La semana pasada, la Asociación Catalana de Estaciones de Esquí y Actividades de Montaña (ACEM) y la Agencia Catalana de Turismo (ACT) presentaron en Madrid la nueva temporada de nieve para el invierno 2013-14. Tanto si nunca has esquiado en Cataluña como si eres un auténtico fan de las pistas catalanas, sigue leyendo porque esta nueva campaña viene cargada de novedades muy interesantes.
¿Por qué esquiar en Cataluña?
Para empezar debes saber que Cataluña cuenta con una larga tradición en la práctica del esquí, de hecho, la primera estación que se inauguró en España fue La Molina en 1943. Cuatro años más tarde abrió sus puertas la estación de Vall de Núria y en los años 60 y 70 el número de estaciones no dejó de crecer. Hoy en día operan 16 estaciones, 10 de esquí alpino y 6 de esquí nórdico. ¿El resultado? 600 kilómetros de pistas, o lo que es lo mismo, el mayor dominio esquiable en España en el que cada caño se dan cita más de dos millones de esquiadores.
Las 10 estaciones de esquí alpino de Cataluña son: Baqueira Beret ((Val d’Aran), Boí Taüll Resort (Alta Ribagorça), Port Ainé y Espot (Pallars Sobirà), La Molina (La Cerdanya), Masella (La Cerdanya), Port del Compte (Solsonès), Tavascan (Pallars Sobirà), Vall de Núria (Ripollès) y Vallter 2000 (Ripollès).
Por su parte, las 6 estaciones de esquí nórdico son: Aransa, Guils Fontanera y Lles (La Cerdanya), Sant Joan de l´Erm y Tuixent-La Vansa (Alt Urgell) y Virós Vallferrera (Pallars Sobirà).
A esta completa oferta de esquí alpino y nórdico, hay que sumarle una gran variedad de actividades lúdicas y deportivas: telemarc, raquetas de nieve, excursiones y paseos en trineos tirados por perros, motos de nieve, quads, heliesquí y hasta vuelos panorámicos en helicóptero, entre muchas otras. Sin olvidarnos de otro de los puntos fuertes del Pirineo catalán, sus espectaculares escenarios naturales con enclaves como la Vall de Núria, el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici o la Val d’Aran. Además, en los alrededores de las estaciones de montaña encontrarás todo tipo de alojamientos entre los que destacan pequeños hoteles y casas rurales con encanto.
Y lo más importante de todo: los expertos coinciden en que este año va a ser excepcional porque estamos ante el mejor inicio de temporada de los últimos años. No solo hay nieve en todas las estaciones sino que además las bajas temperaturas favorecen su conservación y facilitan la producción de nieve con los cañones. Desde el pasado fin de semana, la mayoría de estaciones ya han abierto sus puertas y el resto lo harán en los próximos días. ¡Empieza la temporada!
Principales novedades de la temporada 2013/2014
Para esta nueva temporada, las estaciones catalanas han invertido casi seis millones de euros enfocados a promover la práctica del esquí, recuperar a aquellos esquiadores que se decantaban por el Pirineo francés, incrementar el número de esquiadores del resto de España y promover el esquí escolar y familiar. En cuanto a infraestructuras, las partidas más importantes se han destinado a optimizar las instalaciones, mejorar las pistas, reforzar las redes de producción de nieve y a algo que aprecian mucho los esquiadores, extender la presencia de telesillas desembragables.
Pero, sin duda, lo que hace más atractivo la elección del Pirineo catalán para esquiar este invierno es que, conscientes de la crisis, la mayoría de estaciones han congelado el precio de los forfait e incluso algunas, como la Vall de Núria, Vallter 2000 o Espot y Port Ainé, los han bajado. Además, en todas las estaciones del Grupo FGC se podrá pagar a plazos los forfait de temporada y las estaciones de esquí de fondo van a potenciar el forfait de temporada “Tot Nòrdic” con acuerdos con estaciones de fondo del Pirineo francés.
Por otro lado, durante 2014 las estaciones catalanas acogerán importantes eventos y competiciones. Se organizarán dos etapas de la Vuelta Ciclista a Cataluña, la Copa del Mundo FIS de Snowboard SBX, la Copa de Europa para personas con discapacidad y las finales de la Copa del Mundo de Snowboard SBX, también para personas con discapacidad.
Como no quiero extenderme más, ya que puedes consultar el resto de nuevas propuestas, como la diversificación de los paquetes y los precios, en las webs de las estaciones, te dejo con la novedad que creo que más te puede interesar: la apertura del área de esquí nocturno en Masella. Y es que en esta estación se han iluminado un total de 13 pistas que suman 10 km esquiables, enlazados por 7 remontes, en las que se podrá alagar la jornada de esquí durante todos los viernes y sábados de la temporada. Con estas muevas instalaciones, Masella se posiciona como el dominio de esquí nocturno más grande de todo el sur de Europa.
Informado quedas. Nieve de calidad, variedad de actividades, una gran oferta complementaria y precios competitivos. Esta es la tentadora oferta que nos proponen las estaciones catalanas. ¿Nos vamos a esquiar a Cataluña?
Tal vez porque parece ser que el frío ha decidido instalarse definitivamente en Madrid o por pura y dura morriña, hoy quiero hablarte de una de las cosas que más me gustaba hacer en Barcelona por estas fechas: pasear por sus playas. Los que me conocen saben que no soy muy aficionada a ir a la playa en verano y que no aguanto más de cinco minutos tumbada al sol. Soy más bien de las de un buen baño y al chiringuito a leer la prensa. En cambio, en otoño, la cosa cambia. Me encanta abrigarme y rendirme al placer de pasear por la arena, con los pantalones remangados, dejando que la brisa golpee mi cara y con la mejor banda sonora que puedo imaginar, el rumor de las olas. Un partido de voley-playa con los amigos y una buena paella frente al mar. ¿Quién dijo que las playas sólo son para el verano?
Viendo lo estupendo que luce en la actualidad el litoral de Barcelona, cuesta creer que durante mucho tiempo la ciudad viviera prácticamente de espaldas al mar. Y es que hasta la primera mitad del siglo XX, a excepción de la playa de la Barceloneta, buena parte de la costa era un enjambre de fábricas y guetos marginales con unos niveles de degradación considerables. El gran cambio llegó a raíz de los Juegos Olímpicos de 1992. La celebración de las Olimpiadas no sólo puso a Barcelona en el punto de mira internacional sino que supuso una reestructuración de todo su litoral que se completó con la últimas intervenciones realizadas con motivo del Fórum Universal de las Culturas de 2004. ¿El resultado? Una ciudad abierta al mar con casi cinco kilómetros de playas accesibles que nos que invitan a disfrutar del Mediterráneo durante todo el año.
Barcelona playa a playa
Barcelona cuenta con 10 playas muy bien comunicadas gracias al transporte público. A primera vista pueden parecer todas iguales, con su arena fina y dorada y sus aguas poco profundas, pero si me acompañas en este paseo pronto comprobarás que cada una de ellas tiene su propia personalidad, su ambiente y su público. Te propongo un trayecto de sol y playa, sí, pero también un recorrido por la historia de Barcelona y su relación con el mar.
Si iniciamos este paseo por el sur, la primera playa que nos encontramos es la de Sant Sebastià, una de las más antiguas y tradicionales de la ciudad. Como curiosidad te diré que aquí se instalaron los primeros establecimientos de baño que se abrieron en Barcelona a mediados del siglo XX. Uno de los más populares eran los baños de San Sebastián ya que fueron los primeros en crear una zona de baño en la playa que podían frecuentar tanto hombres como mujeres. ¡Toda una revolución en aquellos tiempos!
