alojamiento, que ofrece la más desarrollada eco-experiencia en Jordania gracias al trabajo conjunto de EcoHotels y la Real Sociedad para la Conservación de la Naturaleza -una ONG dedicada a la protección de los mejores paisajes naturales del Reino Hachemita-, genera con sus placas solares el 100% de la electricidad que utiliza para proporcionar agua caliente y calefacción e iluminar la cocina, las oficinas y los baños. Sólo se utilizan aparatos eléctricos esenciales, y el agua, cuyo consumo es limitado, proviene de las cercanas fuentes de Wadi Dana. ¿Qué ocurre con los residuos? Sus instalaciones de compostaje los transforman en abono orgánico, y el poco papel y plástico que se utiliza se recicla.

Aventura, intercambios culturales, naturaleza y relax en el Feynan Ecolodge

Como he comentado al principio, el Feynan Ecolodge es mucho más que un hotel. Su diseño nos recuerda a un antiguo caravasar en el que encontraban parada y fonda las caravanas de camellos que cubrían la Ruta de la Seda. Hoy en día, su clientela son viajeros que buscan alojarse en este remoto rincón jordano, disfrutar de la hospitalidad de sus gentes y vivir experiencias que solo aquí son posibles.

Como disfrutar de los preciosos atardeceres de Dana, asistir a la ceremonia de la preparación del café con una familia beduina, acercarse a la cultura local pasando el día con un pastor, cocinar platos tradicionales, observar las estrellas, caminar entre cañones en Wadi Ghwayr o descubrir antiguas ruinas de más de 11.000 años y minas de cobre bizantinas. O simplemente descansar en este precioso entorno, alejado de todo, donde no hay cabida para conceptos tan occidentales como el estrés y las prisas.

Senderismo en Dana. Feynan Ecolodge. Jordania

Ceremonia de la preparación del café con una familia beduina. Feynan Ecolodge. Jordania

Wadi Ghwayr canyon © Feynan Ecolodge

Tomando un té en los alrededores del Feynan Ecolodge. Jordania

Alojarse en este establecimiento es ya de por sí una experiencia única. Sus 26 habitaciones, acogedoras y confortables, están decoradas con un minimalismo que roza la perfección y más cuando las encuentras bajo ese manto mágico que solo las velas producen. Una amplia cama con mosquitera, una jarra de agua sobre la mesa, un pequeño escritorio, un baño iluminado con bombillas de bajo consumo y una terraza desde la que vi cómo esta reserva despertaba a un nuevo día. Acompañada del canto de los pájaros, respirando aire puro y sintiéndome completamente relajada.

Habitación del Feynan Ecolodge © Feynan Ecolodge Photo by Bashar Alaeddin

Las vistas desde mi habitación en el Feynan Ecolodge. Dana. Jordania

La noche anterior cené en su terraza al aire libre, bajo un cielo cuajado de estrellas y a la luz de las velas, un magnifico buffet vegetariano con platos adaptados de la cocina tradicional árabe y beduina. Como colofón, subí a la terraza para admirar la espectacular bóveda celeste en todo su esplendor ya que aquí la contaminación lumínica es nula. En silencio, en plena oscuridad, recostada sobre una tumbona…

Cenando bajo las estrellas. © Feynan Ecolodge Photo by Bashar Alaeddin

El desayuno, en la misma ubicación. Pan local, mermeladas caseras, zumos de fruta fresca y tés que saboreé mientras veía pasar ante mí a los pastores de la zona que llevaban sus cabras a pastar.

Desayunando al aire libre en el Feynan Ecolodge. Dana. Jordania

El resto del complejo está formado por espacios comunitarios en los que descansar o leer frente a la chimenea e incluso cuenta con una pequeña tienda de artesanías beduinas, jabones hechos a mano, mermeladas y demás artículos elaborados por los pobladores de las reservas naturales de Jordania.

Librería y sala de lectura. Feynan Ecolodge. Dana. Jordania

Rincones para el descanso en Feynan Ecolodge. Jordania

Así es el Feynan Ecolodge, un alojamiento moderno alejado del turismo de masas que se dibuja sobre las tradiciones del pasado y que me demostró que la sostenibilidad a todos los niveles no solo no obstaculiza la experiencia del huésped, sino que la amplifica enormemente. Un lugar que te brinda la oportunidad de desconectar y volver a familiarizarte con la naturaleza. ¿El mejor regalo que me traje de mi estancia? Poder acercarme a las gentes que lo sacan adelante y disfrutar de una hospitalidad que rebasa cualquier tópico. Un intercambio cultural que en el caso de Jordania es absolutamente enriquecedor.

Si quieres conocer el resto de motivos que hicieron que volviera completamente fascinada de este país, te emplazo a leer las 11 razones para viajar a Jordania que harán que te preguntes por qué aún no lo has hecho.

Ficha del Feynan Ecolodge

Dirección: El Feynan Ecologe está situado dentro de la Reserva de la Biosfera de Dana, a 3 horas de Amman y a 2 horas de Aqaba o Petra en coche. El transporte hasta el complejo se realiza desde el centro de recepción en vehículos 4×4.

Teléfono: +962 6 464 5580

Web del hotel

Número de habitaciones: 26 habitaciones diseñadas de forma individual en torno a una serie de patios interiores y dividas en tres clases: economy, standard y deluxe. Todas ellas con baño con ducha y electricidad. La temporada alta va de marzo a mayo y de septiembre a diciembre ya que son las mejores épocas para practicar senderismo.

El desierto de Wadi Rum por tierra y aire, una experiencia única en Jordania

El desierto de Wadi Rum por tierra y aire, una experiencia única en Jordania

Uno de los benditos culpables que hizo que volviera completamente fascinada de Jordania fue el desierto de Wadi Rum. Un área protegida que cubre algo más de 700 kilómetros cuadrados situada al sur del país y que a menudo queda injustamente relegada a un segundo plano frente a la eterna ciudad nabatea de Petra. Yo tuve el privilegio de exprimir su belleza y su dramática soledad al máximo. Hundiendo mis pies en su arena, a bordo de un todoterreno, y a vista de pájaro desde un globo aerostático, tras pasar la noche durmiendo en un campamento que me permitió conocer más a fondo la vida de los beduinos.

Wadi Rum. Jordania
El embrujo de Wadi Rum es innegable

Wadi Rum, un desierto único

Cada uno de estos momentos solo me confirmó lo que ya intuía desde la primera imagen que me regaló. Wadi Rum es un desierto muy especial y totalmente diferente a los que he visto hasta el momento. Nada que ver con las dunas infinitas del Sáhara que todos tenemos en mente. Por eso decidí incluirlo en mis 11 razones para viajar a Jordania y por eso me lanzo ahora a relatarte mi experiencia. ¿Mi objetivo? El mismo de siempre; tentarte para que desees forjar tu propia aventura en el seductor Reino Hachemita de Jordania, un país moderno, estable y pacífico que recibe al viajero con los brazos abiertos y la mano tendida. Porque desiertos hay muchos pero Wadi Rum solo uno.

La arena rojiza de Wadi Rum. Jordania
Hundiendo los pies en la arena rojiza de Wadi Rum

Lawrence de Arabia y los rostros del desierto

Visionar Lawrence de Arabia, una de las grandes aportaciones de David Lean a la historia del cine, es una buena forma de aproximarse al universo de sensaciones y emociones que provoca Wadi Rum. Y es que la mayor parte de esta película de corte épico se rodó en este desierto que conjuga kilómetros y kilómetros de fina arena roja y enormes montañas de arenisca y granito que llegan a alcanzar los 1.750 metros de altura.

Los paisajes de Wadi Rum. Jordania
Paisajes de Wadi Rum

Como dije en su día, el mismo Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, lo describió así “inmenso, solitario… como tocado por la mano de Dios”. A pesar de no profesar fe alguna, no puedo estar más de acuerdo. Wadi Rum es para muchos el desierto más bello del mundo y Jordania no sería lo mismo sin este hipnótico paisaje declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por sus valores naturales y culturales, entre los que se encuentran los antiguos petroglifos dibujados por los nabateos en sus paredes rocosas.

Petroglifos en Wadi Rum. Jordania
Petroglifos tallados hace cuatro mil años

Una tierra hostil y áspera, en la que establecieron su sede el rey Faisal Bin Hussein y el propio Lawrence durante la Revolución Árabe contra los otomanos en la Primera Guerra Mundial, y cuyas hazañas, además de quedar reflejadas en su libro Los siete pilares de la sabiduría, ya forman parte del folklore local.

Relieve de Lawrence de Arabia. Que ver en el desierto de Wadi Rum
Relieve de Lawrence de Arabia en el desierto de Wadi Rum

Un entorno difícil al que dan vida los beduinos que lo habitan y que pertenecen a diferentes grupos tribales entre los que destaca la tribu Zalabia que vive en Rum, el único pueblo que hay en el interior de esta reserva natural. Esta tribu se encarga de muchas de las rutas en jeep y camello y los beneficios que obtienen por su trabajo revierten en la población local. Algo parecido ocurre con el otro grupo predominante, los Zweideh, que se asientan en los pueblos de Disi y que combinan el turismo con la agricultura. Sweilhieen, Omran, Godman y Dbour son el resto de tribus que mantienen vivo el estilo de vida beduina tradicional a pesar de que solo unos pocos continúan siendo nómadas.