Hoy en día, la fisonomía de esta playa está marcada por la presencia del hotel W Barcelona que desde 2009 ya forma parte del skyline de la ciudad. A muchos les parece una atrocidad ya que atenta contra la ley de costas y a otros, en cambio, les encanta ver esta enorme vela ondeando estática sobre el cielo de Barcelona. Polémicas al margen, lo cierto es que desde las inmediaciones de este hotel se divisa una preciosa panorámica de la costa. Tip de viaje: hablando de vistas espectaculares, en el Passeig Joan de Borbó puedes coger el Teleférico del Puerto, un trasbordador aéreo que enlaza el puerto con el Mirador de Miramar, en la ladera de Montjuic.
Tras rebasar los 420 metros de la playa de Sant Miquel, llamada así por la cercana iglesia de Sant Miquel del Port, llegamos a la playa de la Barceloneta,una de las más populares y animadas de Barcelona. Como está muy cerca del centro, aquí los turistas acuden en masa ya que está llena de chiringuitos y locales para tomar una copa. También cuenta con muchos equipamientos deportivos y de ocio como pistas de voley-playa y zonas de juegos infantiles, además de varias tiendas que alquilan equipos de surf y bicicletas.
La playa de la Barceloneta toma su nombre del barrio más marinero de Barcelona ya que los pescadores fueron los primeros en establecerse en esta zona de la ciudad. Afortunadamente, la Barceloneta aún conserva ese aire de pueblo que siempre la ha caracterizado. Calles estrechas, fachadas ennegrecidas por el salitre, ropa tendida en los balcones…. Un barrio humilde, sí, pero, pero muy auténtico y atractivo, en el conviven comercios de toda la vida, viejas bodegas y bares, junto a algunos de los mejores restaurantes de la ciudad para comer pescado y marisco fresco. Dos tips gastronómicos: en el restaurante Can Solé, todo un clásico de Barcelona, preparan un delicioso arroz caldoso con bogavante. No es barato pero merece la pena (C/ Sant Carles, 4). Una opción mucho más económica la encontrarás en Can Paixano, una tasca muy conocida por su bocadillos y sus vinos espumosos a precios populares. Lo malo es que siempre está hasta la bandera (Carrer de la Reina Cristina, 7).
Siguiendo rumbo hacia el norte, nos encontramos con la playa del Somorrostro. Hasta el 2010 este tramo del litoral formaba parte de la playa de la Barceloneta pero el ayuntamiento decidió, en un acto de memoria histórica, cambiarle el nombre para recordar que aquí hubo un barrio chabolista en el que malvivían miles de barceloneses. Entre ellos Carmen Amaya, la bailaora de flamenco más famosa de todos los tiempos. Este barrió fue derribado en 1966 coincidiendo con la visita de Franco a Barcelona para asistir a unas maniobras navales.
Por suerte, aquellos días ya han quedado para la posteridad y la imagen que nos ofrece es bien distinta. Una playa moderna y cosmopolita que se extiende a los pies del pez metálico diseñado por el arquitecto Frank Gehry. Tip de viaje: si quieres vivir una experiencia original y divertida, a pie de playa está el Icebar, un bar de hielo en el que podrás tomarte una copa a 5 grados bajo cero. ¿Más opciones? Los clubs Shoko y Sotavento.
Entre las playas de Somorostro y la Nova Icària está el Port Olímpic que se construyó para albergar las competiciones de vela de los Juegos Olímpicos del 92. Desde entonces, se ha convertido en una de las zonas de ocio más populares de la ciudad tanto de día como de noche gracias a su variada oferta de restaurantes y a su animada vida nocturna. Aquí están los dos rascacielos más altos de Cataluña, el Hotel Arts y la Torre Mapfre.
Pasado el Port Olímpic, llegamos a la playa de la Nova Icària que se creó a raíz de la urbanización de la Vila Olímpica. Al igual que la Barceloneta, es una de las más frecuentadas del litoral de Barcelona tanto por los turistas como por los locales. Es el mejor lugar para ver y ser visto y una de las playas mejor equipadas: punto de información, consigna, duchas y lavabos públicos adaptados, equipamientos deportivos, zonas de juego para los más pequeños…. Tip gastronómico: justo encima de la playa, en el paseo, está El Chiringuito Las Sardinitas de Moncho’s, un local al que suelo acudir siempre que puedo para comerme una paella frente al mar. Si te dejas caer por allí, pide una ración de calamares. Están buenísimos.
La playa del Bogatell también es fruto del legado olímpico que impulsó la apertura de la ciudad al mar. Su público es mayoritariamente gente joven y deportista que accede a esta playa en bici para correr, jugar al ping-pong o al voley-playa. Prácticamente encontraremos el mismo ambiente en la siguiente playa, la Mar Bella, donde también acude mucha gente para hacer deporte, estudiantes de las facultades cercanas y los vecinos del barrio del Poblenou. Cuenta con una base náutica que organiza salidas en crucero, kayak y catamarán por el litoral de la ciudad y con un complejo deportivo. Tip de viaje: si te gusta practicar el nudismo, hay una zona protegida por una pequeña colina cerca del espigón de Bac de Roda que también frecuenta el público gay.
Las dos siguientes playas, Nova Mar Bella y Llevant, son las que están más alejadas del centro y por tanto las más tranquilas y familiares de toda la costa. Dos buenas elecciones para los que buscan un momento de relax frente al mar sin aglomeraciones. La playa de Llevant está justo al lado del Fórum que cuenta con su propia zona de baños. Una playa artificial de agua salada a mar abierto con tumbonas de piedra y zona de juegos infantiles, marcada por la presencia escultórica de la placa fotovoltaica del Fórum. Tip de viaje: en la Nova Mar Bella hay un parking gratuito para dejar el coche.
Y hasta aquí este recorrido por las playas de Barcelona. Un litoral que forma parte del día a día de la ciudad durante todo el año y que espero haberte animado a conocer en tu próxima visita a Barcelona.
Cómo llegar a las playas de Barcelona
Aunque hay muchas líneas de autobuses que llegan hasta la Vila Olímpica, la forma más rápida para llegar a las playas es el metro, en concreto, la línea 4 pasa muy cerca de las playas.
Si no tienes ninguna escapada planificada para los dos próximos fines de semana, te propongo un plan muy suculento a tan sólo 45 kilómetros de Madrid. Y es que Chinchón organiza su III Ruta de la Tapa,una ocasión estupenda para descubrir por qué esta localidad de la vega del Tajuña está considerada uno de los principales focos gastronómicos de la Comunidad de Madrid.
En esta nueva edición participan 24 establecimientos que competirán en el concurso a la mejor tapa de esta localidad que será elegida por votación popular y por un jurado conformado para la ocasión.
Si quieres participar en esta fiesta gastronómica, como hice yo el viernes pasado, en la Oficina de Turismo (Plaza Mayor, 6) y en cualquiera de los restaurantes, bares y tabernas adheridos, encontrarás el llamado rutero, un pasaporte que se sella en cada uno de los establecimientos donde tomes la tapa y que te permitirá valorar la calidad de cada plato. Una vez completado el rutero (4 tapas), puedes dejar tu pasaporte en las urnas de los restaurantes y entrar en el sorteo de varios premios. Si completas dos ruteros tendrás un regalo seguro.
¿Qué tipo de tapas encontrarás en esta deliciosa ruta? Pues todo tipo de creaciones de alta cocina en miniatura, desde las tapas más tradicionales hasta las más innovadoras y vanguardistas. Carnes, mariscos, pescados, verduras, migas… Para ir haciendo boca y ver lo que te espera en Chinchón hasta el 1 de diciembre, te presento las cinco que probé yo. Cinco magníficos ejemplos que ilustran la destreza de los chef chinchonenses a la hora de elaborar tapas de calidad a precios asequibles: 2,5€ que incluye la tapa más una caña de cerveza o una copa de vino.
La Casa del Pregonero nos propone un contundente rabo de toro con crujiente de oreja. Si te fijas en la fotografía, las banderillas son patatas fritas.
¿Qué tal unas gachas marineras? Original, ¿verdad? Pues es la innovadora propuesta gastronómica del Mesón de la Virreina.
Bola de carrillera con torta del Casar y pan de gambas con tartar de verduras del restaurante Arco de Goya.
Crujiente de jamón relleno de brandada de bacalao acompañando de ensalada con queso fresco y nueces y ahumada con aroma de tomillo. Sin duda, esta es la tapa que más me sorprendió por su original y esmerada presentación. Pertenece al restaurante La Villa.
Rape a la bilbaína del Café de la Iberia. Una delicia en miniatura
Esta es solo una pequeña muestra de un certamen gastronómico que crece año tras año y que desde su creación, en 2011, ha congregado a más de 40.000 personas y ha contado con jueces tan importantes como Juan Pablo Felipe, Premio Nacional de Gastronomía, o Alberto Chicote, entre otros.
Hablar de Chinchón es hablar de cocina tradicional castellana con mayúsculas. De cordero y cochinillo, de jamones y embutidos, de sopas de ajo y potajes, de judías chinchoneras y, durante esta convocatoria gastronómica que empezó el pasado día 15, de las mejores tapas que puedes encontrar en la Comunidad de Madrid.
Y si aún no conoces esta encantadora villa, puedes aprovechar, entre tapa y tapa, para descubrir los principales atractivos de Chinchón: la Plaza Mayor, la Torre del Reloj, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el convento de las M.M. Clarisas, las ermitas de San Antón, San Roque y Santa Ana… Turismo y tapas en Chinchón. ¿Se te ocurre un plan mejor?
Se ha escrito tanto sobre Brujas que se hace realmente complicado hablar de esta pequeña joya flamenca sin caer en los tópicos. La Venecia del Norte, una ciudad de cuento, un destino romántico, un indispensable de la vieja Europa… Para mí, Brujas es la niña bonita de Flandes. Una señorita presumida y coqueta a la que, por cierto, el paso de los años le sienta divinamente.
Lo pude comprobar cuando volví a visitarla el mes pasado en compañía de mi experto en Flandes, el fotoperiodista Rafa Pérez. Igual que la primera vez, Brujas me transmitió una sensación de absoluta perfección, como si alguien la hubiera diseñado sobre el papel dejando que los avatares de la historia hicieran el resto. Los canales, sus callejuelas adoquinadas, los edificios medievales, sus puentes…
Si quieres conocer uno de los destinos más populares de Bélgica, acompáñame en este viaje. No solo voy a enseñarte mis rincones preferidos, también habrá tiempo para hablar de leyendas, cerveza, patatas fritas y, cómo no, chocolate.
Brujas de plaza en plaza
La Plaza Mayor. El mejor lugar para empezar a recorrer el centro histórico de Brujas, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la Plaza Mayor (Markt). Estamos en el corazón de la ciudad, una gran espacio abierto dominado por el Campanario, en el que destacan, además, las coloridas casas de los gremios y hermosos edificios como el Palacio Provincial que en la actualidad acoge el Historium, un nuevo museo que nos permite viajar en el tiempo hasta la Brujas medieval. Casi en el centro de la plaza se erige la estatua de Jan Breydel y Pieter De Coninck, dos héroes populares que en 1302 desarrollaron un papel fundamental en la defensa de la ciudad frente a la invasión francesa.
Si quieres disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad, puedes subir a la torre del Campanario (Belfort). El esfuerzo es considerable ya que hay nada menos que 336 escalones pero según cuentan vale la pena porque las panorámicas que desde allí se divisan son fantásticas. El Belfort es una de las tres torres que perfilan el cielo de Brujas y que te ayudarán a orientarte entre el irregular trazado de calles y puentes de la ciudad. Las otras dos corresponden a la iglesia de Nuestra Señora -donde se encuentra la famosa escultura de Miguel Ángel La Virgen con el Niño- y a la Catedral de San Salvador.
La Plaza Burg. Si desde el Campanario tomamos la calle Breidelstraat, enseguida llegaremos a la Plaza Burg. Esta plaza es en mi opinión una de las más bonitas de la ciudadya que nos ofrece una preciosa combinación de estilos arquitectónicos. El gótico del Ayuntamiento -uno de los más antiguos de los Países Bajos-, el edificio renacentista de la Antigua Escribanía, el barroco del Palacio Episcopal… La perfección de la que te hablaba al principio.
A la derecha del Ayuntamiento está la Basílica de la Santa Sangre. Es aquí donde se guarda y se venera la reliquia de la Santa Sangre que según la tradición contiene la sangre de Cristo. Seas creyente o no, la verdad es que impresiona ver cómo al finalizar la misa los devotos hacen cola para subir al pequeño altar y acercarse a la reliquia. En silencio. Frente a la atenta mirada de la persona encargada de su custodia.
Plaza de los Curtidores y Plaza Jan van Eyck. Reconozco que estas dos plazas son mi debilidad. La primera porque es un lugar fantástico para hacer un alto en el camino y disfrutar del animado ambiente de sus terrazas y del desfile continuo de personas que la cruzan de una esquina a otra.
La Plaza Jan van Eyck, por su parte, fue el centro de la actividad económica durante el periodo borgoñón ya que aquí estaba el puerto de Brujas. Buena parte de su encanto se debe a que está rodeada de históricos edificios que nos trasladan a aquella época como la Antigua Aduana o la Casa de los Estibadores. En el centro se alza la estatua del pintor flamenco Jan van Eyck que da nombre a esta plaza. Si quieres admirar uno de sus cuadros más famosos, la Virgen del Canónigo Van der Paele, solo tienes que acercarte al Museo Groeninge que recoge distintas obras maestras de la pintura flamenca y en especial de la escuela de los primitivos flamencos (Dijver, 12).
En la esquina entre la Jan van Eyckplein y la Academiestraat está la Casa Poortersloge, la Logia de los Burgueses. Si te fijas en la fachada verás la estatua de un oso. Y es que según cuenta la leyenda, cuando Balduino «Brazo de Hierro», primer Conde de Flandes, llegó a Brujas se las tuvo que ver con un gran oso blanco. Tras una violenta lucha, consiguió acabar con él y para que su gran hazaña no cayera en el olvido declaró al animal símbolo de la ciudad.
¡Chsss! Entramos en el Beguinaje…
En medio del ajetreo de turistas, los coches de caballos y las bicicletas, hay un oasis de paz y tranquilidad esperándote. Es el Beguinaje Ten Wijngaarde, un recogido jardín alrededor del cual se alinean las casas que antaño dieron cobijo a las beguinas. Hoy en día, algunas de sus casas están habitadas por una comunidad de monjas benedictinas. Como verás en las imágenes, el beaterio nos recibió con lluvia. ¿Un inconveniente? Más bien una suerte porque siempre recordaré este momento como uno de los más mágicos vividos en Brujas. El sonido del agua repiqueteando en los adoquines, el olor a hierba fresca, la luz que se filtraba por las ramas de los árboles, la soledad… Si vas a visitarlo, ten en cuenta que la puerta de entrada cierra, sin excepciones, a las 18.30h.