Beduino en Wadi Rum. Jordania
Beduino en Wadi Rum
Camellos en Wadi Rum. Jordania
Camellos en Wadi Rum
Los rostros del desierto de Wadi Rum. Jordania
Los rostros del desierto

Recorrer Wadi Rum en 4×4

Hacer una ruta en 4×4 es algo más que obligado en Wadi Rum y más si es en un todoterreno tipo pick-up. Da igual cual sea su duración, cualquiera de ellas se te hará muy corta al recorrer este paisaje que parece fruto de la imaginación de Julio Verne. Cada recodo de este inmenso mar de arena guarda una sorpresa, cada parada te roba una cara de asombro. Montañas de formas imposibles que la erosión ha ido cincelando a su antojo, grandes cañones, paredes verticales, cimas… Los kilómetros se suceden mientras tomas fotos que inmortalizan lo que ven tus ojos y luchas porque el viento no se lleve tu sombrero.

Wadi Rum en 4x4. Jordania
La sombra de nuestro todoterreno en la arena rojiza de Wadi Rum
Wadi Rum. Que ver en Jordania
Gigantes de piedra moldeados por la erosión
En Wadi Rum cada recodo guarda una sorpresa. Jordania
En Wadi Rum cada recodo guarda una sorpresa

En un momento dado, nuestro guía nos invita a subirnos a una de sus cumbres para esperar la llegada del ocaso. Para contemplar cómo el sol se va poniendo en el horizonte tornando maravillosos tonos rojos y ocres.

Y allí estás tú, recogida, ocupando el mínimo espacio. Una postura que sale de forma natural, sin artificios, porque tu cuerpo expresa lo que cuece en tu alma: la sensación de sentirte más pequeña que un grano de arena. Y tratas una y otra vez de poner la mente en blanco para que el sonido de tus pensamientos no emborrone esos instantes.

En mi caso sin éxito. Soy presa fácil de los atardeceres y el que pude contemplar en este rincón del planeta nunca lo olvidaré. A miles de kilómetros de casa, en silencio y con la mirada perdida, no podía dejar de pensar que estaba al borde de la felicidad absoluta.

Wadi Rum al atardecer. Jordania
El desierto de Wadi Rum al atardecer
Contemplando la puesta de sol en Wadi Rum. Jordania
Contemplando la puesta de sol en Wadi Rum
Atardecer en Wadi Rum. Jordania
Atardecer en Wadi Rum

Descubrir Wadi Rum en globo

La mejor forma para ser consciente de porqué se le conoce como el Valle de la Luna es verlo despertar a vista de pájaro. Nunca madrugar merecerá tanto la pena.

Volar en globo en el desierto de Wadi Rum. Jordania
Acabando de montar el globo en el desierto de Wadi Rum

Para mí fue mi tercer paseo en globo y, aunque ya conocía la mecánica y los pasos a seguir, fue tan emocionante como la primera vez. De hecho, me vi reflejada en los ojos de aquellos compañeros que se estrenaban en la adictiva experiencia de dejarte merecer por el viento. Disfrutando de una maravillosa sensación de libertad, de calma, de un sosiego que solo perturba el estruendo del quemador mientras a tus pies discurre un terreno que ya conoces pero que cobra una dimensión diferente desde las alturas.

Vuelo en globo en el desierto de Wadi Rum. Jordania
Entre fogonazos
Volando en globo sobre el desierto de Wadi Rum. Jordania
Nuestro piloto comunicándose con el equipo de tierra

Los gigantes de piedra que pueblan este océano de arena parecen más altos, sus fisuras más profundas y los espacios que los separan más vastos. Y sí, por supuesto, vuelves a sentirte muy pequeña ante esta soberbia producción de la naturaleza.

Wadi Rum en globo
Wadi Rum desde las alturas
Rocas de Wadi Rum. Jordania
Las imponentes rocas de Wadi Rum
Sobrevolando Wadi Rum en globo. Jordania
Sobrevolando Wadi Rum en globo
Volar en globo en el desierto de Wadi Rum
Wadi Rum bajo mis pies
El desierto de Wadi Rum
El desierto de Wadi Rum a vista de pájaro

Como ves hay muchas formas para exprimir los atractivos de Wadi Rum: excusiones a pie, en 4×4, en camello, pasando la noche en una tienda beduina… Mi consejo es que experimentes cada una de ellas. Porque como te dije al principio, desiertos hay muchos pero Wadi Rum solo uno y te espera en Jordania.

Más información: Turismo de Jordania.

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Petra, la ciudad perdida de los nabateos

Feynan Ecolodge. Reserva de la Biosfera de Dana. Jordania

Próximo destino: Japón (Cerrado por vacaciones)

Próximo destino: Japón (Cerrado por vacaciones)

La cuenta atrás ya ha comenzado. El próximo sábado me subiré a un Boeing 777-300ER de Emirates rumbo a Japón para recorrer en el país durante 17 días. Debo reconocer que este viaje, aún siendo muy deseado, no estaba en mi top de destinos a corto plazo pero vi la posibilidad de subirme a ese avión y no quise desaprovecharla.

Y es que detrás de esta aventura nipona está mi sobrina Laura que lleva años deseando pisar este rincón del planeta situado al norte de Asia, entre el Océano Pacífico y el Mar de Japón: «Desde muy pequeña me aficioné al anime y a la lectura manga y gracias a ello fui desarrollando una gran curiosidad y fascinación por el pueblo nipón y su cultura. Mi madre lleva prometiéndome un viaje a Japón desde que tenía 12 años y este verano, a mis 23, por fin cumplo un sueño.»

Antes de empezar la carrera de Medios Audiovisuales, Laura nos lanzó un «ultimátum» cargado de ilusión. Si lograba graduarse con éxito, el momento de viajar a Japón no podía dilatarse más. Y dicho y hecho. Los años pasaron volando y ahora ha llegado el momento de cumplir esa promesa. Pero no vamos solas, el resto del japan team lo conforman mi hermana y su pareja, dos grandes viajeros sin blog, que llevan ya muchos kilómetros a sus espaldas.

Mapa Japón

Entre estos cuatro perfiles, tan diferentes entre sí, hemos trazado un itinerario de viaje inicial que con toda seguridad, salvo por los alojamientos que ya tenemos contratados, variará alegremente con el transcurso de los días. ¿Qué serían los viajes sin esos cambios de última hora? ¿Sin esas decisiones que se toman sobre la marcha? ¿Sin la libertad de decidir el cuándo, el cómo y el dónde?… ¿Un blogtrip?

Itinerario previsto a falta de algún pespunte

A grosso modo, pasaremos 5 días descubriendo Kioto, la antigua capital de Japón, con excursiones a Inari y al santuario sintoísta de Fushimi Inari Taisha, Nara y Koyasan donde visitaremos el cementerio de Okunoin que está considerado uno de los lugares más sagrados de todo el país.

Desde Kioto pondremos rumbo a Kanazawa a bordo del tren bala gracias a la recientemente inaugurada línea Hokuriku Shinkansen que de forma directa y en poco más de 2 horas nos llevará hasta esta ciudad de corte feudal situada en la prefectura de Ishikawa. Allí nos esperan el antiguo distrito de samuráis de Nagamachi. el distrito de geishas de Nishi Chaya, el castillo de Kanazawa, uno de los tres jardines más bonitos de todo Japón (los jardines Kenrokuen) y la experiencia de dormir en un ryokan (alojamiento tradicional japonés).

Itinerario Japón

Después llegará el turno de Takayama, en plenos Alpes Japoneses, y la visita a la aldea histórica de Shirakawago, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995.

Desde allí pondremos rumbo a Kawaguchiko para ver el monte Fuji desde uno de sus cinco lagos y acercarnos al castillo de de Matsumoto, uno de los tesoros nacionales de Japón.

Finalmente, desde Kawaguchiko cogeremos un tren rumbo a Tokio con el que iniciaremos la recta final de este viaje al País del Sol Naciente. Tendremos cinco días por delante para exprimir al máximo la descomunal capital japonesa barrio a barrio: la zona centro, Ginza, Ikebukuro, Akihabara y Suidobashi/Iidabash, Asakusa, Sumida, Odaiba, Harajuku, Shibuya y Ebisu…

¿Qué experiencias me gustaría vivir en Japón?