Si salimos del beaterio por la parte posterior, llegaremos al que está considerado por aclamación popular el lugar más romántico de Brujas, el Minnewater. Conocido como el “Lago del Amor”, en el medievo era un embarcadero en el que atracaban los navíos que aseguraban el transporte regular de mercancías entre Brujas y Gante. Hoy es un bonito enclave poblado de cisnes que linda con el parque Minnewater.
¿Por qué hay cisnes en los canales de Brujas? Otra leyenda tiene la respuesta. Tras la muerte de María de Borgoña, Maximiliano de Austria trató de imponer un nuevo impuesto a la ciudad y el pueblo, en represalia, ejecutó a uno de sus consejeros, Pieter Lanchals, cuyo apellido en neerlandés significa «cuello largo». A partir de ese momento, Maximiliano ordenó que la ciudad mantuviera los cisnes de sus canales y lagos hasta la eternidad. Curiosa venganza, ¿no?
Muelle del Rosario (Rozenhoedkaai)
Del lugar más romántico de Brujas pasamos ahora al más fotografiado, el Muelle del Rosario. No es más que un recodo del Dijver, uno los principales canales de la ciudad, pero la estampa que nos ofrece, con el Belfort al fondo, es Brujas en estado puro. Fotografiarlo es una delicia. Tanto de día, cuando lo bañan los rayos de sol, como antes de anochecer, bajo la tenue luz artificial que tiñe todo el conjunto.
Un paseo por los canales
Muy cerca del Muelle del Rosario está uno de los cinco embarcaderos de Brujas que ofrecen paseos en barca por los canales desde marzo hasta noviembre. Lo más probable es que vayas súper apretado porque en tu barca no cabrá ni un alfiler pero no pienses que es una turistada más. Durante los 40 minutos que dura la travesía, redescubrirás la ciudad desde una perspectiva diferente y recorrerás los lugares más hermosos de Brujas. Tu cámara, como la mía, echará humo.
El momento más dulce
No te resistas, es inútil. En Brujas hay más de 50 boutiques de chocolate y las encontrarás a cada paso. No sé si sucumbirás ante los típicos «brugsche swaentjes» o te decantarás por las innovadoras creaciones que elaboran sus maestros chocolateros pero, créeme, caerás en la tentación. Para no resultar empalagosa, te dejo solo dos pistas. La primera, el Choco-Story, el Museo del Chocolate. Un dulce recorrido por la historia del cacao y el chocolate desde los mayas hasta la actualidad (Wijnzakstraat, 2). La segunda, Sukerbuyc, un clásico en la ciudad. Mirar sus escaparates y empezar a salivar es todo uno. Chocolates, mazapanes, bombones… Por si te sabe a poco, en la acera de enfrente tienen un salón de té inglés, De Proeverie, en el que puedes probar otra una de sus especialidades, el chocolate caliente (Katelijnestraat, 5). Y, recuerda, cualquier momento es bueno para tomarte un gofre.
Mejllones al vapor y mucho más
Viendo la gran cantidad de estrellas Michelín que atesoran sus restaurantes, no es de extrañar que Brujas se esté convirtiendo en el nuevo centro gastronómico de Europa. Aquí podrás disfrutar de los platos más típicos de la cocina flamenca entre los que destacan el waterzoi, un guiso caldoso de verdura y pollo o pescado, las carbonades a la flamenca y, cómo no, los clásicos mejillones al vapor. Nosotros los probamos en el Restaurante Huyze die Maene (Markt, 17) y te puedo asegurar que estaban deliciosos.
¿Y qué decir de sus famosas patatas fritas? Son las mejores que he probado nunca. Según me contó el simpatiquísimo dueño de Casa Patata (Rozenhoedkaai, 6), su secreto está en freírlas dos veces. La primera a fuego lento para que queden tiernas y la segunda bien fuerte para que crujan. Para conocer a fondo la historia de una de las comidas más populares de Bélgica, puedes visitar el Frietmuseum (Museo de la Patata Frita). Lo encontrarás en el nº 33 de la calle Vlamingstraat.
Si leíste mi anterior reportaje sobre Lovaina, ya sabrás que Bélgica tiene la mayor variedad de cervezas del mundo. Una de las más populares de Brujas es la Brugse Zot, una cerveza de alta fermentación a base de malta, lúpulo y una levadura especial que se elabora en la cervecería De Halve Maan, la más antigua de la ciudad (Walplein, 26). Otra cerveza muy apreciada por los brujenses es la Bourgogne des Flandres de la cervecería del mismo nombre (Kartuizerinnenstraat, 6).
Y hasta aquí este recorrido por la pequeña Brujas. Me he dejado muchas cosas en el tintero pero ha sido a propósito. Prefiero que seas tú quien descubra si es una ciudad tan mágica como dicen. Tal vez no encuentres tu cuento de hadas pero seguro que alguna historia te traerás a la vuelta.
Nota:Como ya hice en mi anterior reportaje sobre Lovaina, además de a los organizadores de este viaje (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas), quiero darle las gracias una vez más a Rafa Pérez por acompañarme en esta aventura flamenca.
Información práctica sobre Brujas
Cómo llegar a Bélgica
Hay 5 compañías aéreas que conectan España con Bélgica: BrusselsAirlines, Iberia, Air Europa, Ryanar y Vueling. Todas vuelan al aeropuerto de Bruselas, excepto Ryanair que vuela al aeropuerto de Charleroi (a 60 km de la capital).
Cómo ir del aeropuerto de Bruselas a Brujas
La mejor opción es el tren. Lo puedes coger en el mismo aeropuerto en la planta -1 de la terminal de llegadas. El trayecto hasta Brujas dura aproximadamente 1h. 25 min. y cuesta 19,60€ (suplemento Diabolo incluido). Ten en cuenta que el tren no es directo por lo que deberás hacer trasbordo en la estación de Bruselas Nord. Puedes consultar los horarios y comprar tus billetes con antelación en la web de los ferrocarriles belgas.
Llegar al centro de Brujas y oficinas de turismo
Desde la estación de tren hasta el centro de Brujas hay unos 15 minutos caminando. Si prefieres coger el autobús, la parada está a la salida de la estación. Hay muchas líneas que te llevarán al casco histórico. En Brujas hay 3 oficinas de turismo. Una en la misma estación de tren, otra en el Markt (Historium) y la tercera en el Concertgebouw ( ‘t Zand, 34).
Brugge City Card
Si quieres conocer Brujas a fondo, te sugiero que compres la Brugge City Card, una tarjeta turística con la que podrás entrar de forma gratuita en 26 museos, visitar los principales monumentos de Brujas y dar un paseo en barca por los canales, entre otras ventajas. Hay dos versiones, la de 48h y la de 72h. Puedes comprarla a través de su webo en las oficinas de turismo.
Dónde dormir en Brujas
Brujas cuenta con una importante red de alojamientos que se adaptan a todo tipo de viajeros: hoteles, bed and breakfast, hostales, residencias vacacionales… Nosotros nos alojamos en el Martin’s Brugge, un 3 estrellas muy correcto con Wi-Fi gratuita. Lo mejor es que está situado en pleno centro, a unos 100 metros de la Plaza Mayor.
Para concluir la serie de reportajes dedicados a la provincia italiana de Forlì-Cesena, quiero hablarte de la Trattoria Montepaolo, un restaurante que pude conocer durante el #buonvivere blog tour y que me dejó, y nunca mejor dicho, un magnífico sabor de boca.
Una de las grandes bazas de esta trattoria es, sin duda, su ubicación. Está situada en una de las colinas que rodean el pequeño pueblo de Dovadola, aislada en plena naturaleza, en un entorno privilegiado y tranquilo desde el que se divisa el mar Adriático en los días despejados. No me extraña que el chef Franco Gamberini y su esposa, Eleonora Pezzi, se quedaran prendados de este lugar y quisieran materializar aquí el sueño de abrir su propio restaurante. Eso fue en 2001 y con el paso de los años, a base de tesón y mucho esfuerzo, han conseguido su propósito: convertirlo en todo un referente de la gastronomía local.
La decoración del restaurante, obra de Eleonora, es sencillamente preciosa. Un ambiente rústico y acogedor lleno de pequeños detalles destinados a crear una cálida atmósfera en la que es imposible no sentirse a gusto. Chimeneas, grandes ventanales, coquetos comedores, un jardín de cuento de hadas…
El gusto del chef Gamberini por las cosas buenas y genuinas se nota en cada una de las especialidades que se elaboran en esta trattoria. Una cocina que se inspira en los sabores tradicionales de la Romagna y la Toscana, y que cambia varias veces al año para incluir los productos de cada temporada y garantizar la frescura de los platos que aquí se sirven.
Para elaborar nuestro menú nos dejamos aconsejar por el propio chef que, en cuanto tomamos asiento, se acercó a nuestra mesa para saludarnos y darnos la bienvenida. Como entrantes, nos sugirió una ensalada de setas frescas con queso parmesano y unas tartaletas rellenas de queso di fossa y regadas con salsa de peras. Los platos principales, como no podía ser de otra manera, eran de pasta. Y es que en este restaurante, la pasta al igual que el pan se elaboran de manera artesanal. Los platos que probamos fueron unos tortellinis de calabaza con parmesano, tocino y puerro, y dos de las especialidades más típicas de esta zona, los passatelli y las taglatelli al ragu di Chianina. Para acompañar este desfile de sabores, a cual más delicioso, nos ofrecieron una cuidada selección de vinos locales en la que no faltó el gran embajador de estas tierras, el Sangiovese. Si no recuerdo mal, yo fui la única que no probó los dulces de Eleanora, no porque no tuvieran una pinta estupenda, sobre todo la tarta de manzana, es que no podía comer nada más.
Si recuerdas mi anterior entrada sobre los sabores de Forlì-Cesena, fue en este restaurante donde aprendimos a cocinar la famosa piadina romagnola. Tras concluir el taller, pude disfrutar de una animada charla con sus dueños en la que les expresé lo mucho que me había gustado su restaurante. También les dije que cuando volviera a España lo recomendaría a mis lectores. Y como lo prometido es deuda…
Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.
Que una de las estatuas más famosas de Lovaina sea la de un estudiante que está leyendo un libro mientras vierte sobre su cabeza un vaso de cerveza ya dice mucho del carácter de esta ciudad. Es Fonske, la fuente de la sabiduría, y nos habla del pasado y el presente de esta ciudad vitalista y animada a más no poder. 40.000 estudiantes. Ellos son los que marcan el ritmo de Lovaina, el motor que hace vibrar a la ciudad universitaria por excelencia de Flandes.
La primera vez que estuve en Lovaina fue en 1997. Hace dos semanas y casi por sorpresa, volví a pisar de nuevo en sus calles. Digo casi por sorpresa porque cuando me presenté al concurso que convocó Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas para viajar a Lovaina y Brujas en compañía del fotoperiodista Rafa Pérez no pensé que iba a ser yo quien protagonizase esta aventuraflamenca. Pero así fue. Lovaina y yo volveríamos a encontrarnos. Lo primero que hice tras conocer la noticia fue buscar las viejas fotos de aquel primer viaje. Uno a uno, los recuerdos en 10×15 fueron tomando forma, enfocándose en mi memoria. ¿Seguiría siendo Lovaina aquella ciudad joven, bonita y divertida que yo recordaba?
Qué ver en Lovaina
No tardé mucho en saberlo. Nada más bajar de la estación, a medida que caminaba por la Bondgenotenlaan rumbo al casco histórico, empecé a notar lo mismo que sientes cuando te reencuentras con un viejo amigo. La capital de la provincia de Brabante Flamenco, en esencia, seguía siendo la misma. Con nuevas muestras de arquitectura moderna, sí, pero conservando intacta su condición de ciudad acogedora y cercana que se mueve al compás de sus miles de bicicletas.
Así la sentí cuando llegamos a la Grote Markt y giré sobre mis pasos para contemplar su preciosa fisonomía. El objetivo de este viaje era aprender a plasmar las mejores vistas de Lovaina con la ayuda de mi experto y eso es lo que traté de hacer, sin perder de vista el ojo de Rafa, centrándome en lo que él miraba. Así, a través del visor mi cámara, fui descubriendo nuevas perspectivas de uno de los ayuntamientos góticos más famosos del mundo. Su armonioso conjunto, las esbeltas torres que lo flanquean y, sobre todo, el fabuloso encaje escultórico que forman las 236 estatuas que tapizan su fachada. Reyes, científicos, artistas, santos patronos… Todos aquellos que han desempeñado un papel fundamental en la historia de esta ciudad están aquí representados y nos retan a levantar la mirada para tratar de adivinar quién es quién. Un consejo: si tienes tiempo, visítalo por dentro, recorre sus salones y déjate sorprender por lo monumentales lienzos y retratos que cubren sus paredes.
La imponente Iglesia de San Pedro esotro de los edificios que presiden la Plaza Mayor. Esta iglesia gótica fue construida entre 1425 y 1497 bajo la supervisión del arquitecto Sulpicius Van Vorst quien también colaboró en la construcción del Ayuntamiento. Viendo lo magnífica que luce hoy en día, cuesta imaginar la devastación que sufrió durante los bombardeos de las dos guerras mundiales. Si tuviera que escoger una de las muchas obras de arte que alberga en su interior, sin duda, la elegida sería La última cena del pintor flamenco Dirk Bouts.
Tras un alto en el camino en una de las animadas terrazas de la Grote Markt y acercarnos a fotografiar la Biblioteca Central, continuamos nuestro recorrido en la Naamsestraat para tratar de captar el ambiente universitario que se respira en esta larga calle, cuajada de residencias y facultades como el Colegio del Espíritu Santo, el Pabellón Universitario o el Colegio Arras. Aquí la presencia de los estudiantes que llegan a Lovaina atraídos por el prestigio de su Universidad y por su famoso ambiente juvenil se nota en cada esquina. Muchos al ser viernes van cargados de maletas porque vuelven a casa, otros acarrean carpetas arriba y abajo o se reúnen en las plazas para charlar, wasapear y planear el fin de semana.
Al sur de la ciudad está el Groot Begijnhof, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en mi opinión uno de los más bonitos beaterios de Flandes. Callejuelas empedradas, casas de ladrillo, conventos, plazoletas, jardines, puentes que salvan el río Dijle… Seis hectáreas en las que el silencio es casi absoluto. Durante su apogeo llegó a albergar a unas 360 beatas, mujeres que en la época de las cruzadas se quedaron viudas, huérfanas o solteras y que se juntaban aquí para vivir en comunidad y que a diferencia de las monjas no estaban obligadas a cumplir los votos de pobreza. Desde que lo adquirió la Universidad, se utiliza para a alojar a estudiantes, empleados y profesores extranjeros.
Aunque es mucho más pequeño, de hecho es solo una calle principal y dos callejones sin salida, también merece la pena visitar el Klein Begijnhof. No solo por ver la treintena de casas de estilo flamenco tradicional que aún se conservan en este beaterio sino porque al lado se encuentra la Iglesia de Santa Gertudis. Su torre, incluyendo la aguja, se construyó íntegramente en piedra, sin utilizar ni un solo clavo de unión, y por eso está considerada una de las siete maravillas de Lovaina.