  • Disfrutar de los contrastes entre el Japón moderno y el tradicional.
  • Profundizar al máximo en la cultura japonesa para comprender mejor la tierra que piso y ser lo más educada y respetuosa posible en todo momento.
  • Entrar en todo mercado que se cruce a mi paso para comprar productos locales.
  • Dar un paseo en barco por el lago Kawaguchi.
  • Descubrir más sobre el mundo del sake, especialidad local de Takayama, visitando alguna de las fábricas de sake.
  • Tomar de un baño termal japonés en plena naturaleza si mis dos pequeños y discretos tatuajes me lo permiten. Sé que no es fácil pero por intentarlo que no quede.
  • Despertarme con la impresionante visión del monte Fuji frente a mis ojos. ¿Subir? No está confirmado ni descartado.
  • Asistir a la ceremonia del té.
  • Sacar una, o varias, bolas gashapon y esperar a ver qué regalo sorpresa guardan en su interior.
  • Aprender a usar correctamente los palillos (nunca es tarde).
  • Madrugar para ver el Tsukiji Outer Market, o lo que es lo mismo, la que dicen es la mayor lonja del mundo, y probar las gyoza de Gyoza Lou.
  • Convertirme en maiko o geisha por unas horas en algún estudio de henshin de Kioto.
  • Olvidarme del reloj en cualquier jardín o frente a cualquier templo que me hipnotice.
  • Comprar un ofuda para proteger mi hogar de la mala suerte.
  • Alquilar una bicicleta y hacer una ruta por Kioto en bici.
  • Convertir cada comida en una aventura probando el máximo de especialidades locales sin dejar de lado esas comidas raras que combinan ingredientes imposibles.
  • Recorrer con paso lento el barrio de geishas de Miyagawacho en Kioto.
  • Hacerme una friki-foto en el cruce de Shibuya.
  • Pasear con un tokiota que de forma voluntaria me enseñe algunos de sus rincones favoritos gracias al servicio de guías turísticos que ofrece Turismo de Tokio.
  • Subir al atardecer al edificio de la sede del Gobierno Metropolitano de Tokio y pelearme con mi cámara para conseguir un buen perfil nocturno de la ciudad. ¿Otras opciones? La Torre Mori, la Tokyo Tower o el edificio de la Fuji TV.
  • Tomarme un cóctel Lost in Translation en el New York Bar del Park Hyatt Hotel (cinéfila que es una).
  • Pasear por Harajuku para asistir al desfile de tribus urbanas que se dan cita en esta zona hasta que mi cámara eche humo: cosplayers, lolitas, cyber-fashion, sex kitten, visual kei, etc.
  • Chafardear las showrooms de Nikon, Sony o Canon en Ginza.
  • Ver la puesta de sol desde la playa artificial de Odaiba.
  • No agobiarme por todo lo que queda fuera de este itinerario y practicar la filosofía slow travel.
  • Y, sobre todo, comprobar en primera persona si Japón es tan adictivo como dicen.

¿Voy a estar conectada estos días? Sí. Gracias al Y!mobile 3G de Japan Wireless que espero me esté esperando en el Piece Hostel de Kioto. ¿Voy a usar mi conexión de forma compulsiva? Lo dudo mucho aunque sé que no podré resistir la tentación de colgar alguna que otra postal nipona en las redes sociales.

Dicho esto, solo me queda desearte un feliz verano y soltar una frase a la que le tenía muchas ganas: Oficialmente, Objetivo Viajar queda cerrado por vacaciones.

¡Nos leemos a la vuelta!

Qué ver y hacer en Las Hurdes: cinco pistas para descubrir esta comarca cacereña

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Si te preguntas qué tienes que ver y hacer en Las Hurdes, aquí van algunas pistas. Sierras de gran belleza, paisajes vírgenes, gargantas de aguas cristalinas, piscinas naturales, pueblos surgidos de la unión entre el hombre y la naturaleza donde las tradiciones conviven con el presente, una gastronomía excelente, un agradable microclima… Este es el gran potencial de Las Hurdes, una comarca, injustamente eclipsada por otras joyas de Cáceres como el Parque Nacional de Monfragüe o los valles del Jerte y del Ambroz, que demanda ser descubierta con calma y que, sobre todo, nos invita a desconectar al tiempo que comprobamos que los paraísos naturales aún existen.

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11 razones para viajar a Jordania: un país fascinante

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Asombrada, completamente seducida y con ganas de volver. Así es como he regresado de Jordania, un país que siempre había deseado conocer y que ha superado con creces todas mis expectativas. ¿Quieres saber cómo surgió la fascinación que ahora siento por esta joya de Oriente Próximo? Perfecto. Aquí te presento 11 razones para viajar a Jordania que te harán que te preguntes por qué aún no lo has hecho.

Recorriendo el Siq. Petra. Jordania
Recorriendo el Siq

Recorrer el Siq y cumplir el sueño de visitar Petra, descubrir el laberinto de paisajes de Wadi Rum por tierra y aire, ver atardecer en la Reserva de la Biosfera de Dana, bañarte en el Mar Muerto, callejear por Amán, nadar en los impresionantes fondos marinos del Mar Rojo, dormir en el desierto, disfrutar de la hospitalidad y amabilidad de sus gentes… Un listado de momentos únicos y experiencias inolvidables que solo podrás protagonizar en este sorprendente y atractivo país, y que recoge un mensaje muy claro. No lo dudes, no lo pienses. Regálate el lujo de viajar a Jordania.

11 razones para viajar a Jordania:

Recorrer el Siq, el desfiladero más hermoso que he conocido

El mundo está lleno de rincones que desprenden un halo de magia difícil de explicar. Lugares en los que el peso de la historia y la naturaleza comulgan hasta alcanzar la perfección. Y tú lo único que puedes hacer es sucumbir ante tanta belleza.

Es lo que sentí cuando empecé a caminar a la luz de las velas por el Siq, el desfiladero que custodia la entrada a la antigua ciudad nabatea de Petra. Apenas podía distinguir la grandeza del escenario que me abrazaba y mi vista, en una noche cerrada, trataba de enfocar la maraña de escarpadas paredes que en poco más de un kilómetro me llevaría hasta una de las siete maravillas del mundo moderno.

El Siq. Petra. Razones para viajar a Jordania
La magia de El Siq es única

Reconozco que estaba tan emocionada como una niña en la víspera de reyes. Con la sangre al galope y peleándome con los controles de mi cámara para captar esos guardianes de piedra y roca que llegan a alcanzar los 80 metros de altura. Y sí, cuando a través de un estrecho paso alcancé a ver un retazo del Tesoro, tuve que arreglármelas para no soltar una lágrima que expulsara el cóctel de sensaciones que me paralizaba. De felicidad, de sueño cumplido, de saber que estaba allí.

A la mañana siguiente, mi abanico de imágenes borrosas desapareció bajo un sol radiante, y gracias a Hamada, nuestro fantástico guía, descubrí que el Siq es un tesoro en sí mismo. Una colosal garganta que se abre paso entre imposibles formaciones geológicas en las que se suceden de templos, nichos, obeliscos y canales de agua tallados en los acantilados bajo una paleta de rojos, naranjas, grises y ocres que las palabras no tienen el poder de describir.

Cañon del Siq. Petra. Jordania
Cañón del Siq
Siq. Petra. Jordania
Un elefante o un pez. Depende de cómo lo mires
Carruaje tirado por caballos en el Siq. Petra
Evita usar los carruajes que recorren el Siq para no ser cómplice del maltrato que sufren los caballos

Petra, la mayor razón para viajar a Jordania

Cuando finalmente me planté frente al Tesoro (Al-Khazneh) y vi ante mí su inmensa fachada excavada en la roca alzándose sobre un campo de velas, sentí que me faltaba la respiración. Apenas éramos cien personas contemplando este obra de arte del pueblo nabateo, una civilización que se asentó en este valle escondido entre montañas hace más de 2.000 años.

Visitar el Tesoro por la noche es una de las grandes razones para viajar a Jordania
El Tesoro por la noche
Visita nocturna a Petra. Jordania
Visita nocturna a Petra

Aunque la energía que desprende es increíble y ejerce como un poderoso imán que te impide avanzar, el Tesoro es solo es una pequeña pincelada de esta enorme ciudad que permaneció oculta a los ojos del mundo occidental durante siglos. Resistiendo el paso del tiempo, combatiendo las tormentas del desierto, las lluvias y los fuertes vientos. Una «ciudad perdida« situada al sur del país en la que confluían hasta siete rutas comerciales que trasportaban sedas y especias, y cuya prosperidad quedó reflejada en sus magníficos edificios tallados en piedra arenisca. Las Tumbas Reales, el teatro, la calle columnada, la puerta romana de Temenos, el Monasterio, el resto de caminos sin trillar que no aparecen en las guías… Te faltarán horas e incluso días para descubrir este gran tesoro arqueológico cuya visita justifica por sí sola una escapada a Jordania.

Puerta de Temenos. Petra. Jordania
Utilizar un camello para recorrer Petra no es ser un turista responsable con los animales
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El desierto de Wadi Rum

Thomas E. Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, lo describió como “inmenso, solitario… como tocado por la mano de Dios”. Así es el desierto de Wadi Rum. Único, infinito y capaz de regalarte momentos tan especiales que ya nunca olvidarás.

Yo ya llevo algún que otro desierto a mis espaldas y puede asegurarte que nunca he visto nada igual. Imagínate recorriendo el más grande y hermoso de los paisajes desérticos de Jordania en un todoterreno tipo pick-up mientras desfilan ante ti kilómetros y kilómetros de fina arena roja en la que se asientan enormes rocas monolíticas que recortan el cielo a 1.700 metros de altura creando el más precioso skyline que la naturaleza ha sido capaz de forjar.

Imagínate encaramándote a una de estas cumbres para contemplar como el sol se pone cambiando los rojos por ocres y los marrones por grises. Escuchando el silencio. Con la mirada fija en el horizonte. Incluso tendrás que parpadear más de una vez para pensar que no es sueño.

Te pido un último esfuerzo: imagina contemplar como este hipnótico paisaje, en el que se gestó la Revolución Árabe contra los otomanos, despierta a un nuevo día desde el aire, dejándote mecer por el viento a bordo de un globo. Te sentirás libre y tremendamente afortunado por vivir esta experiencia que solo Wadi Rum puede regalarte.

Dormir en medio del desierto

Dormir en pleno desierto es una de esas cosas que hay que experimentar al menos una vez en la vida y más si puedes hacerlo en el Captain’s Desert Camp, un campamento situado en la zona de Disi donde podrás acercarte al modo de vida de los beduinos. Cenar un exquisito cordero cocinado bajo la propia arena del desierto, fumar en shisha bajo las estrellas con música árabe tradicional de fondo, descansar en una preciosa tienda con baño, alejarte del complejo para admirar la cúpula celeste jordana sin apenas contaminación lumínica y pedir un deseo a las estrellas fugaces que cruzan el cielo, ver cómo amanece mientras el resto de huéspedes duerme… Sugerente, ¿verdad?

Aqaba y los fondos marinos del Mar Rojo

Si te gustan los deportes acuáticos como el buceo o el snorkel o simplemente el hecho de salir a navegar, no olvides incluir Aqaba en tu itinerario para descubrir los impresionantes fondos marinos del Mar Rojo. Y es que las tranquilas aguas y el benigno clima de la única salida al mar de Jordania, en el sudoeste del país, crean un ecosistema perfecto para la vida marina en el que se dan cita más de 200 especies de corales y más de 1.000 ejemplares de peces. Por algo dicen que su flora y fauna se encuentran entre las más espectaculares del mundo.

Además, en muchos puntos de inmersión los arrecifes nacen prácticamente en el borde del agua de modo que si no estás habituado a estas prácticas podrás disfrutar de ellos a pocos metros de la orilla sintiéndote seguro.

La Reserva de la Biosfera de Dana, desconectar en la naturaleza

A pesar de su pequeño tamaño, Jordania cuenta con numerosas reservas naturales que ponen de manifiesto sus grandes contrastes paisajísticos. Yo tuve la suerte de conocer la Reserva de la Biosfera de Dana, la única que aglutina las cuatro zonas biogeográficas del país (mediterránea, la sáharo-arábiga, la irano-turaniana y la sudanesa).

En este espectacular entorno que fusiona belleza, historia y biodiversidad a partes iguales se halla Feynan Ecolodge, uno de los mejores hoteles ecológicos del mundo, premiado por su aportación a la conservación de la naturaleza y por su compromiso con las economías locales y el turismo sostenible. Te aseguro que no encontrarás un mejor lugar para desconectar que éste. Sin apenas electricidad, durmiendo y cenando a la luz de las velas. Sin ordenadores, móviles o cualquier otro tipo de gadget que te impidan disfrutar de la serenidad que te rodea, de atardeceres impresionantes, montañas de mil colores, antiguas ruinas arqueológicas, del honor de ser invitado a tomar un café árabe con una familia beduina…

La gastronomía jordana, sabores de Oriente

El Reino Hachemita de Jordania también te conquistará por el gusto. Su gastronomía, muy cercana a la cocina turca, siria y libanesa, es muy rica y sana y utiliza las mejores materias primas del país. Lo primero que tienes que saber es que la comida es un aspecto muy importante de la cultura jordana, un ritual que traspasa el hecho de alimentarse para convertirse en un acto social en el que las prisas no son bienvenidas.

A modo de entrantes encontrarás una gran variedad de aperitivos tales como aceitunas, ensaladas de todo tipo, hummus o el baba ganush, una exquisitez parecida al hummus pero hecha con berenjenas que también se toma untándolo en pan.

El mansaf, especialidad beduina de cordero o pollo que se acompaña de arroz arábigo y de una salsa hecha con yogur seco, es el plato típico de Jordania, sin olvidar los sabrosos kebabs y el fasoliyeh, un estofado de habichuelas con una base de tomate y servido con arroz. Para rematar este festín de sabores nada mejor que degustar unos deliciosos baklavas mientras saboreas un té con hierbabuena o un buen café árabe.

Amán, la capital

Entre el desierto y el fértil valle del Jordán nos encontramos con Amán, la capital de Jordania y la puerta de entrada al país. Una ciudad asentada originalmente sobre siete colinas cubiertas de un compacto manto de edificios blancos y beiges que le aportan una uniformidad cromática muy especial.

Aman. Un gran motivo para viajar a Jordania
Amán, la fascinante capital jordana

Sus mejores vistas nos la regala su punto más alto, la Ciudadela, un enclave arqueológico donde podrás conocer la larga historia de una de las ciudades más antiguas del mundo. Rabbath-Ammon en la Edad de Hierro, Filadelfia durante la época nabatea, romana y bizantina, y Amán a partir de la llegada de omeyas y abbasíes. El Templo de Hércules, el Palacio de los Omeyas y las ruinas de una iglesia bizantina son algunas de las huellas de su pasado que mejor se conservan. Desde aquí también podrás ver el cercano teatro romano de finales del siglo II d.C.

La Ciudadela de Aman. Razones para visitar Jordania
La Ciudadela de Amán
Teatro romano de Amán. Motivos para viajar a Jordania
Vista del teatro romano desde la Ciudadela

Dejando a un lado su patrimonio, Amán es hoy en día una urbe moderna en la que reside casi la mitad de la población que vive en Jordania. En ella se dan cita grandes hoteles, galerías de arte, tiendas de moda y joyerías, coffee shops, centros comerciales y mercados tradicionales de frutas y verduras en los que se respira su tranquilo ritmo de vida. Una sugerencia: si vas a hacer noche en Amán, déjate caer por la animada Rainbow Street para cenar en el Sufra Restaurant. Exquisita cocina en un entorno sencillamente encantador.

Mercado de frutas y verduras. Jordania
Mercado de frutas y verduras
Sufra Restaurant. Jordania
Sufra Restaurant

Disfrutar de la dolce vita en el Mar Muerto: otra razón de peso para viajar a Jordania

¿Se te ocurre una mejor forma de despedirte de Jordania que a orillas del Mar Muerto? A mí te aseguro que no y por eso forma parte de estas 11 razones para viajar a Jordania. El escenario ya de por sí es soberbio. A un lado, las desnudas paredes del Valle de Rift, al otro, las colinas de Jerusalén, y en medio, un enorme lago de 80 kilómetros de largo situado a 410 metros bajo el nivel del mar, en el punto más bajo y oxigenado de la Tierra.

Mar Muerto. 11 razones para viajar a Jordania
Mar Muerto

Un relajante baño disfrutando de la agradable sensación de flotar y sentir que no puedes hundirte por más que quieras, cubrir tu cuerpo con sus famosos lodos curativos por los que la mismísima Cleopatra quiso conquistar la baja Jordania, contemplar el atardecer en el que está considerado el spa natural más grande que existe…. No me extraña que Sodoma y Gomorra se establecieran aquí. Puestos a pecar, que fuera a lo grande.

Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto. Jordania
Winter Valley Warwick Resort & Spa
Mar Muerto.  11 razones para viajar a Jordania
Flotando en el Mar Muerto

Tal vez en otra vida yo también hubiese acabado convirtiéndome en una estatua de sal. Pero, ese sábado de junio que marcó el final de mis horas en Jordania fue bien distinto. Me relajé en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Con cientos de hermosas imágenes revoloteando por mi cabeza que propiciaban esa agridulce emoción que te dejan solo algunos países. La mezcla de felicidad por haber estado allí y de tristeza porque ya acabó.

Momento de relax en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto. Jordania
Momento de relax en la piscina del Winter Valley Warwick Resort & Spa. Mar Muerto

Viajar a Jordania es seguro

¿Vas a ir a Jordania? ¿Estás segura? ¿Con todo lo que está pasando en esa zona? Estas fueron las preguntas a las que tuve que enfrentarme una y mil veces antes de subirme al avión de Royal Jordanian que me llevaría hasta Amán. Sí, sí y sí. Esas fueron mis respuestas.

Una decisión que reforcé recordándoles que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que tanto Amán como las principales localidades y regiones turísticas del país no suelen presentar problemas de seguridad, siempre que se tomen las precauciones adecuadas.

Y es que pese a la conflictiva situación que vive Siria, la situación actual de Jordania es de estabilidad gracias al papel que ejerce la monarquía constitucional del rey Abdullah II quien, siguiendo los pasos de su padre, el Rey Hussein, sigue trabajando para promover la paz en Oriente Próximo al tiempo que aboga por las libertades civiles haciendo de Jordania uno de los países más progresistas de la zona.