Cambio de tercio, nos vamos de cervezas
Uno, dos, tres, veinte… Si has llegado a contar hasta 45 bares, no lo dudes, estás en la Oude Markt. No sé si como dicen es la barra de bar más larga de Europa, pero te puedo asegurar que la hilera de terrazas que copan la plaza con más marcha de Lovaina parece eterna. Es más, seguro que si Fonske pudiera bajar de su pedestal correría hasta aquí para disfrutar de una buena cerveza y, de paso, hacerle compañía a la Kotmadam, una estatua que rinde homenaje a todas las caseras que además de alquilar habitaciones a los estudiantes los cuidaban como si fueran sus propios hijos.
Pero no creas que la ruta cervecera de Lovaina acaba aquí. Más bien empieza. Si quieres descubrir por qué a esta ciudad se la conoce como la capital de la cerveza tienes muchos más sitios a los que acudir. ¿Algunos ejemplos? Puedes visitar la fábrica de Stella Artois, intentar alcanzar la barra de The Capital, un local nuevo situado en la Grote Markt donde tienen ni más ni menos que 3000 tipos de cervezas, o dejarte caer por la cervecería Domus para tomarte una de sus cervezas artesanales y realizar una visita guiada en la que te sorprenderá ver cómo la cerveza fluye directamente de la fábrica al surtidor del bar.
La hora azul en Lovaina
Para concluir este reportaje sobre Lovaina, te dejo con estas dos fotografías tomadas en la llamada hora azul. Esos minutos mágicos en los que ya se ha puesto el sol y el cielo va oscureciéndose poco a poco al tiempo que se encienden las luces de la ciudad. No lo hago porque esté orgullosa de ellas, al contrario, me queda muchísimo por aprender y practicar. Solo trato de mostrarte lo bonita que luce Lovaina al anochecer. Un motivo más que espero te anime a conocer esta encantadora ciudad en tu próximo viaje a Flandes. Por su historia, su arquitectura, su gastronomía, su ambiente… Porque Lovaina lo merece.
Nota:Además de a los organizadores de este viaje (Turismo de Bélgica: Flandes y Bruselas en España, Visit Flanders, Turismo de Lovaina y Turismo de Brujas), quiero darle las gracias a Rafa Pérez por su compañía, su paciencia y, sobre todo, por enseñarme a ver Lovaina con otros ojos.
INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJAR A LOVAINA
Cómo llegar a Bélgica
Hay 5 compañías aéreas que conectan España con Bélgica: BrusselsAirlines, Iberia, Air Europa, Ryanar y Vueling. Todas vuelan al aeropuerto de Bruselas, excepto Ryanair que vuela al a Charleroi (a 60 km de la capital). Yo volé desde Madrid con Air Europa (2h 25 min.)
Cómo ir del aeropuerto de Bruselas a Lovaina
La mejor opción es el tren. Lo puedes coger en el mismo aeropuerto en la planta -1 de la terminal de llegadas. El trayecto directo hasta Lovaina dura unos 20 minutos y cuesta 8,10€ en los que está incluido el suplemento Diabolo (suplemento que se cobra para todos los trayectos en tren con llegada hasta o salida desde el aeropuerto de Bruselas). Puedes consultar los horarios y comprar tus billetes con antelación en la web de los ferrocarriles belgas.
Moverse por Lovaina
Aunque puedes utilizar los autobuses de la compañía De Lijn para desplazarte rápidamente por la ciudad, mi consejo es que te olvides de ellos y descubras Lovaina a pie. Al ser una ciudad pequeña todo está muy cerca. ¿Un ejemplo? Desde la estación de tren al centro solo hay diez minutos caminando. Además, no tiene pérdida si tomas la Bondgenotenlaan, una calle comercial que en línea recta te dejará en plena Grote Markt. Al lado del Ayuntamiento está la Oficina de Turismo (Naamsestraat, 3) .
Dónde dormir en Lovaina
En Lovaina encontrarás diferentes opciones de alojamiento que se adaptan a todo tipo de bolsillos: hoteles, bed and breakfast, albergues juveniles… Yo me alojé en el Park Inn, un hotel moderno y funcional situado justo detrás de plaza Martelarenplein, en el renovado barrio de la estación.
Continuando con la serie de reportajes dedicados a la provincia italiana de Forlì-Cesena, nos acercamos ahora hasta Forlì, una de las ciudades que pude conocer durante el #buonvivere blog tour y que te recomiendo visitar si tienes previsto viajar a Emilia-Romagna.
Forlì está a 73 km. de Bolonia y el trayecto en tren entre ambas ciudades dura aproximadamente unos 40 minutos. Su céntrica posición, en el valle del Po y en plena Via Emilia -la calzada romana de la que toma nombre la región a la que pertenece-, ha contribuido notablemente a su carácter de cruce de caminos y encrucijada cultural. No en vano, si por algo se caracterizaba esta calzada era por unir los principales centros urbanos de esta región que pronto pasaron a ser considerados, como la propia Forlì, ciudades del arte.
Al igual que Cesena, Forlì es una ciudad a escala humana, de unos 120.000 habitantes, cuya principal baza es el patrimonio artístico, arquitectónico y cultural que posee. Fruto de la historia, sí, pero también del esfuerzo que se te está llevando a cabo para rehabilitar muchos de sus monumentos y recuperar otros espacios de la ciudad.
En Forlí, la vida gira en torno a la Piazza Aurelio Saffi, donde convergen los cuatro corsos principales que atraviesan la ciudad: Corso Díaz, Corso Garibaldi, Corso della República y Corso Mazzini. Cada una de estas avenidas aporta su granito de arena para crear un casco antiguo con mucho encanto, salpicado de comercios, restaurantes y tiendas de moda que comparten acera con impresionantes palacios y antiguas iglesias. El ambiente que se respira, más aún en una lluviosa y encapotada mañana de domingo, es de absoluta tranquilidad, acorde con el relajado y placentero rimo de vida que, de hecho, caracteriza a toda la zona de Emilia-Romagna.
La Piazza Aurelio Saffi es el corazón de la ciudad y en ella podemos ver una interesante combinación de estilos arquitectónicos. La belleza austera de los edificios que la rodean, como el Ayuntamiento (Palazzo Comunale), que data del siglo XIV, el Palazzo delle Poste o la Iglesia del Suffragio, hacen de esta plaza, una de las más grandes de Italia, un lugar muy especial en el que el peso de la historia puede sentirse a cada paso.
En el centro de la plaza se encuentra el monumento a Aurelio Saffi, afamado estadista y triunviro durante la República Romana en 1849, y, a su derecha, la Basílica de San Mercuriale, el monumento más representativo de Forlì. Esta antigua abadía cuenta con un imponente campanario románico que recuerda al de San Marcos en Venecia y con numerosas obras de arte en su interior entre las que destacan los cuadros del pintor forlivés Marco Palmezzano.
Una de las cosas que más me llamó la atención en esta visita fugaz a Forlì fue descubrir el llamado Itinerario del Ventenio. Sinceramente, antes de este viaje, desconocía que Forlì también era conocida como «la ciudad del Duce». En realidad, Mussolini nació en Predappio, a unos diez kilómetros, pero se centró en Forlì para saciar sus ansias de monumentalismo triunfal.