Volando rumbo a Jordania con Royal Jordanian
Volando rumbo a Jordania con Royal Jordanian

Por supuesto que verás presencia militar en las zonas fronterizas y tendrás que pasar por los controles de seguridad de los hoteles. Pero, estas medidas básicamente se llevan a cabo para que te sientas seguro y el miedo no monopolice ni uno solo de tus pensamientos. No hay que olvidar que el turismo es una de las principales fuentes de ingresos de la economía jordana.

Tras seis días recorriendo el país puedo decir que no me sentí insegura, incómoda ni intimidada en ningún momento. Siempre fui con mi cámara colgada del cuello y sin ocultar mi condición de turista. Eso sí, como forma de respeto, sobre todo frente al pueblo beduino, mi vestimenta fue la adecuada. Nada de camisetas ceñidas ni pantalones demasiado cortos. 

La amabilidad y hospitalidad del pueblo jordano

Por muy hermoso que sea un país y únicos sus atractivos, solo conseguirá llegarte al alma a través de sus gentes. El motor que lo mantiene vivo y en muchas ocasiones el factor que determinará tu regreso.

Mi estancia en Jordania ha sido breve, sí, pero la imagen que me traigo es la de un pueblo cálido, amable, educado, honesto y hospitalario que te recibe con los brazos abiertos y la mano tendida. Gentes de espíritu tolerante y fieles a su religión -más del 92% son musulmanes suníes. Y que agradecen que te intereses por su cultura y sus costumbres. Lo puede comprobar hablando con los vendedores del mercado, comprando algún souvenir, fumando una shisha, tomando un té… Cualquier momento es bueno para mezclarse con la población local y volver a casa con algo más que una postal.

Aman. Jordania
Callejeando por Amán
Una pareja en el teatro romano de Aman. Jordania
Una pareja en el teatro romano de Amán
Tomando un te en Dana. Jordania
Tomando un té en Dana

¿Sabías que hay una costumbre beduina que acoge al que llega de fuera de forma desinteresada durante tres días? Pues es solo una pequeña muestra del talante de este pueblo árabe que me conquistó desde el primer momento. Cuando pedí permiso para hacer una fotografía y obtuve una sonrisa por respuesta. 

Esta es la última de mis 11 razones para viajar a Jordania con las que pretendo animarte a descubrir este fascinante país. Aunque en próximos artículos seguiré tentándote hablándote más extensamente de sus principales atractivos, espero que este anticipo sea capaz de cumplir su objetivo. No lo dudes, no lo pienses, regálate el lujo de viajar a Jordania.

 

Cabo da Roca, el espectacular paisaje del punto más occidental de la Europa continental

Cabo da Roca, el espectacular paisaje del punto más occidental de la Europa continental

En mi último viaje a Lisboa, y aunque me costó horrores robarle un día a la siempre atractiva capital de Portugal, decidí acercarme a conocer el Cabo da Roca y pasar una jornada junto al mar. Seguir paseando sin rumbo por Alfama, comer en el Barrio Alto y rendirme de nuevo ante unos deliciosos pastéis de Belém era toda una tentación, sí, pero mi cuerpo, acostumbrado al asfalto madrileño, pedía océano, mis pulmones, brisa marina, y mi mente, atestada de preciosas postales lisboetas, un momento de relax con la mirada pedida en el vaivén de las olas.

Dicho y hecho. Carretera y manta y rumbo al Cabo da Roca donde además de saciar mis ganas de costa alimenté mi espíritu geográfico-mitómano. No lo busques en la RAE. Creo que es de cosecha propia, o lo que es lo mismo, como llamo a mi especial interés por estar en lugares cuyo juego de latitudes y longitudes los hace únicos. En este caso, posar mis pies en el punto más occidental de la Europa continental.

Llegando al Cado da Roca

Cabo da Roca, el punto más occidental de la Europa continental

El lugar «onde a terra se acaba e o mar começa» en palabras de Camões, máximo representante de la poesía portuguesa, es, por méritos propios, uno de los rincones más visitados del Parque Natural de Sintra-Cascais que conjuga una potente diversidad de paisajes a apenas unos 40 kilómetros de la capital lusa. Dunas marítimas e interiores, cursos de agua, bosques, cuevas, impresionantes acantilados, playas … Y, cómo no, la Sierra de Sintra, una espectacular combinación de patrimonio arquitectónico y naturaleza por la que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultural.

Información sobre el Parque Natural de Sintra-Cascais. Cabo da Roca

Precisamente, el Cabo da Roca se alza en el lugar en el que las estribaciones de la Sierra de Sintra se topan de forma brusca con el Océano Atlántico originando un estremecedor lienzo de escarpados acantilados que se elevan hasta sobrepasar los cien metros sobre el nivel del mar.

El Cabo da Roca y su faro

Acantilados del Cabo da Roca

El espectacular paisaje del Cabo da Roca

En lugares como éste, y está mal que lo diga una juntaletras de la vieja escuela, la literatura de viajes se queda escasa y las fotografías reclaman su papel estelar. Solo diré que fueron un par de horas mágicas en las que fui dueña de mi tiempo. Me olvidé del reloj apoyada de barandilla en barandilla, desmenuzando la fisonomía de sus paredes verticales, viendo como las olas azotaban la base de la vieja Europa y perdiendo la mirada en un océano que siento demasiado lejos demasiadas veces.

Cabo da Roca, donde se acaba la tierra y empieza el mar

Captando la belleza del Cabo da Roca

Fragmento de la línea costera del Cabo da Roca

Perdí mi sombrero en un par de ocasiones. No fui la única. A muchos de los de turistas que colonizaban los alrededores del monolito que señala la posición geográfica del cabo, en busca de su foto, les pasó lo mismo. Y es que aquí el viento no sopla, literalmente barre todo lo que se cruza por delante. ¿Un incordio? Al contrario. Una expresión más de la fuerza de la naturaleza que te invita a luchar contra ella cara a cara para no perder el equilibrio.

Monolito que señaliza el Cabo da Roca

También tuve tiempo para acercarme al faro, uno de los más antiguos de Portugal, y entrar en la Oficina de Turismo donde una hilera de pacientes japoneses esperaba para conseguir el certificado que acredita oficialmente que uno ha estado en el Cabo da Roca. Merchandising viajero a 11€ el diploma.

Oficina de Turismo de Cabo da Roca. Portugal

Lo que me faltó fue ver cómo el día decía adiós en este impresionante enclave que los romanos llamaron Promontorium Magnum sin llegar a sospechar que América estaba al otro lado. No hace falta mucha imaginación para intuir que los atardeceres en este sobrecogedor mirador de la costa portuguesa tienen que ser espectaculares.

Como también lo son las playas que se suceden a lo largo del litoral del Parque Natural como la Playa Grande, Adrada, Ursa o Guincho, una preciosa playa protegida por un sistema de dunas cuyas magníficas condiciones para la práctica de windsurf, surf y kitesurf la han convertido en el escenario de varios campeonatos mundiales.

Playa de Guincho. Portugal

Kitesurf en la Playa de Guincho

Como no podía ser de otra manera, mi deseado día junto al mar terminó comiendo frente al océano en la Casa da Guia, un complejo de tiendas, cafés y restaurantes, situado a 2 kilómetros de Cascais, que se articula en torno a un palacete del siglo XIX. Fue allí, a la sombra de las palmeras y los pinos y con el profundo azul del Atlántico como compañero de fondo, cuando sentí de nuevo la llamada de Lisboa. Los portugueses lo llaman saudade.

Casa da Guia, Cascais. Portugal

Cómo llegar al Cabo da Roca

En coche: Sin duda, es la forma más rápida y cómoda para conocer los alrededores de Lisboa. El Cabo da Roca está situado a 18 kilómetros de Sintra, a 15 de Cascais y a 40 de la capital. La ruta desde Lisboa se hace recorriendo la N247. Una vez en el cabo, podrás aparcar de forma gratuita.

Parada de autobús 403. Cabo da Roca

En autobús: Desde la terminal de Cascais y desde la estación de Sintra puedes tomar el autobús 403 de la compañía Scotturb que en unos 40 minutos te dejará en la parada que está situada junto a la Oficina de Turismo. Eso sí, antes de subir asegúrate de que pare en el Cabo da Roca porque no todos lo hacen.

Sierra de Gata: naturaleza y pueblos con encanto en el norte de Extremadura

Sierra de Gata: naturaleza y pueblos con encanto en el norte de Extremadura

Una sorpresa. Una auténtica y agradable sorpresa. Tras regresar de mi reciente viaje a Extremadura, esta es la palabra que repito sin cesar cuando me preguntan qué tal ha sido mi experiencia en esta tierra fronteriza de la que apenas conocía unas pinceladas. Buena parte de mi asombro se gestó en la Sierra de Gata, uno de los pocos paraísos vírgenes que quedan aún en España cuyos recursos la alejan, con permiso del gran Robe Iniesta, de los calificativos extrema y dura. Guiños musicales aparte, aquí van algunos motivos que espero te animen a escaparte a este atractivo y singular rincón extremeño.