De este modo, en Forlì podemos encontrar numerosos ejemplos de arquitectura racionalista, un movimiento artístico que se desarrolló en la Italia de los años 20 con el objetivo de diseñar un nuevo estilo que se adaptase mejor al régimen fascista. Uno de los edificios que quizás mejor evidencian esta tendencia, que fomenta la construcción de grandes monumentos públicos como expresión de poder, es la estación de tren de Forlì, diseñada por el ingeniero Ezio Bianchi en 1924. En aquellos años, la estación era la puerta de entrada a la ciudad, la nueva frontera, y ante ella se levantó una amplia avenida, hoy Viale della Libertà, en la que podemos encontrar más ejemplos de arquitectura fascista como el Istituto Técnico Industriale A. Mussolini, el Collegio Aeronautico o la Casa del Balilla. Como podrás imaginar, el contraste de esta zona con el casco viejo de Forlì es brutal. No tiene nada que ver, son como dos ciudades distintas.
Como te comentaba al principio de este artículo, Forlì es uno de los centros culturales más importantes que podemos encontrar en Emilia-Romagna. Numerosas galerías de arte, centros de exposiciones, bibliotecas y museos forman parte de su fisonomía y contribuyen a fortalecer su imagen de ciudad del arte. Por razones de agenda, solo pudimos visitar uno de estos espacios, el MuseoSan Domenico(Piazza Guido da Montefeltro, 12).
Este museo está situado en un gran complejo conventual formado por cinco edificios -el Palazzo Pasquali, la iglesia de Santiago Apóstol, el Convento de los Dominicos, el Convento de los Agustinos y Sala Santa Caterina-, y alberga una completísima pinacoteca con obras que van desde el siglo XII hasta el siglo XVIII. Cuadros de Marco Palmezzano, Livio Modigliani, Baldassarre Carrari, Nicolò Rondinelli… También resulta muy interesante la decoración pictórica de la zona del refectorio del antiguo Convento de los Dominios. Sus frescos, aún estando en precario estado de conservación, son magníficos.
Si te estás preguntando si una mañana basta para conocer Forlì, la respuesta es no. Nosotras nos dejamos en el tintero otros imprescindibles de Forlì como son la fortaleza di Ravaldino, el Duomo, el Oratorio di San Sebastiano o el Santuario di Santa Maria delle Grazie. No importa. Ya tengo excusa para volver.
Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.
Durante mi blog tour por Forlì-Cesena tuve ocasión de disfrutar plenamente de la gastronomía de esta provincia italiana. No podía ser de otra manera teniendo en cuenta que el leitmotiv de esta convocatoria era el buen vivir… ¿O es que acaso alguien duda que rendirse a los placeres de la buena mesa no forma parte de la esencia de vivir bien?
He de confesar que si no he ganado algún kilo de más en este viaje ha sido porque nuestro apretado programa nos tenía todo el día arriba y abajo. Porque comer, he comido y mucho. Desde siempre me ha encantado la cocina italiana y tras estos días en Forlì-Cesena, solo puedo decir que aún me gusta más. De hecho, los únicos «souvenirs» que me he traído de vuelta han sido queso y vino.
Además, y aquí debo felicitar a los organizadores del #buonvivere blog tour por tener muy claro que el viajero del siglo XXI lo que busca son experiencias, no nos asomamos a la gastronomía de esta zona como meras espectadoras sino que literalmente nos manchamos las manos vendimiando y participando en la elaboración de algunas de sus especialidades típicas.
¿Me acompañas en este recorrido enogastronómico?
PIADINA
En ningún menú puede faltar la piadina romagnola, el producto más famoso de esta provincia. Un exquisito pan, elaborado con harina de trigo, que ya se consumía en la época de los romanos. Nosotras aprendimos a cocinarla en el taller que nos prepararon en la Trattoria Montepaolo de Dovadola. Aquí te dejo la receta del chef Franco Gamberini por si te animas.
Ingredientes:
Harina de trigo (1 kilo.). Manteca de cerdo (200 g.).
Leche (200 g.). Agua (320 g.). Sal (20 g.). Levadura en polvo (30 g.)
Come si fa? Coloca la harina en una superficie de trabajo lisa. Abre un hueco en el centro y añade la manteca de cerdo, la leche, la sal y la levadura en polvo. Mézclalo todo con los dedos, añadiendo agua tibia hasta crear una masa suave e uniforme, y déjala reposar durante 30 minutos. A continuación, divide la masa en porciones de unos 200 gramos cada una y estíralas con un rodillo hasta conseguir un grosor de 1 cm. Pínchalas con un tenedor y cocínalas en una sartén antiadherente por ambos lados hasta que las burbujas de la masa estén bien tostadas. ¡Listas! Córtalas en porciones y cómetelas como prefieras, rellenas o como acompañamiento de quesos y embutidos. Si quieres, también puedes freír la masa en aceite bien caliente. ¡Buon appetito!
PASTAS: PASSATELLI Y TAGLIATELLE
Mamma mia… ¡La pasta! Da igual si es seca o fresca. Soy una incondicional de la pasta italiana. Gnocchi, spaghetti, penne, fetuccini, ravioli, lasagne, tortellini… En Emilia-Romagna la preparan de mil formas pero, sin duda, me quedo con sus dos especialidades más típicas: los passatelli y las tagliatelle.
Los passatelli es una sencilla y sabrosa sopa con pasta que tradicionalmente preparaban los campesinos de esta zona para calmar el hambre en los fríos días de invierno. Sus característicos fideos gordos se elaboran con pan rallado, queso parmesano, huevo, nuez moscada, ralladura de limón y caldo de pollo. En la Trattoria Montepaolo probamos su receta de passatelli su crema di porro e formaggio di fossa. ¡Una delicia! También pudimos degustar otra de sus especialidades: las tagliatelle al ragu di Chianina.
QUESOS
Los que me conocen ya saben que lo mío con el queso es puro vicio y que no me resisto a probarlo en cualquiera de sus presentaciones. Durante estos días en Italia he probado tres que me han dejado un fantástico sabor de boca: el squacquerone, el formaggio di fossa y el que para mí es el rey de los quesos italianos, el parmigiano reggiano.
El squacquerone di Romagna es un queso fresco y cremoso que suele tomarse como acompañamiento de la piadina. Su origen es muy antiguo y también está vinculado al mundo rural. La leche de vaca que se utiliza para su producción proviene exclusivamente de las explotaciones situadas dentro de los Apeninos romañolos. Otra especialidad local es el formaggio di fossa, que pede ser de pura leche de oveja o una mezcla de leche de oveja y vaca. Su nombre hace referencia a su proceso de elaboración ya que se deja madurar durante tres meses en una especie de cuevas excavadas en la tierra. Las especiales condiciones de temperatura y humedad de estas «fossas» le proporcionan un sabor picante y un fuerte aroma.
Por último, déjame hablarte de una de las joyas de la gastronomía italiana, el parmigiano reggiano. Un queso curado, amparado en la D.O. Parmigiano-Reggiano, de inconfundible sabor y olor, que se elabora como hace ocho siglos, de forma natural y artesanal. En pequeñas porciones, rallado sobre platos de pasta y ensaladas, regado con aceite de oliva o vinagre balsámico de Módena… Cualquier opción es válida cuando se trata de un buen parmigiano.
VINOS
Italia, la antigua “Enotria” (tierra de vinos) griega, es uno de los principales productores de uva del mundo. Emilia-Romagna es solo una de sus 20 regiones vinícolas. En esta zona, limitada al norte por el Po y al oeste por los Apeninos, bajo la influencia climática del Adriático, las cepas más cultivadas son la albana, la sangiovese y la trebbiano. Para acercarnos a la cultura del vino, tan arraigada en estas tierras, los organizadores del #buonvivere nos prepararon sendas visitas a dos bodegas de Forlì-Cesena: Altavita y Tenuta Masselina.