Sus paisajes

¿Sabías que en esta zona llueve casi tanto como en Galicia? Yo tampoco y por eso me sorprendí al descubrir que esta comarca cacereña disfruta de un clima mediterráneo con toques atlánticos en el que abundan extensas masas de robles, castaños y pinos, junto a encinas, alcornoques y bancales de olivos. Si a esto le sumas las aguas del Árrago y de tantos otros ríos y arroyos que discurren por la sierra formando un sinfín de piscinas naturales que invitan al baño en los meses de verano, el resultado es un entorno natural frondoso y verde que despliega sus alas entre amplios valles y picos de considerable altura.

Los verdes de la Sierra de Gata

Puente del siglo XV. Sierra de Gata

Uno de los muchos miradores de la Sierra de Gata

Uno de los mejores enclaves para admirar todo el potencial paisajístico de esta zona, en la que el turismo de masas aún brilla por su ausencia, es el Mirador del Chorro de Los Ángeles, también conocido como Cascada de Los Ángeles. Las vistas a este salto de agua que se despeña frente a ti a lo largo de metros y metros de caída liebre son espectaculares. Como el silencio y la paz que envuelve este balcón colgado sobre el abismo. Como el aire puro que te envuelve.

Cascada de Los Ángeles desde el Mirador del Chorro. Sierra de Gata

Panorámica desde el Mirador del Chorro. Sierra de Gata

Si impresiona desde la distancia, imagínate cuando te acercas a este capricho de la naturaleza, prismáticos en mano, para tratar de localizar a los señores que custodian su cielo: buitres leonados, alimoches, cigüeñas negras…

Cascada de Los Ángeles

Detalle Cascada de Los Ángeles

Observación de aves rapaces

El sentido del olor no se queda atrás gracias a la abundancia de jaras, brezos y retamas que cubren de blancos, rosas y amarillos el recorrido hasta llegar a sus aguas.

Paisaje de jaras, brezos y retama

Los colores y olores de la sierra

Tampoco sabía que en esta esquina de Extremadura, en especial en los alrededores de  Descargamaría, Santibáñez el Alto y en la hurdana población de Pinofranqueado, se vivió una auténtica fiebre del oro en la década de los 40. Y es que en aquellos años buena parte de la población local se dedicó a la búsqueda de este metal precioso en unas minas de cuarzo aurífero que los romanos ya se encargaron de explotar en su día. Adentrarte unos metros en una antigua mina escondida en medio del bosque es otra de las sorpresas que encierra esta sierra.

Todos esta información, y muchísimos más datos referentes a la flora y fauna del lugar que me dejo en el tintero, se la debo a José María Hernández, gran conocer de estas tierras y guía turístico de Mi Sierra de Gata, una empresa especializada en senderismo y rutas guiadas.

Antigua mina romana. Sierra de Gata

José María Hernández. Guía turístico de Mi Sierra de Gata

Sus pueblos

Si lo que buscas es perderte unos días en medio de la naturaleza, no lo dudes: Sierra de Gata es tu destino. Aquí te esperan una veintena de pequeños pueblos que se adaptan con acierto a la tortuosa orografía de sus cinco valles. Pueblos que apenas han sufrido el paso del tiempo. Donde las horas no cuentan. Donde deberás olvidar el reloj, el móvil y cualquier artilugio que te impida dejarte llevar por el ritmo tranquilo de los serragatinos; gentes que aman su tierra y se desviven en mostrarla a cuantos recalan en ella.

Arquitectura serragatina en Robledillo de Gata

Son pueblos cuya potente personalidad arquitectónica es innegable. Construidos a base de piedra, pizarra, madera y adobe, sí, pero en los que todavía pervive la huella de los días de la Reconquista y el paso de las Órdenes Militares reflejada en iglesias, casas señoriales y castillos. Tanto es así que cinco de ellos –Gata, Hoyos, Robledillo de Gata, San Martín de Trevejo y Trevejo– han sido declarados Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico-Artístico.

Yo tuve ocasión de fundirme con el paisaje y el paisanaje de estos tres últimos, tres magníficos ejemplos de pueblos serranos que reclaman parada, paseo y fonda.

Robledillo de Gata

Dicen que Robledillo de Gata es uno de los pueblos más bonitos de esta comarca y probablemente lo sea. De hecho, parece un lienzo al aire libre, un precioso cuadro que algún avezado pintor dibujó en su día para plasmar el encanto de la arquitectura popular serrana.

Su situación, en la cabecera del valle del río Árrago, es la piedra angular que define su fisonomía. Un entramado de callejuelas, pasadizos y puentes, que apenas da respiro entre subidas y bajadas, en el que se aferran al terreno sus típicas casas de tejas rojas. Para rematar el conjunto, a la vera del río se arremolinan pequeños huertos, mientras que la ladera de la montaña brinda su suelo a viñedos y olivares.

Robledillo de Gata, pizarra, madera y adobe

Plaza de Francisco Pizarro. Robledillo de Gata

Pasadizo en Robledillo de Gata. Sierra de Gata

El río Árrago a su paso por Robledillo de Gata

Robledillo invita a un tranquilo paseo que sí o sí pasará en algún momento por la Iglesia de la Asunción, de atípica planta hexagonal y bonito pórtico circular, y por el Molino del Medio, una antigua almazara de la baja Edad Media perfectamente conservada cuyo propietario ha transformado en un museo donde es posible conocer el laborioso proceso de elaboración del aceite y realizar catas.

Iglesia de la Asunción. Robledillo de Gata

Molino del Medio. Robledillo de Gata

El Molino del Medio. Robledillo de Gata

San Martín de Trevejo

Situado en la falda del monte Jálama, San Martín de Trevejo nos depara más de una sorpresa. Y es que además de tener un cuidado casco histórico que alterna las construcciones típicas de adobe y piedra con sobrias casonas blasonadas y calles por las que discurre el agua en forma de regatos, tiene su propia lengua: el mañegu, una variante dialectal de A Fala.

En San Martín de Trevejo el agua corre por las calles. Sierra de Gata

Portón en San Martín de Trevejo. Sierra de Gata

San Martín de Trevejo. Sierra de Gata

Por si como yo, nunca habías oído hablar de ella, te diré que A Fala es una rama del galaico-portugués, con nueve siglos de historia, que sigue viva en este municipio y en las vecinas localidades de Valverde del Fresno, donde se habla el valverdeiru, y en Eljas, tierra del  lagarteiru. Así ha sido desde tiempos de Fernando II y Alfonso IX y así seguirá siendo viendo el tremendo esfuerzo que realizan estas gentes en pro de su difusión y normalización.

Comprenderás que para una enamorada de la palabra entrar en contacto con este tesoro lingüístico, que sueña a gallego con toques de portugués y que ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural, fue todo un descubrimiento. Es más, hubiera deseado tener tiempo para acercarme al resto de Os tres lugaris donde A Fala sigue siendo la lengua materna de sus habitantes.

Volviendo a San Martín, pude escuchar hablar mañegu en una tienda de productos locales donde aprendí que el queso es quesu, el vino, viñu y que si quiero endulzar mi paladar debo comprar dulcis típicus. Lo hice, unas deliciosas perrunillas.

Carteles en mañegu en una tienda de San Martín de Trevejo. Sierra de Gata

Plaza Mayor de San Martín de Trevejo. Sierra de Gata

Trevejo

Solitario, anclado en el tiempo y arremolinado a los pies de las ruinas de su castillo. Así es Trevejo, una pedanía de Villamiel en la que apenas viven un puñado de vecinos que se asombran cuando rompes su paz con tu presencia. Otro rincón imprescindible de la Sierra de Gata que conocí a través de de los cuentos, leyendas y coplillas de los Cuenta Trovas de Cordel. O lo que es lo mismo, en compañía de Vicente y Patxidifuso, unos animadores juglaresco-teatrales que consiguieron que los cánticos resonasen en el empedrado de esta pequeña aldea medieval.

Trevejo, otro enclave de la Sierra de Gata detenido en el tiempo

Trevejo. Sierra de Gata

Recorriendo Trevejo con  Cuenta Trovas de Cordel. Sierra de Gata

Subir hasta la que en su día fue una fortaleza musulmana tiene su recompensa. No por el castillo en sí ya que está muy deteriorado y solos se conservan algunos restos del s. XV. El verdadero regalo son las vistas que desde aquí se divisan: las sierras de Garduño, San Pedro, Albilla y Cachaza, viñedos, huertas y olivares, dehesas, robledales…  Todo un resumen del atractivo paisaje serragatino.

Castillo de Trevejo. Sierra de Gata

Vista de Villamiel desde el Castillo de Trevejo

Sería imperdonable acabar este recorrido sin hablar de la gastronomía de la Sierra de Gata. Del aceite elaborado con la variedad manzanilla cacereña, de los vinos de pitarra cuyo olor se cuela a través de las bodegas de los pueblos, de su gran variedad de setas, del cordero y el cabrito, de esa delicia local llamada ensalada de naranja, de las migas, de la miel, los quesos y los hornazos… Aquí no se andan con tonterías. A la hora de comer, se come y muy bien.

Ahora sí. Como dirían en A Fala… Culurín colorau, esti contu se a acabau.

Guía Práctica de la Sierra de Gata

Situación: Extremo noroeste de la provincia de Cáceres (Extremadura).

Límites territoriales: Provincia de Salamanca al norte, comarca de Alagón y Alcántara al sur, Las Hurdes al este y Portugal al oeste.

Accesos por carretera:

  • Desde Cáceres por la carretera EX-109.
  • La EX-109 une Coria con Ciudad Rodrigo y la EX-205 enlaza la comarca de este a oeste desde Valverde del Fresno a Villanueva de la Sierra.
  • Desde Portugal: Por Termas de Monfortinho y hacia Cilleros por la carretera EX-108 y por Penamacor y hacia Valverde del Fresno por la carretera EX-205.

Dónde dormir: Alojamientos Rurales Casa Manadero. C/ Manadero, 2. Robledillo de Gata (Cáceres). Tel. 927 671 118. Bonitos y acogedores apartamentos en una casa típica de arquitectura serragatina situada dentro del Conjunto Histórico-Artístico. En la planta baja hay un pequeño mesón-restaurante que ofrece platos elaborados con productos naturales de su huerta, matanza y granja. Otro de sus alojamientos es la Casa Valle del Árrago que cuenta con una bodega donde elaboran sus propios vinos y hacen catas y degustaciones. Muy recomendable.

Nota: «Este artículo forma parte de mi viaje a la Sierra de Gata y Las Hurdes que organizó la Dirección General de Turismo de Extremadura tras el #TBMPlasencia.

Fuencaliente, el irresistible encanto del sur de la isla de La Palma

Fuencaliente, el irresistible encanto del sur de la isla de La Palma

Fruto de la impronta volcánica y del poder de sus gigantes dormidos. Salpicado de viñedos que aportan su paleta de verdes a un paisaje de tierra negra. Playas que regalan atardeceres únicos y alfombras blancas de sal. Así es Fuencaliente. Así es el sur de La Palma. Un municipio que sin desmerecer al resto sorprende y cautiva por su natural belleza y que condensa buena parte de la magia de este rincón canario.

Antes de empezar a tentarte con todas las experiencias que te esperan en Fuencaliente, situémonos geográficamente. Nos encontramos en la punta meridional de la isla, allí donde la cordillera de Cumbre Vieja se funde dócilmente con el Atlántico. En el prehispánico cantón de Abenguareme, actualmente delimitado por los municipios de Los Llanos de Aridane, El Paso y Mazo.

Qué ver en Fuencaliente

En esta zona, marcada por las erupciones que dejaron a su paso extensos campos de lava, se encuentra uno de los volcanes más bonitos de la isla, el Volcán de San Antonio. Cuando despertó, en 1677, contribuyó a forjar la inquietante orografía de Fuencaliente originando un precioso cráter de suaves curvas. Bordearlo, fijándonos en su rostro ennegrecido y sintiendo cómo la tierra cruje bajo los pies, es una maravilla.

Bordeando el Volcán de San Antonio. La Palma
Cráter del Volcán de San Antonio. La Palma

El viento sopla con fuerza y las panorámicas que desde aquí se divisan te obligan a no dejar la cámara ni un momento para inmortalizarlas en un puñado de píxeles. La vecina población de Los Canarios, el inabarcable océano que bate la costa, y allí donde acaba el sendero, a 654 metros de altitud, la impresionante silueta del Volcán Teneguía y las salinas. Una extraordinaria fusión de tierra, agua y aire que te hace sentir minúscula cuando contemplas este sobrecogedor escenario cuyo devenir puedes investigar en su moderno Centro de Visitantes.

El Atlántico desde el Volcán de San Antonio. Fuencaliente. La Palma
Los Canarios. Fuencaliente. La Palma
Vista del Volcán Teneguía desde el Volcán de San Antonio. Fuencaliente. La Palma
Centro de visitantes del Volcán de San Antonio. Fuencaliente

En su última erupción, el Volcán de San Antonio sepultó bajo un río de lava el manantial del que toma nombre el municipio, la Fuen Santa, cuyas aguas termales, ricas en azufre y otros minerales, ya utilizaban los antiguos benahoaritas con fines curativos. Con el paso del tiempo, su fama llegó a ser tal que incluso se llegó a exportar a Cuba y Amberes, y atrajo a pudientes visitantes situando a La Palma en el mapa de turismo de salud de la época.

A los pies de esta legendaria fuente aparece otro de los hitos de este paisaje nacido del fuego, la Playa de Echentive, también conocida como Playa Nueva. 275 metros de salvaje litoral que brotó de las entrañas de la tierra durante la erupción del Teneguía en 1971. A medida que vas descendiendo hasta la orilla descubres su potente fisonomía, un lienzo cubierto de callaos -cantos rodados de color negro- que contrasta bruscamente con la espuma blanca de las olas.

Playa Nueva. Fuencaliente. Las Palma
Playa de Echentive. Fuencaliente. La Palma

Aquí te esperan dos experiencias únicas. La primera, poder bañarte en alguna de las charcas de aguas cristalinas y verdes imposibles que se esconden con celo en la parte trasera de la playa. Sentirás que estás en otro mundo. Sentirás que estás vivo.

Charcas naturales. Playa de Echentive. Fuencaliente. La Palma
Charca de la Playa de Echentive en Fuencaliente. La Palma

La segunda, contemplar un fabuloso atardecer. Recuerdo este momento con especial cariño. Sentada en una roca, mecida por el rumor del océano, viendo como los últimos rayos de sol bañaban su brutal estampa.

Puesta de sol. Playa de Echentive. Fuencaliente. La Palma

Muy cerca de aquí se encuentran las famosas Salinas de Fuencaliente, un complejo salinero que debemos al tesón de la familia Hernández Villalba que desde 1967, generación tras generación, ha continuado su labor de extracción artesanal de sal marina.

Salinas de Fuencaliente. La Palma
Salinas de Fuencanliente. Espacio Nacional de Interés Científico. La Palma
En busca de la flor de sal. Fuencaliente. La Palma
Paseando entre las Salinas de Fuencaliente. La Palma

Este Espacio Nacional de Interés Científico es uno de los enclaves más visitados de la isla. No es de extrañar teniendo en cuenta que se asienta sobre uno atractivo paraje lleno de contrastes cromáticos que van desde el intenso negro del malpaís a las blancas montañas de sal, pasando por el color rosáceo de los cocederos y el azul del Atlántico que las rodea. Así es la caprichosa naturaleza de estas salinas moldeadas por el hombre, las más importantes de las tres que aún siguen activas en las Canarias, y lugar de descanso de numerosas aves migratorias.

Los faros de Fuencaliente. La Palma
Las Salinas de Fuencaliente. La Palma
El océano y las salinas. Fuencaliente. La Palma
Playa del Faro. Fuencaliente. La Palma

Los dos faros de Fuencaliente -en el antiguo de sillería basáltica se ubica el Centro de Interpretación de la Reserva Marina de La Palma-, y la cercana Playa del Faro, donde los vientos baten con fuerza, acaban de perfilar la imagen de estas salinas que cuentan además con un restaurante temático. Es El Jardín de la Sal, un espacio que sigue los dictados de la arquitectura salinera integrándose sin estridencias en este paisaje tan especial.

Restaurante El Jardín de la Sal. Fuencaliente. La Palma

Allí, rodeada de enormes cristaleras que acercaban el mar a mi mesa y tras participar en una interesantísima cata de diferentes tipos de flor de sal, pude disfrutar de su menú degustación Los Sentidos del Sur de La Palma, una deliciosa muestra de su slow food, que promueve el retorno a los valores tradicionales con originales y elaboradas presentaciones de productos de proximidad. Crema de tomate canario con ceviche, carpaccio de langostino con tartar de aguacate, papada de cerdo en chicharrón con gofio y reducción de malvasía… Muy recomendable, sin duda.

Cata de diferentes tipos de flor de sal. El Jardín de la Sal. Fuencaliente
Crema de tomate canario con ceviche y carpaccio de langostinos. El Jardín de la Sal. Fuencaliente
Papada de cerdo en chicharrón con gofio. El Jardín de la Sal. Fuencaliente

Hablando de buen comer y mejor beber, no podemos olvidar los viñedos y bodegas de  Fuencaliente, una de las grandes señas de identidad de este municipio que tiene en la vid su principal actividad agrícola. Y es que las particularidades de su suelo han convertido esta zona en una de las comarcas vinícolas más importantes de Canarias. Aquí se elaboran blancos secos, tintos y rosados y, cómo no, el Malvasía, el más emblemático de los vinos de La Palma que escritores de la talla de Shakespeare o Sir Walter Scott no dudaron en calificar como “néctar de los dioses”.

Viñedos Bodegas Teneguía. Foto Bodegas Teneguía. Fuencaliente

Para conocer sus métodos de producción y catar sus apreciados caldos, lo mejor es visitar alguna de sus bodegas. Una buena opción son las Bodegas Teneguía cuyos vinos, con más de sesenta años de historia, nacen de las viñas más antiguas de la isla.

Bodegas Teneguía. Fuencaliente. La Palma

Una última recomendación, si te gusta el senderismo, debes saber que la Ruta de los Volcanes, uno de los principales senderos de la isla de La Palma, finaliza tras 25 kilómetros en el Faro de Fuencaliente.