El paisaje que rodeada a las bodegas Altavitaes una preciosidad. 20 hectáreas de viñas, olivares y frutales que dominan el horizonte, entre las primeras colinas de Cesena y y Sorrivoli. El entono ideal para el cultivo de las uvas sangiovese y albana. Recuerdo con especial cariño esta visita porque aquí pudimos participar en el proceso de la vendimia, seleccionando a mano cada uno de los racimos. Una tarea laboriosa, cansada, pero muy gratificante ya que el año que viene el fruto de mi trabajo estará listo para ser degustado. De entre todos los vinos que probamos en la cata posterior a la vendimia, me quedo con el Tempora 2007 Reserva, un Sangiovese extraordinario.
Por su parte, la visita a los viñedos de Tenuta Masselina fue un auténtico paseo por las nubes. El día amaneció nublado y la bruma del cercano Adriático cubría el hermoso paisaje que discurre entre las llanuras de Imola y Faenza. En esta bodega, además de producir excelentes caldos como el 147 (100% Chardonnay) o el 138 (100% Sangiovese), elaboran el denominado Vino delle Anfore, un vino que, según nos explicaron, nace de la unión entre la tierra, el hombre, el arte y la cultura de la antigua Romagna. ¿Su principal característica? Su fermentación se realiza en barriles de terracota.
CAFÉ
En Italia, un café solo o espresso es mucho más que una pequeña taza de café fuerte. Es todo un arte. Uno de sus símbolos gastronómicos más importantes. Para conocer todos los secretos que se esconden detrás de un buen espresso, visitamos las instalaciones de la empresa Torrefazione Estados Cafèen Forlí. El procesamiento, el tostado, el mezclado, la forma de prepararlo, la correcta actuación del camarero… Cada detalle suma y cuenta para conseguir un auténtico espresso italiano.
Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.
Cesena es uno de los motivos por los que he vuelto, una vez más, enamorada de Italia. Una ciudad que se mueve al ritmo de las dos ruedas -casi imposible captar una imagen suya sin que una bicicleta se cuele en tu encuadre-, de rancio abolengo, de edificios únicos y de gente amable y cercana. Una ciudad que sabe a piadina y a squacquerone. Que hay que degustar a paso lento, sorbo a sorbo. Como se debe tomar el Sangiovese, uno de sus vinos más preciados.
Si tienes previsto visitar esta ciudad, lo primero que debes saber es que Cesenaes una localidad que puedes recorrer a pie ya que sus principales puntos de interés están muy cerca. Así que olvídate del transporte público, hazte con un buen mapa en la oficina de turismo (Piazza del Popolo, 15) y descubre a tu ritmo los mejores rincones de la que es, junto a Forlì, una de las dos capitales de la provincia de Forlì-Cesena.
Un buen punto de partida para empezar a desentrañar los secretos de Cesena es la propia Piazza del Popolo. Esta plaza fue construida a principios del siglo XV por orden de la CasaMalatesta, una familia italiana que gobernó esta ciudad y a la que Cesena debe buena parte de su rico patrimonio artístico y monumental. Cuando la visité, un sábado por la mañana, verdaderamente hacía honor su nombre. Era día de mercado y era prácticamente imposible disfrutar de su fisonomía con tanta gente fisgoneando entre las paradas. Puestos de ropa, caramelos, bolsos y maletas… Un mercadillo en toda regla. Suerte que pudimos regresar unas horas más tarde para recorrerla ya vacía.
Aquí, además del Ayuntamiento, situado en el Palazzo Albornoz, se encuentra uno de los símbolos más universales de la ciudad, la Fontana Masini, una preciosa fuente construida en piedra blanca de Istria en 1588, diseñada por Francesco Masini, un arquitecto local que pertenecía a una de las familias patricias más ilustres de la ciudad.
Justo detrás de esta fuente, una empinada calle empedrada nos lleva hasta las inmediaciones de la Rocca Malatestiana, una de las fortalezas más imponentes que podemos encontrar en Emilia-Romagna. Aunque se empezó a construir por iniciativa de Galeotto Malatesta en 1380, hasta 1480 no finalizaron las obras de este complejo defensivo que domina la ciudad. Precisamente gracias a su ubicación, sobre la colina de Garampo, nos ofrece unas espectaculares vistas de la ciudad cuando recorremos su cinturón de murallas. En días despejados, incluso se puede ver el mar Adriático ya que está a tan solo 15 kilómetros. En su gran patio interior destacan dos torres: la Torre Palatium -sede del Museo de Historia de la Agricultura- y la Torre Maestra que alberga una interesante colección de armaduras de la época.
Si volvemos sobre nuestros pasos y salimos de la Piazza del Popolo por la siempre animada Vía Zeffirino Re, enseguida llegaremos al Palazzo del Ridotto y al Duomo di San Giovanni Battista. En el Palazzo del Ridotto, una gran escultura de bronce honra la figura de Pío VI. Como nos explicó nuestra guía, Elena Righi, Cesena se conoce como la «ciudad de los tres papas» aunque en realidad solo dos nacieron aquí: Pío VI y Pío VII. Eso sí, también fue sede del obispado de Pío VIII y de ahí su sobrenombre.
Por su parte, el Duomo de Cesena nos muestra una fachada exterior, sobria, sencilla y típicamente románica, que poco tiene que ver con los tesoros que alberga en su interior. Como la Capilla de la Madonna del Popolo, una de las más bonitas que he visto durante este viaje, con sus columnas corintias de mármol policromado y sus frescos de Corrado Giaquinto.
Muy cerca de aquí se encuentra uno de esos rincones que por sí solos ya justifican la visita a esta ciudad. Te hablo de la Biblioteca Malatestiana. Este espacio, levantado en 1447 por voluntad de Malatesta Novello, está considerado la obra maestra de las bibliotecas humanístico-conventuales ya que ha llegado intacta hasta nuestras días conservando la misma estructura y el mobiliario que lucía en el siglo XV. No puedo mostrarte ninguna foto de su interior porque está prohibido fotografiar la sala absidal de tres naves en la que se conservan sus 340 valiosos códices. De hecho, para no alterar el microclima ni las condiciones de temperatura y humedad de la sala, aquí jamás se ha empleado la electricidad, ni siquiera una vela, y solo se puede entrar en grupos reducidos y siempre bajo la atenta mirada de su vigilante. Pude contemplarla solo un par de minutos, pero te aseguro que el fue el momento más fascinante que viví en Cesena. Sentí como nunca el peso de la historia sobre mis hombros. La tímida luz de la mañana entrando por los ventanales, el silencio, los manuscritos reposando en el mismo lugar que fueron dejados… Casi 600 años de historia frente a mí. Dos curiosidades más: fue la primera biblioteca pública de Italia y forma parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO. El precio de la entrada es de 5€ pero es una visita guiada.
Donde sí está permitido tomar fotografías es en el resto de dependencias que forman parte de esta biblioteca, como la Biblioteca Antica, donde se conservan cerca de 250.000 volúmenes, entre ellos 287 incunables y manuscritos que van del siglo XVI al siglo XIX.
La última parada que realizamos en Cesena nos llevó hasta el Teatro Alessandro Bonci (Piazza Mario Guidazzi). Se inauguró en 1846 y hoy está considerado uno de los mejores teatros de la región gracias a la perfección de su acústica.
Nota: Este post forma parte de mi viaje por la provincia de Forlì-Cesena durante el Buonvivere Blog Tour, organizado por la Settimana del Buon Vivere en colaboración con 21grammy.
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