Tras mostrarte algunos de los secretos que esconde el sur de la más joven de las Canarias, solo espero haber conseguido transmitirte una porción más del efecto La Palma

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De ruta por La Caldera de Taburiente, la niña bonita de La Palma

De ruta por La Caldera de Taburiente, la niña bonita de La Palma

El Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, situado en el término municipal de El Paso, es el máximo exponente natural de La Palma, una isla que ostenta con orgullo su condición de Reserva Mundial de la Biosfera. Su imponente belleza paisajística, fruto de las condiciones geológicas, lo convierte en una cita imprescindible para todos los viajeros que recalan en este edén del archipiélago canario. Para animarte a conocerlo, te propongo una ruta de 18 kilómetros que nos llevará hasta sus entrañas a través de senderos, miradores y torrentes que dan lugar a espectaculares cascadas. Ponte calzado cómodo y haz algunos estiramientos. Comenzamos.

Caldera de Taburiente. La Palma

Primer tramo: Los Brecitos- Zona de Acampada

El núcleo principal del parque es la cabecera del Barranco de Las Angustias cuya forma semicircular de 8 km de diámetro y más de 2.000 metros de altitud le confiere, aún sin serlo, el aspecto de un enorme cráter o caldera volcánica.

Uno de los mejores enclaves para observar este impresionante conjunto de cumbres y darte cuenta de sus titánicas proporciones es el Mirador de los Brecitos, el punto accesible a vehículos más cercano al interior del parque y por tanto el más utilizado para adentrarse en él. Desde aquí, si el día está despejado, se puede divisar el collado conocido como La Cumbrecita y el Pico Bejenado, el único pico aislado del parque nacional. Si te detienes a observar las paredes de La Caldera podrá identificar, a través de sus diferentes colores, los dos períodos más importantes de erupciones. Y es que la fuerte erosión que ha conformado durante milenios su paisaje ha dejado al descubierto multitud de formaciones que permiten estudiar el devenir geológico de la isla.

Vistas desde el Mirador de los Brecitos. Caldera de Taburiente

Los senderos señalizados permiten adentrarse en La Caldera de Taburiente o bordearla

Inicio de la ruta por La Caldera de Taburiente

A partir de aquí y a lo largo de unos 6 kilómetros la ruta discurre por un valioso ecosistema de pinar canario que no presenta ningún tipo de dificultad más allá del vértigo que puedas sufrir en algún momento al bordear el sendero y plantarte frente a unos desniveles de impresión. En el camino encontrarás fuentes como la de La Mula, cursos de agua de barrancos como el Ciempiés o el de Las Traves y especies típicas de la laurisilva canaria en las zonas más umbrías. Haz un alto en el camino en el Mirador del Tagasaste para otear el horizonte de los roques del interior de La Caldera, todos ellos de origen sedimentario.

Pino canario. Caldera de Taburiente

Plano de situación. Caldera de Taburiente

Recorriendo La Caldera de Taburiente

Mirador del Lomo de Tagasaste. Caldera de Taburiente

Paisaje de La Caldera de Taburiente

Pronto alcanzaremos el cauce del río Taburiente y la zona conocida como Playa de Taburiente. Este precioso spa natural en forma de rambla es una de la joyas del parque. Descálzate, sumerge tus pies en las charcas naturales y relájate en este idílico escenario enmarcado por el Roque del Huso y el Roque Salvaje. Escuchar el rumor del agua, llenar tus pulmones de aire puro y comer algo para reponer fuerzas es todo lo que necesitarás para afrontar el segundo tramo de esta ruta por la Caldera de Taburiente. También puedes hacer como nosotros y cubrir tus ojos con un antifaz para disfrutar de uno de los paisajes sonoros más sugerentes de la isla.

Playa de Taburiente. Caldera de Taburiente

Playa de Taburiente, Caldera de Taburiente

Experiencia sensorial en la Playa de Taburiente. Caldera de Taburiente

Segundo tramo: Zona de Acampada – Barranco de las Angustias

Tras sobrepasar la zona de acampada nos encontramos con el Centro de Servicios donde se puede visitar una pequeña exposición y consultar cualquier duda al personal del parque. Si tienes que ir al baño, aprovecha sus aseos públicos porque todavía tenemos cuatro horas por delante de caminata.

Zona de acampada. Caldera de Taburiente

Centro de servicios. Caldera de Taburiente

Aunque la dificultad general de este segundo tramo está calificada de media-alta, tranquilo. No es tan fiero el león como lo pintan. Es más, si yo pude hacerlo con la torpeza que me caracteriza, cualquiera puede. Solo es cuestión de ralentizar un poco el ritmo y fijarse bien dónde se ponen los pies.

Y es que tras esta parte tan relajada se inicia un intenso descenso denominado La Cuesta del Reventón. Su nombre hace honor a su fisonomía, una fuerte y empinada bajada que no quiero ni imaginar cómo debe ser de subida. Eso sí, las vistas dominadas por la presencia del Roque Idafe, son espectaculares. Es en la base de este famoso roque donde, según cuenta la leyenda, los aborígenes palmeros, conocidos como benahoaritas o auritas, practicaban ritos de adoración en honor a Abora, el dios del Sol. Creían que este imponente monolito sustentaba el cielo y pensaban que si algún día se derrumbaba traería consigo grandes desgracias.

Cuesta del Reventón. Caldera de Taburiente

Roque Idafe. Caldera de Taburiente

Leyendas al margen, bajo este roque confluyen las aguas transparentes del Barranco del Almendro Amargo y las del Limonero o Rivanceras, de lecho amarillo. Subiendo por el cauce del Limonero, a unos 500 metros aproximadamente, encontraremos otro de los enclaves estrella del parque, la Cascada de Colores. Este pequeño salto, recrecido de forma artificial, es un sorprendente lienzo de tonos verdes, amarillos y rojizos en el que el musgo y las aguas ricas en sales de hierro se alían para crear una obra de arte de la naturaleza.

Rumbo a la Cascada de Colores. Caldera de Taburiente

Barros y aguas ferruginosas en el Barranco de Las Rivanceras. Caldera de Taburiente

Aguas ricas en sales de hierro. Caldera de Taburiente

Cascada de Colores. Caldera de Taburiente

Detalle de la Cascada de Colores. Caldera de Taburiente

De vuelta al sendero, desde Dos Aguas -punto de confluencia de los barrancos de Taburiente y de Almendro Amargo- y hasta el mar, el barranco se conoce como Barranco de Las Angustias. Si el caudal es muy abundante, se prohíbe el paso desde la zona de acampada para evitar situaciones peligrosas al vadearlo. A partir de este punto, en un descenso suave que discurre por los márgenes y el cauce del propio barranco, podremos ver elementos geológicos como diques y lavas almohadilladas y cursos de agua.

Saliendo de la Cascada de Colores. Caldera de Taburiente

Parque Nacional de la Caldera de Taburiente

Aguas cristalinas en La Caldera de Taburiente

Tramo final del Barranco de Las Angustias. Caldera de Taburiente

Aquí acaba esta ruta por La Caldera de Taburiente, uno de los recursos naturales más emblemáticos e importantes de la isla. Si sigo contagiándote el efecto La Palma, objetivo cumplido.

INFORMACIÓN PRÁCTICA

Cuándo ir: Las suaves temperaturas de La Palma permiten visitar el Parque Nacional de La Caldera de Taburiente en cualquier estación. Si quieres disfrutar de la riqueza de su flora, opta por la primavera ya que es cuando se produce la floración de la mayoría de sus especies. Si prefieres ver sus cumbres nevadas, por los meses de invierno.

Accesos: Hay tres entradas para llegar en vehículo a los principales lugares. Por el sur, la visita se inicia en el Centro de Visitantes y desde aquí se accede a La Cumbrecita. Por el norte, la carretera llega hasta el Roque de los Muchachos. Por el oeste, se entra por el Lomo de los Caballos al Barranco de las Angustias para realizar la ruta más clásica (Brecitos-Zona de acampada).

Senderistas en La Caldera de Taburiente

Centros de Visitantes:

Centro de Visitantes de El Paso. Carretera LP-3, km. 23,9. Abierto todos los días (incluidos festivos) de 9:00 a 18:00 h.

Centro de servicios de Taburiente: Situado al lado de la zona de acampada. Generalmente permanece abierto de 9:30 a 20:25 h.

Normas de visita:

Recuerda que estás en la naturaleza y que nuestro paso no debe originar ningún impacto negativo en el parque. No tires desperdicios al suelo (lleva una bolsa para recoger los restos de comida o botellas). No te lleves piedras, ni minerales ni ningún tipo de material geológico, respeta la flora y fauna que veas a tu paso, y evita hacer ruidos que perturben el silencio natural de este entorno único. Por descontado, ni se te ocurra hacer fuego o acampar fuera de los lugares habilitados para ello.

  • En el interior del parque nacional no hay oferta de restauración así que lleva contigo agua y algo de comer para afrontar el recorrido. Recuerda consultar la previsión meteorológica ya que algunos itinerarios no se recomiendan en caso de lluvias o intenso calor. Viste ropa ligera y transpirable, calzado adecuado y no olvides una gorra y crema solar para evitar golpes de calor y quemaduras.

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